jueves, 13 de junio de 2024

“Un mes de hondas

Por Yvon Attia

“Un mes de hondas”

El 26 de mayo de 2024 tuve una visión. Seguí viendo batallas feroces que parecían imposibles de ganar. El pueblo de Dios estaba siendo estirado más allá de sus capacidades. Muchos intentaban tomar represalias y contraatacar, pero no alcanzaban sus objetivos. Seguí escuchando la palabra: “Un mes de hondas”.

Vi a muchos soltando sus instrumentos de guerra y recibiendo una honda. Muchos no sabían cómo usarla, pensando que no tenía poder y que perdería su objetivo, por eso no la estaban usando. Esta no fue una elección fácil, porque primero había que balancear la honda en el aire o estirarla y tirar hacia atrás. Pero oí una voz que decía: “Toma tu honda, porque con ella ganarás esta batalla”.

Aquellos que la usaron se sorprendieron, porque cuando soltaron las piedras, descubrieron que esas piedras tenían un poder sobrenatural, mientras se lanzaban y golpeaban sus objetivos. Pero estirarla hacia atrás tenía un propósito: su objetivo era que llegaran más lejos y más rápido. Aquellos que obedecieron y usaron su honda dieron en el blanco. Así que este es un mes de estrategia.

Esas piedras en la honda son las palabras y las promesas de Dios sobre tu vida. Tu lengua es la honda que desata las promesas de Dios contra el enemigo.

Cómo funciona la honda

Haciendo referencia al relato bíblico de David y Goliat, cuando se estiró la honda en la mano de David, la energía se transfirió desde los músculos de David hacia las bandas de la honda. Después de que soltara la honda, la fuerza se transfirió a la piedra como energía de movimiento (energía cinética).

En la historia aprendemos que:

“Un famoso guerrero, oriundo de Gat, salió del campamento filisteo. Su nombre era Goliat, y tenía una estatura de casi tres metros. Llevaba en la cabeza un casco de bronce, y su coraza, que pesaba cincuenta y cinco kilos, también era de bronce, como lo eran las polainas que le protegían las piernas y la jabalina que llevaba al hombro” (1 Samuel 17:4–7).

El reto

1 Samuel 17:10–11: “‘Si es capaz de hacerme frente y matarme, nosotros les serviremos a ustedes; pero si yo lo venzo y lo mato, ustedes serán nuestros esclavos y nos servirán’. Dijo además el filisteo: ‘¡Yo desafío hoy al ejército de Israel! ¡Elijan a un hombre que pelee conmigo!’”.

1 Samuel 17:32–40: “Algunos que oyeron lo que había dicho David, se lo contaron a Saúl, y éste mandó a llamarlo. Entonces David le dijo a Saúl: ‘¡Nadie tiene por qué desanimarse a causa de este filisteo! Yo mismo iré a pelear contra él’. ‘¡Cómo vas a pelear tú solo contra este filisteo!’, replicó Saúl. ‘No eres más que un muchacho, mientras que él ha sido un guerrero toda la vida’”.

“David le respondió: ‘A mí me toca cuidar el rebaño de mi padre. Cuando un león o un oso viene y se lleva una oveja del rebaño, yo lo persigo y lo golpeo hasta que suelta la presa. Y si el animal me ataca, lo sigo golpeando hasta matarlo. Si este siervo de su Majestad ha matado leones y osos, lo mismo puede hacer con ese filisteo pagano, porque está desafiando al ejército del Dios viviente. El Señor, que me libró de las garras del león y del oso, también me librará del poder de ese filisteo’.

“‘Anda, pues’, dijo Saúl, ‘y que el Señor te acompañe. Luego Saúl vistió a David con su uniforme de campaña. Le entregó también un casco de bronce y le puso una coraza. David se ciñó la espada sobre la armadura e intentó caminar, pero no pudo porque no estaba acostumbrado. ‘No puedo andar con todo esto’, le dijo a Saúl; ‘no estoy entrenado para ello. De modo que se quitó todo aquello’”.

1 Samuel 17:48-50: “Todos los que están aquí reconocerán que el Señor salva sin necesidad de espada ni de lanza. La batalla es del Señor, y Él los entregará a ustedes en nuestras manos. En cuanto el filisteo avanzó para acercarse a David y enfrentarse con él, también éste corrió rápidamente hacia la línea de batalla para hacerle frente. Metiendo la mano en su bolsa sacó una piedra, y con la honda se la lanzó al filisteo, hiriéndolo en la frente. Con la piedra incrustada entre ceja y ceja, el filisteo cayó de bruces al suelo”.

La honda fue un acto profético, pero David sabía que solo Dios traía la victoria. No era su fuerza humana, sino la fuerza de Dios. Escucho al Señor que dice: “Muchos de mi pueblo dirán: ‘Dios obtuvo una gran victoria’, otros dirán: ‘Solo Dios’”.

2 Corintios 1:8-9: “Hermanos, no queremos que desconozcan las aflicciones que sufrimos en la provincia de Asia. Estábamos tan agobiados bajo tanta presión, que hasta perdimos la esperanza de salir con vida: nos sentíamos como sentenciados a muerte. Pero eso sucedió para que no confiáramos en nosotros mismos sino en Dios, que resucita a los muertos”.

Jueces 20:16: “Entre todos ellos había setecientos soldados escogidos que eran zurdos, todos ellos capaces de lanzar con la honda una piedra contra un cabello, sin errar”.

2 Corintios 10:4-5: “Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo”.

Unas palabras para junio: te entregaron la honda divina

“Estás entrando en una temporada donde empezarás a ver que te entregan la honda divina. Recíbela y úsala contra todas las estrategias del enemigo, porque yo te entregué la victoria. Estás entrando en un tiempo en el que despertarás y descubrirás que el mal que estuvo destruyendo tu vida, se fue sin ninguna explicación razonable”.

“No te sorprendas. Mi honda lleva Mi poder, Mi energía de movimiento que se libera para eliminar el mal. No falla en su objetivo, incluso si ese objetivo es un cabello. Este es un mes donde, a pesar de la batalla, te sentirás animado y gritarás: ‘Señor, ¿cómo hiciste esto?’”

“Y esta será mi respuesta: ‘Pude oír estas amenazas y extendí mis manos para hacer señales milagrosas en el nombre de mi Hijo Jesús. Extendí Mi honda hasta su objetivo y no fallé. Mi palabra y mis promesas que salen de mi boca como una honda, saldrán para lograr su objetivo, y no volverán vacías”.

“He visto la batalla y oí sus palabras que desafían Mi nombre. He visto cómo te sientes y que parece que estás siendo empujado hacia atrás. Puede parecer que estás a la defensiva, estirado más allá de tu capacidad de resistencia, pero hoy te digo: ‘Vas más rápido y más lejos, como las piedras en la honda de David. Estás cargado con Mi poder, con Mi fuerza y con Mi energía para derribar a un gigante’”.

Mi palabra en mi boca es como mi palabra en tu boca

“Este no es el momento para rehuir y jugar el juego defensivo. Saca tu honda y úsala, porque Yo, el Señor tu Dios, te entregué mi victoria”.

“No serás tú quien use esa honda. No será tu poder, sino el Mío, desatado para derribar toda fortaleza, toda limitación, toda oposición y todo lo que te detenga”.

“Porque Yo soy un ‘hondero’, y estoy levantando a Mi ejército de honderos que entienden que sus armas de guerra no son humanas. Están sobrenaturalmente cargadas por Mi poder para derribar todo obstáculo arrogante que se les presente y eliminar todo obstáculo que les impida ver Mi gloria”.

“Estoy tocando sus lenguas y llenándolas de poder para desatar Mi Palabra y verla saliendo para dar en el blanco. Prepárate para ver cómo los muros caen y se derrumban, como las murallas de Jericó. Prepárate para correr, correr y correr, porque ordené tu libertad y destruí lo que te detiene”.

“Este es un mes de celebración, donde celebrarán Mi gran victoria. Porque les profetizo que vencerán la más grande de las batallas, usando las armas más sencillas. Verás caer a Goliat con su espada, su lanza y su jabalina, mientras tú prosperas y ves mi gloria”.

“Porque esta es mi promesa para ustedes: Todo instrumento que venga en su contra no prosperará y juzgarán toda lengua que los acuse, porque están entrando en la herencia del Señor. Porque mi palabra en mi boca es como mi palabra en sus bocas”.

Yvon Attia

(www.elijahlist.com)

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