Por Mornay Johnson
Las pocas veces que fui a un quiropráctico han sido interesantes, por decir algo. Entregarse en las manos de alguien que lo va a estirar, torcer, comprimir y doblar, todo por causa de su bienestar, es una experiencia aterradora. No sé de usted, pero los “crujidos” prefiero reservarlos para mi desayuno. Sin más remedio, encontré mi cuerpo de dos metros retorcido como un pretzel, como si estuviera compitiendo para un torneo mundial de contorsionistas.
Aunque por momentos fue inconveniente, doloroso e intimidante, especialmente cuando torció mi cuello sin previo aviso, siempre salí sintiéndome más flexible, mejor alineado y con menos dolor. Obviamente, este no es un aviso para que vaya al quiropráctico, pero pinta una imagen que se puede corresponder con nuestra vida espiritual. En primer lugar, acostarse en esa camilla para que lo ajusten requiere una cuota de fe. Mencioné el ajuste del cuello. Si la persona que lo realiza no sabe qué está haciendo, puede marcar la diferencia entre el alivio y el incremento del dolor. Se requiere un nivel de fe para permitir que alguien haga estas correcciones.
Dios está edificando su momentum
Asimismo, permitir que alguien nos ubique en el torno del Alfarero requiere fe. ¿Qué ocurriría si nos tuerce de una manera que no nos gusta? ¿Qué ocurriría si nuestra vida se retuerce y luego parece un pretzel? ¿Qué ocurriría si comenzamos a oír crujidos? ¿Y si duele? Podemos hacernos toda clase de preguntas válidas. Sin embargo, la realidad es que fuimos llamados a vivir por fe (Habacuc 2:4 y Hebreos 10:38). Eso significa que confiamos enfáticamente en Dios por cada detalle de nuestra vida. Si alguna vez hubo un tiempo donde a la Iglesia se le requirió tener un grado importante de fe es ahora. No podemos permitir que nos gobierne el tsunami de injusticias y depravación moral que está inundando nuestra sociedad. No podemos sostener el río de evidencias circunstanciales de maldad que están llenando nuestra nación para dictar nuestro sistema de creencias. Esta es la hora para que la Iglesia se levante sobre lo que se ve con los ojos desnudos.
Recostarse implica adquirir la visión de una dimensión espiritual que trasciende todo lo visible, para recibir una perspectiva celestial de nuestra ubicación, provisión y poder. Si la Iglesia va a crecer en este tiempo, es porque atrapó su status celestial. ¡Esto requiere fe! En el pasaje de Lucas 18:8, el Señor preguntó: “… cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?”. Esto nos lleva a un segundo paralelo. El procedimiento parece contradecir el eventual alineamiento. En otras palabras, para ser alineado primero debe ser retorcido. Cuando Dios está ocupado ajustándonos o corrigiéndonos, nuestra vida se ve como si estuviera anudada. Fácilmente puede parecer contrario a la alineación que buscamos desesperadamente. Probablemente escuchó hablar sobre la analogía de la flecha disparada desde un arco. ¿En qué dirección se mueve la flecha en primer lugar? ¡Hacia atrás! Como puede ver, para que la flecha salga disparada hacia adelante, primero debe retroceder. ¿Por qué? ¡Para adquirir su momentum!
Muchas veces parece que nuestra vida va hacia atrás, en la dirección opuesta hacia donde Dios nos ha llamado. Tome ánimo, porque Dios está edificando el momentum en su vida. Dios está tensando el arco para lanzarlo con un gran impulso. Cuando lo suelte, como ya tiene el ímpetu necesario, no habrá resistencia demoníaca o vaso humano que pueda oponerse a la fuerza con la cual fue disparado. No se desviará a derecha o izquierda, volará directamente hacia adelante para alcanzar la marca para la cual fue destinado y la golpeará en el centro (Isaías 45:2). Está llamado para dar en el blanco en cada asignación para la cual fue lanzando.
Entrelazados
La meta final de los ajustes es el alineamiento. La metodología detrás del campo de la quiropraxia es que cuando se produce un alineamiento, la presión se alivia, la sangre fluye sin problemas y mejora el funcionamiento de los nervios, los cartílagos, etc, para sostener un desempeño corporal óptimo. El alineamiento es vital para el funcionamiento natural de nuestro cuerpo. El pasaje de Efesios 4:15-16 dice: “Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo. Por su acción todo el cuerpo crece y se edifica en amor, sostenido y ajustado por todos los ligamentos, según la actividad propia de cada miembro”. Aquí el apóstol Pablo usa la analogía del cuerpo humano para describir el Cuerpo de Cristo… la Iglesia.
Note que el funcionamiento pleno del Cuerpo sólo se puede alcanzar cuando cada parte individual está unida correctamente a las demás. La palabra “entretejido” se asocia más con los guantes que tejían las abuelas en invierno, pero también tiene otros significados: “encajar juntos, unidos con seguridad, estar unido con seguridad o reparados por estar muy juntos (como en un hueso fracturado)”. Todas estas definiciones implican que existe un orden de alineamiento específico. No puede tener un ensamble masivo de huesos azarosamente conectados a su voluntad y esperar que el cuerpo funcione correctamente. No, cada hueso tiene un lugar específico donde tendrá consonancia. Se espera que la Iglesia tenga un diseño brillante y adornado por individuos conectados intrincadamente, pero cada uno en su justo lugar.
Dios nos está alineando
En el pasaje de Ezequiel 37, el profeta fue llevado a un valle lleno de huesos secos. Dios le ordenó que comenzara a realizar una serie de declaraciones proféticas y cada una tuvo consecuencias inmediatas. En primer lugar, su decreto profético produjo que los huesos desparramados se unieran (verso 7). Luego los tendones y la carne aparecieron sobre ellos (verso 8). Luego la piel cubrió el cuerpo (verso 8). Su profecía final resultó en el aliento divino entrando en estos cuerpos recién formados (verso 10). Las Escrituras registran que luego que el aliento de vida entrara en ellos, “… los huesos revivieron y se pusieron de pie. ¡Era un ejército numeroso!” (verso 10).
Como ocurre en toda las Escrituras, este paralelo profético se puede aplicar a Israel y a la Iglesia. Aquí se retrata a la gran Iglesia del fin de los tiempos que se levantará con el aliento (ruaj ha´kodesh) de Dios sobre ella y será un ejército poderoso. Sin embargo, note que todo comienza con huesos secos reuniéndose en su lugar apropiado. Esto se vuelve a substanciar en el pasaje de Joel 2:2: “Día de tinieblas y oscuridad, día de nubes y densos nubarrones. Como la aurora que se extiende sobre los montes, así avanza un pueblo fuerte y numeroso, pueblo como nunca lo hubo en la antigüedad ni lo habrá en las generaciones futuras”. Aquí habla sobre este mismo ejército poderoso del tiempo final.
Luego de leer estos versos sobre todo lo que se cumplirá, el principio del alineamiento se resalta una vez más como una calificación previa para sus grandes obras. El pasaje de Joel 2:7 dice: “Atacan como guerreros, escalan muros como soldados. Cada uno mantiene la marcha sin romper la formación”. Esto denota que cada soldado estará en su lugar adecuado, en otras palabras, correctamente alineado. La analogía del cuerpo que realiza el apóstol Pablo, los huesos secos de Ezequiel y el gran ejército del tiempo final de Joel, apuntan a un alineamiento apropiado en el Cuerpo de Cristo. El gran ejército del fin de los tiempos se levantará y desplegará las obras poderosas que se esperan de él (vea Daniel 11:32).
Dios está alineando su Cuerpo a nivel personal y corporativo. Está ubicando a su Esposa en la camilla del quiropráctico para que pueda hablar. Está reparando, reordenando, removiendo, reestructurando y reemplazando muchas cosas. ¿Quizá usted certifica? Algunas personas están viendo que sus relaciones están cambiando. Muchos en el terreno de los negocios tendrán que cambiar sus métodos y estrategias para adaptarlas a lo nuevo. Otros tendrán que entregar sus posesiones materiales. Para otros será un cambio en su sistema inadecuado de creencias. Para otros será abandonar viejos hábitos, recibir sanidad por las heridas de sus pasados y dejar ir las amarguras pasadas.
“Sí”, dice el Señor, “puede que ahora sea incómodo y sí, puede verse como que muchas cosas se retorcieran. Pero cuando termine, mi Iglesia estará en perfecto orden y alineada. Las cosas que parecieron crujir se enderezarán (ver Isaías 45:2). Las cosas que parecían dislocadas se alinearán instantáneamente. Cuando salgas de mi consultorio, sentirás que la gran pérdida y el dolor del tiempo pasado serán aliviados y comenzarás a ver que las cosas fluyen donde antes estuvieron detenidas”.
“A escala global, está ocurriendo un gran alineamiento entre los estados y las naciones alineadas con la nación de Israel y la visión judeo-cristiana, contra los que no la tienen. Aquellos que lo hagan comenzarán a ver los beneficios de semejante alineamiento, mientras los que se nieguen a hacerlo comenzarán a ver las consecuencias negativas por no alinearse correctamente conmigo”, dice el Señor. Este es el tiempo donde las líneas de división se están dibujando ante nuestros propios ojos. La polarización ha comenzado. Cuando sea completa, sólo quedarán dos grupos bien diferenciados de personas sobre la Tierra: “Los verdaderos hijos de la Luz y los hijos de las tinieblas”. No tema a la polarización, porque es una señal de los tiempos (el trigo versus la cizaña, las ovejas versus las cabras, etc).
Establecernos determinará nuestra provisión
El pasaje de Mateo 6:25-30 dice: “Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? ¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?”.
La clave para comprender la provisión que viene para los lirios y los pájaros está fundamentada en su ubicación. Sería absurdo ver un pájaro fijo con su pico en el barro o un lirio volando por el aire. La provisión razonable vino respectivamente sobre cada uno porque estaban funcionando donde se esperaba que funcionaran. El principio clave de la provisión es este: “La ubicación determina nuestra provisión”. Cuando estamos ubicados (alineados) donde se supone que deberíamos estar, la provisión fluirá automáticamente hacia nosotros.
Entonces, el componente clave de esta nueva alineación es la provisión. Dios quiere enviarle su provisión sobrenatural al Cuerpo, pero para hacerlo necesita que esté alienado apropiadamente. Este alineamiento puede tomar varias formas y es único para cada individuo. Sin embargo, un alineamiento común es garantizar vocacionalmente que estamos operando en nuestro monte correcto dentro de la sociedad. Todos conocemos la analogía de las siete esferas o montes en la sociedad: “Las artes y el entretenimiento, los negocios, la educación, la familia, el gobierno, los medios de comunicación y la religión o la Iglesia”.
Dios está cambiando a muchos santos de un monte de la sociedad hacia otro, basado en su llamado y destino individual. Muchos estuvieron operando en una esfera incorrecta y se preguntan por qué la provisión no les ha llegado. Son como el lirio tratando de volar por el aire. Es frustrante porque en lo profundo saben que no están en el lugar correcto. El Señor está diciendo: “No funcionarás nunca más en el lugar donde no te establecí. Abraza este cambio porque te posicionará mejor para recibir tu provisión demorada y retenida. Esto destapará el canal para que las bendiciones comiencen a fluir. La Iglesia a nivel colectivo también está cambiando en su rol. Se está moviendo de ser el ejemplo de una ‘iglesia incorporada’ a ser el catalizador de mi Reino. Ahora se transformará en el conducto a través del cual el Reino de los Cielos se desplegará. Aquellos que tomaron el tiempo y me permitieron cambiarlos y alinearlos personalmente, serán parte de este nuevo mover corporativo que está naciendo en este tiempo”, dice el Señor.
“Comenzarás a verme manifestándome a través de tu vida de maneras como nunca soñaste. ¿No dije que lo haría de una manera que excede cualquier cosa que soñaste o imaginaste? Este es el tiempo para la manifestación de mi gloria a través de tu vida. El cambio ya tuvo lugar en la realidad celestial y se está manifestando en la Tierra a través de tu vida. Todos verán y conocerán que estás alineado conmigo”, dice el Señor.
Mornay Johnson