martes, 24 de noviembre de 2009

“Ungidos para impactar: La fuerza abrumadora de la Unción de rompimiento”

Por Keith Miller

clip_image002Mientras oraba una mañana, sentí que el Señor me guiaba a compartir sobre la Unción de rompimiento: “de qué se trata, cómo incrementar esa unción que viene y alentarlo a usted a prepararse para ese momento”. Por ahora quiero establecer un fundamento en la preparación para un estudio futuro y un examen profundo de lo que el Señor compartió conmigo acerca de esto.

El fluir de esta Unción de rompimiento que viene se manifestará a través del Cuerpo de Cristo, fluyendo a través de las personas, las familias, los grupos celulares, las congregaciones y en eventos locales, regionales, nacionales e internacionales.

La Unción de rompimiento es poderosa. Dondequiera que se manifiesta, pude ver al Señor moviéndose con poder, particularmente en los últimos catorce años y con mucha más intensidad desde el año pasado. Podemos estar en una reunión donde fluye esta unción para ver, sentir y experimentar un cambio en la atmósfera del salón, una ciudad o una región. Tuvimos un seminario de cuatro días la semana pasada debido a la gran manifestación de la presencia y el fuego del Señor.

Cuando se manifiesta la Unción de rompimiento, siempre dejará una impresión. Es como un fuego salvaje que no se puede apagar, cubriendo y transformando toda la tierra. Pude ver congregaciones accediendo a grandes esferas de efectividad, conforme a los planes que Dios tenía para ellos. La gente es impactada poderosamente, mientras sus vidas son restauradas y transformadas.

¿Cuánto anhela ver un crecimiento como ese? Creo que estamos comenzando a ver esto ahora y veremos un gran aumento de esta realidad y fluir del Espíritu Santo. ¡El Rey de gloria abrirá puertas que estuvieron cerradas por mucho tiempo y comenzarán a ocurrir cosas poderosas!

Gran osadía

A menudo, mientras me subo al púlpito, me envuelve un fuego santo y poderoso, soltándose una realidad poderosa de la fuerza y el poder del Señor. El fuego de su presencia abraza la atmósfera (sin importar si es dura o impenetrable), moviéndose y llenando de poder a la gente de una manera extraordinaria y fresca, quitando de sus vidas todo temor, duda, incredulidad, stress, actitudes negativas, temor y cualquier otra cosa que los mantiene atados; experimentando una gran liberación. Con mucha frecuencia oigo gritos guturales tremendos que surgen desde la profundidad del corazón de la gente. El murmullo se transforma en un rugido, mientras el León de Judá se manifiesta desde su interior.

Esta unción del Espíritu Santo te llevará desde la debilidad a la osadía y se origina en lo más profundo de su ser. Es un temor asombroso ver al Señor llenando de poder a su pueblo con su fortaleza santa, ¡liberando la osadía para creer que lo imposible es posible!

La Unción nos introduce en la Gloria

Literalmente, la unción es la atmósfera de “sea en la tierra, así como en el Cielo”, atravesando la atmósfera natural e introduciéndonos literalmente en el poder y la gloria del Señor. ¡Atraviesa y produce cosas inesperadas! Repentinamente, se abren los cielos llenando a la gente y los lugares con la gloria del Señor, levantándose toda restricción y alcanzando mucho para el Reino.

La realidad de la gloria se establece en la profundidad como una estaca plantada con firmeza, modificando todo para traer mucho fruto y apertura en nuevos niveles de destino, mientras los mandatos del Cielo comienzan a manifestarse en y a través de la gente, las reuniones, congregaciones, eventos y aún ciudades y regiones.

En esta atmósfera de cielos abiertos, como resultado de la unción de rompimiento del Espíritu Santo, ¡se manifiestan con locura las señales, maravillas, milagros, sanidades y salvaciones! Sólo puedo describirla como el aire literalmente saturado de su presencia, mientras ocurre todo esto. El Reino de Dios inunda lo natural cuando el Rey irrumpe a través de las puertas para un mayor impacto.

Unción para impactar

El impacto ocurre cuando hay dos cosas que chocan. Cuando oramos, pedimos que el Reino impacte lo natural. Un buen ejemplo espiritual es este: Cuando alguien ora por otro sobre una situación en particular para que se manifieste la unción, se suelta este gran poder del precioso Espíritu Santo para destruir todo yugo y remover toda carga. La unción, la sustancia tangible del poder de la presencia del Espíritu Santo, impacta a la persona por quien se está orando en el área donde necesita una apertura.

Donde se necesite una sanidad, donde haya un yugo, una opresión, un corazón quebrantado, un gran obstáculo o cualquier otra cosa por la cual estemos orando para nosotros o por otros, viene el impacto. La unción del Señor, el poder sobrenatural y la presencia del Espíritu Santo, se manifiesta para producir resultados tremendos. Si la unción fluye y viene sobre su vida, puede quebrar y abrir la atmósfera sobre su vida para restaurar y sanar a toda su familia. Imagínese esta unción descendiendo en una reunión o una cruzada, inundando los lugares de reunión o aún los estadios para quebrar atmósferas y traer un impacto a gran escala. ¡Llevémoslo hacia otro nivel para ver el mismo mover sobre una ciudad o una región!

¿Puede imaginarlo?

¿Puede imaginar una gran irrupción de la gloria del Señor para provocar un avivamiento en su familia, su ciudad o su región? El Abridor mismo quebrando todo para provocar una transformación que puede hacer que todas las cosas sean posibles… ¡todas! Prepárese para subir al monte, trepando hacia alturas mayores y cubrir más terreno para el Reino de lo que jamás pensó. ¡El Abridor está a punto de quebrar las puertas de la ciudad para que puedan ocurrir cosas tremendas para la gloria del Señor!

Espere el resurgimiento de los pozos

Se abren antiguos pozos olvidados por mucho tiempo, imposibles de alcanzar o secos. ¡Imagine esos pozos volviendo a dar, fluyendo y derramando salvación en abundancia para las multitudes!

“¡Destilen, cielos, desde lo alto! ¡Nubes, hagan llover justicia! ¡Que se abra la tierra de par en par! ¡Que brote la salvación! ¡Que crezca con ella la justicia! Yo, el Señor, lo he creado” (Isaías 45:8).

Puertas dobles y sendas derechas

Cuando la unción vino sobre Ciro (Isaías 45), el Señor sometió naciones ante él, despojó la armadura de los reyes y abrió ante él las puertas dobles de tal manera que nunca se volvieron a cerrar. Dios enderezó los lugares torcidos. ¡Destrozó las puertas de bronce y cortó los barrotes de hierro!

¿Hay lugares torcidos en su vida que necesitan enderezarse? La unción endereza sus caminos. ¿Hay obstáculos que parecen insuperables que le impidan alcanzar aquello que Dios le ordenó? ¡Dios irrumpirá y quebrará las puertas de bronce! ¿Se encuentra aprisionado entre barrotes de hierro? ¡Dios los cortará! Prepárese. ¿Sabe qué más ocurrirá? Él nos dará los tesoros muy guardados y las riquezas ocultas en lugares secretos (Isaías 45:1-3). Todo esto ocurrirá mientras se incrementa la unción en los días, semanas y meses por venir.

Teniendo un propósito

En el salmo de David sobre el Rey de gloria y su Reino (Salmo 24), hace una introducción como un énfasis donde todos aquellos que suban al monte del Señor o quienes permanezcan en su lugar santo, deben tener manos limpias y un corazón puro, sólo aquellos que se rindieron ante Dios.

Oiga, para prepararnos debemos ser un pueblo cuyas vidas tengan este propósito para poder permanecer en el lugar santo del Señor, ser una puerta abierta para que la presencia gloriosa se manifieste y a través de la cual el Rey de Gloria pueda entrar, abrir, derribar y partir. ¡Es el Señor fuerte y poderoso!

Cuando el Rey de Gloria atraviesa las puertas, es fuerte y poderoso. Cuando estamos en la presencia del Rey Poderoso, rendimos honor, gloria y poder a su Nombre; la gloria desata una dimensión de honor y justicia.

Manifestación de fuerza y poder

Fuerza y poder son dos atributos que inundan la atmósfera en su presencia. Fuerza y poder se sueltan profundamente en los corazones del pueblo de Dios, esa gente tiene la fuerza para despojarse de sus cargas y creer de una manera sobrenatural que lo imposible es posible. Esta fuerza del Señor nos establece en este nivel: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

¡Qué asombroso es ver la gloria del Rey inundando un lugar y ser testigos de la manifestación de su celo santo que transforma las almas abatidas en poderosas! El poder y la fuerza vienen cuando entramos en su presencia, donde los poderosos adoran así: “Tributen al Señor, seres celestiales, tributen al Señor la gloria y el poder. Tributen al Señor la gloria que merece su nombre; póstrense ante el Señor en su santuario majestuoso” (Salmo 29:1-2).

¡En la atmósfera del Rey de reyes hay arrepentimiento! ¡Sí! El Espíritu de Verdad comienza a convencer al mundo de pecado, haciendo que las personas sean conscientes de justicia y juicio. ¡No es asombroso! ¡Qué responsabilidad! ¿Puede ver esto sobre su familia, ciudad o nación? Asistí a lugares donde hubo pequeños avivamientos donde la gente literalmente corría con desesperación hacia el altar para nacer de nuevo, muchas veces interrumpiendo el mensaje.

Manifestación del Espíritu de Verdad

Sumado a eso, el Espíritu de Verdad les revela toda verdad a los creyentes. En medio de esta atmósfera, los verdaderos creyentes que están atados por engaños u otras cosas, reciben una revelación del Espíritu que les muestra su condición real y surge un gran clamor desde lo más profundo de su ser, restableciéndolos en el camino correcto. Esto es por medio del Espíritu Santo, el Espíritu de Verdad que revela y remueve los velos de oscuridad.

Prepárese para ver más en los días por venir: arrepentimiento, salvaciones y sanidades masivas; olas y olas, pozos profundos, un avivamiento continuo de persona a persona, de familia a familia, de ciudad a ciudad y de nación a nación, mientras la atmósfera de su poder y fortaleza (su presencia) los transforma.

Avivamiento prolongado

Esta realidad de gloria literalmente puede permanecer sobre un lugar y sobre una persona que entró al edificio o al sitio donde se manifiesta la gloria de su presencia. El lugar llega a ser una zona santa donde ocurren cosas asombrosas en la realidad de la gloria manifiesta. ¡Yo lo vi ocurrir! ¡Recuerde que el que atraviesa las puertas es el Rey de gloria!

En esta realidad, el dominio y la santidad de su presencia se intensifican porque Él reina en la gloria. Todo lo que no es del Reino, se debe inclinar ante el Nombre que es sobre todo nombre. Una atmósfera como esa es como una explosión sónica en el espíritu mientras su gloria se intensifica y llega a ser como una gran ola o como una piedra que se arroja al agua, donde las ondas se propagan continuamente en todas direcciones. Cuando estamos en la gloria, en su preciosa presencia, podemos oír el trueno poderoso de su manifestación.

Según el avivamiento de David en el Salmo 29, “la voz del Señor está sobre las aguas; resuena el trueno del Dios de la gloria; el Señor está sobre las aguas impetuosas”. Su voz es “poderosa” y “llena de majestad”. David describe a Dios como “quebrando los cedros”; sí, partiendo los “cedros del Líbano”. Él “sacude el desierto”, “desnuda los bosques” y hace “dar a luz al ciervo”. ¡Gloria!

Salmo del avivamiento de David:

“Tributen al Señor, seres celestiales, tributen al Señor la gloria y el poder. Tributen al Señor la gloria que merece su nombre; póstrense ante el Señor en su santuario majestuoso. La voz del Señor está sobre las aguas; resuena el trueno del Dios de la gloria; el Señor está sobre las aguas impetuosas. La voz del Señor resuena potente; la voz del Señor resuena majestuosa. La voz del Señor desgaja los cedros, desgaja el Señor los cedros del Líbano; hace que el Líbano salte como becerro y que el Hermón salte cual toro salvaje. La voz del Señor lanza ráfagas de fuego; la voz del Señor sacude al desierto; el Señor sacude al desierto de Cades. La voz del Señor retuerce los robles y deja desnudos los bosques; en su templo todos gritan: ¡Gloria! El Señor tiene su trono sobre las lluvias; el Señor reina por siempre. El Señor fortalece a su pueblo; el Señor bendice a su pueblo con la paz” (Salmo 29).

El avivamiento en la Gloria tiene que ver con muchas cosas, como se ve en este Salmo. Note que cuando viene el avivamiento hay apertura, sacudimientos, fuegos y nacimientos que traen paz y fortaleza. Los que están en la atmósfera de su presencia, experimentan fortaleza y paz. ¡A Él sea la Gloria!

Miqueas 2:13 dice:

“El que abre brecha marchará al frente y también ellos se abrirán camino; atravesarán la puerta y se irán, mientras su rey avanza al frente, mientras el Señor va a la cabeza”.

¡Su rey pasará ante ellos con el Señor a la cabeza! Esto es asombroso. El Señor es el Abridor que abre la puerta para que podamos entrar a nuestro avivamiento. Sí, para que podamos avanzar hacia nuestro avivamiento. Es importante avanzar, especialmente en los días por venir.

“¡Pasen, pasen por las puertas! Preparen el camino para el pueblo. ¡Construyan la carretera! ¡Quítenle todas las piedras! ¡Desplieguen sobre los pueblos la bandera!” (Isaías 62:10).

Aunque este pasaje hace una referencia directa a la liberación de los judíos de Babilonia, también se relaciona con la gran redención que trajo Jesucristo y la proclamación de gracia y libertad por medio de Él.

Cuando atraviesa la puerta que abrió el Abridor, establece un rumbo para que las tropas lo sigan, levantando el estandarte de Jesús como una señal a seguir, ¡Aleluya! Dios abre las puertas, estableciendo un camino para la salvación de las multitudes. Todas las dificultades se removerán y cualquier cosa que obstruya su camino, será removida. Él abrió las puertas de Babilonia y las mantuvo así para que las multitudes tuvieran libertad de atravesarlas; allanando el camino desde Babilonia hasta la Tierra Prometida.

Las piedras se reunirán desde los lugares desérticos y escabrosos, ubicándose en lugares convenientes para guiar, dirigir y alentar. El que abre irá ante ellos y pasarán a través de las puertas. El rey pasará ante ellos con el Señor a la cabeza.

Recuerde que cuando Él va delante de nosotros abriendo las puertas, se sueltan los tesoros de las tinieblas y las riquezas de los lugares secretos (Isaías 45). Esto tiene un impacto profundo en ciudades y regiones enteras. Cuando el que abre va delante de nosotros, los lugares torcidos se enderezan y se liberan las cosas que estaban atrapadas por las tinieblas.

El avivamiento repentino trae una fuerza sobrecogedora

Espere un avivamiento rápido y repentino. Cuando David fue a Baal Perazim y enfrentó a los Filisteos dijo: “El Señor ha abierto brechas a mi paso entre mis enemigos, así como se abren brechas en el agua” (2 Samuel 5:20). Note que el Señor se adelantó para atacar primero a sus enemigos.

¿Cómo se ve una brecha en el agua? ¡Imagínese un dique abierto por completo! Imagine una gran pared de agua irrumpiendo y fluyendo sobre todas las cosas. Imagine los ríos de agua quebrando los bancos, inundando la tierra y dando vuelta todo a su paso.

David derrotó a los filisteos con una fuerza abrumadora, como una brecha de agua. Los filisteos corrieron, dejando detrás de sí sus imágenes y los ídolos que creían que los iban a defender para ayudarlos a derrotar a los israelitas. David y sus hombres poderosos cargaron estos ídolos filisteos (verso 21).

Imagine qué le ocurrirá al enemigo cuando viene un avivamiento, cuando el Señor va delante de usted con una fuerza abrumadora.

Dirección divina y sabiduría

Se manifestará la multiforme sabiduría de Dios. La sabiduría está en las puertas. Cuando David inquirió al Señor sobre lo que debía hacer luego de su primera victoria, recibió directivas claras: “Pero los filisteos volvieron a avanzar contra David, y desplegaron sus fuerzas en el valle de Refayin, así que David volvió a consultar al Señor. No los ataques todavía, le respondió el Señor; rodéalos hasta llegar a los árboles de bálsamo y entonces atácalos por la retaguardia. Tan pronto como oigas un ruido como de pasos sobre las copas de los árboles, lánzate al ataque, pues eso quiere decir que el Señor va al frente de ti para derrotar al ejército filisteo. Así lo hizo David, tal como el Señor se lo había ordenado y derrotó a los filisteos desde Gabaón hasta Guézer” (2 Samuel 5:22-25).

Aquí vemos la multiforme manifestación de la sabiduría de Dios haciendo famoso a su pueblo ante “… los poderes y autoridades en las regiones celestiales” (Efesios 3:10). Cuán asombroso es saber que Dios rompe las puertas delante de nosotros para derrotar al enemigo. David esperó que el Señor atacara primero el campo del enemigo, conforme a su plan.

En una atmósfera de avivamiento, todo lo del Señor se intensifica y amplifica. ¡Todo se incrementa porque vino el avivamiento! Espere el nuevo nivel de ministerio, dones, señales, unción, maravillas, sanidades, milagros, finanzas, sabiduría, revelación, entendimiento y destino en su vida. Espere más fruto y más impacto para el Reino.

Administre su avivamiento

Cuando enfrente un avivamiento, adminístrelo con un corazón humilde, con pureza y gratitud, dándole siempre la gloria a Dios y verá una ola tras otra que lo llevará hacia nuevas esferas de influencia y efectividad para el Reino.

No se puede controlar un avivamiento o decirle a Dios cuándo lo quiere recibir o cómo lo quiere hacer, simplemente viene cuando Él quiere que así sea. ¡No podemos promoverlo ni hacer que suceda, porque sólo Él lo desata! Si es líder de algún ministerio, el avivamiento quizá no ocurra este domingo o el mes que viene, pero debe estar listo porque vendrá y será repentinamente. Dios puede irrumpir a través de las puertas durante un tiempo de alabanza, oración, un decreto profético, un mensaje de la Palabra, por medio de un acto poderoso o simplemente porque sí. ¡Prepárese! Yo lo experimenté y sé cómo es.

Muchas veces mientras me puse de pie en el púlpito o en una tarima, sentí el encuentro con esa presencia terrible del Señor que chocaba conmigo. Repentinamente, me invadió una osadía santa que no estaba allí antes y mis huesos se encendieron en fuego. Mientras esta realidad poderosa del dominio del Reino se establecía e irrumpía en la atmósfera, repentinamente comencé a fluir con Él y pude ver cómo las cosas imposibles comenzaban a ocurrir.

¡Qué hermoso es cuando la unción permanece día tras día, semana tras semana y más! ¡Qué impacto! Se produce el efecto de una onda expansiva gloriosa. Vimos que esto ocurrió en las generaciones pasadas con algunos de los hombres y mujeres de Dios más grandes que hicieron historia con Él. Algunos de estos avivamientos perduraron muchos años.

Amigos, esto vuelve una vez más, donde veremos al Cuerpo de Cristo fluir continuamente, estableciendo y sosteniendo avivamientos para cambios masivos, viviendo la realidad de Hechos 19:20 como ocurrió con Pablo. Sí, ¡experimentaremos las explosiones del Reino, por lo cual la Palabra del Señor crecerá poderosamente y prevalecerá! Veremos el temor del Señor cayendo sobre multitudes y “al Nombre de Jesucristo magnificado” (Hechos 19:17-20.)

¿Quiere una brecha de agua que arroje lejos a sus enemigos? ¿Necesita sabiduría y dirección? ¿Quiere llevar a su ministerio más allá de un par de mega impactos? ¿Existen puertas de bronce, barrotes de hierro o un terreno duro e impenetrable que impide un avivamiento en todas las áreas de su vida: financiera, espiritual o en liberaciones y sanidades? ¿Tiene un corazón para las almas pero nunca vio una cosecha? ¿Tiene escaso fruto? ¿Le gustaría recibir racimos de uvas tan grandes que necesitaría dos personas para levantarlos? (Números 13:23)

Prepárese para ver esta realidad de la unción gloriosa de rompimiento irrumpiendo para traer una nueva atmósfera. Debe estar listo a las puertas con manos limpias y un corazón puro, entregado a Aquel que está por traer una mega transformación e incremento. Cuando choque con Él, lo fortalecerá en el poder de su fuerza, con una fuerza abrumadora para un mega avivamiento y un impacto mayor para el Reino.

Hay más sobre la Unción de rompimiento y estoy muy excitado por compartirlo con usted, como el Señor me guíe a hacerlo.

Bendiciones,

Keith y Janet Miller

lunes, 16 de noviembre de 2009

“Profecía: ¡Ven y ve… la ayuda ya está aquí!”

Por Chuck D. Pierce

clip_image002Recientemente tuvimos un gran servicio en nuestro ministerio. Cuando Joe Askins estaba hablando, el Señor me mostró cómo podíamos ayudar a la gente durante el mes de Acción de Gracias. Mi mensaje fue: “¡Ven y ve!”. La profecía a continuación lo alentará. También lea el pasaje de 2 Reyes 4.

Profecía: ¡Ven y ve!

“¡Te estoy empujando hacia arriba y más allá de ti! Estuviste demasiado internalizado. Estás limitando tu visión cuando miras demasiado hacia adentro. Te estoy mostrando cómo los cielos se regocijan en Mí. Te estoy empujando hacia arriba, fuera de lo que ves, mostrándote cómo los cielos se regocijan en Mí. Ven y celebra con los Ejércitos del Cielo como nunca antes celebraste. Entra en el lugar de celebración. Si vienes a danzar con los Ejércitos del Cielo y entras conmigo, el majestuoso Dios de las estrellas, puedo hacer que las guerras de la tierra se vuelvan a alinear con el curso majestuoso que tengo para todas las naciones de la tierra”.

“¡Levántate! ¡Levántate! Pude ver las estrellas que volaban sobre la nación de Estados Unidos. Cantas sobre las estrellas, pero ven y danza con ellas. Cantas sobre tu patriotismo, pero ven al lugar de la libertad donde estarás seguro conmigo. ¡Mírame! ¡Mírame!”.

“Te mantuviste esperando y atendiendo a las ovejas que cuidabas en los campos donde estás esperando, pero te sorprenderán las estrellas y la expresión de los cielos. ¡No temas! Sube a ese lugar donde se está formando el anuncio y me acercaré a ti en el terreno donde estás anhelando una apertura. Tus ojos se oscurecieron mirando la cosecha en tu terreno. Te familiarizaste con tu entorno. Levántate y renueva tus ojos para la cosecha”.

“Soy el Dios de la Cosecha. Si vieras la cosecha como Yo la veo en este nuevo tiempo, entrarás en cada tiempo de cosecha con una expectativa renovada. Ven donde puedas oír los sonidos de los frutos cuajando para la siguiente temporada. La cosecha y el sonido de los frutos cuajando ya comenzaron a ocurrir en los cielos”.

“Levántate y oirás los sonidos de los frutos que están apareciendo para ti. Levántate y serás capaz de ver el lugar del terreno donde está ocurriendo la apertura. Levántate donde las campanas de cambio ya están sonando. Levántate y oirás el sonido de los cambios antes que estos cambios reorienten tu camino. Levántate y serás mi agente de cambio en la tierra”.

“Déjame armar tus maletas y mostrarte qué llevar para la próxima temporada”

“Levántate y oirás dónde están cambiando las naciones. No serás confundido sobre cuáles son las naciones que estoy viendo. Tengo una herencia de las naciones. En tu visión, crees que tu nación es la que lidera el cambio. Levántate y verás las naciones en las cuales estoy realizando un cambio que producirá un efecto dominó en Mi herencia”.

“Antes de formarte, te conocí. Mientras te formaba en el vientre, te hice capaz de levantarte y mirarme. Conoce que te formé para ir delante de los cambios de la tierra. ¡Levántate! Ya te santifiqué. En tu lucha por ser puro, ven hacia mi pureza y oirás. Dirás, ‘Ahora puedo guiar naciones en el conocimiento de la gracia y la pureza de Dios’”.

“Permíteme armar tus maletas y mostrarte qué empacar para la próxima estación. Levántate, porque te llamé para liderar el cambio de esta estructura. Los cielos están cambiando. Ven hacia los cambios del Cielo. Puse mi Palabra profundo dentro de ti e hice que mi Palabra comience a formarte. Ven conmigo y comienza a entregar esa palabra en la realidad celestial para que en este día puedas correr delante del problema en la tierra”.

“¡Prepara tus ojos! Comenzarás a ver algunas cosas que aún no viste. Prepara tus ojos, porque comenzarás a verme. Tengo una cara y tengo manos. Tengo un corazón más grande que cualquier terreno. Miras las tierras y no ves mi corazón. No ves cómo Mi corazón late al ritmo del cambio para tu vida y tu tierra desde el Cielo”.

“Dirás, ‘Pero Señor, no puedo hablar porque no sé qué decir’. Si vienes conmigo, las palabras comenzarán a penetrar a través de tu piel y a través de tus emociones. Mi corazón es más grande de lo que imaginas. Si vienes y me miras cara a cara, comenzarás a ver y sentir Mi palabra comenzando a formarte a través de todo tu ser. Hablarás a tu familia. Les hablarás a las personas en la calle y cambiarán inmediatamente, porque cargarás la realidad del Cielo y hablarás el corazón del Cielo. Serás lleno y tu boca expresará una atmósfera en la que aún no caminas”.

Luego Anne Tate profetizó: “Mientras te levantas, danzarás con Mis palabras a tu alrededor. La revelación te rodeará y te levantará de tu estado de debilidad mental. Mis palabras te rodearán así como lo hacen con las estrellas. Porque Yo Soy el Dios de las estrellas. Mi boca hace que las estrellas mantengan su curso y cumplan Mi voluntad. Mientras asciendes en Mi, envío Mis palabras como una corona a tu alrededor. Danzarás con Mi palabra. Serás lleno con Mi palabra. Entregarás las cosas que oíste en esa atmósfera. Harás que ese portal y esa atmósfera se abran sobre todos los que te rodean. Mantente alerta y protege el portal que se está abriendo sobre ti”.

Bendiciones,

Chuck D. Pierce

“Oración para ser libre de las profundidades de maldad”

Por Paul Cox

clip_image002Padre, me arrepiento y renuncio por mí mismo y por mi línea familiar por todos los pecados que nos entramparon en las profundidades de maldad, el Seol, el hoyo, la trampa y el lazo que me mantuvieron atado e incapaz de cumplir el propósito de Dios en mi vida.

Padre, ten misericordia de mí, porque enfrenté mucho desprecio y ridículo. Señor, quiebro el desprecio y el ridículo que me llevaron al orgullo. Límpiame de la arrogancia y los caminos arrogantes que trajeron desprecio sobre mi vida.

Señor, perdóname por no perdonar a aquellos que vinieron en mi contra y me entramparon. Ahora elijo perdonar a aquellos que hablaron desprecio en mi contra y te los entrego.

Señor, en nombre de mí mismo y de mis antepasados, me arrepiento por quebrar los votos, pactos y promesas que hice contigo y con otros. Señor, aún cuando me arrepentí y me perdonaste, en tu misericordia; por favor, cancela estas promesas, votos y pactos. Señor, por favor libérame de toda consecuencia malvada o perversa por quebrar estos votos, promesas y pactos.

Señor, elijo cancelar y perdonar todos los votos, promesas y pactos quebrantados que otros hicieron conmigo y con los miembros de mi línea generacional. Confío en la Palabra que dice que Tú les pagarás. Ahora elijo perdonarlos libremente y los dejo ir.

Me arrepiento en mi nombre y por mi línea generacional, por todos aquellos que se olvidaron o se alejaron de Ti. También por todos aquellos que aún viendo tus obras maravillosas, fueron ingratos, quejándose en lugar de agradecerte por todo lo que hiciste. Señor, por favor quiebra estas consecuencias de mi vida y de mi línea generacional.

Me arrepiento y renuncio por todos en mi línea generacional que trataron de ascender sobre las estrellas o sobre Dios.

Me arrepiento por todo el temor generacional, especialmente por el temor al hombre y me arrepiento por todos aquellos que se escaparon del temor, haciéndolos caer en el hoyo.

Me arrepiento por todos en mi línea generacional que causaron conflictos, peleas o desunión, especialmente en el Cuerpo de Cristo.

Me arrepiento por mí mismo y por todos en mi línea generacional por el orgullo, la arrogancia, el fraude, la ira y la furia. Me arrepiento por todos en mi línea generacional que cayeron en adulterio, prostitución, inmoralidad, perversión sexual, derramando sangre inocente y por todos los asesinatos de inocentes. Me arrepiento por todos en mi línea familiar que usaron la seducción perversa, la incitación y la tentación para hacer descarriar a los justos.

Me arrepiento por todos aquellos que tuvieron labios impuros y no cuidaron las palabras de sus bocas.

Me arrepiento y renuncio en mi nombre y en el de mi familia por todos los que maldijeron a sus padres y madres.

Me arrepiento y renuncio por mí mismo y por mi línea familiar por el odio, el racismo y la esclavitud. Me arrepiento por poner a otros en profundidades de maldad al odiarlos, despreciarlos y discriminarlos por tener un color de piel, cultura, sexo o creencias diferentes. Señor, quiebra las consecuencias de estos pecados en mi familia y restaura el amor que va más allá de las ataduras raciales, culturales, económicas, de género y de diversidad.

Señor, por favor quiebra las consecuencias de estos pecados en mi vida y en mi línea familiar. Señor, sácame junto a mi lámpara de cualquier lugar secreto perverso de tinieblas profundas y de estar ante los ‘ojos perversos del león’.

Señor, por favor libérame de todo contrato perverso en el que yo o mis antepasados nos vimos involucrados y nos llevaron hacia un estado de pobreza. Oro para que redimas lo que el diablo me robó, restaura Tus riquezas y Tu gloria sobre mi vida.

Señor, me arrepiento y renuncio a todas las maldiciones generacionales que vinieron por buscar riquezas injustas. Señor, por favor llévame a buscar sólo Tus riquezas. Me arrepiento por mí mismo y por mi línea generacional por robarle a los pobres, estafar, engañar, practicar juegos de azar y usar la hechicería para obtener riquezas. Padre, me arrepiento por mí mismo y por mi línea generacional por codiciar riquezas, poder, conocimiento, títulos, posición, mantos y sabiduría de otras fuentes fuera de Ti.

Señor, renuncio y me arrepiento en mi nombre y en el de todos en mi línea familiar que perecieron por falta de conocimiento porque no te buscaron a Ti, Tu conocimiento y Tu sabiduría. También por todos aquellos que no buscaron Tu guía en sus caminos, negocios, trabajos, ministerios, familias y otros círculos de influencia. Por favor, saca a mi familia y a mi ministerio de toda profundidad perversa, hoyo, trampa o lazo. Por favor, restaura en mí todas las bendiciones y beneficios que quedaron atrapados en las profundidades de maldad por mi línea familiar.

Señor, declaro que el enemigo caerá en el lazo y la trampa que estableció para mí.

Señor, me arrepiento y renuncio por mí mismo y por todos en mi línea generacional que no caminaron en unidad spiritual, permitiendo la amargura, los celos y la envidia en medio de ellos, haciéndonos caer en lazos y trampas. Me arrepiento por todos aquellos que no guardaron a sus amigos, familias o al Cuerpo de Cristo, observándolos caer en profundidades de maldad.

Señor, en mi nombre y en el de mis antepasados, me arrepiento por mirar a otros con ojos malvados debido a la envidia y los celos, llevándolos hacia profundidades de maldad. Señor, por favor remuéveme y restaura todas las partes en mí que están en lugares perversos por haber visto con ojos de maldad.

Señor, en mi nombre y en el de mis antepasados, me arrepiento por toda la pasividad perversa que me llevó a ponerme de acuerdo con las acusaciones injustas, palabras maldicientes, limitaciones, murmuración y asesinato que fueron enviados en mi contra o contra mis posesiones. Señor, por favor desconéctame de todo eso y cancélalos. Señor, ahora elijo ponerme de acuerdo contigo y con tu percepción acerca de mí.

Señor, en Tu misericordia, quita toda obra perversa de mis manos.

Señor, me arrepiento y renuncio en mi nombre y en el de mi línea familiar por adorar ídolos, dioses ajenos y seres de las tinieblas, llevándome hacia profundidades de maldad, especialmente por medio de las drogas y el espíritu de “farmacia”. Señor, por favor remueve cualquier parte de mí que quedó atrapada en esas dimensiones y límpialas con tu Sangre.

Señor, me arrepiento y renuncio por mí mismo y por mi línea familiar por todas las falsas profecías, oraciones perversas, maldiciones hechiceras o encantamientos en mi contra que me establecieron en profundidades de maldad. Por favor, remueve todas las consecuencias de estas acciones.

Señor, por favor desconéctame de todo toque físico perverso, trauma o asalto que me atrapó en las profundidades de maldad.

Señor, me arrepiento y renuncio en mi nombre y en el de mi línea generacional por todos aquellos que se cometieron actos o cobijaron emociones que nos pudieron llevar hacia profundidades de maldad. Me arrepiento por todos los pactos deshonestos o injustos que cometieron mis antepasados o yo mismo. Perdono a todos aquellos que cometieron injusticias en mi contra, trayendo falsas acusaciones en contra nuestra.

Me arrepiento por mí mismo y por mis antepasados por todo temor humano, por no cuidad de las viudas y los huérfanos, declarando que nadie podría sacarnos del hoyo, el Seol, el Hades o cualquier sitio de profundidad perversa. Ahora elijo creer y declaro que eres el único Dios verdadero y me restaurarás.

Señor, rescátame a mí y a mi línea familiar de todos los lugares de profunda maldad en los que quedamos atrapados, restaurándonos hacia tu Verdadera y Justa profundidad: Tu canal de bendición.

Padre, en el Nombre de Jesús, mi deseo es ser justo ante Ti, recibiendo todo lo que quieres entregarme como parte de mi herencia. Te pido que abras mis ojos y corrijas mis percepciones. Muéstrame cómo operar en mi salvación todos los días. Muéstrame de qué cosas me debo alejar y hacia quiénes debo extender perdón, para que mi posición pueda cambiar. Señor, me arrepiento de la auto-justificación y por juzgar a otros. Señor, por favor remueve todos los grilletes de mi pierna izquierda.

Señor, me arrepiento por mí mismo y por mi línea generacional por negar los milagros, el poder y la resurrección que destinaste para nosotros. Señor, remueve todas las bolas de hierro y las cadenas en mí, quítame de cualquier sepulcro blanqueado y libérame de la tumba.

Señor, por favor quiebra las paredes de vidrio del engaño y la percepción perversa que me impiden oír, hablar y ver claramente con Tu percepción.

Señor, me arrepiento por no reconocer que los pecados de mis antepasados y sus sistemas de creencias me afectaron hoy. Me arrepiento por la ignorancia cegadora y la pasividad que me impidieron arrebatar el Reino por la fuerza. Elijo despertarme a la justicia. Señor, por favor dame un corazón de humildad y ubícame correctamente ante Ti.

Señor, llena mi corazón con Tu amor, dame una revelación de tu persona y cómo se supone que debo caminar.

Padre Dios, me arrepiento por arrojar a otros al hoyo por medio de mis juicios, ambiciones egoístas y celos, especialmente en contra de mis hermanos y hermanas en Cristo. Señor, me arrepiento por vivir bajo una mentalidad de víctima.

Señor, me arrepiento y renuncio por toda idolatría y adoración a los hombres, a los caminos de los hombres y por no adorarte y exaltarte en Verdad.

Señor, por favor desconéctame de toda estrella perversa y de todos los ancianos perversos que me mantuvieron encadenados en el hoyo. Señor, quítame las fajas, los nudos y las cuerdas que me mantienen atrapado allí.

Señor, por favor quiebra, destruye, remueve y corta toda hechicería que me empobreció y me atrapó en alguna de estas esferas dimensionales de maldad como el Seol, la muerte, el temor, el Hades, las trampas, las profundidades de maldad, la perdición, los hoyos y los lugares de tinieblas profundas. Señor, me arrepiento y renuncio en mi nombre y en el de mi línea generacional por todos aquellos que usaron la seducción o cualquier otra práctica sexual como un medio para tentar y atrapar gente en las dimensiones de perversidad.

Señor, quítame de las profundidades del Seol, las profundidades de la perversidad, el temor, las trampas, el engaño, la perdición, el hoyo y los lugares de tinieblas profundas. Señor, por favor quítame de los lazos, las trampas y las redes que ataron mi alma, mi espíritu, mi cuerpo y mi salud en las profundidades de maldad.

Dr. Paul L. Cox

miércoles, 11 de noviembre de 2009

“Este es el tiempo para la multiplicación milagrosa”

 

Por Garris Elkins

clip_image002Mientras se desarrolla la situación de crisis en Wall Street, muchos americanos están nerviosos sobre sus finanzas y su futuro. Ahora se están sacudiendo los fundamentos de la seguridad financiera.

El reino de este mundo funciona con un sistema matemático basado en ecuaciones naturales de suma y multiplicación. Este sistema sólo obtiene sus datos de lo que se puede ver y entender. El Reino de Dios invade lo conocido y viola las reglas naturales de la suma y la multiplicación por medio de una “multiplicación milagrosa”.

La multiplicación milagrosa cambia los lugares remotos

Una de las narrativas más profundas en la Palabra es la alimentación de los 5000. En Marcos 6, Jesús toma el almuerzo de un niño y lo transforma de manera milagrosa en una fiesta para una multitud que muchos creen excedía las 20000 personas (tomando en cuenta las mujeres y los niños que estaban presentes ese día).

“Cuando Jesús desembarcó y vio tanta gente, tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Así que comenzó a enseñarles muchas cosas. Cuando ya se hizo tarde, se le acercaron sus discípulos y le dijeron: Éste es un lugar apartado y ya es muy tarde. Despide a la gente, para que vayan a los campos y pueblos cercanos y se compren algo de comer” (Marcos 6:34-36).

Esta gente siguió a Jesús por horas y no hicieron provisión para una jornada extensa. ¿Notó que nuestras mayores necesidades a veces surgen en los lugares más remotos y carentes de recursos? Eso es lo que ocurrió en Marcos 6. Allí no había mochilas cargadas con elementos de camping o tiendas cercanas donde comprar alimentos. La gente había seguido a Jesús por todo el campo. El lugar era remoto y la necesidad apretaba.

Los discípulos vieron la necesidad de esta multitud y proveyeron su solución. Le dijeron a Jesús, “envíalos de regreso…”. En otras palabras, “estamos cansados, hambrientos y se nos terminó la paciencia; haz que este problema se aleje”. Pero Jesús invitó a sus discípulos a participar en el milagro que estaba a punto de operar.

La multiplicación milagrosa comienza con lo que tenemos hoy

Los versos 37-38 dicen: “Despide a la gente, para que vayan a los campos y pueblos cercanos y se compren algo de comer. Denles ustedes mismos de comer, contestó Jesús. ¡Eso costaría casi un año de trabajo! objetaron. ¿Quieres que vayamos y gastemos todo ese dinero en pan para darles de comer?”.

Aquí está hablando la multiplicación y la sumatoria natural. “¿Con qué?”, es una frase que se dice cuando damos un vistazo a nuestro lugar remoto y a nuestra falta de recursos visible, asumiendo que la fuente y el suministro para nuestro milagro se limitan sólo a lo que podemos ver.

Luego Jesús hace una pregunta en el verso 38: “¿Cuántos panes tienen ustedes?, preguntó. Vayan a ver. Después de averiguarlo, le dijeron: Cinco y dos pescados”.

¿Existe algún lugar remoto y sin recursos en su vida? ¿Su fondo de retiro se agotó? ¿Su matrimonio atraviesa un tiempo de desafíos? ¿Los amigos de su ministerio están disminuyendo? ¿No está seguro sobre el siguiente paso en su vida? Quizá se encuentra en un lugar remoto y con pocos recursos que parecen ridículos para cubrir sus necesidades financieras.

La multiplicación milagrosa comienza con lo que tenemos ahora. Había miles de personas hambrientas en este lugar remoto. Los discípulos fueron a ver cuánta comida tenían para trabajar y volvieron sólo con dos peces del tamaño de sardinas y cinco panes del tamaño de unos muffins. ¡Esto fue todo lo que los discípulos pudieron encontrar entre toda esa gente!

Los versos 39-44 dicen: “Entonces les mandó que hicieran que la gente se sentara por grupos sobre la hierba verde. Así que ellos se acomodaron en grupos de cien y de cincuenta. Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. También repartió los dos pescados entre todos. Comieron todos hasta quedar satisfechos, y los discípulos recogieron doce canastas llenas de pedazos de pan y de pescado. Los que comieron fueron cinco mil”.

La multiplicación milagrosa provoca gritos de asombro y gozo

Si hace cuentas para ver cuántos grupos de 50 y 100 había entre el pueblo, no es realista concluir que llevaría varias horas distribuir esa comida. ¿Puede imaginar las demostraciones de excitación mientras comenzaba a ocurrir el milagro? Este no fue un simple milagro del momento, siguió ocurriendo.

Cuando comenzamos a vivir en el entorno de la multiplicación milagrosa, oiremos lo que sonaba en el campo en esos días: gritos de asombro y gozo mientras Dios obraba.

Viene un tiempo cuando los sonidos del gozo comenzarán a sonar en aquellos que antes no conocieron el amor de Dios. Él multiplicará la provisión de una manera milagrosa en su Iglesia y luego se moverá por las calles donde se manifestará el evangelismo sobrenatural.

¿Puede imaginar lo que ocurriría en nuestras ciudades si los milagros de multiplicación comenzaran a suceder en las plazas? La bondad de Dios es nuestro mejor anuncio para su Reino. La Palabra nos dice que la misericordia de Dios nos guía hacia el arrepentimiento.

La multiplicación milagrosa está esperando en el Cielo… ¡mire hacia arriba!

Hay dos posturas que podemos asumir cuando nos encontramos en lugares remotos y sin recursos:

1. Podemos elegir mirar hacia abajo. Jesús les dijo a sus discípulos que alimentaran a su pueblo. Como los discípulos podemos mirar hacia abajo y ver la vianda en las manos del niño, preguntando: “¿Con qué?”. Sólo para ver nuestra escasez en comparación con la necesidad imposible ante nuestros ojos.

2. Podemos elegir mirar hacia arriba. Él miró hacia arriba. En Marcos 6, Jesús tomó la vianda, la elevó hacia el Cielo para bendecirla y luego comenzó a repartirla. Jesús se elevó en medio de ese lugar remoto y sin recursos para tocar el Cielo.

Nuestra provisión no es lo que tenemos en nuestras manos, tampoco es la situación monetaria actual que nos revela Wall Street. Nuestra provisión está esperando en el Cielo para soltarse sobre nuestras vidas. Todo lo que somos y necesitamos existe en el Trono de Dios y alrededor de él.

Si creemos que nuestra provisión sólo está aquí en medio de las señales monetarias actuales de tragedia y desastre, accederemos a esa fuente limitada de recursos. Dios nos pide que tomemos nuestras finanzas, nuestros cuerpos quebrados y nuestras relaciones rotas, eligiendo levantarlas hacia el Cielo para bendecirlas. La bendición de una necesidad que se levanta la conecta con la misma gloria de Dios.

Su gloria es lo que transforma lo pequeño que tenemos en un río de abundancia. Cuando nuestras necesidades tocan el borde del manto del Cielo, podemos atraer esa necesidad transformada otra vez hacia la tierra con la gloria del Cielo sobre ella. Mientras la vianda del niño siga en nuestras manos sin consagrarla ante el Señor, sólo es un almuerzo y no una fiesta milagrosa.

Necesitamos a Dios para hacer milagros en lugares remotos como finales muertos. La Iglesia puede vivir como el mundo o levantar lo que tiene hacia el Cielo y bendecirlo, (esperando que nuestro amado Padre vuelva a enviar eso pequeño de regreso a la tierra), transformado por la gloria de Dios y lista para una transformación sobrenatural.

Tome hoy la necesidad que tiene, sin importar cuán pequeños sean sus recursos y levántelos hacia el Cielo, eligiendo bendecir lo que tiene. Pídale a Dios que toque su necesidad mientras se eleva hacia su Trono. Luego traiga de regreso su necesidad hacia su lugar remoto y sin recursos, para comenzar a soltarla. El toque del Cielo sobre todo lo que tiene nunca es para poseer, sino para entregar. Lo que entrega comenzará a multiplicarse en una provisión nueva y permanente.

Cada vez que sienta que el temor trata de levantarse por sí mismo, declare esto en la propia cara del temor:

“Ya elevé esta circunstancia al Cielo y Dios tocó mi necesidad. Estoy atrayendo desde el Cielo una multiplicación milagrosa de lo que tengo. Espero un milagro en el lugar donde el mundo dice que es imposible. Creo que con Dios todas las cosas son posibles, aún transformar el almuerzo de un niño en una fiesta de multiplicación milagrosa”.

Garris Elkins

“¿Quién es judío?”

Por Reuven y Mary Lou Doron

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“Así dice el Señor, cuyo nombre es el Señor Todopoderoso, quien estableció el sol para alumbrar el día, y la luna y las estrellas para alumbrar la noche, y agita el mar para que rujan sus olas: Si alguna vez fallaran estas leyes, afirma el Señor, entonces la descendencia de Israel ya nunca más sería mi nación especial” (Jeremías 31:35-36).

¿Quién es judío?

Es esencial en el plan soberano de Dios durante este tiempo que el pueblo de Israel mantenga su identidad única como nación ante Él. Mientras otras naciones a través de la historia se levantaron sólo para volver a colapsar, cambiando y transformando la identidad de sus masas varias veces; la esencia de la identidad de Israel se preservó milagrosamente por casi cuatro milenios. La Palabra de Dios hablada por medio de Jeremías, establece con claridad que el pueblo judío nunca cesará de ser una nación ante Él y ¡nunca significa nunca!

Aunque la nación de Israel atravesó cambios profundos y dramáticos durante y después del exilio en Babilonia, la esencia de su identidad nunca disminuyó o fue cuestionada. De hecho, mientras se desarrollaba la historia, la identidad de Israel se descubrió y redescubrió en cada generación sucesiva.

Mientras estudiamos este fenómeno, reconocemos que ninguna escritura nos puede dar una respuesta comprensiva o hacer justicia sobre el tema de la identidad judía. A lo largo de la existencia histórica judía, los movimientos nacionales anunciaron este tema. Los líderes políticos se levantaron y cayeron acerca de este tema, pero los gobiernos del Estado de Israel moderno continuaron sobrellevando el peso de este tema hasta el día de hoy.

El hecho es que muchos fueron investidos con la identidad del pueblo judío. Hasta ahora, llegó a ser una mezcla asombrosa de códigos morales bíblicos, sabores étnicos, tesoros culturales y una historia nacional registrada que va hacia atrás, más lejos que ninguna otra nación moderna. Cuando reunimos todas las piezas de este rompecabezas, sirven sólo a un propósito divino profundo. La identidad judía hoy es un misterio espiritual, nacional, social y geográfico, la clave para esto sólo se encuentra por ahora en las manos de nuestro Creador.

Los patriarcas son la raíz

“Ustedes, los que van tras la justicia y buscan al Señor, ¡escúchenme! Miren la roca de la que fueron tallados, la cantera de la que fueron extraídos. Miren a Abraham, su padre, y a Sara, que los dio a luz. Cuando yo lo llamé, él era solo uno, pero lo bendije y lo multipliqué. Sin duda, el Señor consolará a Sión; consolará todas sus ruinas. Convertirá en un Edén su desierto; en huerto del Señor sus tierras secas. En ella encontrarán alegría y regocijo, acción de gracias y música de salmos” (Isaías 51:1-3).

Mientras Dios proclama la restauración de Israel, sigue llamando a la nación, aunque cegada y afligida, a redescubrir su verdadera identidad, volviendo sus ojos hacia los padres que le dieron origen. Conforme a la Escritura, corresponder a la obra redentora de Dios en la nación judía, significa que alguien debe unirse apropiadamente y de una manera consciente a la raíz de la nación, cuyos orígenes se pueden trazar hacia el Padre Abraham y su pacto con su mujer, Sara. ¿Quién era ese hombre y qué revela la Biblia como su verdadera identidad?

¿Abraham era judío?

En el sentido tradicional y rabínico del judaísmo, Abraham no nació judío ni lo fue por medio de alguna ceremonia. Abraham nació en la tierra de los Caldeos (Iraq), a 500 millas de la tierra que se llamaría Israel. Las únicas credenciales étnicas de la Escritura dice que el Padre Abraham era un hebreo (Génesis 14:13), un título derivado de su antepasado Eber, el tataranieto de Sem, quien precedió a Abraham por siete generaciones (Génesis 11:10-27). Este título hebreo simplemente indica “alguien que cruzó, un peregrino, un pionero”.

Dios le dijo a Abraham: “Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré” (Génesis 12:1). Consecuentemente, la obediencia de Abraham y su devoción a la voluntad de Dios le proveyeron los ingredientes principales para caracterizar al padre de la nación de Israel. Esto definió su identidad como pueblo que cruza y se mueve con Dios hacia lo desconocido por fe, obediencia y perseverancia.

Sara, la esposa de pacto, se distinguió tanto por un coraje inaudito como por seguir a su esposo (imperfecto) y mantenerse disponible para los propósitos de Dios, aún cuando las circunstancias parecían yermas y sin esperanza. “Tal es el caso de Sara, que obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Ustedes son hijas de ella si hacen el bien y viven sin ningún temor” (1 Pedro 3:6).

Padre de naciones y ministro gobernante de Dios

El hombre Abram se transformó en “Abraham” y Sarai se transformó en “Sara”, cuando la obra de Dios en sus vidas maduró hasta el punto cuando las promesas se sellaron en un pacto y se profetizó el hijo de la promesa (Génesis 17). Dios no sólo incorporaba sus propósitos, también su señal por medio del sonido de su Espíritu en los nombres y experiencias de Abraham y Sara, llamándolos padres de naciones y reyes (Génesis 17:5 y 16). El nuevo nombre Abraham significa “padre de naciones” y el nuevo nombre Sara significa “ministro gobernante de Dios”.

Hasta hoy, el padre Abraham se mantiene como la roca desde la cual se levanta Israel y la madre Sara como la cantera donde se cavó la nación. Él es la torre fuerte de la fe quien abandonó todo y dejó sus raíces terrenales temporales en su búsqueda de su identidad mayor y eterna en Dios. Ella es el pozo profundo de la pasión, la confianza y la devoción a las promesas de Dios, quien dio a luz en su vejez al hijo de la promesa, Isaac.

Abraham y Sara, cuyas vidas hablan de fe, perseverancia, coraje y obediencia, dieron a luz a Isaac, cuya vida habla de gozo, humildad y lealtad. A su vez, Isaac y Rebeca dieron a luz a Jacob, cuya vida habla de esfuerzo, quebrantamiento y regeneración. Dios cambió su nombre por Israel.

Fue la conclusión dramática de la pelea de Jacob con el Señor en su camino de regreso a la Tierra Prometida, donde finalmente reconoció y confesó su naturaleza carnal, mientras se aferraba desesperadamente a su mensajero celestial. Fue en este punto de quebrantamiento y reconocimiento que clamó: “Soy Jacob” (engañador, suplantador). Allí Dios le dio otro nombre y una nueva identidad al llamarlo Israel, alguien con autoridad, posición y rango en Dios (Génesis 32). Significativamente, el nombre Israel tiene la misma raíz que la palabra hebrea “sar”, de donde deriva el nombre de su abuela Sara. La fortaleza de Sara corría por la sangre de Jacob.

Raíces hebreas y frutos israelitas

Examinando la historia de Israel, encontramos que el Señor estableció firmemente estos dos títulos, hebreos e israelitas, como la esencia de su carácter nacional. Fueron estos dos títulos los que encarnaron el viaje de la fe, la obediencia, la perseverancia, el quebrantamiento y la transformación en los cuales la nación encontraría su identidad y fortaleza, descubriendo su propósito y su destino.

Edificada sobre el fundamento de los patriarcas, encontramos en la vida del apóstol Pablo a un rabí judío celoso que se entregó por completo al servicio del Mesías, un ejemplo de la identidad judeo-mesiánica. Mientras Pablo les relata su genealogía personal a los Filipenses, derribando la fortaleza del legalismo (Filipenses 3:2-7), se identificó nacionalmente como israelita y étnicamente como hebreo (verso 5). Note que no usa el término judío, aunque proclama su devoción por la Ley y la observancia de las tradiciones de sus padres.

Cuando Pablo desnudó su corazón ante la congregación de los Corintios mientras defendía su apostolado, vuelve a identificar sus credenciales terrenales como hebreo, israelita y descendiente de Abraham (2 Corintios 11:22). Nunca se identificó como judío, aunque obviamente se identificó como parte de su pueblo.

Desde ya que Pablo era judío, como lo menciona. Nació como descendiente judío, circuncidado al octavo día, celebraba las fiestas bíblicas y guardaba las tradiciones de sus padres. Sin embargo, conforme a la autoridad de la Escritura, la identidad terrenal de Pablo iba mucho más allá de lo que implica el término “judío”, alcanzando la riqueza de las raíces hebreas e israelitas. La pregunta obvia que surge es, ¿cuál es la diferencia?

¿Qué hay en un nombre?

Desde el tiempo de los patriarcas, la nación de Israel sigue cambiando y desarrollándose. Mientras transcurren los siglos, Egipto, el éxodo, el viaje por el desierto, la Ley en el monte de Dios y la conquista de la Tierra Prometida, se transformaron en historia. Mientras la nación de Dios se llamaba Israel en sus primeros años (desde Génesis a Reyes); se introdujo un cambio durante el reino del rey Roboam, el hijo arrogante y desafiante de Salomón (1 Reyes 12:6-20).

Como se profetizó, la nación se partió y se dividió en dos reinos durante el gobierno perverso de Roboam. El reino del norte, consistente en diez tribus, se separó y, bajo el gobierno de Jeroboam (un siervo de la casa de Roboam), cayó en la idolatría y la anarquía. Roboam gobernó sobre las dos tribus del sur, Judá y Benjamín, estableciendo un nuevo reino conocido como el “Reino de Judá”. Y, aunque este reino judío encarnaba la casa del amado rey David, nació bajo el juicio de Dios como resultado de la desobediencia y el orgullo.

A veces, la adoración idolátrica del reino del norte hizo que Asiria los llevara en cautiverio hacia el exilio, mientras el reino del sur (Judá) sostenía la representación de la nación. Es importante recordar que el título Judá no era originalmente el nombre de la nación; el nombre original era Israel. Inicialmente, Judá sólo se refiere a una tribu con un dominio territorial delimitado, aunque con el tiempo se “extendió” para definir al resto de Israel en tiempos de dureza y degradación.

El nombre “judío” se deriva del título de la tribu de Judá y significa “adorador de Dios”, llegando a ser aceptado por completo durante el periodo oscuro. Cuando Judá cayó en cautividad bajo el reino de Babilonia por el juicio de Dios, el título judío o “yehoodi”, en hebreo, quedó ligado a los hebreos en el exilio. ¿Quién los llamó por ese nombre? No fue Dios ni los profetas, sino los babilonios en medio de los cuales Israel habitaba en el exilio y el oprobio.

Reducido a un tronco

Por primera vez en su historia, la nación hebrea, la familia llamada por el nombre de Israel, fueron identificados como “judíos” por sus opresores. Por tanto, a menudo encontramos el nombre judío en los escritos del exilio y post-exilio como Ester y Nehemías, que casi no aparece en los escritos anteriores. Este nuevo título de judío, redujo por completo la identidad original de Abraham como hebreo y la de Jacob cuando se transformó en Israel. Eso fue todo lo que quedó como resultado de la rebelión y el orgullo nacional.

Un cambio mayor ocurrió en el exilio y un cambio casi irreversible ocurrió en la identidad de la nación. Cuando salieron de la cautividad como un remanente debilitado y pequeño, los sobrevivientes ya no fueron conocidos como hebreos o aún como israelitas. Ahora se los conocía como judíos, un título que recibieron en el oprobio e implicaba la degradación y la debilidad de la identidad nacional. Aunque estaban debilitados, ser “judío” siempre habla de un “adorador de Dios”, un testimonio viviente de la verdadera adoración, a pesar de las circunstancias personales, manteniendo la esperanza del llamado y perseverando luego de siglos de pruebas y tribulaciones.

Desde este punto en adelante, un estudio histórico honesto revela un deslizamiento consistente de las raíces bíblicas auténticas y originales. Los nuevos fundamentos ideológicos recopilados en los relatos del Talmud babilónico, sustituyeron la guía divina. Volúmenes de tradiciones hechas por los hombres, regulaciones y reglas, se agregaron con el correr de los siglos para ayudar a recuperar la identidad nacional comprometida, mientras la voz profética se acallaba, dejando a la nación sin palabra viviente por 400 años.

Nunca más se levantaron reyes escogidos por Dios. Fueron reemplazados por políticos y administradores, muchos de los cuales eran extranjeros. Aparte de unos pocos años de libertad a precio de sangre durante los Macabeos, la nación estuvo gobernada por extranjeros, anhelando la libertad y la dignidad que sólo Dios puede proveer.

La nación que una vez fue el asiento del poder de Dios, bella y justa en la región, volvía a vestirse de oprobio, pena y reproche mientras los romanos les imponían un largo exilio. Esta vez el pueblo fue dispersado entre las naciones paganas de todo el mundo.

Mientras la nación era cortada hasta sus raíces, la Rama prometida de la simiente de Isaí, Jesús el Mesías, se levantó victorioso sobre la muerte y el Hades, desparramando su Reino de amor por toda la tierra. “Del tronco de Isaí brotará un retoño; un vástago nacerá de sus raíces. El Espíritu del Señor reposará sobre él: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor” (Isaías 11:1-2).

¡Sepultado por 2000 años!

Observando al futuro distante de Israel, Moisés profetizó que “el Señor te dispersará entre todas las naciones, de uno al otro extremo de la tierra. Allí adorarás a otros dioses, dioses de madera y de piedra, que ni tú ni tus antepasados conocieron. En esas naciones no hallarás paz ni descanso. El Señor mantendrá angustiado tu corazón; tus ojos se cansarán de anhelar, y tu corazón perderá toda esperanza. Noche y día vivirás en constante zozobra, lleno de terror y nunca seguro de tu vida. Debido a las visiones que tendrás y al terror que se apoderará de ti, dirás en la mañana: ¡Si tan sólo fuera de noche!, y en la noche: ¡Si tan sólo fuera de día!” (Deuteronomio 28:64-67).

Trágicamente, estas palabras difíciles se cumplieron de la manera más devastadora mientras la nación de Israel era barrida violentamente por dos mil años de tribulaciones, violencia y opresión, atravesando el valle de sombras de muerte. Tan grande fue el sacudón, el sufrimiento y la pérdida que culminaron en el Holocausto. Esto no requeriría nada menos que un milagro para traer sanidad y restauración conforme a Ezequiel 36 y 37.

Sería seguro decir que ninguna otra nación o pueblo en la tierra necesitó pasar por lo que atravesó Israel los últimos 4000 años. La vida nacional de Israel estaba tan devastada y el pueblo tan disperso que su sanidad estaba fuera del alcance del poder humano. Dios se comprometió a sí mismo con su restauración y les dio su propia Palabra de compromiso para que ocurriera en el tiempo establecido.

Aunque la nación entró en un levantamiento profundo y traumático durante su exilio, la esencia de su existencia nunca se cuestionó ante su Creador. La misma Palabra de Dios confirmó que es esencial para el pueblo de Israel mantener su identidad como nación ante Él para cumplir la Escritura, su destino nacional y el propósito redentor en nuestro mundo caído y en nuestras vidas.

Resurrección: el regreso a la Tierra

Surgiendo de dos milenios de exilio y oprobio, el alma de la nación judía, abrumada por el sufrimiento, la ansiedad y el rechazo, experimentó un aliento fresco de vida. Todo lo robado, perdido y diluido durante la historia dolorosa, volvió a experimentar el poder de la resurrección en nuestra generación.

El alma y la identidad nacional, devastadas por el pecado, el rechazo y la persecución perpetua, vuelven a surgir en aquellos que regresaron de la cautividad. Como está escrito: “Cuando el Señor hizo volver a Sión a los cautivos, nos parecía estar soñando. Nuestra boca se llenó de risas; nuestra lengua, de canciones jubilosas. Hasta los otros pueblos decían: El Señor ha hecho grandes cosas por ellos” (Salmo 126:1-2). El mismo corazón y el alma del pueblo judío retomaron fuerzas mientras retornaban a su tierra, cultivando sus campos, defendiendo, peleando y reclamando su herencia mientras reedificaban las ruinas antiguas.

El pueblo de Israel hoy es un modelo y una parábola moderna de la obra de restauración y reedificación para muchos cuyas vidas fueron encantadas por el enemigo por medio de la arrogancia y la ignorancia. La sobrevivencia de Israel y su renacimiento, es un testimonio que nuestro Dios es capaz de redimir, sanar y levantar aún lo que está muerto, ¡porque nuestra suficiencia está en Él! “Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes” (2 Corintios 9:8). ¡Todo tiene que ver con Él!

La llama volvió a encenderse en el alma nacional judía mientras los primeros pioneros sionistas reclamaron y volvieron a establecerse en su tierra durante los últimos cien años. El pueblo judío en tiempos pasados sólo podía tomar de la copa de la tradición mientras estaban en el exilio para mantener su identidad. Ahora profundiza sus raíces, corazón y alma en el terreno de su propia tierra, reconectándose con sus ancestros y tomando fuerzas de la roca y la cantera desde la cual salió.

Con una fe asombrosa y un coraje inusual, el pueblo judío volvió a sus raíces, atraído por el Espíritu Santo, regresando a la tierra que Dios les entregó a los patriarcas. Por el mismo poder también regresarían al cumplimiento de su propósito. Acerca de estos días, el apóstol Pablo declaró hace tiempo: “Y si ellos dejan de ser incrédulos, serán injertados, porque Dios tiene poder para injertarlos de nuevo. Después de todo, si tú fuiste cortado de un olivo silvestre, al que por naturaleza pertenecías, y contra tu condición natural fuiste injertado en un olivo cultivado, ¡con cuánta mayor facilidad las ramas naturales de ese olivo serán injertadas de nuevo en él!” (Romanos 11:23-24).

Ofrenda final a Dios

Significativamente, el primer gobierno israelí del Siglo XX, más de 60 años atrás, mientras debatía el nombre del nuevo Estado, la mayoría escogió llamarlo Judá. Sin embargo, después de mucha deliberación, prevaleció el Espíritu del Dios viviente y este cuerpo de líderes nacionales escogieron el nombre Israel como el título y la identidad para convocar al pueblo de Dios. Proféticamente y por fe, el pueblo resucitado de Dios proclamó su destino e identidad superior como toda la casa de Israel y no sólo como la restauración del remanente de Judá.

Hay una riqueza escondida profundamente en la conciencia nacional de Israel que vuelve a surgir en estos días; es un Tesoro que Dios mismo derramó en los corazones de su pueblo. Este tesoro se descubrirá de manera creciente y traerá iluminación completa como una ofrenda de tiempo final por una generación de tiempo final. ¿Serán las tradiciones judías o las vestiduras culturales tan estimadas por el pueblo? No, el verdadero tesoro nacional de Israel es mucho más profundo que eso.

Para esta es gente la Biblia es su historia actual y no un mero estudio de principios y alegorías espirituales. Esta es la nación que probó la libertad cuando cruzó el Mar Rojo, saboreó el maná real en el desierto y vio el colapso de los muros de Jericó ante ellos reducidos a un montón de cascotes. Esta es la gente que peleó contra los Filisteos actuales, asesinó gigantes, poseyó una tierra tangible y contempló la nube de gloria de su Dios descendiendo para llenar el Templo.

¿Cómo será cuando este pueblo vuelva a la vida en Dios como nación?

¿Cuáles serán los tesoros ocultos que surgirán dentro de la Iglesia, el Cuerpo y la Esposa de nuestro Señor Jesús, mientras estos hermanos se apresuran a restaurar su verdadera identidad, hebrea e israelita, como una nación guerrera y adoradora?

¿Qué significa para usted?

El llamado de Israel es como el suyo: “Confía en el Señor y haz el bien; establécete en la tierra y mantente fiel” (Salmo 37:3). Así como Israel hoy está aprendiendo a habitar en su tierra, comprometida en la guerra y cultivando su fidelidad; nosotros también debemos aprender a contender por nuestras promesas, afirmarnos contra los enemigos de nuestro destino y cultivar el terreno que Dios nos entregó (matrimonio, familia, vocación, vecinos, ministerio y nación).

Por tanto, debemos “…contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 1:3). En un mundo hostil hacia nuestra verdadera identidad y destino que opera para minar nuestra fe, mantenernos en nuestro llamado, honra y agrada al corazón del Padre.

El viaje para atravesar por la fe y la confianza (Abraham y Sara), habitando y perseverando en el gozo (Isaac y Rebeca), quebrantándonos y reconociendo (Jacob), para servir a Dios con autoridad (transformándonos en la Israel de Dios, perseverando y prevaleciendo); se cumple con la actitud y el espíritu de Judá, el verdadero judío. Esta es una vida que ofrece el sacrificio puro de alabanza, aún ante la burla, el menosprecio y el rechazo. “Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre” (Hebreos 13:15).

Mientras los días se ponen cada vez más difíciles, aliéntese, reconociendo que la nación primogénita, Israel, sigue su camino hacia la plenitud del propósito de Dios. Aunque debemos atravesar muchas pruebas y fuegos de refinamiento, “…compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo. De este modo, ya sea que vaya a verlos o que, estando ausente, sólo tenga noticias de ustedes, sabré que siguen firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del evangelio y sin temor alguno a sus adversarios, lo cual es para ellos señal de destrucción. Para ustedes, en cambio, es señal de salvación, y esto proviene de Dios” (Filipenses 1:27-28). Amén.

En su gracia,

Reuven y Mary Lou Doron