lunes, 28 de septiembre de 2009

En mi desesperación, me encontré gritándole descaradamente a mi Jefe, el Dueño de todas las cosas: “¡Quiero más dinero!”

 

Por Bill Yount

clip_image002“Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos” (Hebreos 4:16)

La palabra confiadamente en el verso anterior significa: “abiertamente, con franqueza, con brusquedad, hacerlo público”. De hecho, este mensaje puede ser demasiado franco como para imprimirlo.

Desde hace un tiempo, la frustración comenzó a crecer dentro de mí respecto a la necesidad de recibir más finanzas para mi familia y ministerio. Parecía como que era probado mientras una frustración divina sobrecogía mi vida. Oré y le pedí al Señor por finanzas que cubrieran mis necesidades, pero parecía que los Cielos eran de bronce. Busqué dentro de mi corazón aunque esta frustración siguió creciendo dentro de mí. Un pensamiento atravesó mi mente y mi espíritu: “Quiero irme a cualquier lugar donde no haya nadie, como un campo abierto, y mirar al Cielo para gritarle a Dios con desesperación por mis frustraciones financieras”.

Al principio rechacé el pensamiento por creer que era irreverente gritarle así al Señor. Lo desechaba sólo para que volviera una y otra vez. Más tarde me encontraba en un viaje ministerial donde una hermana anciana en el Señor, vino hacia mí para decirme: “Creo que tengo una palabra para usted”. Le dije: “¿Cuál es?”. Me respondió: “¡Santo grito!”. Y ella dijo: “Sé que no tiene sentido”. Le respondí de inmediato: “¡Tiene todo el sentido para mí! Gracias”.

“¡Sea audaz durante todo el camino hacia el Trono de la Gracia!”

Volviendo a casa, seguía excitado al pensar que Dios me permitiría soltar mi frustración con un “¡grito santo!” hacia el Cielo. Pero ahora me daba cuenta que quizá el Espíritu Santo en mí quería liberarme de la frustración, permitiéndole gritar a través de mí y por mí. Comencé a darme cuenta que no le estaba gritando mi frustración a Dios, sino que le estaba gritando a Él.

Primero, para ser libre de la frustración.

Segundo, para permitirle a Dios saber que después de 35 años de servirlo, nunca le pedí un aumento del sueldo…hasta allí.

No porque lo mereciera, pero creo que en Isaías dice “ven, razonemos juntos…”. Eso suena como algo con lo que Dios puede ser razonable.

Como de todos modos Él sabía lo que había en mi corazón, ¿Le importaría si lo colocara en palabras y aún atreverme a gritarlas? ¿Qué podía perder? Por lo menos mi frustración tendría una vía de escape y finalmente podría ser libre de ella. Y como fui ante el trono de la gracia con decisión para recibir misericordia en el tiempo de necesidad, ¿por qué temer? Antes de juzgarme y decir: “Bill, ¿quién te crees que eres para pensar que puedes actuar con tanto atrevimiento?”. Confieso que es muy atrevido y tengo algunas reservas acerca de ello, ¡pero Hebreos nos dice que debemos ser atrevidos para presentarnos ante el Trono de la gracia!

No le estaba gritando a Dios, sino ante Él, mientras el Espíritu Santo clamaba a través de mí, ¡liberándome de mi frustración divina!

Finalmente, una mañana me quebranté delante del Señor, confesando mis pecados y defectos. “Señor, ¡ten misericordia de mí que soy un pecador!”. Aprendí que antes que hubiera una apertura en los Cielos, debe haber un quebrantamiento delante del Señor y un clamor por su misericordia y su gracia en nuestro tiempo de necesidad. Aunque estaba muy quebrantado delante del Señor, esa frustración santa parecía continuar dentro de mí, esperando por su liberación. Esa misma mañana después de llevar a mi hijo a la escuela, estaba oyendo la radio y sonaba una canción con un grito de desesperación ante el Señor. Me recordó Lucas 18, donde al hombre ciego le dijeron que Jesús estaba pasando y clamó ante Él por misericordia.

“Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más fuerte: ¡Hijo de David, ten compasión de mí!” (Lucas 18:39)

Creo que ese grito todavía se oye por todo el mundo en cada nación donde se lee la Biblia.

“Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran…” (Lucas 18:40)

Sentí que ese era mi momento. Continué conduciendo hacia las ferias de nuestra ciudad, donde no había nadie a las 8,30 am. Conduje hacia allí y salí de mi auto. Esperé hasta que algunas personas dejaron el area. Pude ver un par de obreros caminando por el otro lado del terreno y pensé que por la hora vendrían hacia mí cuando me oyeran gritar, podía quedarme en el auto y volver a casa.

Pero salí de mi auto y miré hacia el Cielo para gritar con todas mis fuerzas: “¡Quiero más dinero! ¡Quiero más dinero!”

Primero vino sobre mi vida un gran temor por lo que Dios pudiera hacerme, pero luego sentí una liberación que barría mi alma. Conduje hasta casa. A las 12:00 am, un hermano golpeó a mi puerta y me trajo $23. Dos horas más tarde llegó el cartero. En el buzón de mensajes encontramos cheques por el valor de $1700. ¡La mayor cantidad de dinero que recibimos en un sólo día en nuestros treinta y cinco años de ministerio! Y no había ministrado en ningún sitio ese día… ¡excepto ante el Señor! Obtuve su misericordia y encontré su gracia, ¡Él recibió mi grito desesperado de frustración! Al día siguiente llegaron más de $700 por correo. Y comenzó un avivamiento financiero desde ese día. Con dos gritos, ¡el Cielo se abrió sobre nuestras finanzas y mi frustración desapareció!

El Espíritu Santo nos libera de maneras únicas e inusuales

No pienso comenzar un ministerio que le grite al Cielo. Quizá no vuelva a funcionar sobre mi vida. Quizá tampoco funcione sobre la suya. Pero creo que en esta hora el Espíritu Santo está incubando sobre su Cuerpo para liberarnos de la depresión, la ansiedad y las frustraciones de una manera única e inusual, mientras nos rendimos a su dirección. Escudriñe las Escrituras y vea cuántas veces el pueblo de Dios clamó en voz alta y fueron oídos por su clamor.

Recuerde cuando sus hijos eran pequeños y sólo lloriqueaban un poco, pero comenzaban a gritar porque había algo que los molestaba. ¿Usted corría hacia donde se encontraban para responder a su llamado? Creo que nuestro Padre Celestial actúa de la misma manera. ¡Jesús mismo fue oído debido a su clamor hacia su Padre!

“En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte y fue escuchado por su reverente sumisión” (Hebreos 5:7)

“... ¡Griten con fuerte voz, profundidades de la tierra!...” (Isaías 44:23)

Los Cielos esperan oírlo.

Bill Yount

“Un tiempo Kairos: Atraviésalo con fuerza, tu única limitación es el nivel que deseas cosechar”

Por Chad Taylor

clip_image002¿Qué es un tiempo Kairos?

Kairos es una antigua palabra griega que significa “momento justo u oportuno” o “tiempo de Dios”. Los antiguos griegos tenían dos palabras para definir el tiempo: cronos y kairos. Mientras el cronos se refiere al tiempo cronológico o secuencial, kairos significa “un tiempo intermedio” o un periodo indeterminado de tiempo donde ocurre algo significativo o especial. Una definición explica: “Un tiempo breve cuando aparece una apertura a través de la cual debemos pasar con fuerza si queremos alcanzar el éxito”. Un momento kairos no sólo es un momento soberano más allá de nuestro alcance o control; por el contrario, es un momento en el tiempo y la historia que se debe pesar y aprovechar para tomar acciones inmediatas.

En los tiempos del Antiguo Testamento hubo descendientes de Jacob que epitomizaron esto:

“De Isacar: doscientos jefes y todos sus parientes bajo sus órdenes. Eran hombres expertos en el conocimiento de los tiempos, que sabían lo que Israel tenía que hacer…” (1 Crónicas 12:32)

Jesús identificó un momento kairos cuando oró sobre Jerusalén, porque desafortunadamente habían fallado en ver o discernir su tiempo. “Cuando se acercaba a Jerusalén, Jesús vio la ciudad y lloró por ella. Dijo: ¡Cómo quisiera que hoy supieras lo que te puede traer paz! Pero eso ahora está oculto a tus ojos… porque no reconociste el tiempo en que Dios vino a salvarte” (Lucas 19:41-44). Fallaron en ver y pesar su momento kairos.

¿Cómo podemos ver y pesar nuestro momento Kairos?

¿Cuántas veces hay un momento kairos escondido ante nuestros ojos? La pregunta más importante sería qué cosas ocultan nuestros momentos kairos. Pablo experimentó un momento kairos, aunque había escamas sobre sus ojos mientras Ananías oraba por él. Esto podría ser visto como un tiempo kairos para toda la Iglesia, mientras el Señor convertía a su mayor oponente y lo hacía su mayor exponente. Ananías sabía esto y fue en oración y obediencia.

Los momentos kairos se revelan a través de la oración y en completa obediencia. Una no puede completar el momento kairos sin la otra. A menudo podemos enredarnos en el pensamiento que la oración por sí sola puede llevar un momento kairos hacia su plenitud, o que las acciones o el activismo pueden hacer lo mismo. Vemos estas dos dinámicas en acción en otro momento kairos:

“Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados, se dirigió entonces al paralítico: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Y el hombre se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la multitud se llenó de temor y glorificó a Dios por haber dado tal autoridad a los mortales” (Mateo 9:6-8)

La oración y la declaración de fe pusieron de pie al hombre paralítico activando su momento kairos, pero no se completó hasta que “se levantó y se fue a su casa”. Como puede ver, los momentos kairos necesitan oración seguida de acción. En Hechos 1 y 2 todos estaban “de acuerdo y en oración”, pero también “iban por todas partes predicando la palabra” (Hechos 8:4). El actual momento kairos que sostiene a todo el mundo sobre una balanza, tiene por un lado a la oración y en el otro a las acciones personales. Debe avanzar y establecer acciones visibles y viables para su inspiración. El resultado será el mismo que obtuvieron en los tiempos bíblicos.

En la concordancia Strong, kairos también significa “un tiempo establecido o apropiado: una ocasión fijada o especial, oportunidad o temporada debida. Una temporada o espacio de oportunidad individual”.

“Ese día en que el Señor entregó a los amorreos en manos de los israelitas, Josué le dijo al Señor en presencia de todo el pueblo: Sol, detente en Gabaón, luna, párate sobre Ajalón. El sol se detuvo y la luna se paró, hasta que Israel se vengó de sus adversarios. Esto está escrito en el libro de Jaser. Y, en efecto, el sol se detuvo en el cenit y no se movió de allí por casi un día entero” (Josué 10:12-13)

En un momento kairos, el tiempo no afecta los resultados divinos. En esta “temporada o espacio de oportunidad individual” para Josué, todo el universo retuvo la respiración hasta que ganó la batalla. Cuando se para en un momento kairos, todo opera a su favor, limpiando la ruta delante de usted. El problema es que muchos no disciernen su estación u oportunidad y, como Jerusalén, pierden el día de su visitación. Ciudades y regiones enteras se mantienen en un decaimiento espiritual, sin darse cuenta que el tiempo y la estación de su visitación es este mismo. Debemos reforzar notablemente la oración y las acciones personales hasta que se cumpla la voluntad de Dios.

¡Atrape el momento y avance!

Veamos otro momento kairos en Mateo 27. En un momento kairos, el Cielo y la tierra pueden chocar en un cruce donde convergen ambos mundos. Las líneas que dividen lo temporal y lo invisible es borrosa, y diferenciarlas puede ser imposible. Vea en Mateo 27, versos 50-53, para tener una vista panorámica del momento kairos:

“Entonces Jesús volvió a gritar con fuerza, y entregó su espíritu. En ese momento la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló y se partieron las rocas. Se abrieron los sepulcros, y muchos santos que habían muerto resucitaron. Salieron de los sepulcros y, después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos”.

Recuerde, es un momento o un “instante de apertura pasajero a través del cual debemos avanzar con decisión si queremos alcanzar el éxito”. Cuando el mayor momento kairos de la historia sacudió al mundo como un tren a toda velocidad, el velo se rasgó en dos, la tierra tembló y las tumbas se abrieron para que salieran los muertos resucitados. Mientras nos acercamos a muchos momentos kairos más en nuestra vida personal y como Cuerpo de Cristo, también debemos “atravesarlos con decisión”, en otras palabras, atrapar el momento y avanzar. Cuando Jesús les dijo a sus discípulos, “la cosecha es grande”, les estaba revelando el momento kairos que se manifestaría desde allí en adelante. Es una cosecha producida por la profecía que debemos alcanzar. Esta cosecha profética que Jesús declara en Juan 4 es profunda:

“¿No dicen ustedes: Todavía faltan cuatro meses para la cosecha? Yo les digo: ¡Abran los ojos y miren los campos sembrados! Ya la cosecha está madura; ya el segador recibe su salario y recoge el fruto para vida eterna. Ahora tanto el sembrador como el segador se alegran juntos” (Juan 4:35-36)

El momento kairos para la cosecha que Jesús declaró es ahora. No es más tarde, es ahora. Ese momento kairos está esperando por una generación de cristianos que conozcan su potencial y se den cuenta que estamos en “un tiempo intermedio” entre la partida y el regreso de Jesús. Finalmente, la recolección de esta cosecha profética determinará su culminación.

“Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).

¿Puede imaginarse a toda una generación de la Iglesia poniéndose de acuerdo en un momento kairos, saltando muros de doctrinas predeterminadas y predicando el evangelio a todas las naciones? Indudablemente estaríamos “esperando ansiosamente la venida del día de Dios…” (2 Pedro 3:12).

Señor, ¡hazme tu cosechador!

¿Puede llegar a la conclusión asombrosa que ahora mismo usted es un cosechador y un precursor de su cosecha de almas sobre la tierra? ¿Renunciaría a sus derechos y ambiciones para decir como Isaías: ‘Heme aquí, envíame a mí’? Ahora mismo puede calificar como uno de esos “obreros” que Jesús describió como pocos comparado con el tamaño de la cosecha que debían enfrentar. Puede apresurar la venida de Jesús en este tiempo orando ahora mismo: “Señor, hazme tu cosechador. Hazme tu sacrificio viviente…”.

La cosecha lo está esperando justo detrás de su puerta, su única limitación es cuánto desea cosechar. Como estos grandes misioneros antes de usted, entréguese con vivacidad y por completo, las recompensas eternas pesarán mucho más que los inconvenientes que debamos atravesar ahora mismo. ¡Vaya! ¿Qué tiene que perder? Ahora, ¡vea todo lo que tiene para ganar!

Chad Taylor

lunes, 21 de septiembre de 2009

“Al que venciere: liberación de las ataduras religiosas”

 

Por Wade Taylor

clip_image002“Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Corintios 3:17).

En este tiempo, muchos sienten una carga intensa por el Cuerpo de Cristo y perciben que se está por manifestar algo fresco que va más allá de nuestro entendimiento actual. Es muy importante no repetir los errores del pasado en este tiempo de visitación.

La Palabra del Señor a las siete Iglesias (Apocalipsis 2:1-3:22), prefigura la progresión de los hechos que abarcan toda la era de la Iglesia. Los indicadores por los cuales las visitaciones en el pasado no llegaron a su plenitud o no perduraron, se pueden encontrar en la Palabra del Señor a estas siete Iglesias.

La Iglesia de Éfeso

La primera de estas, la Iglesia de Éfeso, se había apartado de su “primer amor” (Apocalipsis 2:4). Esta Iglesia fue testigo del poder y la fe de los apóstoles que experimentaron personalmente la presencia de Cristo resucitado. El Señor esperaba que mantuvieran esta experiencia de su presencia personal manifiesta, pero comenzaron a alejarse de ello.

Esta Iglesia fue recomendada porque “odiaba las obras de los nicolaítas, las que también odiaba Jesús” (Apocalipsis 2:6). No existe explicación en la Escritura sobre quienes eran estos nicolaítas. Sin embargo, podemos comprender su identidad a través del significado de la misma palabra “nicolaíta”.

“Nikao” significa conquistar o consumir el “Laos” o a los laicos, la gente. Los nicolaítas defendieron el compromiso con el sistema del mundo para que los cristianos pudieran participar, sin avergonzarse, en las actividades sociales y religiosas de la sociedad en la cual vivían. Trataron de armonizar las prácticas paganas con la fe cristiana. En tiempos de la Iglesia de Éfeso, sus enseñanzas permitían que los cristianos participaran de la religión civil romana.

Como resultado de esto, el Espíritu Santo se retiró de sus reuniones, provocando la pérdida de la impartición espontánea y los movimientos que vinieron sobre los miembros de esta Iglesia. Por tanto, los nicolaítas representan al clero que se apartó de “la presencia y el poder” sobrenatural, sustituyéndolas por “formas y ritos”. El compromiso que defendían provocó que se “opacara” el espíritu del pueblo del Señor, mientras eran expertos con la sociedad y las prácticas de su tiempo.

Además, los “clérigos” ganaron control sobre las funciones del ministerio y abolieron la adoración espontánea que provocaba la manifestación del poder de la presencia de Dios. Por tanto, la gente se transformó en “espectadora” de la función desarrollada por el clero.

En su mensaje a la Iglesia de Éfeso, el Señor les dice con claridad que odiaba las obras de los clérigos que hacían que su pueblo no pudiera experimentar su presencia manifiesta y la operación del poder sobrenatural.

Estos nicolaítas estaban presentes en Éfeso, pero eran odiados. En la tercera Iglesia en Pérgamo, el Señor los vuelve a mencionar: Toleras así mismo a los que sostienen la doctrina de los nicolaítas (Apocalipsis 2:15). Aquí los reprendió con firmeza.

Las Iglesias de Tiatira, Sardis y Filadelfia

En la cuarta Iglesia (Tiatira), el Señor dice: “Ahora, al resto de los que están en Tiatira, es decir, a ustedes que no siguen esa enseñanza…” (Apocalipsis 2:24). Pero ahora los nicolaítas estaban en control y sólo un remanente permanecía fiel.

Esta enseñanza del “compromiso” del clero los guió hacia una declinación espiritual que culminó en la Era de la Oscuridad. Durante este tiempo de intensa apostasía y tinieblas espirituales, surgió una chispa de revelación sobre la “justificación por la fe” con Martín Lutero. Esto comenzó una restauración progresiva que desarrolló dentro de la quinta Iglesia, Sardis y encontró su obra completa en las últimas dos Iglesias, Filadelfia y Laodicea.

Acerca de la quinta Iglesia, Sardis, el Señor dijo: “…Conozco tus obras; tienes fama de estar vivo, pero en realidad estás muerto” (Apocalipsis 3:1). Esta Iglesia regresó a la sana doctrina, pero no experimentó la restauración del ferviente “primer amor” que se perdió en Éfeso. Aparentemente, los nicolaítas seguían ostentando un control considerable y le impedían al pueblo de Dios experimentar la “aceleración” de la presencia manifiesta del Señor o el “poder” del Espíritu Santo moviéndose en sus reuniones.

La sexta Iglesia, Filadelfia, habla de una congregación vencedora que experimentaba la presencia y el poder manifiesto del Señor. Pelearon por ello y obtuvieron una puerta abierta hacia la operación de lo sobrenatural en sus reuniones. Sobre esta Iglesia, el Señor dijo: “...Mira que delante de ti he dejado abierta una puerta que nadie puede cerrar. Ya sé que tus fuerzas son pocas...” (Apocalipsis 3:8)

Aquí los nicolaítas fueron completamente derrotados y perdieron toda influencia y control. Esta Iglesia cultivó la presencia de Aquel “…que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir” (Apocalipsis 3:7). Una vez más, el pueblo del Señor posee este mismo y ferviente “primer amor” por el Señor que se perdió en Éfeso.

Su presencia manifiesta los quemaba en su interior y todas las ataduras se derretían mientras el Espíritu Santo establecía sus caminos en sus vidas y en sus reuniones. Debemos alcanzar mucho por medio de la Iglesia de Filadelfia en nuestros días que permite una apertura amplia de su presencia y su poder.

La Iglesia de Laodicea

La séptima Iglesia es la de Laodicea. La Palabra del Señor para ella es: “Dices: ‘Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada’; pero no te das cuenta de que el infeliz y miserable, el pobre, ciego y desnudo eres tú” (Apocalipsis 3:17).

La Iglesia de este tiempo recibió más prosperidad, dones y ministerios que cualquiera en otro tiempo. Aunque es rápida para testificar acerca de estas bendiciones, el Señor expone a esta Iglesia por su inmadurez espiritual (ciega y desnuda). Sin embargo, esta prosperidad no es la causa principal de su ceguera y desnudez espiritual. Su problema estaba en el hecho que no reconocieron su necesidad espiritual: “…y no me hace falta nada” (Apocalipsis 3:17). Están satisfechos con las cosas que poseen y no buscan a Aquel que les dio todas las cosas.

El Señor se reveló parado fuera de la Iglesia próspera de Laodicea, golpeando a su puerta para atraer su atención: “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

Como esta Iglesia perdió su sensibilidad a la voz del Señor, dirigió su llamado a buscar a las personas que pudieran responder diciendo: “si alguno”.

La doctrina de los nicolaítas hizo que se “opacara” el espíritu de la Iglesia. Al aceptar la prosperidad material y acomodarse a ella, relegaron efectivamente la visitación del Señor en el interior de esta Iglesia de los últimos tiempos. Esta es una de las causas principales de la falla de la visitación “carismática”.

Por tanto, el espítitu nicolaíta que se sembró para traer un compromiso con el sistema del mundo en la Iglesia temprana, está presente en la Iglesia actual. Jesús dijo con claridad: “Mi Reino no es de este mundo” (Juan 18:36). Santiago nos dice: “…Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios” (Santiago 4:4).

Note el contraste entre estas dos Iglesias de hoy. En Filadelfia, el Señor puso delante de ellos una puerta abierta hacia la revelación de su presencia manifiesta y la operación del poder sobrenatural en medio de ellos. En Laodicea, está fuera golpeando una “puerta cerrada”, buscando a alguien que pueda oír su voz y lo invite a entrar para tener comunión con Él.

El Señor les aconseja esto a los que le abren la puerta de su espíritu: “Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego, para que te hagas rico” (Apocalipsis 3:18). Este “oro” habla de la naturaleza divina como algo mucho más valioso que todas las riquezas externas que poseían y en las que se regocijaban.

A las personas que decidieron salir del espíritu materialista dentro de la Iglesia de Laodicea se les entrega una promesa gloriosa: “Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono” (Apocalipsis 3:21).

Esta es la mayor de las promesas que se le dio a cada una de estas siete Iglesias, aunque es la más difícil de alcanzar y más aún hoy, debido a la cantidad de engaños que debemos discernir o la intensidad de las tentaciones que debemos resistir. Los impedimentos que debemos vencer para alcanzar la verdadera espiritualidad, son mayores que cualquier otra presión que las demás generaciones debieron afrontar. Ceder nuestra fe es muy popular, pero el costo es elevado. Aquellos que lo hacen, no serán capaces de oír el llamado gentil del Señor a la puerta de su espíritu: “si alguien oye mi voz”.

La puerta abierta hacia su presencia

El Señor está buscando a aquellos que deseen pagar el precio para ser parte de la Iglesia de Filadelfia, ganando la vida espiritual y la fortaleza disponible para ellos. Pocos lo hacen porque la Iglesia de Laodicea es muy popular. Conoce y utiliza las técnicas que traen crecimiento y prosperidad material a la Iglesia.

Un pasaje de la Escritura que el Señor está haciendo muy real en este tiempo es: “A los que me aman, les correspondo; a los que me buscan, me doy a conocer… enriqueciendo a los que me aman y acrecentando sus tesoros” (Proverbios 8:17, 21).

Esto habla de los vencedores que entraron por la “puerta abierta” y experimentaron un nuevo “primer amor” por la persona de Jesús. Estos buscan su Reino sometiendo sus vidas al dominio de su gobierno y compran oro refinado por el fuego. Encuentran un tesoro eterno que pocos anticiparon.

Para aquellos que le permiten entrar, la “Iglesia de Filadelfia” nunca será decepcionada mientras atraviesa esta puerta hacia su presencia.

Wade Taylor

“El desafío del almendro, Dios te pregunta: ¿Qué ves?”

 

Por Kathie Walters

clip_image002¿Qué ves?

Tengo una pregunta para usted hoy y creo que viene de parte de Dios. Dios le hizo a Jeremías la misma pregunta que le estoy haciendo a usted. ¿Listo?

Primero, veamos un poco el panorama. Recuerde que al principio, el ministerio de Jeremías no estaba muy establecido. Quiero decir, no corría por Israel dictando grandes conferencias y hacienda seminarios. Era un niño. Bueno, un adolescente.

Cuando Dios habló por primera vez con Jeremías acerca de su llamado a predicar, le dijo: “Jeremías, sabes que te llamé desde antes de tu nacimiento y te ordené como profeta a las naciones”. Bueno, Jeremías se enloqueció. Había oído esto antes, después de todo, su padre era un predicador. Pero en su mente siempre está el pensamiento: “Alguna vez, cuando sea más maduro”.

Jeremías le respondió al Señor diciendo: “Debes estar bromeando. Soy sólo un niño, no me llames. No puedo hacer nada”. Ahora, esta es mi traducción personal, pero siga leyendo, esto es lo que dice. Si quiere la versión bíblica, Jeremías dijo: “¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño” (Jeremías 1:6). Pero usted sabe que la gente no hablaba con estas palabras, tampoco lo hacemos nosotros hoy día.

Dios ignoró la visión que Jeremías tenía de sí mismo como un niño inútil. Le respondió: “No digas eso, porque Yo puse mi Palabra en tu boca”. Luego Dios le entregó una comisión bien fuerte, justo allí. ¿Le dijo: “Ahora Jeremías, vete a la escuela bíblica y estudia duro hasta el día en que madures y luego pueda usarte para el ministerio?”. ¡No! Más allá de todo sentimentalismo, Dios le dijo al adolescente: “Oh, sí, te llamé a ir a las naciones; de hecho, te envié sobre naciones y reinos” (la palabra reinos usualmente incluye muchos países). “Puedes derribar y plantar cualquier toda clase de cosas poderosas”. Le dijo a Jeremías que no debía temerle a sus caras: “Yo estaré allí contigo”. Cuando dicen que la cara (o los ojos) son el espejo del alma, permítame decirle que es así.

Sin siquiera detenerse a preguntarle a Jeremías si estaba de acuerdo, Dios le sigue diciendo: “Bueno, ¿qué ves Jeremías?”. El padre de Jeremías era un sacerdote y fue usado por Dios, pero no en ese momento. Dios dijo: “¿Qué ves Jeremías?”. Jeremías tenía que desarrollar su fe y rápido. Eso implica ver por fe. El joven Jeremías tuvo una visión: “Veo una vara como de almendro”.

La vara de Aarón era de una rama de almendro y en Hebreo significa “despertador”. Jeremías estaba viendo su destino en su fe (pero aún no se había dado cuenta). Fue llamado a ser un “despertador”. Dios le dijo que profetizara y desafiara al pueblo de Israel acerca de su llamado y su destino. Dios le dijo que fuera y los despertara. Personalmente, le pidió a Dios que enviara a cualquier otro porque se consideraba ignorante. Bueno, trató de hacerlo, pero no funcionó.

¿Sabe por qué? A menudo a la gente no le gusta despertarse. No mucha gente se despierta de su letargo con buen humor. Usted sería muy infeliz con la causa del “despertador”. El “despertador” era un buen nombre para Jeremías. “Sr. Popularidad” no era exactamente su descripción personal.

Entonces, esta es mi pregunta del Señor para usted: “¿Qué es lo que ve?”. No estoy hablando de la realidad natural.

Tómese un tiempo para relajarse, disfrute de una buena comida, descanse, tómese un par de días y luego vaya a sentarse a los pies de Jesús. Luego entre en un descanso y pídale al Espíritu Santo que le muestre lo que ve sobre su vida. No para su ciudad, su Iglesia, su esposo o su esposa, sino para usted a nivel personal. Su visión debe comenzar con usted, ¿cierto? Si usted no tiene una visión real de sí mismo, no podrá ser capaz de creer con alguien más para su visión.

El punto acerca de la visión

¿Recuerda aquellos viejos aparatos de TV? Tenían un tubo y cuando envejecía, comenzaba a apagarse. ¿Recuerda qué sucedía cuando el tubo comenzaba a agotarse? La imagen se reducía más y más. Nadie quería comprar un tubo nuevo porque era demasiado caro, entonces se esperaba hasta el último momento. Había que ponerse de costado para ver las imágenes distorsionadas.

¿Qué es lo que ve? Mucha gente está viendo una imagen distorsionada. Mi esposo David dice: “Muchos cristianos no le apuntan a nada y le disparan”. Usted sólo puede apuntarle a lo que ve. Si ve un llamado pequeño, un destino pequeño o una visión pequeña, eso es todo a lo que le va a apuntar.

Mi desafío para usted es este: Vea lo que Dios ve para su vida. Él tiene una gran visión, ¡una visión enorme! Vemos nuestra ciudad, nuestra familia o un pequeño lugar en medio de un gran esquema de cosas. Pero Dios ve naciones, Dios ve un lugar sin paredes. Dios no tiene limitaciones en su visión. No ve límites para usted, puede tener todo lo que crea y puede creer todo lo que ve; si puede verlo por fe. Tiene la fe de Dios en usted, ¡créalo! Porque: “…a todos los hombres se les dio una medida de fe” (Romanos 12:3).

¿Cuál es su aventura?

La Biblia dice que la voluntad de Dios es agradable, “Me deleito haciendo tu voluntad, Oh Dios” (Salmo 40:8).

Dios pone sus deseos en su corazón. En otras palabras, pone sus deseos en su corazón para que al obrar de acuerdo a su corazón, sea agradable, hermoso, lleno de aventura y lleno de Dios. Todo lo que tiene que hacer es permitir que el Espíritu Santo le muestre lo que Él ve para usted. Tiene un destino hermoso, maravilloso, grandioso y enorme que alcanzar.

Si está haciendo algo en cuanto a servir a Dios y no es agradable, olvídelo; sólo son obras. Y Dios no está interesado en nuestras obras, sólo en las obras de Él. Nunca ungirá nuestras obras, sólo las de Él. La gloria de Dios nunca vendrá sobre lo que usted hace, sino sobre lo que Él hace. No es tratando, es rindiéndose a la unción.

¿No es más sencillo rendirse en lugar de tratar y desgastarse trabajando? Tratar puede ser muy cansador. Dios no está corriendo alrededor de la ciudad para reclutar obreros para el Reino, sólo está esperando que sus hijos e hijas se levanten y sean lo que Él los llamó a ser. Usted no es un pecador salvo por gracia, fue un pecador salvo por gracia, pero ahora es un hijo o hija del Dios Todopoderoso. Usted es la realeza de la Realeza, un heredero de justicia y un heredero del Reino. No tiene que ganárselo, no puede calificar para ello, Jesús le entregó esta herencia gratuitamente. Pagó por ella al 100% cuando murió y resucitó.

Pero primero, alégrelo a Él

Casi me olvido de recordarle que su primer llamado es alegrar a Dios. Él lo llamó a alegrarlo en primer lugar. No sirva al Señor si primero no lo alegra. ¿Sabía que Jesús está enamorado de usted? Él lo adora por completo, no lo tolera. Él lo creó desde su naturaleza divina, la eternidad está en usted. Él le entregó su poder y su justicia, vistiéndolo con la hermosura de su Salvación.

Este es un camino nuevo y vivo; camine en él y comience a ver lo que Él ve para usted.

Kathie Walters

martes, 15 de septiembre de 2009

“¡Oye el sonido! …Si doblas tus rodillas, en la semana te salvaré de un ataque del enemigo”

Por Chuck Pierce

clip_image002“No eleves tu cabeza sobre los demás durante la semana, porque Yo soy un Dios que te haré esquivar el peligro, si te mantienes a mi lado y en el momento justo doblas tus rodillas, te salvaré de experimentar un ataque del enemigo durante la semana”

Queridos amigos e intercesores:

Este es un tiempo donde el Señor está realizando una obra mayor sobre la tierra. Las dos palabras que oí en mi espíritu se están sacudiendo y revoloteando.

Nueva Orleans, Pittsburgh, la Costa del Pacífico y ambos lados de México

Pude oír al Señor diciendo que Él está revoloteando sobre Nueva Orleans de una nueva manera. Puedo verlo revoloteando sobre Pittsburgh ahora. Puedo verlo subiendo y bajando por la costa del Pacífico. Puedo verlo a punto de invadir la Costa del Pacífico de esta nación. Ambas costas de México serán invadidas por el Espíritu.

Tres niveles de sonido

Cuando comencé a ver esto, oí decir al Señor: “Hay tres niveles de sonido que debo soltar a través de mi pueblo hoy. Debo traer el sonido de la historia que hizo que su sangre se mantuviera fluyendo en mí y creó mi legado en las generaciones. Debo traer el sonido del presente que está provocando que su sangre vuelva a la vida y está produciendo el poder en ellos para perseverar a través de las circunstancias y atravesar sus pruebas. Debo traer el sonido del futuro que hará que mi pueblo tenga expectación, una excitación del poder de mi visitación, promoviendo mi gloria en la tierra. Estoy mezclando estos tres sonidos justo ahora, en este momento, para cambiar el curso de la realidad terrenal”.

“Este es el día donde estoy destruyendo lo que te cubrió en el pasado. Estoy removiendo costras y velos de mi pueblo que mantuvieron los reproches en funcionamiento y bloquearon mis nuevos accesos. Ahora te levantaré y te cubriré de una nueva manera”

¡Aplaude en medio de tu casa!

“Mis manos están aplaudiendo, así que, en medio de tu ruina y destrucción, aplaude. En medio de tus problemas emocionales, aplaude. En medio de tu casa, ve, aplaude y decreta que se encenderá lo que está apagado”

¡Es como “encender las luces”! De repente, cuando aplaudas, el cuarto se encenderá.

El Espíritu de Dios dice: “Comienza a aplaudir y decretar que las tinieblas que mantuvieron ciertas áreas bajo cautividad, comenzarán a encenderse”

Llama a mi poder de revoloteo

“Hay muchos que ni siquiera me están buscando y voy a encontrarlos, a sorprenderlos y a corregir sus vidas. Clama para que mi poder revolotee sobre aquellos que tampoco conocen que puedo posarme sobre ellos. En medio de la tierra estoy buscando a aquellos que dirán: ‘Aquí estoy, aquí estoy; Oigo un sonido que me está llamando, aquí estoy’”.

“Existen sonidos en la tierra que son tan bajos que no los puedes oír y también existen rugidos. Toda la creación está rugiendo. Humíllate e inclínate lo suficiente como para oír el sonido”.

“Si entras en ese nivel de humildad ante mí, verás que mi poder está revoloteando, comenzarás a oír lo que la tierra debajo de ti está rugiendo, cómo necesitas caminar y cómo necesitas actuar. Pon tu oído en el terreno porque ahora hay sonidos en la tierra que están entrando en acuerdo con los Cielos”.

Hay sonidos en la tierra que deben ser oídos

“Hay sonidos en la tierra que se necesitan oír. Estos sonidos (desde tus líneas inicuas de sangre) fueron depositadas en la tierra por tus antepasados que caminaron por ella”.

“Mi tierra tiene un corazón que late y no entendiste el poder de la creación. Perdiste el latido del corazón de la creación. Por lo tanto, no puedo ser creativo en medio de ti. Puse mi voz en cada cosa viviente, pero tu voz es la que gobierna. Entonces, en medio de mi voz rugiendo sobre otras cosas que no pueden hablar, tú debes hablar por ellas. Te senté en los lugares celestiales, pero debes poner tu oído sobre la tierra por donde caminas para que te pueda usar para establecer un acuerdo desde mi realidad celestial, por lo que quiero crear en la tierra. Proclama tu voz desde lo profundo y levanta tus manos en alto”

“En ciertos momentos, inclina tu cabeza ante mí en sumisión y al hacer esto, te levantarás e irás hacia un nuevo nivel de comunión”.

Dobla tus rodillas: Te salvaré de experimentar un ataque del enemigo durante la semana

“No mantengas tu cabeza en alto sobre los demás durante la semana, porque Yo soy un Dios que te haré esquivar el peligro, si te mantienes ante mí y en el momento justo doblas tus rodillas, te salvaré de experimentar un ataque del enemigo durante la semana”

“Reconoce el sonido de la creación que está rugiendo y permíteme levantar y traer tu espíritu a un acuerdo con el sonido de la tierra y el revoloteo de mi Espíritu. Yo estiro mi mano en medio de mi revoloteo; extiendo mi mano y aunque no conozcas mi amor, extiende tu mano y atrapa aquello que no conoces para que te pueda llevar hacia delante”

“No temas el sonido del sacudón. No temas a ese sitio donde te haré ser consciente del temblor y te permitiré oírlo. Luego puedes anunciar qué se sacudirá y harás que muchos sean amparados de una nueva manera. Levántate a través de la ruina, la destrucción y el rugido que te rodea. Levántate y permite que mi Espíritu que está revoloteando sobre ti descanse sobre la tierra para que puedas ser un conector divino”

Bendiciones,

Chuck D. Pierce

“El poder sanador de Dios: Ocho secretos para operar en los milagros creativos”

 

Por Matt Sorger

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Testimonio del poder sanador

Nunca olvidaré el momento cuando una niña de 12 años de edad se puso de pie en la plataforma mientras los milagros ocurrían por todo el estadio. El Señor me guió a orar para que se abrieran los oídos sordos. Mientras la presencia y la gloria de Dios llenaban la atmósfera, los oídos que no podían oír se abrían instantáneamente.

Mientras surgían los testimonios, mi equipo trajo a una muchacha a la plataforma. Mientras se acomodaba su largo cabello castaño, quedé asombrado por la imagen. Había nacido sin oídos, sólo tenía dos pequeños orificios a cada lado de su cabeza. Mientras la unción de Dios descendía sobre ella, pudo oír un sonido en sus oídos.

Repentinamente, mientras el Señor realizaba un milagro creativo, se formaban los tímpanos dentro de su cabeza y sus oídos se abrieron por primera vez en su vida. Supe que el milagro no tuvo nada que ver conmigo. Mi participación fue simplemente guiar al pueblo en la adoración, hasta que la gloria descendió y luego Dios hizo el resto. La noche siguiente en México vimos a muchos ser sanos por el poder de Dios, aún varios lisiados.

La comunión y la intimidad nos preparan

Fui testigo del poder sanador de Dios en mi madre cuando tenía 14 años de edad. Pero los años siguientes, no podía comprender por qué no veía esas mismas manifestaciones de poder en la vida diaria de la Iglesia. Estaba cansado de las oraciones sin poder. Cuando oraba por alguien, quería que ocurriera algo, ¡pero no pasaba nada!

Combinado con este sentimiento de frustración había una sed insaciable y un anhelo en mi espíritu por desarrollar una relación más profunda con el Espíritu Santo. En mi vida juvenil ocurrieron dos cosas: Dios agregaba insatisfacción a mi vida acerca del statu quo y llenaba mi corazón con una sed espiritual que me llevó hacia horas de comunión con el Espíritu Santo.

En estos 20 años de aprender a caminar con Dios, aprendí muchas cosas sobre vivir una vida llena del poder del Espíritu. Dios me permitió ver la demostración de su poder miles de veces en las vidas de innumerables personas. Caminar en intimidad con Dios, arraigado profundamente en la Palabra, se convirtió en el fundamento desde el cual pude ver un poder tremendo que se soltó a través de mi vida.

Usted puede comenzar a operar en el Espíritu desde el momento cuando Cristo entra en su corazón. No necesita esperar 20 años para caminar en el poder de Dios. Experimenté muchos encuentros y muchos momentos del poder de Dios durante mis primeros años de cristiano. Esos encuentros me formaron como soy. El tiempo de Dios es perfecto y su preparación es esencial. La preparación no nos da la unción; simplemente nos capacita para cargarla en el largo plazo.

Una cosa que aprendí acerca del poder de Dios y los dones, es que fluyen de su gracia y son activados por fe. Pero siempre debemos recordar que Él es la fuente y por su gracia calificamos para ser partícipes de su gloria celestial. Realmente no tiene nada que ver con nuestro esfuerzo o nuestras obras. Si fuera así, podríamos reclamar algún crédito. Como no es así, Dios se lleva toda la gloria. Esta obra interna profunda sobre nuestro carácter nos arraiga profundamente en Cristo y habilita a Dios para derramar su poder sin medidas sobre nuestras vidas.

Hoy quiero compartir con usted ocho secretos para operar en el poder de los milagros creativos de Dios. Mientras aplicamos estos principios a nuestra vida, creo que podemos ver señales y maravillas soltándose a través de nosotros en nuestra vida diaria.

1. Cultive la presencia de Dios en su vida

La gloria es la fuente de todos los milagros. Cuanto más cultive un ambiente conductivo para el Espíritu Santo, más de la presencia de Dios habrá sobre su vida. Cuanto más de su presencia habite en su vida, más poder tendrá. Se llega a este punto pasando tiempo haciendo lo que sea para que la Persona y la presencia tangible del Espíritu Santo se manifiesten en su vida.

Confiese y arrepiéntase rápidamente por su inclinación hacia el pecado o las tinieblas espirituales. Ore en lenguas con frecuencia. Cúbrase con la sangre de Jesús. Medite en su Palabra. Exprese su adoración al Señor a través de oraciones y canciones. Invite constantemente al Espíritu Santo a estar con usted de una manera tangible, tanto como sea posible. Rechace todas las cosas que lo entristezcan. Verá que mientras su vida se llena de la atmósfera del Espíritu Santo, los milagros, señales y maravillas fluirán naturalmente.

2. Cultive la fe de Dios en su corazón

La verdadera fe sobrenatural fluye desde el espíritu y afecta nuestra mente. No es al revés. La fe desafía la realidad lógica y natural por una realidad espiritual superior. Hace que lo natural se acomode a lo que Dios ya estableció en el espíritu. Debemos vivir en la Palabra y renovar constantemente nuestras mentes.

La fe nace del corazón de la revelación. Cuando el Espíritu Santo revela la verdad a su mente y su corazón por la Palabra, la fe adquiere vida dentro de usted. Juan 8:32 dice: “… y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”. Sumerja su mente y su espíritu en la Palabra de Dios, enfocando su mente permanentemente en ella y la revelación de la verdad producirá una fe sobrenatural en su corazón. Un corazón de fe producto de la revelación de la verdad, es la clave máxima para operar en el poder de Dios.

“Fijemos la mirada en Jesús (fuera de toda distracción), el iniciador (dándonos el principal incentivo para nuestra creencia) y perfeccionador de nuestra fe (llevándolas hacia la madurez y la perfección), quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios” (Hebreos 12:2).

3. Agregue acción a su fe

Una cosa que debemos comprender acerca del poder de la unción es que viene por una razón y con un propósito específico. Isaías 61:1 dice: “El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros”.

El poder de la unción para sanar y hacer milagros sólo se manifestará si ora para que se sanen los enfermos. Debemos buscar intencionalmente las oportunidades donde el poder de la unción será necesario. La fe sin obras es muerta (Santiago 2:20).

El poder de la unción se entrega para ayudar a otras personas de una manera sobrenatural y en el proceso, revelarles el corazón de Dios y su naturaleza. No se desaliente, enfóquese y persevere. No importa qué ve en lo natural, eleve su visión, conozca y comprenda la voluntad de Dios y su verdad. Permita que la fe del Padre lo mueva hacia la acción. Esta acción soltará el poder de Dios para producir los milagros.

4. Persiga apasionadamente los dones espirituales

1 Corintios 14:1 nos dice que debemos anhelar los dones del Espíritu. A menudo impongo manos sobre mi propio ombligo durante mis tiempos de oración y le pido al Espíritu Santo que agite y manifieste los dones en mí. Los dones espirituales de sanidad, operación de milagros, palabra de conocimiento y el don de fe, son manifestaciones invaluables para el ministerio de milagros.

Si le pide a Dios que los agite, Él lo hará. En griego, los dones del Espíritu se denominan “charisma” y se definen como “dones de gracia, un favor que alguien recibe sin haber hecho méritos para merecerlo” (Strong). Son una manifestación de la gracia de Dios. No puede trabajar o esforzarse para obtenerlos. El Espíritu Santo los entrega con libertad, así como la salvación. Cuanto más los persiga, más los obtendrá. ¡Y puede tenerlos a todos!

5. Practique la oración y el ayuno

Hubo una instancia en la Biblia donde los discípulos no pudieron sanar a un epiléptico en Mateo 17:16. Cuando le preguntaron a Jesús por esto, dijo que la razón era que los discípulos tenían una “fe pequeña”. No fue una pregunta sobre la voluntad de Dios. Tampoco Jesús se enfocó en la fe del niño. Era el nivel de fe en los corazones de los discípulos.

Pero también introduce el elemento de la oración y el ayuno. Existe un lugar en la oración y el ayuno donde su carne y la mente natural se someten a la mente y el corazón de Dios; allí su fe reemplaza nuestra duda. Orar y ayunar ayuda a soltar la fe de Dios dentro de nosotros. Su fe dentro de nosotros produce el milagro, no el ayuno. Ayunar y orar en esta instancia sirve como un pasadizo hacia la plenitud de la fe que existe en el corazón de Dios. Una vez más, no es por nuestras obras, sino por la fe y la gracia extendida hacia nosotros.

6. Aprenda a oír la voz de Dios

Para operar en lo sobrenatural, debemos desarrollar una sensibilidad especial hacia la Persona del Espíritu Santo. Dios no opera con recetas de cocina y no lo hace siempre de la misma manera. Esto puede ser frustrante, pero es cierto. Vemos esto aún en la vida de Jesús. Él vio señales y maravillas constantemente en su vida diaria. Pero nunca oró de la misma manera por todas las personas.

A veces Jesús impuso manos sobre la gente, otras les enseñó a hacer cosas específicas y otras hizo cosas muy inusuales, como escupir formando barro y colocándoselo en los ojos a una persona. Fue muy poco convencional y guiado por el Espíritu. La clave aquí es que sólo hizo lo que vio hacer a su Padre (Juan 5:19).

Esta habilidad para oír y ver las acciones de su Padre celestial surgía del tiempo que pasaba en oración y comunión con Él. Si queremos sensibilizar nuestros ojos y oídos espirituales, debemos ubicarnos en el lugar donde podamos ver y oír a Dios. Esto requerirá pasar tiempo en los “lugares desérticos” para poder establecer toda nuestra mente y corazón en Él. Cuando ejercitamos nuestros sentidos espirituales aprendiendo a oír y no sólo a hablar, seremos guiados por el Espíritu para ver manifestaciones maravillosas de su poder.

7. Asóciese con la unción

Una clave importante para ser elevado hacia otro nivel del poder de Dios, fue aprender que es correcto moverme hacia los lugares donde Él se está moviendo. Algunos dicen: “Bien, si Dios quiere darme algo, puede venir a dármelo justo aquí en mi cuarto. No necesito irme a ningún lado”. Seguro que Dios puede encontrarnos en nuestro propio cuarto y muchas veces lo hace. Sin embargo, eso no niega el hecho que podemos atrapar la unción al estar donde Dios se está moviendo.

Encuentre gente y ministerios que se están moviendo en el poder de Dios y acérquese a ellos. Aprendemos de otros y recibimos una impartición de poder por medio de la asociación. Estos encuentros corporativos con Dios no reemplazan la devoción que expresamos en nuestro lugar privado de oración. Simplemente suman y refuerzan a nuestra relación con Dios. Fui bendecido por poder asociarme y unirme a algunas de las personas más ungidas sobre la tierra hoy. Esa amistad no sólo agitó mi fe, desató una transferencia de sabiduría, revelación y poder hacia mi propia vida y ministerio.

El compañerismo ungido es crucial para cultivar la unción en su vida. Esa comunión puede ocurrir compartiendo una taza de café o por oír enseñanzas ungidas por CD o videos, así como adorando juntos en una reunión.

Asóciese con el poder de Dios moviéndose hacia donde Él está.

8. Sea motivado por el amor

Un factor que considero el más crucial de todos y quizá el ingrediente más olvidado, es el amor. Jesús tuvo compasión y sanó a los enfermos (Mateo 14:14). No tendremos poder si el amor de Dios no se derrama en nuestros corazones. El amor debe ser el fundamento de todo lo que hacemos. Debe ser el fundamento para nuestro deseo de poder espiritual. Sin amor, el poder nos guiará hacia el orgullo y a la auto promoción. Realmente, sin el amor de Dios en nuestros corazones por la gente, el poder es vacío (1 Corintios 13:2).

El amor es la mayor manifestación del poder de Dios. Por amor Jesús caminó en obediencia total. Por amor el poder del pecado y satanás fueron derrotados. Por amor entregamos nuestras vidas unos por otros. El amor es lo que motiva nuestra fe (Gálatas 5:6).

El amor es lo que nos lleva a vivir en el Espíritu. El amor es la mayor virtud de todas. Sin fe no podemos agradar a Dios. Pero sin amor, no podremos conocerlo en lo absoluto. El amor lleno de verdad es el arma más poderosa contra el pecado, la tentación, las ofensas, la desunión, la enfermedad, la opresión, la corrupción espiritual y la muerte. El amor lo conquista todo.

Mientras aplica estos principios a su vida y camina con Dios, espere ver su poder glorioso y su unción desatándose en y a través de usted. ¡Allí afuera hay alguien que espera por su milagro!

Matt Sorger

lunes, 7 de septiembre de 2009

“Dios habitando en su Novia: Un tiempo de aceleración, fructificación y favor”

 

Por Paul Keith Davis

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Introducción

Este artículo surge en uno de los momentos más importantes del año. Comenzando con la caída del sol el 29 de Septiembre, entraremos en Rosh Hashaná, seguido por el Día del Perdón y la Fiesta de los Tabernáculos. Aunque estas fiestas señaladas en el Antiguo Testamento fueron parte de las costumbres de Israel en lo natural, conservan un significado profético para esta generación.

Con el correr de los años, observamos revelaciones e impresiones claves que surgían alrededor de los días Santos en la Escritura. Aunque no estamos más bajo la ley, debemos analizar estos días para ver cómo se desarrollan los tiempos y las estaciones de Dios. Creemos que en este próximo tiempo habrá aceleración, fructificación y favor considerable para todos aquellos que se ubiquen conforme a los estándares de Dios.

Está llegando a su fin un ciclo de siete años y dando comienzo otro de siete años más. Gran parte de la dirección de este próximo intervalo estará determinada por el pueblo de Dios. Esto es verdad a nivel espiritual, político y económico. Mientras aprendemos a pararnos en la brecha y ejercer correctamente la autoridad de Dios en oración, alabanza y proclamación profética; veremos claras demostraciones del Espíritu que establecerá el curso en cada área de la vida.

No debemos afligirnos por las noticias de los medios o por las circunstancias del mundo. Somos ciudadanos de un Reino superior que no puede ser sacudido. Este es nuestro tiempo para que se cumpla esta palabra:

“¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti! Mira, las tinieblas cubren la tierra, y una densa oscuridad se cierne sobre los pueblos. Pero la aurora del Señor brillará sobre ti; ¡sobre ti se manifestará su gloria!” (Isaías 60:1-2).

El Tabernáculo de Dios en su pueblo

Hay una palabra que se acentúa consistentemente por todo el Cuerpo de Cristo para identificar nuestro lugar actual en la historia de la Iglesia: Transición. Escribí extensamente acerca de este tema en mi libro, “Ángeles que juntan”.

Mientras el tiempo avanza, viene una gran claridad sobre la naturaleza de este cambio y cómo se debe posicionar la Novia de Cristo. Con toda franqueza, estamos agradecidos por cada expresión espiritual derramada en los últimos años. Sin embargo, también reconocemos que ninguno de los avivamientos llegó a cumplir lo que se prometió para este tiempo, ni las cosas por las cuales estuvimos peleando como ministros.

Existe algo único tejido en el ADN espiritual de una generación vencedora que anhela desesperadamente la unión invisible entre el Novio Celestial y la Novia terrenal. Este “avivamiento” tendrá características diferentes de cualquier otro en la historia de la Iglesia. Se distinguirá por la pasión y la pureza, pavimentando el camino para expresiones más pronunciadas de poder y autoridad. Será el Señor mismo habitando en plenitud en la gente como si fueran tabernáculos.

Esta transición fácilmente se puede identificar con un tiempo históricamente importante para la nación de Israel y su compromiso con el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. La Fiesta de los Tabernáculos, también conocida como la Fiesta de las Cosechas, era la última fiesta del mes séptimo y representaba este tiempo.

Con el cierre de la cosecha, el año se centraba en la recolección del fruto y los israelitas apartaban un tiempo para regocijarse y celebrar. Conforme a las instrucciones del Señor, tenían que dejar su lugar de morada y construir enramadas temporales donde habitar como una figura profética del Señor mismo, habitando por un tiempo en medio de su pueblo antes de habitar permanentemente en el Reino milenial. Las “enramadas” simbolizaban los lugares de habitación temporal que ocupaban en la ruta hacia la Tierra Prometida.

El Señor me habló extensamente en medio de un ayuno extenso en 1994 sobre la importancia de los Tabernáculos. Ahora, 14 años después, puedo ver muchas de las cosas que me habló en ese tiempo a punto de cumplirse.

Tres veces al año

Tres veces al año, los israelitas debían reunirse en Jerusalén para guardar las Fiestas del Señor. La Pascua, el Pentecostés y los Tabernáculos, se celebraban en relación a los ciclos de la cosecha. En cada una de ellas existe una impresión profética considerable para ayudar a identificar dónde estamos en la historia y qué debemos hacer como pueblo de Dios.

“La fiesta de la cosecha la celebrarás cuando recojas las primicias de tus siembras. La fiesta de recolección de fin de año la celebrarás cuando recojas tus cosechas. Tres veces al año todo varón se presentará ante mí, su Señor y Dios” (Éxodo 23:16-17).

La Fiesta del primer mes: Pascua

1. La Fiesta de la Pascua

2. La Fiesta de los panes sin levadura

3. La Fiesta de los primeros frutos

La Fiesta del Tercer mes: Pentecostés

1. La Fiesta de las semanas

La Fiesta del séptimo mes: Tabernáculos

1. La Fiesta de las trompetas

2. La Fiesta del día del perdón

3. La Fiesta de los tabernáculos

Aplicación de la sangre

1. En Pascua, la sangre se derramaba sobre la puerta.

2. En Pentecostés, la sangre se derramaba sobre la gente y libro del pacto.

3. En los Tabernáculos, la sangre se derramaba siete veces sobre el trono de misericordia.

Israel espiritual

Con toda claridad, la Iglesia del Señor es el Israel espiritual. Lo que ocurre con Israel en lo natural, históricamente provee ejemplos y sombras de lo que ocurrirá durante los tiempos de la Iglesia. Primero lo natural, luego lo espiritual; el apóstol establece esto profundamente en 1 Corintios 10:11 y en 1 Corintios 15:46 diciendo:

“Todo eso les sucedió para servir de ejemplo, y quedó escrito para advertencia nuestra, pues a nosotros nos ha llegado el fin de los tiempos”.

“No vino primero lo espiritual sino lo natural, y después lo espiritual”.

Cada una de estas tres Fiestas debía revelarse “en” y “a través” del pueblo de Dios. Existe una abundancia de evidencia histórica del Nuevo Testamento que afirma que dos de las tres Fiestas anuales del Señor se cumplieron en Él y en la Iglesia. Ahora estamos en el umbral de la última Fiesta que nos presentará el regreso del Señor. Esta es la fiesta del mes séptimo o Fiesta de las Cosechas-Tabernáculos.

Cosecha del fin de los tiempos

Vivimos en los días de la cosecha final. Jesús dijo que el fin de los tiempos es la cosecha y durante este tiempo, enviará “ángeles que reúnan” desde su Reino: removerán toda piedra de tropiezo y ofensa para que los justos puedan brillar como el sol en el Reino de nuestro Padre (Mateo 13:41 y 43). Esta será la manifestación de los hijos de Dios, quienes exhibirán un poder y gloria jamás vista en la historia de la Iglesia.

Será el Señor Jesús habitando en su Esposa como si fuera un tabernáculo para demostrar su Reino y su naturaleza divina. Existen siempre realidades crecientes de Verdad y Gloria de las cuales debemos apropiarnos en estos últimos días. Es sobre este premio que establecemos nuestras esperanzas y expectativas por la revelación plena de quién es Él y de qué es capaz de hacer a través de nosotros como resultado de la Cruz.

La Fiesta de los Tabernáculos también es conocida como la Fiesta del Reposo. Este es el reposo prometido en Hebreos:

“Por consiguiente, queda todavía un reposo especial para el pueblo de Dios; porque el que entra en el reposo de Dios descansa también de sus obras, así como Dios descansó de las suyas. Esforcémonos, pues, por entrar en ese reposo, para que nadie caiga al seguir aquel ejemplo de desobediencia” (Hebreos 4:9-11).

La Unción del Espíritu que vino sobre los profetas del Antiguo Testamento, reposaba sobre ellos por un tiempo hasta que completaban el mandato de Dios y luego se retiraba. En el ministerio del Señor Jesús, el Espíritu permaneció en Él como si fuera un Tabernáculo. La Biblia declara que los Cielos se abrieron y el Espíritu Santo descendió con apariencia de paloma y permaneció sobre Él. Esta también es nuestra promesa, ¡seremos enviados así como Él fue enviado!

Anhelamos ver a Jesús

Un cambio interesante ocurrió en Juan 12:20-24 con inferencias fascinantes para nuestros días. Dos de sus discípulos informaron al Señor que una compañía de griegos quería verlo. La respuesta del Señor nos parecería extraña a menos que la leamos desde un punto de vista contemporáneo, entendiendo las increíbles implicaciones proféticas de esta afirmación. Jesús dijo:

“Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado, les contestó Jesús. Ciertamente les aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo. Pero si muere, produce mucho fruto” (Juan 12:23-24).

El Señor mismo era el grano de trigo que vino a la tierra. Esa semilla experimentó dos mil años de crecimiento, brotando y madurando, hasta que en el fin de los tiempos habrá una cosecha de granos de trigo multiplicados exponencialmente como la semilla original. Ese es el principio descrito en Génesis 1:11-12; la semilla produce según su propio género. Esta generación de los últimos días está diciendo “queremos ver a Jesús”; y eso ocurrirá en su Novia como la cosecha de una semilla, así como la original que cayó en la tierra.

El Señor profetizó en Mateo 13 que la cosecha sería al final de los tiempos y los granos de trigo sembrados en la tierra son los “hijos del Reino”. Esta realidad sólo se puede comprender cuando el Espíritu del Señor se manifiesta y habita en su Iglesia para hacer grandes obras. Luego esta generación “verá a Jesús” de una manera tangible y real. Esto traerá la plenitud a los gentiles, como lo prometió el Apóstol Pablo en Romanos 11.

Libres de levadura

Cuando el Señor descubre su reposo en nosotros, podemos descubrir nuestro descanso prometido de las tareas y trabajos que nos debilitan emocional y espiritualmente. En este tiempo seremos más fructíferos. Pentecostés es sólo la Fiesta que permitía la levadura. Esta es un símbolo de las enseñanzas falsas, la religiosidad y las mezclas. El Señor dijo una vez: “Si puedo encontrar gente sin mezcla, podré soltar mi Espíritu sin medida”. Esto es lo que nos espera de una manera inminente.

La Fiesta de los Tabernáculos incluía Trompetas como una imagen profética de la convocatoria Santa y la preparación para la purificación y la limpieza. El Día del Perdón y la Cosecha proféticamente establecen el final de la operación del Señor en la tierra, antes de su segunda venida.

Se facilitará la cosecha final de almas antes del regreso del Señor. Se pondrán en movimiento las reuniones o llamados de los Santos hacia el Señor y la perfección de la Iglesia por el poder redentor de su sangre. Esto implica que conoceremos la medida completa de la redención y el poder de su perdón, cumpliendo la oración del Apóstol Pablo: “Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonisenses 5:23).

La plenitud de la Fiesta del séptimo mes se desarrolla o se superpone con el séptimo día del Señor, cuando el tiempo del Reino se establecerá por mil años.

Santificados para la Verdad

La Palabra no se abrió, leyó y se le explicó a la gente en Pascua ni en Pentecostés, sino en la Fiesta de los Tabernáculos. Esta es una imagen de los misterios del Reino expuestos para proveer una revelación que manifieste lo siguiente: “…resplandece con el brillo de la bóveda celeste; los que instruyen a las multitudes en el camino de la justicia brillarán como las estrellas por toda la eternidad” (Daniel 12:3).

Las profecías de Daniel señalan con claridad este tiempo de la historia, cuando el libro sellado previamente por orden del Señor, ahora es abierto y devorado por la Iglesia de la generación del tiempo final. En este tiempo, muchos avanzarán, otros retrocederán y el conocimiento aumentará. En este tiempo cumpliremos la directiva profética de Apocalipsis 10:11 y tomaremos el libro recién abierto de manos del Señor, lo devoraremos y “volveremos a profetizar sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.

La verdad espiritual se reveló en Pascua y Pentecostés; pero en los Tabernáculos, la Verdad completa y total vendrá sobre la Esposa de Cristo para hacerla brillar en las naciones. Esto la preparará finalmente para el Señor “…para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable” (Efesios 5:26-27

Paul Keith y Wanda Davis

“No te alegres cuando cae tu enemigo”

Por Bill Yount

clip_image002Proverbios 24:17-18 dice: “No te alegres cuando caiga tu enemigo, ni se regocije tu corazón ante su desgracia, no sea que el Señor lo vea y no lo apruebe, y aparte de él su enojo”.

No sólo debemos amar a nuestros enemigos, se nos advierte que no debemos regocijarnos cuando vemos la caída de nuestros enemigos. ¡Ni siquiera debemos permitir que nuestro corazón se alegre con su tropiezo!

¿Alguna vez oró para que el amor de Dios fluyera a través de su vida hacia sus enemigos y se asombró de poder amarlos? Pero cuando los vio caer, ¿comenzó a alabar al Señor? ¿Pero mientras se regocijaba sobre la derrota aparente de sus enemigos, repentinamente volvieron a ser bendecidos, sólo para levantarse sobre usted?

Creo que estos principios también aplican a nuestros enemigos cuando nos ven caer. Creo que esto tiene que ver con lo que dice en Miqueas 7:8: “Enemiga mía, no te alegres de mi mal. Caí, pero he de levantarme; vivo en tinieblas, pero el Señor es mi luz”. El enemigo nunca ríe ultimo cuando cae el pueblo de Dios… ¡Él se ríe del enemigo mientras su pueblo se vuelve a levantar!

Proverbios 24:16 dice: “…porque siete veces podrá caer el justo, pero otras tantas se levantará; los malvados, en cambio, se hundirán en la desgracia”.

¡Dios nos ve cuando otros nos maldicen!

2 Samuel 16:5-13 dice: “Cuando el rey David llegó a Bajurín, salía de allí un hombre de la familia de Saúl, llamado Simí hijo de Guerá. Éste se puso a maldecir, y a tirarles piedras a David y a todos sus oficiales, a pesar de que las tropas y la guardia real rodeaban al rey. En sus insultos, Simí le decía al rey: ¡Largo de aquí! ¡Asesino! ¡Canalla! El Señor te está dando tu merecido por haber masacrado a la familia de Saúl para reinar en su lugar. Por eso el Señor le ha entregado el reino a tu hijo Absalón. Has caído en desgracia, porque eres un asesino. Abisay hijo de Sarvia le dijo al rey: ¿Cómo se atreve este perro muerto a maldecir a Su Majestad? ¡Déjeme que vaya y le corte la cabeza! Pero el rey respondió: Esto no es asunto mío ni de ustedes, hijos de Sarvia. A lo mejor el Señor le ha ordenado que me maldiga. Y si es así, ¿quién se lo puede reclamar? Dirigiéndose a Abisay y a todos sus oficiales, David añadió: Si el hijo de mis entrañas intenta quitarme la vida, ¡qué no puedo esperar de este benjamita! Déjenlo que me maldiga, pues el Señor se lo ha mandado. A lo mejor el Señor toma en cuenta mi aflicción y me paga con bendiciones las maldiciones que estoy recibiendo. David y sus hombres reanudaron el viaje. Simí, por su parte, los seguía por la ladera del monte, maldiciendo a David, tirándole piedras y levantando polvo”.

¡Qué líder! Qué extraño carácter ejemplificado aquí por David. Sus hombres podían matar a ese perro muerto que maldecía, pero pensó para sí mismo: “¡Quizá el Señor está usando a este hombre en mi vida por alguna razón!”. Creo que David hizo un inventario de su vida y examinó su corazón para ver si algo de lo que había hecho le dio lugar al enemigo para que este hombre actuara así.

Proverbios 26:2 dice: “Como el gorrión sin rumbo o la golondrina sin nido, la maldición sin motivo jamás llega a su destino”.

¡El Señor nos ordenó bendecir!

Encontramos esta verdad cuando un hombre perverso llamado Balac presionó a Balaam para maldecir a Israel. Le prometió a Balaam un gran honor personal y para cualquier otro que se lo pidiera, sólo debía maldecir a Israel (Números 22:17).

Pero cada vez que Balaam abría su boca, todo lo que salía de ella era…

“Se me ha ordenado bendecir, y si eso es lo que Dios quiere, yo no puedo hacer otra cosa. Dios no se ha fijado en la maldad de Jacob ni ha reparado en la violencia de Israel. El Señor su Dios está con ellos; y entre ellos se le aclama como rey. Dios los sacó de Egipto con la fuerza de un toro salvaje. Contra Jacob no hay brujería que valga, ni valen las hechicerías contra Israel. De Jacob y de Israel se dirá: ‘¡Miren lo que Dios ha hecho!’” (Números 23:20-23).

Tres veces Balac presionó a Balaam para maldecir a Israel, ¡pero las tres veces Israel fue bendecido! (Números 24:10).

Una mujer ayuda a David a ser Rey de Israel

David envió mensajeros para pedirle a Nabal alimento y bebida. Después de todo, cuando los pastores de Nabal estaban con David y sus hombres, los había tratado bien. Pero Nabal se levantó en contra de David y sus hombres. Entonces David declaró en 1 Samuel 25:21-22:

“De balde estuve protegiendo en el desierto las propiedades de ese tipo, para que no perdiera nada. Ahora resulta que me paga mal por el bien que le hice. ¡Que Dios me castigue sin piedad si antes del amanecer no acabo con todos sus hombres!”.

David estaba listo para cargar contra Nabal, pero su esposa Abigail salió en su rescate. En los versos 25-30, Abigail le dice a David: “No haga usted caso de ese grosero de Nabal, pues le hace honor a su nombre, que significa ‘necio’. La necedad lo acompaña por todas partes. Yo, por mi parte, no vi a los mensajeros que usted, mi señor, envió. Pero ahora el Señor le ha impedido a usted derramar sangre y hacerse justicia con sus propias manos. ¡Tan cierto como que el Señor y usted viven!

Por eso, pido que a sus enemigos, y a todos los que quieran hacerle daño, les pase lo mismo que a Nabal. Acepte usted este regalo que su servidora le ha traído, y repártalo entre los criados que lo acompañan. Yo le ruego que perdone la falta de esta servidora suya. Ciertamente, el Señor le dará a usted una dinastía que se mantendrá firme, y nunca nadie podrá hacerle a usted ningún daño, pues usted pelea las batallas del Señor. Aun si alguien lo persigue con la intención de matarlo, su vida estará protegida por el Señor su Dios, mientras que sus enemigos serán lanzados a la destrucción. Así que, cuando el Señor le haya hecho todo el bien que le ha prometido, y lo haya establecido como jefe de Israel”.

David le respondió a Abigail en los versos 32-33: “¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro! ¡Y bendita seas tú por tu buen juicio, pues me has impedido derramar sangre y vengarme con mis propias manos!”. Diez días después, encontraron muerto a Nabal.

A lo largo de toda la Escritura parece que nuestra manera de manejar la crítica, aún la que viene de la gente que nos maldice, ¡determina nuestra promoción y destino!

David venció a su mayor gigante llamado “crítica”, justo antes de asesinar a su pequeño gigante llamado “Goliat”

1 Samuel 17:28-29 dice: “Eliab, el hermano mayor de David, lo oyó hablar con los hombres y se puso furioso con él. Le reclamó: ¿Qué has venido a hacer aquí? ¿Con quién has dejado esas pocas ovejas en el desierto? Yo te conozco. Eres un atrevido y mal intencionado. ¡Seguro que has venido para ver la batalla! ¿Y ahora qué hice?, protestó David. ¡Si apenas he abierto la boca!”.

David podía sentirse deprimido por el señalamiento de su hermano, pero el verso 30 dice que se alejó de su hermano y volvió a hablar sobre enfrentar a Goliat. ¡Qué dominio propio demostró David! Cuando venció al gran gigante de la crítica, fue catapultado en el espíritu correcto para derribar al pequeño gigante Goliat. Goliat humilló y criticó al rey Saúl y al resto del pueblo por cuarenta días. Aparentemente, esto funcionó efectivamente, intimidando al pueblo y al rey Saúl, pero no funcionó con David. Ese mismo espíritu crítico e intimidatorio que inundó el valle salió de la boca de Eliab, rebotando desde David para atravesar la cabeza de Goliat.

¡Cuando enfrente la crítica, estará cerca de su promoción y su victoria!

La “crítica” puede ser la escalera hacia su próximo nivel

El Salmo 141:5 dice: “Que la justicia me golpee, que el amor me reprenda; pero que el ungüento de los malvados no perfume mi cabeza, pues mi oración está siempre en contra de sus malas obras”.

“Reprobar” significa “reprender para hallar faltas”.

Recientemente tuve que enfrentar algunas críticas por unas enseñanzas que había dado. Recibí un par de e-mails de personas que no estaban de acuerdo conmigo, algunos fueron muy hostiles y otros provenían de gente piadosa que respeto. Recibí las críticas de hostiles y las de aquellos que me criticaron con amor. Justo después de este despliegue de crítica, mientras la abrazaba para bien, experimenté una unción fresca sobre mi vida y en mi ministerio. Verdaderamente es un “aceite excelente” que cubre mi cabeza.

Creo que todos practicamos para hacer las cosas bien. Ahora le agradezco a Dios por la crítica, porque es la escalera hacia mi próximo nivel. Cuando usted llega al próximo nivel, ¡comenzará otra vez desde el principio, hacia la siguiente escalera!

Bill Yount

martes, 1 de septiembre de 2009

“Iglesia, ¡es tiempo de correr”

 

Por Peter Spencer

clip_image002Recientemente el Señor me habló acerca de las fallas. Enfrentémoslo, de una manera u otra, todos nos quedamos cortos ante la gracia de Dios (Romanos 3:23). Fallamos y otros nos fallan a nosotros. Dios nos perfecciona y en medio del proceso, nos entregó una clave para la victoria. Nuestra respuesta ante las fallas es muy importante para el corazón de Dios y el Reino que Él quiere manifestar por medio de nosotros.

Recientemente me levanté con una carga y una inquietud en mi alma. Pero mientras me devanaba en mi pesadez, algo se activó en mi espíritu. Podía sentir al Espíritu de Dios soplando vida en mí, como si fuera una “resucitación cardiopulmonar” espiritual.

“El justo correrá hacia Él y estará a salvo”

Repentinamente supe qué debía hacer y comencé a correr. Literalmente tomé mis cargas y mi alma deprimida y corrí hacia la torre fuerte del Señor. Me fortalecí de inmediato y la gratitud, la adoración y la libertad, volvieron a tomar control de mi oración.

En ese momento recibí una revelación del Señor: hay una llave que abre las puertas de la ansiedad y la pasividad que nos apartan de su presencia. Podemos correr hacia Él, estar seguros y ser liberados. Iglesia, ¡es tiempo de correr!

¡Te elijo, Señor!

“Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes” (Deuteronomio 30:19).

Dios nos está entregando una tremenda autoridad y dones. Es nuestra capacidad de elección. Aquí, Dios le dice claramente a Israel y también a nosotros: “Es tu elección, ¡elige la vida!”.

La Biblia registra muchas ocasiones donde David le habló a su propia alma para que se alineara (Salmo 103:1-2 y Salmo 42:5). La Biblia aún dice que David “se fortalecía a sí mismo en el Señor” (1 Samuel 30:6). Literalmente tomó control de su alma y le dijo qué debía hacer. Comenzó a hablar verdad y esa verdad comenzó a alinear su vida y su alma con el Señor.

Decir que es humilde pensar que un Dios que es completamente soberano y todo poderoso nos concede la capacidad de determinar nuestro propio camino, es una revelación importante. Un examen detallado de la Escritura prueba esto. Cuando vienen tiempo difíciles o fallamos, el diablo y nuestra carne dicen: “¡escápate de Dios!”. Pero Dios dice: “¡corre hacia mí y sálvate!”.

“Torre inexpugnable es el nombre del Señor; a ella corren los justos y se ponen a salvo” (Proverbios 18:10).

“Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia” (Salmo 46:1).

De alguna manera, completamente habilitados por la gracia de Dios, podemos elegir tomar nuestra alma y correr hacia Él. ¡Aleluya! Qué arma poderosa nos entregó Dios: ¡elegir!

El tiempo corre

Tenemos el poder para elegir y Dios nos llama a correr hacia su seguridad. ¿Qué vamos a hacer?

“Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante” (Hebreos 12:1).

En esta Escritura, el escritor no dice que Dios los quitará, ¡no! Nosotros tenemos esa autoridad. Sí, finalmente Él es nuestra apertura y sin Él nada podemos hacer (Juan 15), pero por su gracia podemos colaborar con Él. Esta es el arma que Dios entregó en nuestras manos.

Hay asuntos que enfrentamos a diario: desánimo, temor y las fallas y pecados de los que están cerca de nosotros; además de nuestras propias fallas. El diablo no persigue otra cosa sino mantener nuestra cabeza hacia abajo, pesada y enredada con las espinas de la vida y el mundo que enfrentamos. ¡Pero Dios nos entregó su gracia y es más que suficiente!

Piense por un momento: cada minuto que permanecemos en el sitio del desánimo, es otro minuto que podríamos pasar en comunión con nuestro Dios, oyendo su voz y moviéndonos con Él. En este tiempo existe una gracia manifiesta en nuestras vidas para ver Hebreos 12:1 en un nivel más profundo. ¿Puede sentir la adrenalina espiritual fluyendo desde este verso hacia su espíritu?

Dios no quiere que se sienta separado de Él. Las fallas y los desengaños vendrán, pero debemos tomar ventaja del refugio que tenemos en nuestro Dios. Nos invita a su mesa delante de nuestros enemigos, ¡por eso debemos correr hacia Él, hacia su carácter y hacia su amor!

Es interesante que Dios no dijera que el justo correrá hacia Él para salvarse. No, ¡deberán correr! Cuando se levantan problemas que nos detienen, el tiempo se agota. Dios nos está exhortando amorosamente a movernos hacia un lugar de mayor madurez en esta hora. Tome ventaja de esta gracia concedida y levántese. El tiempo se agota, ¡arrepiéntase y corra hacia la Cruz, corra hacia su Amor!

Ok, entonces usted falló, otros le fallaron a usted o quizá piense que Dios le falló a usted. ¡Pero quiere ser un refugio, aún de los problemas que usted tiene con Él!

No podemos soportar un segundo más lejos de Él. El amor del Señor es demasiado grande, su Reino es demasiado importante y su tiempo es demasiado precioso. Se debe levantar una venganza dentro de nosotros, una violencia santa en nuestra alma que grite: “correré a Jesús, no perderé ni un minuto más en esta condenación, en esta carga y en estas mentiras. ¡Correré hacia el Señor!”.

Para algunos de ustedes esto significa literalmente correr, como un acto profético. Para otros, significa estar quietos hablando la verdad a nuestra alma diciéndole “no más”, a nuestra alma distorsionada por la visión creada por los desafíos. Pero el llamado es claro.

Iglesia, ¡es tiempo de correr!

Peter Spencer