jueves, 21 de abril de 2011

“Removiendo los obstáculos hacia la intimidad”

Por James W. Goll

clip_image001Las hojas detrás de las que nos escondemos

¿Puede imaginar cuán rápido cambió el clima espiritual después que Adán y Eva conocían a Dios y Él los conocía a ellos? Como resultado de su desobediencia, experimentaron barreras instantáneas para su intimidad con Él. Aparecieron muros. Luego de su caída cosieron hojas de un arbusto cercano y se cubrieron tan rápido como pudieron. Se estaban escondiendo del Señor por primera vez en sus vidas.

Pero Dios, en su búsqueda apasionada, permanecía cerca. Una nueva reacción se agitó dentro de ellos mientras se acercaba. Antes corrían hacia Él cuando oían sus pisadas. Ahora corrían en la dirección opuesta. Antes respondían con gozo: “Padre, ¡eres Tú!”. Pero ahora estaban llenos de temor: “Oh, no. ¡Es el Padre!”. Eran movidos por la culpa. ¡Nunca antes habían tenido esa reacción o ese pensamiento! No conocían la condenación, el temor o la vergüenza. Ahora, como resultado de su desobediencia, corrieron y se escondieron de la voz de Dios (podríamos decir que huían de lo profético).

Obviamente, estas eran hojas reales que recogieron y cosieron para cubrirse. Pero también recogemos y escogemos lugares para ocultarnos y cubrirnos. Desde el momento que elegimos escondernos detrás de nuestras “mentalidades defensivas de hojas de higuera” ante la voz reveladora de Dios, su corazón, sus acciones y su poder, las cosas comienzan a complicarse por demás. ¿Por qué? Porque ahora filtramos automáticamente la voz, la presencia y el poder de Dios a través de esos filtros. Si la palabra de Dios finalmente penetra nuestros corazones y mentes, parece como si se diluyera debido a la racionalización abundante, el escepticismo analítico, las teorías teológicas que niegan los dones o las barreras emocionales tradicionales. Quizá ahora no cosamos hojas de higuera, pero los obstáculos para la comunión sobre nuestros corazones y almas, nos impiden acercarnos a la presencia de Dios.

¿Puedo señalar algunas de las hojas detrás de las cuales nos escondemos? Son progresivas y se acumulan una sobre otra.

El pozo de los sentimientos de culpa

El primer juego de hojas detrás de las que nos escondemos muchos de nosotros es la culpa. Algunos parecen estar allí toda la vida, como un auto que se salió del camino y sigue en la zanja años después. Los actos de pecado y los errores del pasado o el presente están pegados en sus caras, pero en lugar de correr hacia su amado Salvador y admitir su falta, arrancan en la dirección opuesta a esconderse detrás de la oscuridad de la culpa. Este lugar oculto es el terreno para la condenación, la acusación y otras malas actitudes. Pero todo esto se puede anular por la antigua confesión de pecado y la limpieza por la sangre de nuestro Señor Jesucristo.

Existen varias categorías de culpa: culpa real por un pecado real, culpa exagerada por una combinación del pecado real y la obra del “acusador de los hermanos” (Apocalipsis 12:10) y la culpa falsa como resultado de la voz del destructor, desatando condenación y espíritus de mentira (1 Reyes 22:21-23, Juan 8:44, 10:10). Todas estas formas de culpa son muy reales en el mundo de nuestras emociones.

La cura es simple y directa. 1 Juan 1:7 nos presenta el remedio: “… pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. Andar en la luz nos mantiene limpios. La palabra del Señor para usted es: “… y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8:32). El amor que perdona, limpia y sana lo está esperando allí.

La máscara de las heridas del pasado

La segunda capa de hojas que nos esconde del amor de Dios y nos aleja de la intimidad con Él es la máscara religiosa, ocultando las heridas profundas del pasado. Los religiosos usan bien las máscaras, pretendiendo que todo está bien con sus almas cuando tienen al Señor, el mismo Amante de sus vidas, al alcance de sus manos. Nos transformamos en simuladores enmascarados en el desfile de los cristianos hipócritas.

Pero el Jesús real viene para sanar a los quebrantados y libertar a los castigados (Isaías 61:1, Lucas 4:18-19). Jesús es nuestro Sanador. Debemos quitarnos las máscaras y permitirle que meta su mano profundamente para tocar cada fuente de nuestro dolor. Permitámosle probar y aún alcanzar las heridas antiguas para permitir que la luz de su amor penetre nuestro ser, exponiéndolas a la luz. Ríndase y perdone. Siembre bendiciones en otros. Este es el camino para quitarse las máscaras ante Dios, soltando misericordia y perdón sobre las heridas del pasado, permitiéndole a Él que haga lo mismo.

Los observadores de la banca del temor

Consideremos una tercera hilera de camuflaje. Queremos ser parte de las cosas, gozar la vida, ser libres y ser usados por el Señor. Pero nuestras heridas, aumentadas por los ataques del enemigo, nos mantienen en la banca mirando mientras otros se gozan en medio del juego. Nos transformamos en observadores temerosos para correr hacia el campo de juego.

Esta es el área donde tuve que pelear más. ¿Cómo me veré si hago esto? ¿Cómo me verán los demás? ¿Cómo haré para trabajar? Pero si permitimos que el temor al rechazo, el temor a la autoridad o a las opiniones de los demás nos detengan, eventualmente terminaremos tratando de agradar a la gente, dominados por la anticipación de sus opiniones.

Escúcheme en esto: Si Dios puede ayudarme a salir del banco de los espectadores, puede hacerlo con usted. Mi mente estaba dominada por las impresiones acomplejadas que esperaba de los demás. El temor nos paraliza mientras la auténtica fe nos impulsa a avanzar. Debemos tratar con esos temores, llevándolos a la Cruz (Isaías 8:12-13). Sea atrevido como un león por causa de Jesús. ¡Haga algo! Salte de la banca sobre estos espíritus de intimidación (Lucas 10:19) y sea más que un conquistador (Romanos 8:37).

El único remedio es el amor de nuestro Padre. Caliéntese en la luz de su devoción. Pídale al Señor revelación sobre esto, afirmándose en la realidad que “si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31). Él no se limita a tolerarnos. Usted no es un accidente esperando dónde ocurrir. Fue creado a la imagen del Señor y para su placer (Apocalipsis 4:11). Usted es el objeto de su amor consumidor. ¡Esto es revolucionario!

Pánico a las críticas

Hay una cuarta hoja de higuera que usamos para proteger nuestra imagen. Antes de saberlo, no es sólo un espectador sentado en la banca, es el juez de los juegos. Primero desarrolla una cara arrugada, luego comienza a operar desde un espíritu religioso llamado crítica. Tiene diez puntos desde donde juzgará a todos los que lo rodean. Como los jueces en las olimpíadas, califica a cada participante.

Cuando salen de la congregación dicen: “Bueno, hubiera sido mejor si…”. Pero no hace nada para mejorarlo. ¿Por qué debería hacerlo? Ya estuvo allí, lo hizo y aún tiene la camiseta.

Algunos dirán: “Suenas como si escupieras uñas”. Pero se necesita la luz de la verdad para penetrar nuestros escudos protectores. La verdad puede ser dolorosa por el momento, pero cuando se ora y se declara por la motivación del amor, nos limpia y libera. Quizá esté hablando un poco agudo, pero honestamente, quiero que seamos libres de todos los enredos para que Dios pueda guiarnos hacia la revolución profética que viene.

Las fortalezas de las limitaciones impuestas

Esto nos lleva hacia la quinta capa de hojas detrás de la que nos escondemos: las limitaciones impuestas. En esta etapa comenzamos a creer las mentiras ridículas e idiotas que el diablo dice de nosotros y aquellas mentiras que se transforman en fortalezas negativas de la mente (2 Corintios 10:4-6). El enemigo envía palabras que no están alineadas con la voluntad y la Palabra de Dios para atacar nuestras mentes. A veces estos pensamientos aún son plantados por personas en autoridad. Sus efectos nos confinan en cajas con el techo bajo y falsas expectativas. Mientras creemos estos reportes del enemigo o las palabras maldicientes en contra nuestra como “algo que nunca cambiará”, quedamos encerrados en cajas oscuras. Proverbios 23:7 nos recuerda la promesa y el problema: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”.

Ed Silvoso, dice en su libro maravilloso “Para que ninguno se pierda”, nos entrega una buena definición de esas fortalezas espirituales. “Representan una mentalidad impregnada con desesperanza que nos hace aceptar como irremediable las situaciones que sabemos son contrarias a la voluntad de Dios”.

Cuando perdemos la esperanza por las cosas que Dios declara que se pueden cambiar, nos alineamos con los procesos de pensamiento y los planes de las tinieblas para nosotros. En este quinto nivel, atravesamos la realidad de la culpa, las heridas, el temor y la crítica. No debemos permanecer más tiempo fuera de la luz. Nos deprimimos, pensando que no nos acepta, no nos ama o siquiera tiene un plan alternativo para nosotros.

Pero la luz de Dios viene con una invitación a la honestidad y la humildad. Quizá pueda pensar: “Usted quiere decir que puedo verme horrible delante de todos”. No, para nada. Si usted demuestra honestidad y humildad nunca se verá horrible, se verá hermoso, particularmente ante Dios. Él ama al humilde y afligido, haciendo brillar su gracia sobre ellos (Proverbios 3:34, 1 Pedro 5:5). Nada es más hermoso que la gracia de Dios. Mientras permita que haga brillar su gracia sobre usted, también se verá hermoso.

Piense en esto: Dios también ama a los luchadores. Necesita saber que hay momentos donde tendrá que guerrear en el nombre y por la sangre de Jesús para quebrar su caja de limitaciones impuestas y pensamientos negativos. Pero existe un camino y la puerta es la cruz de Cristo.

Intimidad en lo profético

¿Qué hará falta para que surja el cristianismo auténtico, entregado y lleno de poder? Lo profético tiene muchas expresiones como el oficio del profeta, el don de profecía, el vidente, la unción profética, el ministerio profético, sueños y visiones. Hay diferentes modelos que exhiben una variedad de gracias proféticas como los salmistas, administradores, maestros, evangelistas proféticos, etc.

Pero en lugar de definir el don de profecía, quiero tratar el tema de la intimidad en lo profético como se ve en las vidas de Adán y Eva en el Edén, donde caminaban y hablaban con el Señor, oyéndolo y viéndolo. Estaban donde Dios estaba sin esconderse sino desarrollando una comunión íntima con Él. El deseo del Señor es que surja una generación de personas que oigan un sonido del jardín de la comunión con Dios, la voz del Señor.

El aliento íntimo de la vida

A. Génesis 2:7: “Y Dios el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente”. Así como Adán recibió el aliento de vida, nosotros también somos seres vivientes, mientras el aliento de vida entra en nosotros a través del Espíritu Santo (1 Corintios 12:13).

1. Ahora somos portadores de la presencia de Dios para impartir vida, como lo revelan los siguientes pasajes:

a. Cantares 4:16: “¡Viento del norte, despierta! ¡Viento del sur, ven acá! Soplen en mi jardín; ¡esparzan su fragancia! Que venga mi amado a su jardín y pruebe sus frutos exquisitos”.

b. Génesis 2:24: “Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser”.

2. Estar llenos del aliento de Dios nos afecta. La vida fluye a través de nosotros mientras nos relacionamos con el Señor.

3. La intimidad nace de nuestra relación y comunión tanto con Dios como hacia nuestros hermanos. Ahora podemos conocernos unos a otros en intimidad como la imagen de la unión en un matrimonio.

4. El amor de Dios, el aliento de Dios, fue desde el principio un atributo doble de amor desde y hacia Él. Esto se puede experimentar como una fuente que brota y fluye como los cuatro ríos del Edén.

5. Este amor es profundo y afectuoso, entregado, apasionado y aún puede abrumarnos o superarnos.

a. Cantares 4:9: “Cautivaste mi corazón, hermana y novia mía, con una mirada de tus ojos; con una vuelta de tu collar cautivaste mi corazón”.

b. Cantares 6:4-5: “Tú, amada mía, eres bella… Aparta de mí la mirada, que tus ojos me tienen fascinado…”.

6. Adán y Eva estaban desnudos, no se escondían detrás de nada y no se avergonzaban, se mostraban abiertos, honestos y vulnerable con Dios y entre ellos.

B. Génesis 3:1-13

7. Previamente, todo lo que Adán y Eva conocían era comunión, honestidad, intimidad, oír y correr hacia el sonido del Señor caminando por el Edén.

8. Génesis 3:8-10 retrata, ahora en obediencia, a Adán y Eva escondiéndose temerosos, creando barreras para la intimidad.

9. Su respuesta cambió de correr hacia Dios por alejarse de Él. Ahora se escondían de la presencia del Señor.

Las cuatro preguntas

A. Génesis 3:9

Dios hizo cuatro preguntas para aquellos que se esconden detrás de barreras. Cuanto más nos acerquemos a la luz, más seremos expuestos. Cada nuevo paso de luz revela un nuevo nivel de tinieblas internas. La intimidad en lo profético es estar donde Dios está. ¡No es esconderse de Él sino correr hacia Él!

B. Cuatro preguntas reveladoras

1. Génesis 3:10: ¿Dónde estás? Esta es una invitación a la intimidad.

2. Génesis 3:11: ¿Quién te dijo que estabas desnudo? ¿Quién es tu fuente de información, conocimiento y vida?

3. Génesis 3:11: ¿Comiste del árbol? ¡Honestidad o engaño y rebelión, es su elección!

4. Génesis 3:13: ¿Qué has hecho? Reclama responsabilidad personal. Rechazar el cambio no es la respuesta, aún cuando pueda sentirse herido por su desobediencia o los errores de otros.

Barreras para la intimidad: Tentaciones mundanas

A. Compare Génesis 3:5-6 con 1 Juan 2:16:

1. Génesis 3:5-6: “…La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió…”.

2. 1 Juan 2:16: “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”.

3. Vendrán oportunidades y tentaciones. Cuando nos cedemos, crean barreras de auto protección alrededor de nuestra vida.

B. Lujuria de los ojos

1. Nuestros ojos y manos son instrumentos por los cuales el Señor desea moverse. Ceder a las tentaciones (la lujuria de los ojos) pone filtros falsos sobre los ojos y se nublan.

2. La parte vidente de nuestras vidas se pervierte por la lujuria. Se nubla la revelación. Como resultado surge la mezcla.

3. Mateo 5:8 promete: “Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios”.

C. Lujuria de la carne

1. ¡Necesitamos limpiarnos de la carne! El Salmo 24:3-4 dice: “¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en su lugar santo? Sólo el de manos limpias y corazón puro, el que no adora ídolos vanos ni jura por dioses falsos”.

2. Nuestras manos en muchas dimensiones representan nuestros cuerpos como instrumentos de bendición (Salmo 26:6 y 1 Timoteo 2:8).

3. ¿Por qué necesitamos limpiar nuestras manos? Los hechos de compasión se realizan por medio de nuestras manos mientras nuestro corazón se purifica por su amor.

a. Santiago 4:8: “… límpiense las manos… purifiquen su corazón”.

b. Tito 2:11-14: “En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio, mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien”.

c. Romanos 6:11-13: “De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús. Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos. No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia”.

4. Dios desea soltar su impartición y el poder de su presencia a través de nuestras manos (Habacuc 3:4). Las manos limpias nos permiten impartir la bendición hacia otros, incluyendo a los que nos rodean.

D. El orgullo de la vida

1. En un sentido, esta es la adoración de uno mismo. Aquí nos comparamos con otros y adoptamos una falsa escala de valores. Dios se entrona en las alabanzas de su pueblo (Salmo 22:3). Donde se establece un trono sobre una persona, una casa o una ciudad, allí desciende Dios. En su presencia puede verlo, sentirlo, tocarlo, oírlo y oler el aroma de su perfume.

E. ¿Por qué Dios hace esta pregunta?

1. Cada pregunta que hace Dios es una invitación a la intimidad, el diálogo y la comunión. Una invitación a salir de lo oculto e ir hacia el lugar transparente de luz, verdad y honestidad.

Isaías 1:18 dice: “Vengan, pongamos las cosas en claro…”. Una vez más, surge una invitación para liberarnos de las hojas de higuera que nos impiden un diálogo transparente y honesto.

2. Dios desea y comienza la intimidad por nosotros para que podamos salir del escondite. Sabe que tenemos temor. ¿Dónde está?

3. ¿Nos estamos presentando como una invitación para otros? ¿Tememos ser expuestos? ¿Estamos en condenación o estamos abrazando el amor?

4. Estas preguntas tienen el propósito, como ocurrió con Adán y Eva, de hacer regresarnos al lugar donde caminamos con Dios en intimidad y donde Él camina y habla con nosotros.

Algunas de las hojas detrás de las que nos escondemos

A. Culpa y vergüenza

El Señor nos limpiará de esto (Juan 16:8-11) a través del poder de la cruz y la sangre de Jesús derramada por nosotros.

B. Heridas

Las heridas son barreras para la intimidad. Uno de los puntos para sanar las heridas es el perdón que nos devuelve las relaciones confiables y vulnerables.

C. Temor a la autoridad, la intimidación y el rechazo

1 Juan 4:18 dice: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”.

D. Ignorancia

Oseas 4:6 dice: “… pues por falta de conocimiento mi pueblo ha sido destruido”. Salir de las sombras de la ignorancia, cultivar la búsqueda y entregarnos a la enseñanza y el estudio para ser aprobados.

E. Barreras y límites auto impuestos

Aquí es donde nos alineamos con los pensamientos y planes de las tinieblas. Necesitamos quebrar estas maldiciones y poderes de las tinieblas en el nombre de Jesús.

F. Moldes o yugos

Son maneras de pensar, estereotipos o fortalezas de pensamientos que nos encierran en una caja. Debemos aprender las lecciones de derribar estas fortalezas y llevarlas en obediencia a Cristo (2 Corintios 10:3-5).

Claves para recibir del Señor

A. Descanse alrededor del Arca

¿Dónde vino la voz de Dios sobre Samuel? Alrededor del Arca, el lugar de su presencia. Ocurrirá lo mismo con nosotros. ¡Debemos aprender el valor y la necesidad del descanso!

1 Samuel 3:3-4 dice: “Samuel dormía en el santuario, donde se encontraba el arca de Dios. La lámpara de Dios todavía estaba encendida. El Señor llamó a Samuel y éste respondió: Aquí estoy”.

B. Ame la misericordia

La misericordia es una realidad del corazón. Si no la tenemos, juzgaremos por las apariencias y opiniones externas, en lugar de hacerlo por el Espíritu (Tito 3:4-7 y 1 Samuel 16:7).

Miqueas 6:8 debe ser nuestra meta: “¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia y humillarte ante tu Dios”.

C. Ore en el Espíritu

Se soltará una revelación fresco mientras se edifica y carga sus baterías con la fe en el Espíritu Santo.

D. Aprendiendo y oyendo

La clave para aprender es pedir. La clave para recibir es oír. Debe cuidarse de quedar fijo en la revelación. Daniel 7:1-14 muestra un principio vital de la profecía. Puede mantenerse buscando y pidiéndole al Señor que le revele toda la verdad sin quedarse atrapado en una revelación en particular.

E. Guarde un secreto

Todo lo que reciba como revelación no le da licencia para compartirlo. Dios les revela los secretos a sus siervos (Amós 3:7), pero debemos pedirle permiso al Señor para compartirla o no. Dios está buscando amigos íntimos con quienes compartir sus secretos.

F. Ame la unción

Ame la presencia manifiesta del Señor (1 Juan 2:27). Cultive su presencia rodeándose de gente que viva en su presencia.

G. ¡Arriésguese!

El fruto nace de la rama, debemos salir de nuestra zona de seguridad y afirmarnos en fe. Recuerde, la fe siempre se deletrea como riesgo (Romanos 10:17 y Hebreos 4:2, 11:6).

Conclusión

El primer “tome y coma” nació de satanás, pero el siguiente nació de Jesús cuando les habló a sus discípulos. Jesús desea restaurar la comunión y la intimidad con Dios y con los demás. Jesús nos dice que tomemos y comamos su sangre y su Cuerpo (Juan 6:35, 53-58). Sí, afirmémonos en el lugar de la “intimidad con Jesús” y la “comunión con nuestro Padre”, mientras amamos la “presencia manifiesta del Espíritu Santo”. Este es el fundamento apropiado de toda la vida y ministerio, la piedra angular de la efectividad profética: La intimidad con Dios.

Ore esto conmigo:

“Anhelo la amistad, más que los dones. Más que un ministerio ante los hombres, deseo una historia contigo, Señor. Identifica en mi vida las barreras de la intimidad, las hojas detrás de las que me escondo y límpiame con la sangre poderosa de Cristo. ¡Gracias Padre! ¡Eres mi deleite! Amén”.

¡Bendiciones en su jornada!

James W. Goll

martes, 12 de abril de 2011

“Despiértate, mi amor: Una visión de la novia”

Por Victoria Boyson

clip_image002Amados amigos

Por todo el mundo existen varias religiones que aceptan a Jesús como profeta o maestro, pero no lo ven como el Mesías.

El deseo absoluto del corazón de Dios es que ninguno perezca. Aún así, es interesante cómo los cristianos podemos estar tan cómodos en la seguridad de nuestra salvación y a veces olvidarnos que millones de personas (la creación de Dios) viven y mueren sin la revelación de Jesús como el Mesías.

El Señor quiere despertar a su Iglesia para que se dé cuenta del poder de revelar a Cristo como el Mesías para las naciones. Aunque se levanten en contra nuestra, debemos esforzarnos por causa de ellos, por encima de nosotros mismos. Cuando seamos atacados, debemos perdonar porque este perdón desata el poder para revelar al Mesías y liberarlos. Esto no quiere decir que debemos tolerar los caminos de maldad, sino caminar en el amor de Dios y alcanzarlos para guiarlos hacia la libertad.

“¡Más!”

Hay una agitación en el corazón de muchos santos por tener más que el statu quo de la experiencia cristiana, quieren experimentar a Jesús por sí mismos y obtener todo lo que puedan de Él. Y eso parece que nunca es suficiente. El clamor de sus corazones es continuo: “¡Más Señor! ¡Queremos más de ti!”.

El Señor está susurrando en los corazones de aquellos que lo aman para que despierten a su Novia. Puedo verlos ahora en el Espíritu como destellos de luces en un globo. Están ubicados estratégicamente por todo el mundo como sus amantes. El clamor de sus corazones es “más” y cuanto más claman, más obtienen hasta que chorrean una incontrolable pasión por Jesús.

Su pasión es tan verdadera y genuina que a veces los cínicos piensan que no es posible que sea tan real, pero así es. Mientras los cínicos comienzan a ver la realidad de la fe de sus amantes, un celo divino nace desde la profundidad de sus corazones. Sin darse cuenta, existe un despertar en ellos que clama por más.

Luego desearán ir a cualquier parte y hacer cualquier cosa que el Señor demande mientras esté con ellos. Cualquier cosa que desee será su mayor anhelo, no importa lo increíble que parezca, será su realidad más importante. Es de lo que se trata su sueño, lo que los hace tolerar a este mundo. No los mueve el hambre por las almas, sino un deseo profundo por cuidar lo que Él ama, la Novia perdida del Cielo. El Señor está llamando a estos amantes para despertar a su Novia.

Visión de los perdidos

En una visión pude ver a un evangelista muy conocido. Estaba parado sobre una plataforma ante una mar de gente. Había tanta gente que no podía ver hasta dónde llegaba la multitud.

Estaba observándolo desde atrás mientras se encontraba ante la gente y comenzó a peinarse el cabello con los dedos y tiraba de ellos. Una y otra vez hizo esto como si estuviera angustiado. Se estremecía ante la gente, abrumado por la multitud delante de él.

Miraba a la gente y elevaba sus manos al cielo para clamar a Dios angustiado: “Oh, Dios, ¡es demasiada gente!”. La necesidad ante él lo sobrepasaba por la cantidad de almas hambrientas y necesitadas por Jesús. Recorría el cielo gritando a toda voz, “Oh, Señor, despierta a tu Novia”.

Visión de la Novia

Luego la escena cambió hacia un jardín lleno de paz con descanso y serenidad. Había una mujer recostada en un catre en medio del jardín vestida de novia. Su cabello era largo y fino agrupados en perfectos rizos que caían sobre sus hombros. Su cabeza estaba adornada con una simple corona de flores que parecía ser parte de su cabello. Era la novia más hermosa que haya visto y me quitó el aliento.

Reposaba como un retrato en verdadera paz sobre el catre rodeada por un jardín artístico diseñado para ella. Sus labios largos y delgados estaban relajados mientras su vestido blanco caía perfectamente mientras dormía. Todo sobre ella exudaba un pureza como nunca había visto.

Jesús entró en el jardín y se acercó a ella mientras dormía. Mientras la observaba con un propósito, se inclinó hacia ella y la tocó diciéndole: “Despiértate, mi amor. Es tiempo de despertar”.

Mientras ella abría sus ojos y se levantaba, Jesús se paró detrás de ella para observar sus movimientos. Lo veía con expectativa y se puso de pie. Se miraba a sí misma y se estiraba su vestido, acomodándose su cabello, como sacudiéndose luego de la siesta. Cuando se aseguró de estar lista, miró al Señor con ojos de enamorada.

Ella corrió al Señor y extendió sus brazos alrededor de su cuello de una manera desenfrenada, pero exudando un amor dulce y tierno hacia Él. Qué feliz estaba porque Él la había despertado. Inclinó su cabeza hacia atrás y fijó sus ojos en Él, sin dejarlo de abrazar. Sus ojos hablaban de un pozo profundo del amor más puro e inocente. Verdaderamente, estaba llena de amor por el Señor.

Repentinamente, se separó del Señor con sus ojos cerrados y levantó su rostro hacia Él. Estaba completamente llena de amor por Él y su amor era evidente a través del gozo que inundaba su cara. Estaba tan llena de un amor maravilloso, increíble e indescriptible que estaba loca por Él y giraba delante de Él como si disfrutara del amor que sentía por su Amado. Se reía gozosa mientras Él la veía adorable.

La luz de su amor

Ella corrió otra vez para abrazarlo y mientras estaban juntos, surgió una luz brillante desde el interior de ella. Su cuerpo estaba cubierto por completo de esta luz increíble. Explotaba desde ella y llenaba el jardín donde estaban. Con sus ojos cerrados, su cabeza elevada y sus brazos alrededor de Jesús, se quedó iluminada por la luz poderosa que irradiaba de ella.

Repentinamente, desde su interior, volaron cuatro pájaros de plata en todas direcciones. Ni bien surgieron volaron rápidamente por toda la faz de la tierra, cubriendo las montañas, océanos, ciudades y planicies. Llevaban la misma luz radiante que emanaba de la novia. Pronto, esa luz cubrió todo el globo.

La novia y su Novio se quedaron en el Jardín adorándose uno al otro. Él la veía mientras ella resplandecía con la luz de su amor. No parecía sorprenderse por su belleza, estaba completamente orgulloso de ella. Siempre vio su belleza y ahora el mundo sería cautivado por ella mientras irradiaba con su gloria.

Él supo que ella era verdadera y completamente suya. Estaba seguro, por sus ojos, que no miraba a otro ser viviente más que a Él. Estaba saturada en la confianza del amor de Él. El conocimiento de su amor apasionado por ella la iluminó con su gloria, una expresión tangible de su amor.

Amados, nosotros somos esta Novia. Somos la Novia de Cristo, el Novio del Cielo y el mundo tiene que ver nuestra verdadera belleza interior y sentir las olas de gloria que la atraviesan para manifestar el amor por Jesús.

La gloria de Dios se hace tangible para el mundo por la luz de su amor que emana de nosotros. Ese amor alcanzará los confines de la tierra, cubriéndola con su gloria.

“Despierta, mi amor, es tiempo de despertar”.

Victoria Boyson

“Este es el tiempo para dar a luz lo que Dios depositó dentro de ti”

Por Tiffany Ann Lewis

clip_image002

Lucas 1:28-42b: “El ángel se acercó a ella y le dijo: ¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo… y bendito el hijo que darás a luz…”.

Se la conoce por varios nombres como virgen María, santa María, madre María, María, la madre de Jesús, etc. En verdad, María, Miriam en hebreo, era sólo un ama de casa judía promedio que le dijo sí al llamado que Dios tenía para su vida. Literalmente, permitió que la voluntad de Dios se manifestara en su vida. ¿Eso es todo? ¿Esa es toda la historia o quizá hay más que el Señor nos quiere hablar hoy en este pasaje?

2 Timoteo 3:16-17 dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra”. Por tanto, aunque las Escrituras revelan el significado histórico del nacimiento de Cristo a través de María, ¿podría tener algún significado espiritual que podamos aplicar a nuestra vida? Veamos qué nos revela la Biblia en este tiempo. Creo que todos tenemos el llamado a llevar el fruto del Señor en nuestro vientre espiritual.

Eres altamente favorecido y aceptado: ¡sólo debes decir sí!

Su nombre significa “rebelión” aunque ella no se rebeló contra el Espíritu Santo. En lugar de ello, se sometió al llamado especial que el Señor eligió para ella. Al decirle sí a Dios, jugó un papel muy valioso en la reconciliación del hombre con el Padre, luego de la rebelión en el Edén. Qué juego de palabras divertido. 2 Corintios 5:18 nos dice que recibimos el ministerio de la reconciliación. Por tanto, así como María, cuando le decimos sí a todo lo que Dios nos pide que hagamos, también debemos jugar un papel muy valioso en la reconciliación del hombre con Él.

“… ¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo…” (Lucas 1:28). A través de este pasaje surgen varios pensamientos desde la mente humana. Esos pensamientos pueden tender a idolatrar a María y apartarla de ser una sierva promedio. Esta mentalidad corre por todo el Cuerpo de Cristo hoy y tiende a sobre espiritualizar a los individuos, enfocándonos en la persona y no en el poder de Dios.

Volviendo a nuestro pasaje, la frase particular “altamente favorecida” (Strong NT: 5487) sólo se usa vez más en el Nuevo Testamento... en Efesios 1:6. Aquí se traduce como ser aceptado (Strong NT: 5487): “Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo. Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad, para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado” (Efesios 1:3-6).

Como escribí, el Espíritu Santo me está mostrando que hay muchos que leen este artículo que no sienten el amor y la aceptación del Padre celestial. ¿Eres uno de ellos? ¿Es tan difícil para ti creer que eres aceptado en Cristo? Quizá tu pasado está hablando y te recuerda lo que hiciste o quizá aún las obras del día te hacen sentir que no mereces su amor y aceptación. Si es así, por favor vuelve a leer Efesios 1:3-6 y permite que la Verdad de la Palabra de Dios hable sobre tu pasado, presente y futuro. Fuimos aceptados en el Amado y sólo su Sangre, no lo que hicimos o declaramos, nos limpia y perdona nuestros pecados hoy, mañana y por siempre.

“Señor, oro para que tu Palabra los limpie hoy y establezca en ellos tu Verdad, para que conozcan que son aceptados en el Amado. En el Nombre de Jesús, Amén”.

Todo es por gracia

El significado central de “altamente favorecido” y “ser aceptado” es la palabra griega para gracia, charis (Strong NT: 5485). Gracia significa favor inmerecido y bendiciones inesperadas que es un don gratuito de nuestro buen Dios. La entrega de una manera gratuita… no tenemos que ganarla.

Amigos, todos fuimos aceptados en el Amado. Por tanto, somos altamente favorecidos y fuimos elegidos para dar a luz lo que Dios estableció dentro de nosotros. Efesios 2:10 dice: “Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica”. Somos una obra de Dios, creada para hacer algo, para dar a luz las obras que depositó dentro de nosotros para un mundo perdido y agonizante. No para ser aceptados por Dios, sino porque fuimos aceptados.

Es interesante notar que en Hechos 4:33, gracia/charis tenía el poder para completar la misión que Jesús les entregó a los apóstoles para ser sus testigos hasta el fin del mundo. “Los apóstoles, a su vez, con gran poder seguían dando testimonio de la resurrección del Señor Jesús. La gracia de Dios se derramaba abundantemente sobre todos ellos…”. Esta misma gracia es nuestra hoy. Fuimos elegidos y creados con un propósito y recibimos la gracia para terminar la obra a través de Jesucristo.

Amado, espiritualmente hablando, ¡está embarazado!

“¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el hijo que darás a luz!” (Lucas 1:42). Bendito era el fruto del vientre de María y bendito es nuestro fruto. Fuimos creados para manifestar a Jesús en este mundo, así como María lo hizo primero en el plano natural, nosotros lo haremos en el sobrenatural. En las Escrituras, el vientre a menudo se refiere a un lugar dentro de la mujer donde se origina y se desarrolla el niño. Ese es el caso cuando hablamos de María concibiendo del Espíritu Santo para dar a luz al Hijo de Dios, el Mesías. Sin embargo, esta palabra tiene un contenido más profundo.

En griego, la palabra usada para vientre es koilia (Strong NT: 2836). Esta palabra se usa para hablar del vientre, donde un niño es concebido y alimentado. Sin embargo, la misma palabra también se usa para hablar del lugar más profundo del hombre: el corazón, el alma y el asiento de nuestros pensamientos, sentimientos y voluntad. Juan 7:38 dice: “De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva”.

Amado, espiritualmente hablando, estás embarazado. El agua de vida brotará de tu vientre espiritual, tu corazón, para traerte refrigerio espiritual. Este es el fruto que Dios estableció dentro de ti y te predestinó para manifestar. Dios te entregó el potencial para dar fruto abundante para que tu Padre celestial sea glorificado.

Jesús le dijo a Pedro: “Alimenta Mis ovejas”. Quizá alimentes a los hijos de Dios con una canción que llegará a ser disco de platino y se mantenga entre los 40 primeros puestos varias semanas, alcanzando muchas almas por medio de la música. Quizá sea un mensaje como los de Billy Graham, trayendo multitudes a Jesucristo a través de palabras y verdades poderosas. Quizá la manera de alimentarlos sería un abrazo para alguien herido, revelando el amor del Padre. Quizá sea una palabra de aliento para un compañero de trabajo que lo fortalezca para volver a creer, etc. Todo esto revelará la piedad del Rey hacia otros. Sin importar de qué se trate, al hacerlo en el Nombre de Jesús, estás dando a luz al Mesías desde tu vientre espiritual para un mundo en gran necesidad… un mundo que necesita venir a la salvación.

Hagamos estas declaraciones sobre nosotros mismos:

Espero que el que comenzó la buena obra en mí la completará.

Espero que suceda lo que dijo Dios.

Espero que broten de mí los ríos de agua viva.

Espero que ser un testigo hasta el fin del mundo.

Y el pueblo de Dios dice: ¡Amén!

El poder del Espíritu Santo

¿Cómo es posible esto? Por medio del poder del Espíritu Santo. “¿Cómo podrá suceder esto, le preguntó María al ángel, puesto que soy virgen? El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra…” (Lucas 1:34-35a). Dios depositó algo dentro de cada uno de nosotros cuando recibimos al Espíritu Santo en el nuevo nacimiento.

Jesús les dijo a sus discípulos que esperaran en Jerusalén que descendiera el Espíritu Santo sobre cada uno de ellos y les diera poder. “Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” (Hechos 1:8). La palabra griega que se usa aquí para poder es la misma que se usó para describir el poder que vino sobre María y la cubrió. Esa palabra es dunamis (Strong NT: 1411). Es la fortaleza, habilidad y poder de Dios que reside en nosotros como resultado del Espíritu Santo sobre nuestra vida. Recuerde, Gabriel le dijo a María que el Espíritu Santo vendría sobre ella. En ambos versos, venir y sobre son las mismas palabras en griego. La palabra para venir es Strong NT: 1904 y sobre es Strong NT: 1909.

Tienes un propósito, fuiste escogido para llevar a Cristo hacia otros y darles esperanza. “A éstos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:27).

Piensa en esto por un momento, Cristo en ti, la esperanza de gloria. Es interesante notar que el equivalente hebreo de la palabra “en” ti en este pasaje es la letra hebrea beit. La letra beit se puede usar como un prefijo que significa en y como. Dios es con nosotros y a través de nosotros en el poder del Espíritu Santo. Es interesante que beit es el pictograma de una casa. Aquí puedes ver la conexión: habitas en una casa. Entonces, podríamos llamar al vientre como la casa del feto. Qué gran misterio… ¡Cristo en nosotros, la esperanza de gloria!

Nuestra vida en Cristo es nuestro ministerio de reconciliación

Este es un tiempo para dar a luz lo que Dios estableció dentro de nosotros. Amado, Jesús hizo un hogar en nosotros por medio del poder del Espíritu Santo. Tiene planes y propósitos que creó para nosotros y debemos manifestarlos. Nos escogió para llevarlo y entregarlo en un mundo perdido y agonizante. Somos su creación y las buenas obras que Dios creó para que camináramos en ellas, es ser los hombres y mujeres que Él creó. Tu vida en Cristo es tu ministerio de reconciliación, dondequiera que vayas o lo que hagas, viviendo tu vida como la persona única que Dios creó para llevar mucho fruto para la gloria del Padre.

Alégrate por ser muy favorecido, el Señor está contigo. Bendito eres y bendito el fruto de tu vientre espiritual. Amén y amén.

Tiffany Ann Lewis