miércoles, 11 de noviembre de 2009

“Este es el tiempo para la multiplicación milagrosa”

 

Por Garris Elkins

clip_image002Mientras se desarrolla la situación de crisis en Wall Street, muchos americanos están nerviosos sobre sus finanzas y su futuro. Ahora se están sacudiendo los fundamentos de la seguridad financiera.

El reino de este mundo funciona con un sistema matemático basado en ecuaciones naturales de suma y multiplicación. Este sistema sólo obtiene sus datos de lo que se puede ver y entender. El Reino de Dios invade lo conocido y viola las reglas naturales de la suma y la multiplicación por medio de una “multiplicación milagrosa”.

La multiplicación milagrosa cambia los lugares remotos

Una de las narrativas más profundas en la Palabra es la alimentación de los 5000. En Marcos 6, Jesús toma el almuerzo de un niño y lo transforma de manera milagrosa en una fiesta para una multitud que muchos creen excedía las 20000 personas (tomando en cuenta las mujeres y los niños que estaban presentes ese día).

“Cuando Jesús desembarcó y vio tanta gente, tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Así que comenzó a enseñarles muchas cosas. Cuando ya se hizo tarde, se le acercaron sus discípulos y le dijeron: Éste es un lugar apartado y ya es muy tarde. Despide a la gente, para que vayan a los campos y pueblos cercanos y se compren algo de comer” (Marcos 6:34-36).

Esta gente siguió a Jesús por horas y no hicieron provisión para una jornada extensa. ¿Notó que nuestras mayores necesidades a veces surgen en los lugares más remotos y carentes de recursos? Eso es lo que ocurrió en Marcos 6. Allí no había mochilas cargadas con elementos de camping o tiendas cercanas donde comprar alimentos. La gente había seguido a Jesús por todo el campo. El lugar era remoto y la necesidad apretaba.

Los discípulos vieron la necesidad de esta multitud y proveyeron su solución. Le dijeron a Jesús, “envíalos de regreso…”. En otras palabras, “estamos cansados, hambrientos y se nos terminó la paciencia; haz que este problema se aleje”. Pero Jesús invitó a sus discípulos a participar en el milagro que estaba a punto de operar.

La multiplicación milagrosa comienza con lo que tenemos hoy

Los versos 37-38 dicen: “Despide a la gente, para que vayan a los campos y pueblos cercanos y se compren algo de comer. Denles ustedes mismos de comer, contestó Jesús. ¡Eso costaría casi un año de trabajo! objetaron. ¿Quieres que vayamos y gastemos todo ese dinero en pan para darles de comer?”.

Aquí está hablando la multiplicación y la sumatoria natural. “¿Con qué?”, es una frase que se dice cuando damos un vistazo a nuestro lugar remoto y a nuestra falta de recursos visible, asumiendo que la fuente y el suministro para nuestro milagro se limitan sólo a lo que podemos ver.

Luego Jesús hace una pregunta en el verso 38: “¿Cuántos panes tienen ustedes?, preguntó. Vayan a ver. Después de averiguarlo, le dijeron: Cinco y dos pescados”.

¿Existe algún lugar remoto y sin recursos en su vida? ¿Su fondo de retiro se agotó? ¿Su matrimonio atraviesa un tiempo de desafíos? ¿Los amigos de su ministerio están disminuyendo? ¿No está seguro sobre el siguiente paso en su vida? Quizá se encuentra en un lugar remoto y con pocos recursos que parecen ridículos para cubrir sus necesidades financieras.

La multiplicación milagrosa comienza con lo que tenemos ahora. Había miles de personas hambrientas en este lugar remoto. Los discípulos fueron a ver cuánta comida tenían para trabajar y volvieron sólo con dos peces del tamaño de sardinas y cinco panes del tamaño de unos muffins. ¡Esto fue todo lo que los discípulos pudieron encontrar entre toda esa gente!

Los versos 39-44 dicen: “Entonces les mandó que hicieran que la gente se sentara por grupos sobre la hierba verde. Así que ellos se acomodaron en grupos de cien y de cincuenta. Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. También repartió los dos pescados entre todos. Comieron todos hasta quedar satisfechos, y los discípulos recogieron doce canastas llenas de pedazos de pan y de pescado. Los que comieron fueron cinco mil”.

La multiplicación milagrosa provoca gritos de asombro y gozo

Si hace cuentas para ver cuántos grupos de 50 y 100 había entre el pueblo, no es realista concluir que llevaría varias horas distribuir esa comida. ¿Puede imaginar las demostraciones de excitación mientras comenzaba a ocurrir el milagro? Este no fue un simple milagro del momento, siguió ocurriendo.

Cuando comenzamos a vivir en el entorno de la multiplicación milagrosa, oiremos lo que sonaba en el campo en esos días: gritos de asombro y gozo mientras Dios obraba.

Viene un tiempo cuando los sonidos del gozo comenzarán a sonar en aquellos que antes no conocieron el amor de Dios. Él multiplicará la provisión de una manera milagrosa en su Iglesia y luego se moverá por las calles donde se manifestará el evangelismo sobrenatural.

¿Puede imaginar lo que ocurriría en nuestras ciudades si los milagros de multiplicación comenzaran a suceder en las plazas? La bondad de Dios es nuestro mejor anuncio para su Reino. La Palabra nos dice que la misericordia de Dios nos guía hacia el arrepentimiento.

La multiplicación milagrosa está esperando en el Cielo… ¡mire hacia arriba!

Hay dos posturas que podemos asumir cuando nos encontramos en lugares remotos y sin recursos:

1. Podemos elegir mirar hacia abajo. Jesús les dijo a sus discípulos que alimentaran a su pueblo. Como los discípulos podemos mirar hacia abajo y ver la vianda en las manos del niño, preguntando: “¿Con qué?”. Sólo para ver nuestra escasez en comparación con la necesidad imposible ante nuestros ojos.

2. Podemos elegir mirar hacia arriba. Él miró hacia arriba. En Marcos 6, Jesús tomó la vianda, la elevó hacia el Cielo para bendecirla y luego comenzó a repartirla. Jesús se elevó en medio de ese lugar remoto y sin recursos para tocar el Cielo.

Nuestra provisión no es lo que tenemos en nuestras manos, tampoco es la situación monetaria actual que nos revela Wall Street. Nuestra provisión está esperando en el Cielo para soltarse sobre nuestras vidas. Todo lo que somos y necesitamos existe en el Trono de Dios y alrededor de él.

Si creemos que nuestra provisión sólo está aquí en medio de las señales monetarias actuales de tragedia y desastre, accederemos a esa fuente limitada de recursos. Dios nos pide que tomemos nuestras finanzas, nuestros cuerpos quebrados y nuestras relaciones rotas, eligiendo levantarlas hacia el Cielo para bendecirlas. La bendición de una necesidad que se levanta la conecta con la misma gloria de Dios.

Su gloria es lo que transforma lo pequeño que tenemos en un río de abundancia. Cuando nuestras necesidades tocan el borde del manto del Cielo, podemos atraer esa necesidad transformada otra vez hacia la tierra con la gloria del Cielo sobre ella. Mientras la vianda del niño siga en nuestras manos sin consagrarla ante el Señor, sólo es un almuerzo y no una fiesta milagrosa.

Necesitamos a Dios para hacer milagros en lugares remotos como finales muertos. La Iglesia puede vivir como el mundo o levantar lo que tiene hacia el Cielo y bendecirlo, (esperando que nuestro amado Padre vuelva a enviar eso pequeño de regreso a la tierra), transformado por la gloria de Dios y lista para una transformación sobrenatural.

Tome hoy la necesidad que tiene, sin importar cuán pequeños sean sus recursos y levántelos hacia el Cielo, eligiendo bendecir lo que tiene. Pídale a Dios que toque su necesidad mientras se eleva hacia su Trono. Luego traiga de regreso su necesidad hacia su lugar remoto y sin recursos, para comenzar a soltarla. El toque del Cielo sobre todo lo que tiene nunca es para poseer, sino para entregar. Lo que entrega comenzará a multiplicarse en una provisión nueva y permanente.

Cada vez que sienta que el temor trata de levantarse por sí mismo, declare esto en la propia cara del temor:

“Ya elevé esta circunstancia al Cielo y Dios tocó mi necesidad. Estoy atrayendo desde el Cielo una multiplicación milagrosa de lo que tengo. Espero un milagro en el lugar donde el mundo dice que es imposible. Creo que con Dios todas las cosas son posibles, aún transformar el almuerzo de un niño en una fiesta de multiplicación milagrosa”.

Garris Elkins

1 comentario:

GerardoA dijo...

estimado amigo. gracias por la entrada colocada. exelente palabra profética.lo que hagamos con los recursos que se nos han asignado es determinante para la multiplicación del reino en medio nuestro.kadosh.G.A.