viernes, 27 de julio de 2012

El llamado supremo de Dios

Por Rick Joyner

clip_image002Mientras hablamos de la razón por la cual debemos tener una relación personal con el Señor y no sólo seguir a otros, vemos una exhortación sobre esto en Cantares. Este libro fue especialmente escrito para aquellos que tienen como objetivo en sus vidas llegar a ser la Esposa que merece nuestro Rey. Un verso clave que todos debemos aprender es Cantares 1:7: “Cuéntame, amor de mi vida, ¿dónde apacientas tus rebaños?, ¿dónde a la hora de la siesta los haces reposar? ¿Por qué he de andar vagando entre los rebaños de tus amigos?”.

Si sólo formamos parte del rebaño de sus amigos, los velos permanecerán y sólo podremos ver su gloria de una manera oblicua para ser transformados por ella. Por eso mi meta en el ministerio nunca fue hacer que la gente se transforme en mis discípulos, sino ayudar a todos los que pueda para ser discípulos personales de Jesucristo.

Como también podemos notar de Juan 10, las ovejas del Señor son las que conocen su voz, no sus corderos. Mientras somos jóvenes en el Señor, debemos seguir a otros hasta que aprendamos a reconocer su voz, pero mi esperanza es que se remuevan mis propios velos, así como los de todos aquellos que pueda ayudar en mi camino. Debemos verlo para ser transformado a su imagen y no sólo ser la imagen de uno de sus amigos.

¿Qué pensaría cualquier hombre si todos sus hijos se parecieran a su mejor amigo? Necesitamos considerar qué estamos hacienda cuando como líderes tratamos de conformar a la gente a nuestra imagen, en lugar de hacerlo a la imagen del Señor. Nuestras vidas pueden y deben ser buenos ejemplos para otros, pero como lo estableció el apóstol Pablo, volvía a tener dolores de parto hasta que Cristo fuera formado en la gente. Esta es nuestra meta.

Una de las cosas más alentadoras que recibí hace veinte años cuando publiqué “La visión de la Cosecha”, fue que habría una generación de los mensajeros más poderosos que caminaron sobre la tierra y todos serían “eunucos por causa del Reino”. Esto no sucedería en lo natural sino en el plano espiritual. Así como los eunucos naturales no pueden tener deseos por la esposa, pero reciben toda su satisfacción por ver el placer del rey en ella, porque estos serán para el Señor. Su deseo se completa al ver el placer del Rey en su Esposa, la Iglesia. Su devoción será ver a la Iglesia transformada en lo que Él quiere, no en lo que ellos o alguien más quieren que sea. Estos son los verdaderos amigos del Novio.

¿Notó que no existen los nietos y nietas de Dios en las Escrituras? Para Él todos son primera generación. Nuestra meta final en el ministerio debería ser que a pesar de lo que nos ocurra, si tenemos que morir o quedar a un lado, aquellos a los que les enseñamos no pierdan un paso en su búsqueda de Dios. No serán sacudidos si no los edificamos sobre el fundamento de nuestras enseñanzas, sino sobre una relación con Él que nunca nos podrá fallar o decepcionar.

Como establecimos, los corderos o los nuevos creyentes deben seguir a las otras ovejas hasta que aprendan a conocer al Pastor y su voz, lo suficientemente bien por sí mismos. Por eso no está mal seguir a otro hasta llegar a su madurez. Sin embargo, la madurez es el resultado de acercarnos a Él, no sólo a su pueblo.

Por esta razón, trato de escribir y enseñar de una manera que todos puedan comprender y recibir, más allá de su nivel de madurez. Pero en casi todos los mensajes, sembrar es un llamado a aquellos que buscan lo que el apóstol Pablo llamó: “… avanzar hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús” (Filipenses 3:14). Como discutimos antes, cuando Pablo escribió en Filipenses 3 que no pensaba que lo había alcanzado y seguía perseverando, no hablaba de la salvación o la redención, porque recibió ambas el día que creyó en el sacrificio vicario de Cristo. No consideró que lo había alcanzado, aún cuando estaba escribiendo cerca del fin de su vida, porque era un llamado supremo que pocos cristianos perciben. Aquellos que lo conocen es el mayor tesoro que pueden alcanzar en su vida. Esta es la búsqueda suprema que podemos realizar en esta vida.

Rick Joyner

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