jueves, 27 de septiembre de 2012

¿La Esposa escogida inclinará su cántaro?

Por Ben R. Peters

clip_image002Dondequiera que vaya bajo el ministerio de Rolland y Heidi Baker en Mozambique, encuentro que se activa la revelación del Espíritu en un nivel fresco. Mientras me encontraba en Pemba, recibí una impresión en un concepto muy simple. Surge de la cultura común del mundo en el tiempo de los patriarcas hebreos. Nunca antes tuve esta impresión, a pesar de haber leído docenas de veces este pasaje, creo que ahora se está soltando para “un tiempo como este”, para un pueblo profético, los “creyentes que creen”, la Novia escogida y preparada de Cristo.

“Inclina tu cántaro”

Génesis 24 nos habla sobre la intrigante historia de la búsqueda del sirviente obediente de Abraham para encontrarle una esposa a Isaac, quien heredaría una vasta fortuna y la promesa del pacto de su padre lleno de fe y fidelidad. Conozco a muchos predicadores y maestros que son como el sirviente de Abraham para el Espíritu Santo, descubriendo y preparando la Novia para Jesús.

Sin embargo, lo que me llamó la atención la primera vez fue la repetición de ciertas afirmaciones aparentemente insignificantes en la historia. El primero lo encontramos en el verso 14: “… Por favor, baje usted su cántaro para que tome yo un poco de agua…”.

El verso 15 dice que Rebeca: “Aún no había terminado de orar cuando vio que se acercaba Rebeca, con su cántaro al hombro”. Rebeca fue al pozo, llenó su cántaro y se preparó para ir hacia su casa. Esto requería cargar el cántaro pesado lleno de agua sobre su hombro todo el camino. Entonces el siervo de Abraham le pidió agua para beber.

Note la narrativa en el verso 18: “Sírvase mi señor, le respondió. En seguida bajó el cántaro y sosteniéndolo entre sus manos, le dio de beber”. Por supuesto, sabemos que también le sirvió agua a los camellos del sirviente, en respuesta a la señal que le pidió al Señor para hallar a la esposa correcta para Isaac.

Luego de llegar a la casa de Rebeca y Labán, el siervo relató todo lo que ocurrió con la familia de Rebeca. Note los detalles repetidos en los versos 45-46: “Todavía no había terminado yo de orar cuando vi que Rebeca se acercaba con un cántaro sobre el hombro. Bajó a la fuente para sacar agua, y yo le dije: Por favor, déme usted de beber. En seguida bajó ella su cántaro y me dijo: Beba usted, y también les daré de beber a sus camellos. Mientras yo bebía, ella les dio agua a los camellos”.

El hecho simple y obvio es que las mujeres que cargaban agua desde el pozo hacia sus tiendas o casas, debían cargar cántaros pesados sobre sus hombros por un largo camino. Probablemente era una tarea muy dificultosa que cualquier muchacha debía aprender para mandar. Bajar el cántaro de sus hombros debía ser otro desafío, porque la muchacha no querría perder nada de la preciosa carga que transportaba hasta su casa para su familia sedienta.

Darle un trago de agua a un extraño significaba interrumpir su camino y también un esfuerzo extra para inclinar su cántaro y volverlo a levantar. Además, debía volver a cargar más agua para no volver a su casa con el cántaro medio vacío.

“Deteniéndose por el escogido”

Aquí es donde el mensaje de Heidi Baker “deteniéndose por el escogido” es tan poderoso. Personalmente podría ver este pedido extraño como un obstáculo real para mis metas personales para mi camino actual. “¿El hombre no pudo ver que estaba lista para regresar? Tengo todos mis recursos valiosos listos para suplir mis necesidades y las de mi familia”. No podemos exagerar el valor del agua cuando debemos caminar una distancia para obtenerla y luego llevarla hacia su casa de regreso sobre sus hombros.

Podría pensar: “Este hombre me está pidiendo que sacrifique lo que me pertenece a mí y a mi propio pueblo. Para responder a su necesidad tendré que entregar mi tiempo, mis energías y mis recursos materiales. También debo pensar en mis propias necesidades. ¡El hombre también tiene manos! ¿Por qué no puede tomar su propia agua para beberla? Mi cántaro ya está sobre mis hombros. ¿Por qué debería bajarlo y derramarlo para darle de beber?”.

Pero Rebeca vio una oportunidad para bendecir a un extraño y no se hizo problemas por bajar rápidamente el cántaro de sus hombros (donde estaba acomodado) hacia sus manos (el lugar del servicio) para darle de beber. Para Rebeca, la madre literal de Israel (Jacob), fue el acto de su vida que cambiaría su futuro, el futuro de muchas personas y el futuro de muchas naciones. Como sacrificó algo de su tiempo, sus energías y sus recursos, inmediatamente recibió regalos de joyas valiosas del tesoro de Abraham. Luego se transformó en la esposa de un hombre muy próspero y rico, quien sería famoso a lo largo de la historia como uno de los grandes patriarcas del pueblo hebreo.

Transforme una interrupción en una cita divina

Creo que el Señor nos está hablando como individuos y como Cuerpo de Cristo. Hebreos 13:2 nos recuerda que debemos atender a los extranjeros, porque podríamos estar atendiendo ángeles sin saberlo. ¿Tomaremos ventaja de la oportunidad para cambiar una interrupción potencialmente irritante en una cita de destino divino o escogeremos buscar nuestra propia seguridad y mantener la monotonía de una vida sin aventura y sin necesidad de tener fe en Dios?

El hombre natural trabaja duro para ahorrar y prepararse para la seguridad su propia casa. Se asegura de tener la suficiente seguridad, pensiones y recursos para cuidar de sí mismo y de su familia cuando sea anciano y luego que se vaya. Pero en algún punto del camino, Dios puede enviarle a alguien con una necesidad que requerirá el sacrificio de su propia seguridad. Esta es una prueba difícil para un hombre y usualmente necesita tiempo para procesarla.

Los recursos financieros pueden ser los menos significativos que necesitamos compartir. Dios nos puede pedir nuestro tiempo y nuestra energía, nuestros dones espirituales y el fruto del Espíritu Santo que estableció en nuestras vidas, aún cuando sentimos que no tenemos nada más que dar. Sumado a esto, podemos encontrarnos rumbo a una reunión muy importante donde ministraremos a miles y no tener tiempo para atender a la necesidad de alguien. Así como el sacerdote y el Levitas, pasamos junto al herido y seguimos hacia Jerusalén a ocuparnos de lo nuestro, abandonando la oportunidad de transformar una interrupción en una oportunidad divina para el “Buen samaritano”.

Los caminos de Dios no cambiaron y creo que aún nos da oportunidades especiales para “detenernos por el escogido” y mientras lo hacemos, ministrarlo a Él abrirá las puertas para nuestra promoción y bendiciones. Por eso es tan importante caminar en comunión estrecha con el Espíritu Santo. Ciertamente no podemos darle a cada persona que encontramos lo que quieren. En muchos países podemos ver cientos de mendigos al día. Pero uno de ellos puede ser el “sirviente de Abraham” que está buscando una esposa para Isaac. No podemos perder a esa persona. El secreto es caminar oyendo la voz del Espíritu Santo y mantener un corazón de siervo, anhelando detenernos en el momento correcto.

“Estoy soltando el espíritu de Rebeca”

Creo que Jesús tiene una palabra para su pueblo. Creo que quiere decirle lo siguiente a su pueblo hoy:

“El Espíritu Santo está preparando verdaderamente a mi Novia para que sea mi deleite y mi gozo. Le está pidiendo que baje su cántaro y le dé de beber. Pero está hablando a través de otras personas, incluyendo aún a los ‘menos pensados’ y probando a cada uno para ver quién bajará el cántaro de sus hombros para darle de beber al sediento”.

“Estoy soltando el ‘espíritu de Rebeca’ sobre mi Iglesia. Estoy levantando una generación con un corazón conforme al mío, lleno de amor y compasión. Y ellos responderán a la prueba. Bajarán su cántaro de sus hombros hacia sus manos para darles de beber a los que mi corazón anhela bendecir. Al hacer esto, estarán derramando una ofrenda de amor a mis pies”.

“El resultado de su obediencia será una provisión inimaginable de bendiciones. La joven Rebeca recibió inmediatamente regalos abundantes y valiosos del sirviente de Abraham y una enorme transferencia de riquezas cuando se casó con Isaac. Los que viven en mi Reino recibirán una bendición repentina y extrema del Cielo y de otros que las derramarán sobre ellos”.

“Estoy purificando y preparando a mi Novia para gobernar y reinar conmigo. Mi Novia debe tener una verdadera unidad con mi Espíritu de servicio y mi corazón compasivo. Al servirse unos a otros fortalecerán y embellecerán a mi Novia eterna, mientras cumplen mi mandato de amarse unos a otros”.

Muchos de nosotros estuvimos esperando por la tan profetizada transferencia de riquezas. Pero quizá algunos perdimos oportunidades de inclinar el cántaro que llevamos sobre nuestros hombros. Lo hicimos sobre algunos que estaban sedientos, pero como era demasiado inconveniente, continuamos nuestro camino sin tomar tiempo para ayudar a alguien en necesidad.

Sin hacer un sacrificio real, Rebeca jamás habría experimentado su destino asombroso y su transferencia personal de riquezas. Pero aunque hayamos perdido oportunidades para inclinar nuestro cántaro en el pasado, Dios en su gracia y misericordia anhela darnos más oportunidades si las pedimos.

Sin embargo, creo que hay muchos cristianos hoy que hicieron muchos sacrificios, aparentemente insignificantes, por el amor de Dios fluyendo a través de ellos. Estas personas experimentarán increíbles recompensas de Dios, porque Él vio lo que hicieron en secreto y los recompensará en público. Debemos cuidarnos de estar demasiado ocupados para atender las necesidades de otro cuando tenemos el cántaro lleno sobre nuestros hombros. Tome el tiempo y la energía para tomarla con sus manos y derramarla como un sacrificio para Dios. Se sorprenderá por los resultados asombrosos.

Ben R. Peters

lunes, 10 de septiembre de 2012

Para que te vaya bien

Por Mahesh y Bonnie Chavda

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“Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa,  para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra” (Efesios 6:1-3).

Uno de los principios fundamentales de caminar en el favor y la bendición de Dios es la honra. Comienza en la casa mientras honramos a Dios honrando a nuestros padres. Se extiende hacia afuera al honrar a las autoridades, a los ancianos, a nuestros padres espirituales y a la Esposa eterna del Señor, la Iglesia.

Todos los años en las naciones se aparta un día para celebrar y honrar a nuestras madres. Debemos tomar tiempo para agradecerle a Dios por nuestras madres. Si nuestra madre aún está con nosotros, busquemos la manera de honrarla. Si tiene asuntos sin resolver con su madre, busque la manera de olvidarlos y bendiga a la persona que le dio la vida. No hay nada que la Cruz no pueda cubrir.

Esa es la puerta para que podamos encontrarnos con nuestra familia perfecta. Abre el camino para que podamos conocer a nuestro Padre celestial. Nos hace ser una nueva creación y nos conecta con nuestra verdadera identidad: Un hijo del Rey. Si nuestra madre no nos hubiera dado a luz, nunca habríamos tenido la oportunidad de conocer la plenitud de nuestra identidad y destino eterno. El honor nos trae las bendiciones de Dios. Apoyémonos en ellas hoy, mientras honramos y bendecimos a nuestros padres espirituales.

La tierra madre: El lugar donde nacimos

En otro sentido, al hacer esto también honramos a nuestra nación. Hechos 17:26 nos dice que Dios tuvo en mente la familia, el tiempo y la nación en la cual nacimos, desde el primer momento que pensó acerca de nosotros. Esto significa que no importa nuestra historia personal, Él tiene un plan redentivo para nuestra vida que incluye las mismas circunstancias de nuestro nacimiento. Además revela que somos parte de su plan redentivo para nuestra nación.

La nación en la que nacimos es el vientre donde Dios formó nuestra identidad. Es parte de nuestra historia, nuestra cultura, nuestra familia y, finalmente, parte del plan de Dios para nuestra vida. En América somos bendecidos por haber nacido en una nación formada sobre principios escriturales, establecidos por los padres fundadores. En ninguna parte queda más claro que en el registro histórico de oración y ayuno en honor al Único capaz de salvarnos, liberarnos, sanarnos y prosperarnos.

En 1607, los primeros peregrinos tocaron tierra en las costas de Virginia. Su primera acción fue humillarse a sí mismos en oración, ayuno y acción de gracias durante tres días, luego de desembarcar. Su segunda acción fue plantar una cruz en el lugar de la costa donde desembarcaron para dedicar la tierra al Señor Jesucristo.

En 1620, los peregrinos no probaron alimentos en la tierra hasta hacer un pacto con Dios y entre sí en oración y ayuno. Hoy se lo conoce como el Pacto del Mayflower, pero su acto sentó un precedente para el único gobierno que heredamos como norteamericanos. Cuando enfrentaron una sequía que amenazó la supervivencia de su comunidad al año siguiente, el gobernador Bradford llamó a “un día solemne de humillación para buscar al Señor en oración ferviente, en medio de esa gran aflicción”. El Señor respondió ese mismo día cuando los cielos claros y despejados, se cubrieron de nubes y comenzó a llover.

1775, Día nacional de humillación, ayuno y oración

Poco tiempo después que se oyera en todo el mundo sobre la revolución en Norteamérica, los padres fundadores proclamaron un día humillación pública, oración y ayuno:

“Como el Gran Gobernador del Mundo, por su Providencia suprema y universal, no sólo para conducir el curso de la naturaleza con una sabiduría y rectitud infalibles, con frecuencia influencia las mentes de los hombres para servir a los propósitos sabios y llenos de gracia de su gobierno providencial. Y es, en todo tiempo, nuestro trabajo indispensable y devoto, agradecer su providencia suprema, especialmente en tiempos de peligro inminente y calamidades públicas, reverenciando y adorando su justicia inmutable, así como implorando su interposición misericordiosa por nuestra liberación:

Por tanto, este Congreso considera el estado crítico, alarmante y calamitoso de la situación actual de estas colonias, recomendamos enfáticamente que el jueves 20 de Julio próximo, todos los habitantes de las colonias inglesas en este continente deben guardar este día de humillación pública, ayuno y oración. Se recomienda a todos los cristianos de todas las denominaciones que se reúnan públicamente para adorar, absteniéndose de realizar cualquier trabajo y recreación ese día. Junio 12, 1775”.

Pedido de oración de Benjamín Franklin en la Convención Constitucional

Cuando la nación, forjada en la Revolución, parecía estar a las puertas de separarse mientras se estaba redactando la Constitución que defendería las libertades por las cuales pelearon, Benjamín Franklin, testigo del primer Gran Despertar y amigo de George Whitefield, detuvo el procedimiento y declaró:

“En esta situación de esta Asamblea, andando a tientas como si estuviera en la oscuridad para hallar la verdad política e incapaz de distinguirla cuando se presentó ante nosotros, como ocurrió. Señor, ¿hasta aquí no hubo un solo pensamiento de humildad para rogar ante el Padre de las luces para que ilumine nuestro entendimiento? En el comienzo del conflicto con Gran Bretaña, cuando estábamos sensibilizados por el peligro, orábamos todos los días en este salón para recibir la protección divina. Nuestras oraciones, Señor, fueron oídas y respondidas con gracia. Todos los que estuvimos comprometidos en el conflicto pudimos ver frecuentes ocasiones donde se manifestó la supereminente providencia a nuestro favor”.

“Para esa clase de providencia tenemos esta oportunidad de consultar en paz sobre el significado de establecer nuestra futura felicidad nacional. ¿Y ahora nos olvidamos de ese amigo poderoso o pensamos que ya no necesitamos su asistencia? Viví, Señor, mucho tiempo y cuánto más vivo, tengo más pruebas convincentes de esta verdad: Dios gobierna sobre los asuntos de los hombres. Si una golondrina no cae al suelo sin que lo note, ¿es probable que un imperio se pueda levantar sin esta ayuda? Tenemos la seguridad, Señor, en los escritos sagrados, que ‘a menos que el Señor edifique la Casa, en vano trabajamos los edificadores’”.

“Creo firmemente en esto y además, creo que sin su ayuda oportuna no podremos tener más éxito al levantar este edificio que los constructores de la torre de Babel: Estaremos divididos por nuestros pequeños intereses locales, nuestros proyectos se confundirán y nos transformaremos en un reproche y un engaño para las futuras generaciones. Y lo que es peor, desde esta instancia desafortunada en adelante, la humanidad puede perder el rumbo al establecer gobiernos sobre la sabiduría humana que los entregarán al azar, la guerra y la conquista”.

“Por tanto, ruego que desde ahora en adelante imploremos la ayuda del Cielo y sus bendiciones en todas nuestras deliberaciones, estableciéndose en esta Asamblea cada mañana antes de proceder a tratar los asuntos del día y les solicitemos a uno o más clérigos de esta Ciudad que oficien ese servicio”.

Benjamin Franklin, Congreso Continental, 1787

Honremos a nuestras madres y a nuestra herencia nacional

Una y otra vez, en tiempos de gran crisis y en tiempos de gran victoria y agradecimiento, nuestra nación honró a Dios en oración como la Fuente de todas sus bendiciones. Esta es la herencia espiritual de Norteamérica.

Mientras honramos a nuestras madres naturales y espirituales, honremos nuestra herencia nacional, humillándonos y orando por nuestra nación para que cumpla su destino divino. Mientras lo hacemos, el Señor soltará su bendición sobre nuestras familias, nuestras congregaciones y nuestra nación. Así nos irá bien y disfrutaremos de una vida larga sobre la tierra.

“… si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra” (2 Crónicas 7:14).

Mahesh y Bonnie Chavda

“La generación que se crió a sí misma: Una generación bajo amenaza”

Por Catherine Brown

Catherine Brown 2Padres sin paternidad

Mientras oraba temprano, el Señor me habló sobre una generación de padres sin paternidad. Una generación que se crió a sí misma, sin experimentar el contacto parental (tanto físico como espiritual) y que ahora se está levantando como líderes en su generación sin la habilidad, el don o la experiencia de tener una cobertura paternal. Esta generación anhela padres y madres en la fe, porque no los tuvieron de una manera apropiada.

El apóstol Pablo le habló a la Iglesia en Corinto sobre un asunto similar en su vida: “De hecho, aunque tuvieran ustedes miles de tutores en Cristo, padres sí que no tienen muchos, porque mediante el evangelio yo fui el padre que los engendró en Cristo Jesús” (1 Corintios 4:15). ¡Gloria a Dios que en Cristo el Evangelio crea relaciones de pacto a través de las cuales los padres y madres espirituales se están levantando en las naciones para servir a la siguiente generación!

La intención de Dios es que la unidad familiar revelaría su gloria en toda la tierra (Génesis 1:28). Además, su deseo es que los hombres y mujeres trabajen juntos en Cristo para ser fructíferos y caminar en dominio, desatando el gobierno de Dios sobre la tierra mientras lo sirven en sumisión a su voluntad y entre sí.

Satanás peleó contra la paternidad de Dios en cada generación desde que comenzó el tiempo y buscó disgregar la unidad familiar por todas las formas posibles. El enemigo busca profanar y diezmar la paternidad en todas las esferas de la sociedad.

A pesar de este asalto terrible en estos tiempos finales, creo que Dios está derramando una gracia exponencial sobre el Cuerpo de Cristo para experimentar su paternidad tri-generacional. Una de las maneras como el Señor está haciendo esto es restaurando los padres y madres espirituales en la Iglesia. Esta generación emergente no se perderá con una mentalidad de huérfanos, será amada en sanidad y plenitud para caminar en la identidad que Dios les entregó como sus hijos e hijas legítimas.

Paternidad y maternidad en la fe

El aspecto de la paternidad en la fe no tiene que ver con el género. Los padres y madres apostólicas tienen el corazón de Dios el Padre para su Iglesia y sus hijos. El apóstol Pablo usó ambos términos, padre y madre, figurativamente para hablarles a sus hijos espirituales en Tesalónica:

“Tampoco hemos buscado honores de nadie; ni de ustedes ni de otros. Aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido ser exigentes con ustedes, los tratamos con delicadeza. Como una madre que amamanta y cuida a sus hijos…” (1 Tesalonisenses 2:6-7).

“Saben también que a cada uno de ustedes lo hemos tratado como trata un padre a sus propios hijos. Los hemos animado, consolado y exhortado a llevar una vida digna de Dios, que los llama a su reino y a su gloria” (1 Tesalonisenses 2:11-12).

Con frecuencia Pablo peleó en oración por sus discípulos, hasta que Cristo sea formado en ustedes…, comparando esta intercesión con el dolor de dar a luz, aunque obviamente nunca había parido. Podemos ver que el apóstol Pablo relacionó los aspectos de la maternidad femenina con la paternidad masculina (Gálatas 4:19-20).

En ese mismo plano vemos a Cristo, nuestro Sumo Sacerdote y Apóstol, para regocijarnos en el hecho que Jesús vivió para glorificar al Padre caminando en obediencia a su voluntad. Jesús vino para revelar el amor del Padre en toda su simplicidad y complejidad. En la cruz del Calvario, Cristo quebró cada muro de división (cultural, generacional, social y de género, sólo por mencionar algunos). Nos llamó a una vida de rendición, obediencia y amor.

“En Cristo Jesús de nada vale estar o no estar circuncidados; lo que vale es la fe que actúa mediante el amor” (Gálatas 5:6).

Es esencial que los padres y madres espirituales de esta “generación que se crió a sí misma”, comprendan la generación que se está levantando. Podríamos evitar muchos malos entendidos innecesarios, errores en las relaciones y abortos espirituales que nos llevan a sufrir retrasos en nuestro destino o destrucción si tomáramos tiempo para comprender el carácter de aquellos que discipulamos.

Moisés, nuestro modelo

Estudiando la vida de Moisés pude ver cómo Dios lo usó como un padre espiritual para una nación. Demos un paso hacia atrás en el tiempo, hacia los comienzos humildes de Moisés. Es alarmante ver que nació bajo una amenaza de muerte que pudo aniquilar potencialmente a su pueblo. Los varones de su generación estaban en peligro de muerte debido al edicto dictado por el Faraón, donde todo hijo de hebreos debía ser arrojado al río Nilo para morir (Éxodo 1:22). Moisés significa “salvado de ahogarse”. Dios lo salvó de ahogarse y lo puso a buen resguardo para que pudiera cumplir el plan de Dios para su vida. Dios continúa en el negocio de llamar y rescatar a una generación que satanás quiere destruir.

Hemos visto cuánto necesitaba Moisés la ayuda de Jetro (su suegro) para llegar a ser un buen padre para otros. La única experiencia real de paternidad anterior de Moisés fue en la corte del Faraón mientras crecía. Su visión de la autoridad estaba filtrada a través de los lentes del ejercicio del gobierno sin una relación íntima con la figura cercana de un padre. La distorsión de la autoridad paternal en este nivel clave del desarrollo humano, afecta nuestra comprensión de nuestra identidad, crea inseguridad y provoca cuestionamientos legítimos sobre la manifestación de nuestro destino. Dios también tuvo que tratar con esta inseguridad en la vida de su siervo Moisés.

Mi intención es compartir algunas impresiones de la vida de Moisés en su experiencia transformadora de ser sano de la inseguridad y los problemas de identidad. Así podría ser más un padre para el pueblo judío que estaba llamado a liderar. Cuán maravilloso es ver la unción de Dios en Moisés como un líder formado y poder ver su proceso y su viaje de fe con el Padre que lo llevó hasta ese punto. Moisés mismo dijo: “Soy un extranjero en tierra extraña” (Éxodo 2:22).

Podemos ver con claridad cómo el hombre de Dios luchaba con su propia identidad por haber crecido en la corte del Faraón, aunque tenía un corazón hebreo. Moisés debía atravesar ciertas lecciones de vida para vencer sus tendencias “auto paternales”, antes de ser sano y transformado en un padre para la nación. Es interesante que esta búsqueda interior se extendiera hasta el nacimiento del primer hijo de Moisés, al cual llamó Gerson, un nombre que suena como la definición hebrea “un extranjero allí”.

Cuando Dios empujó a Moisés hacia la paternidad, fue capaz de sanar las áreas de inseguridad y las heridas en su vida. La falta de paternidad no ocurrió por un error de Moisés y Dios proveyó a una persona como Jetro para suplir esta falta en el momento oportuno. En verdad, la mayoría de nosotros experimentamos los mismos procesos bajo la guía de Dios y mientras forma nuestra vida, trabaja para manifestar su propósito y sus planes en nosotros. La necesidad de ser padres espirituales para otros puede servir como un catalizador en nuestra vida para llevarnos a ser sanos de las tendencias hacia la “auto paternidad”.

Dios lo bendiga hoy mientras sigue su llamado eterno en su vida.

En su gracia,

Catherine Brown