lunes, 18 de febrero de 2013

“Elías, Jehú y la guerra contra Jezabel”

Por Francis Frangipane

clip_image002Existe una guerra ancestral entre el espíritu de Elías y el espíritu de Jezabel. En esta batalla ancestral, Elías representa los intereses del Cielo: el llamado al arrepentimiento para volverse a Dios. Por otro lado, Jezabel representa un principado único cuyo propósito es impedir y detener el regreso de la Iglesia hacia Dios.

Nuestra nación va hacia la victoria

Para comprender el conflicto entre el espíritu de Elías y el de Jezabel, debemos entender a estos dos adversarios como aparecen en las Escrituras. Cada uno es la contrapartida del otro. ¿Elías es atrevido? Jezabel es descarada. ¿Elías es rudo contra el maligno? Jezabel es viciosa hacia la justicia. ¿Elías habla de los caminos y las palabras de Dios? Jezabel está llena de sistemas de brujería y palabras de engaño. La guerra entre Elías y Jezabel continúa hasta hoy. Los jefes guerreros en ambos bandos son los profetas enemigos correspondientes, porque el vencedor tendrá el alma de nuestra nación.

En la tradición de Samuel, Elías era la cabeza de la escuela de profetas. Bajo su cobertura se encontraban los hijos de los profetas, literalmente cientos de videntes y ministradores proféticos que proclamaban la Palabra del Señor. Sin embargo, en esta guerra Jezabel asesinó viciosa y sistemáticamente a todos los siervos de Dios hasta que sólo quedó Elías (vea 1 Reyes 18:22). Elías, como el último de los profetas, desafió a una demostración de poder a los 450 profetas de Baal y los 400 profetas de Asera: sus dioses contra el poder del Señor.

Estos 850 hombres eran falsos profetas, los sacerdotes satánicos “que comían en la mesa de Jezabel” (1 Reyes 18:19). Eran los individuos más poderosos y demonizados que las huestes de las tinieblas podían producir. El rey Acab, el esposo de Jezabel, les envió un mensaje a “todos los hijos de Israel” (v. 20), y la nación asistió como testigo de la guerra entre el Dios de Elías y los demonios de Jezabel.

Los términos del desafío eran simples: Cada uno debía poner un buey sobre un altar. Luego Elías dijo: Entonces invocarán ellos el nombre de su dios y yo invocaré el nombre del Señor. ¡El que responda con fuego, ése es el Dios verdadero! Y todo el pueblo estuvo de acuerdo (v.24). Seis horas más tarde los sacerdotes no pudieron producir fuego, pasaron doce horas y Elías comenzó a burlarse de ellos: “¡Griten más fuerte!, les decía. Seguro que es un dios, pero tal vez esté meditando, o esté ocupado o de viaje. ¡A lo mejor se ha quedado dormido y hay que despertarlo! (v.27).

Luego, justo antes de la tarde, Elías oró sobre su sacrificio y “el fuego del Señor cayó y consumió toda la ofrenda quemada”. Las Escrituras continúan diciendo: En ese momento cayó el fuego del Señor y quemó el holocausto, la leña, las piedras y el suelo, y hasta lamió el agua de la zanja. Cuando todo el pueblo vio esto, se postró y exclamó: ¡El Señor es Dios, el Dios verdadero! (v.38-39). Inmediatamente luego de la manifestación poderosa del Señor, Elías le dijo a los hebreos que aseguraran a los profetas de Baal y los asesinó.

En este punto podríamos suponer que Elías huyó a Jezreel y le pidió a Dios que terminara con Jezabel, pero no fue así. De hecho, y esto me sorprendió, Elías se involucró en una guerra espiritual. Cuando Jezabel oyó lo que ocurrió con sus siervos, en un arranque de ira soltó un río de brujería y poderes demoníacos contra Elías que llenó de temor su corazón, recién entonces huyó.

Podríamos preguntarnos, ¿cómo era posible que un profeta tan poderoso saliera corriendo? La respuesta no es simple. De hecho, la situación se puso peor. Luego vemos a Elías sentado bajo un arbusto, declarando que no era mejor que sus padres y clamando por su muerte (1 Reyes 19:4). ¿Qué presión tan grande abrumó a este hombre de Dios para que orara lleno de temor y desaliento? Sucumbió ante la hechicería de Jezabel.

Ahora debemos comprender esto: “Cuando nos levantamos contra el principado de Jezabel, aún resistiendo sus perversiones y hechicerías, debemos cuidarnos del poder de los demonios de temor y desaliento. Estos son los espíritus que enviará en contra nuestra para distraernos de nuestra guerra y nuestra victoria”.

El drama continua...

Es un misterio, aunque una verdad bíblica, que bajo ciertas condiciones el Espíritu Santo transferirá la unción de un líder sobre una o más personas especialmente preparadas. Esto ocurrió cuando el Señor tomó el “Espíritu que estaba sobre Moisés y lo estableció sobre los setenta ancianos” (Números 11:24-25). Una vez más, vemos el efecto de este principio con Josué, quien “estaba lleno con el espíritu de sabiduría, porque Moisés impuso sus manos sobre él” (Deuteronomio 34:9). Por supuesto, nuestra misma salvación cosecha la recompensa de este precepto, porque Cristo no es sólo una religión, nos impartió su Espíritu y sus virtudes.

Con este concepto en mente, podemos aceptar mejor la manera como el espíritu de Elías fue enviado para ministrar a través de la persona de Juan el Bautista. Pero antes el espíritu de Elías descansó sobre otro individuo. Recordará que Eliseo, el profeta que sucedió a Elías, recibió una doble porción de su espíritu (vea 2 Reyes 2:9-11). Pero luego el espíritu de Elías estaba ministrando, activando, inspirando y creando en Juan el Bautista la misma clase de intensidad que moraba en Elías. Juan debía ir primero, delante del Señor, con el espíritu y el poder de Elías… (Lucas 1:17).

Jesús dijo de Juan el Bautista: Y si quieren aceptar mi palabra, Juan es el Elías que había de venir(Mateo 11:14; vea también 17:11-13). El mismo Juan se parecía a Elías. La influencia espiritual de Elías retornó al mundo en la persona de Juan el Bautista. Así como Elías, Juan proclamó la necesidad de arrepentimiento dondequiera que veía un pecado. Una de esas áreas era la vida de adulterio del rey Herodes y su esposa Herodías. Cuando Juan los confrontó, Herodías lo metió en prisión (vea Marcos 6:17-18).

¿Quién estaba manipulando y operando desde las tinieblas, el lado psíquico de Herodías? Así como el espíritu de Elías ministraba a través de Juan, Jezabel resurgió a través de la rebelión de la seductora Herodías. Recuerde, a través de muchas hechicerías con las cuales Jezabel (2 Reyes 9:22) atacó a Elías, llenándolo de temor y desaliento. Esto determinó su tiempo de duda y confusión.

Ahora Herodías volvió a atacar contra el Bautista. Este es el profeta que vio al Espíritu Santo descendiendo sobre Cristo, oyó la voz audible del Padre anunciando a su amado Hijo, contempló con asombro la pureza del Mesías de Israel. Ahora el temor y el desaliento pesaban sobre los hombros del profeta. La duda acerca de Cristo fluía desde su alma: ¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?” (Mateo 11:3).

Por fin se presentó la oportunidad. En su cumpleaños Herodes dio un banquete a sus altos oficiales, a los comandantes militares y a los notables de Galilea (Marcos 6:21). “Oportunidad” es la palabra perfecta para describir el momento de este evento. Porque en esta guerra entre los espíritus de Elías y Jezabel, Herodías hizo que su hija danzara ante Herodes, incitándolo con la promesa de entregarle cualquier cosa que le pidiera. A pedido de su madre, aunque en realidad era el pedido de Jezabel, demandó y recibió la cabeza de Juan el Bautista. Temporalmente la confrontación entre los espíritus de estos dos enemigos eternos se calmó.

¡Viene Elías!

Dos mil años atrás, Jesús estableció que el ministerio de Elías no había terminado. Prometió: Sin duda Elías viene, y restaurará todas las cosas, respondió Jesús” (Mateo 17:11). Además, el profeta Malaquías escribió: Estoy por enviarles al profeta Elías antes que llegue el día del Señor, día grande y terrible. Él hará que los padres se reconcilien con sus hijos y los hijos con sus padres, y así no vendré a herir la tierra con destrucción total” (Malaquías 4:5-6). Elías viene a pelear y restaurar. Vino antes del gran día y está regresando antes del día terrible del Señor.

Sin embargo, recuerde el principio de la impartición. Porque hoy, así como Dios lo hizo con Elías, Eliseo y Juan el Bautista, ¡el Señor está levantando una compañía de profetas como Elías, hombres y mujeres llenos del Espíritu, enviados para preparar el camino para el retorno de Cristo!

Pero debemos ser conscientes que si Elías viene antes del regreso de Jesús, también lo hará Jezabel. ¿No la vemos en nuestra tierra en la abundancia de hechicerías y prostituciones? ¿No oye su voz descarada rechazando la autoridad de Dios y exaltando su rebelión dentro del feminismo radical? ¿No la vimos, con vergüenza, mientras hacía que los siervos de Dios cometieran actos de inmoralidad? (Apocalipsis 2:20). Ver a Jezabel manifestándose de una manera tan llamativa sólo confirma que el espíritu de Elías aquí también trae arrepentimiento y levanta profetas belicosos a través de nuestra tierra. De hecho, si vamos a servir a Dios durante el reinado de una Jezabel, la guerra misma nos meterá en una unción profética, sólo para que podamos sobrevivir.

En el Antiguo Testamento vemos cómo Dios destruyó a Jezabel. Jehú, el nuevo rey de Israel, fue enviado por la palabra del Señor a través de Eliseo, el sucesor de Elías, para cumplir la promesa de Dios. Mientras Jehú y sus hombres dirigían furiosamente sus carros hacia Jezreel, los reyes de Israel y Judá se presentaron para salir a su encuentro. Le preguntaron: “… Jehú, ¿vienes en son de paz? ¿Cómo puede haber paz mientras haya tantas idolatrías y hechicerías de tu madre Jezabel?, replicó Jehú” (2 Reyes 9:21-22). Jehú asesinó a los dos reyes e inmediatamente se dirigió hacia Jezreel para confrontar a Jezabel.

La Palabra nos dice que cuando ella lo vio ocurrió lo siguiente: Cuando Jezabel se enteró que Jehú estaba regresando a Jezreel, se sombreó los ojos, se arregló el cabello y se asomó a la ventana. Al entrar Jehú por la puerta de la ciudad, ella le preguntó: ¿Cómo estás, Zimri, asesino de tu señor? Levantando la vista hacia la ventana, Jehú gritó: ¿Quién está de mi parte? ¿Quién? Entonces se asomaron dos o tres oficiales y Jehú les ordenó: ¡Arrójenla de allí! Así lo hicieron y su sangre salpicó la pared y a los caballos que la pisotearon” (2 Reyes 9:30-33).

Había algo en el espíritu de Jehú que debemos poseer hoy. Mientras debemos tener compasión hacia los que cayeron cautivos por su influencia (vea Apocalipsis 2:21), no debemos demostrar misericordia hacia el espíritu de Jezabel. Jehú no le ofreció ninguna esperanza de reforma a Jezabel, ningún compromiso en absoluto. No debemos darle ninguna oportunidad a este demonio para que pruebe nuestra alma y abra nuestras vulnerabilidades a sus muchas hechicerías. Debe ser desalojado de su lugar de elevada influencia. De hecho, mientras Jezabel estaba sangrando y cercana a la muerte, ¡Jehú la aplastó bajo su carro! Asimismo debemos seguir a Cristo y caminar sin temor sobre esta serpiente, aplastándola bajo nuestros pies (vea Lucas 10:19 y Romanos 16:20).

Esto mismo ocurre con nosotros, no debemos tener tolerancia alguna hacia este espíritu. No podemos tener paz o relajarnos bajo nuestra “higuera” hasta haber conquistado al espíritu de Jezabel. Debemos dejar de vivir con comodidad, porque sus prostituciones y hechicerías son demasiadas en nuestra tierra. Debemos negarnos a descansar en una paz falsa, basada en el temor y el compromiso, ¡especialmente cuando el Espíritu de Dios nos está llamando a la guerra!

Es significativo que los eunucos la arrojaran por la ventana. Algunos de nosotros fuimos hechos eunucos, esclavos de este espíritu maligno. Ahora mismo, Dios nos está dando el privilegio de participar en el juicio eterno contra Jezabel. ¡Debemos derribarla! Necesitamos alinearnos con Dios y permitir que se manifiesten sus juicios.

Es el tiempo para que los profetas se unan en contra de este espíritu. Aún ahora, nos lavamos en la sangre preciosa de Jesús. Bajo la unción de Elías y en el poder del Espíritu Santo, ¡levantémonos con la indignación de Jehú y derribemos a Jezabel!

Oremos: “Padre celestial, someto mi corazón a tu voluntad. En el nombre y la autoridad de Jesús, me vuelvo contra el espíritu de Jezabel. Como siervo de Jesucristo, suelto a los que estuvieron bajo la cautividad de Jezabel. Les hablo a los eunucos de Jezabel que están del lado del Señor para que derriben sus pensamientos de simpatía hacia este amo cruel y maligno. ¡Renuncio a las imaginaciones malignas de mi mente! En el poder del nombre de Jesús, me desato de la atadura psíquica que opera sobre mi alma. En la autoridad de Jesucristo, caminaré libre del espíritu de Jezabel. ¡Amén!”.

Francis Frangipane

sábado, 9 de febrero de 2013

“El poder de ser uno”

Por Karen Slaughter

clip_image002Recientemente el Padre me llevó por un viaje que me volvió a enfocar en lo que creo es la clave más esencial para caminar en la grandeza.

Hace pocos meses el Señor me dijo: “Karen, quiero que te unas más a la gente con la que tienes una relación estrecha”. Me sentía un poco frustrada con este pedido porque no estaba segura de cómo hacer esto. Comencé a repasar la lista en mi mente. Mi esposo, líderes, hijos, mentores, pastores y hermanos estaban bien. No me malinterprete, no estoy hablando de perfección, pero tengo relaciones muy fuertes con las personas que mencioné. No recordaba falta de perdón o amargura, realmente nos amamos y nos regocijamos unos con otros estableciendo relaciones sólidas. Mi frustración se arraigaba en el hecho que no estaba segura cómo reparar algo que no que estaba roto.

Después de pasar meses pidiéndole al Padre por una respuesta, finalmente me calmé lo suficiente para ver y oír lo que trataba de enseñarme: Para caminar en la grandeza, debemos caminar en comunión como uno. Me mostró que aunque no haya problemas reales como divisiones, amarguras o conflictos importantes, es el entorno perfecto para estrechar la unidad. El Padre me dijo: “Es la atmósfera perfecta para profundizar tu relación con otros”.

Hay un derramar asombroso de la revelación del amor de Dios sobre nuestras vidas. Dios nos ama y aún nos anhela, se regocija y se deleita con nosotros, ¡invitándonos a estar en su presencia! Amo la intimidad en el lugar secreto donde puede visitar al Padre. Pero lo oigo decirme: “¿Qué harás con ese amor? ¿Lo usarás para ti misma o para ser uno con otros?”.

Jesús modeló la unidad y la familia, pidiéndonos que vivamos de la misma manera. La familia está enredada y esto duele. A veces ser vulnerable es altamente incómodo. Estableció un nivel elevado de valor en la unidad en nuestras relaciones, viendo cómo Él murió para reintroducirnos y restaurar nuestras relaciones.

Comunión vs aislamiento

Vea, podemos hacer milagros, ver ángeles, profetizar, entrar en trance y predicar sermones asombrosos, sin haber tocado a nadie excepto a Dios. Podemos aislarnos para protegernos a nosotros mismos, pero hay un problema cuando Dios es la única persona con quien me permito relacionarme. Hay un problema cuando sólo puedo amar a la Perfección misma. Jesús nos pidió que amáramos como Él ama. Nos ama en nuestra imperfección porque nos ve a través de la perfección del Perfecto Amor. La revelación personal que recibí del amor de Dios no es sólo para mí. Debería ser un derramar incontenible en la revelación para otros, tocándolos con el amor de Jesús.

El amor es algo que satanás no puede copiar. Puede imitar señales, maravillas, milagros y profecías, aún puede pretender tener amor, pero no es real. Sólo puede imitar ser un ángel de luz, porque sólo puede pretender amar. En realidad no puede amar porque no tiene acceso al Amor. El mundo experimentó la falta de amor. Está buscando lo auténtico y podrá darse cuenta cuando está ante el verdadero amor.

Creo que una de las mayores estrategias del enemigo es quebrar las relaciones de pacto en el Cuerpo de Cristo. Creo que conoce de lo que somos capaces de hacer como uno, aún más de lo que sabemos.

Ser uno es poderoso. Ser parte de algo mayor que nosotros mismos es muy fuerte. Saber que encajo dentro de algo y soy valorado por “mí mismo” mientras veo cómo puedo contribuir al Cuerpo de Cristo, trayendo una sensación de identidad, propósito y visión.

En aislamiento perdemos nuestro sentido de identidad y visión. En tiempos pasados, cuando algunos de los enemigos del pueblo de Dios los vencían en batalla, inmediatamente tomaban al remanente y los separaba, dejándolos solos en una nación extraña. Comprendieron que remover su comunión implicaba que perdieran el sentido de quiénes eran y, finalmente, perderían su nacionalidad, identidad, visión y poder.

¡Nos necesitamos unos a otros!

Queremos alcanzar toda la medida de la plenitud de Dios. La verdad es que nos necesitamos unos a otros. Necesito su grandeza. Necesito al Jesús que vive en usted. No podemos ser grandes por nosotros mismos. Nos impulsamos unos a otros en la grandeza. No puedo crecer bien por mí misma, no puedo desarrollar mis dones por mí misma y no puedo experimentar todo lo que Dios tiene para mí por mí misma. Cosecho la grandeza de otras personas. Para poder caminar en la plenitud de la grandeza que Dios dispuso para mi vida, debo beber de la grandeza que Él depositó en usted. Si no lo hago, perderé algo de Jesús. Cuando Jesús nos revela cuán grande somos, nos impulsa a reconocer y llamar la grandeza en los demás. Si nos quedamos en una “fiesta de grandeza” sólo con Jesús, perderemos equilibrio. La verdad es que no se trata de Jesús y yo, sino de Él y nosotros.

Individualmente, ninguno de nosotros puede cargar la plenitud de Dios, esto sólo es posible cuando lo hacemos todos como uno. No puedo sostener un avivamiento por mí misma. Nos necesitamos los unos a los otros. El Cuerpo de Cristo está diseñado para cargar el gobierno de Dios y extender su Reino.

Extendemos el Reino de Dios de una manera más efectiva cuando seguimos sus patrones de gobierno. Debemos poseer el gobierno de Dios internamente antes de manifestarlo. ¿Qué es el gobierno de Dios? Gobierna y reina, esa es su manera de hacer las cosas. Esto acarrea mucho. Pero el aspecto más importante que aprendí es que el gobierno de Dios es “relacional”. Dios nos creó a su imagen, una imagen relacional para que podamos relacionarnos unos con otros y con Él, hasta llegar a ser uno en el Cuerpo de Cristo y así poder asumir el gobierno de Dios y extender su Reino. Juan 17:22 dice que el Padre y el Hijo compartieron con nosotros la gloria que los une. ¡Caminar en esta gloria sostendrá el avivamiento!

Vale la pena

Pedir esto es mucho, porque estamos llamados a ser uno. Puede ser confuso y aún doloroso. Debemos pagar un precio por desarrollar relaciones. Pero está bien. Jesús se hizo a sí mismo el más vulnerable y pagó el precio más alto para que pudiéramos relacionarnos con el Padre. Esta relación, este amor y esta unidad deben valer la pena. Existe un camino para sanarnos cuando somos heridos y su nombre es Jesús. Existe una manera de volver a confiar y su nombre es Jesús. Existe un camino para trabajar por encima de nuestros desacuerdos y su nombre es Jesús. Existe un camino para volver a ser vulnerables y su nombre es Jesús. Cuando me siento herida tengo dos elecciones: sanarme o esconderme. Haré lo mejor que pueda para sanarme y ser uno con el Cuerpo de Cristo, habilitándonos para llevarle al mundo lo que más necesita: El amor de Cristo.

Karen Slaughter

“Digo, este es un nuevo día y una nueva hora”

Por Eileen Fisher

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“Por mi Espíritu…”

Muchas veces cuando me veo abrumada pregunto: “¿Cómo lo puedo hacer?”. El Señor me responde: “Puedes lograrlo por mi Espíritu cuando esperas en Mí. Lo puedes realizar por medio de mi gracia. Puedes lograrlo conmigo. Puedes hacerlo en mi presencia. Puedes lograrlo en obediencia, aún cuando no quieras obedecer, porque manifiestas la obediencia sacrificial. Presentas tu cuerpo como un sacrificio vivo. Dices, ‘¿cómo lo puedo lograr?’. A través de Mí, por Mí y conmigo”, dice el Señor.

“Permítanme manifestarme en sus vidas de una nueva manera. Permítanme leer sus corazones. Aunque canten, en sus corazones dicen: ‘¿Cómo lo puedo hacer?’ Por mi Espíritu”, dice el Señor. “Recuerden a los apóstoles mientras estaban en el aposento alto preguntándose ‘¿Cómo podremos hacerlo?’ Entonces se manifestó mi Espíritu”, dice el Señor. ”Mi Espíritu les abrió los ojos y tocó sus corazones. Luego fueron llenos de una osadía que los tomó hasta el punto donde dejaron de desesperarse, pero fueron impartidos por mi Espíritu. Fueron enviados por mi Espíritu”, dice el Señor.

“Derramaré mi Espíritu sobre sus vidas. Presenten sus corazones en la mesa del banquete. Permítanme derramar aceite fresco en sus corazones. Permítanme tomar esos sueños rotos, permítanme tomar esas preguntas. Vinieron con alabanza y con santidad en sus corazones. Aún vinieron con un corazón abatido. Deben saber que estoy agradecido que me confíen los secretos de lo que los abate. Soy el Dios que toma el abatimiento y lo transforma en alabanza y gratitud. Vestirán una vestidura de alabanza”.

“Estableceré sobre sus hombros una vestidura de alabanza para que cuando me alaben, el abatimiento no encuentre un lugar donde aterrizar, serán cubiertos por el manto de la alabanza. Deben conocer que mientras me alaban los elevo en mi presencia. Practiquen la alabanza. Dejen que la alabanza se perfeccione en sus vidas y luego se perfeccionarán en Mí”, dice el Señor.

El Señor dijo: “Hoy les entrego la presencia real de mi Espíritu para que los guíe y los conduzca”.

“Te envío por mi Espíritu, a través de mi Espíritu y en mi Espíritu”

El Espíritu del Señor dice: “Permítanme llenarlos hasta rebosar. Permítanme llenarlos para que rebosen. Permítanme participar profundamente en sus vidas para que la luz de mi Reino brille a través de sus vidas. Mi amor brillará sobre sus vidas. Derramaré aceite freso sobre sus vidas. El aceite del gozo en contra del robo que vino contra sus vidas. Con aceite quebraré la pena y estableceré una nueva unción, limpiándolos y renovándolos”.

“Tomaré la sangre del Calvario y los tocaré en la frente. Les digo que no sean débiles, permítanme coronarlos. Entiendan mi corona de espinas: Las azotaron una y otra vez en mi cabeza hasta que quedé ciego por mi propia sangre. Como quedé cegado por mi Sangre, mi Sangre te pueda dar visión”, dice el Señor. “Les daré revelación por mi Espíritu. Les daré un punto de vista donde puedan ver lo que está haciendo mi Espíritu y ponerse de acuerdo con Él. Realmente va hacia adelante y hacia atrás, buscando a aquellos que tienen un corazón puro y manos limpias”, dice el Señor.

“Mi Espíritu se está moviendo para probar los corazones. Él viene y se mueve sobre mi pueblo para ver y oír lo que están hablando, cantando y declarando. Luego construye un nido en el corazón de aquellos que lo están buscando. Deben saber que los está buscando mientras lo buscan a Él. Quiere derramar mi gloria abundantemente”, dice el Señor.

“Quiere hacer que los ríos de mi Espíritu fluyan desde sus vientres y generen vida en los vientres de los demás. Algunos de ustedes estuvieron viviendo como huesos secos. Digo, trae los huesos secos y arrójenlos a los pies de mi Cruz. Permítanme resucitar lo que quiero que resucite. Permítanme remover lo que trae muerte. Permítanme establecer mi Sangre y traer vida”, dice el Señor.

“Los invito a extender sus manos hacia mi trono. No miren el trono de los hombres, sino el trono de su Rey. Los llamé amados y amigos. Permítanme amarlos, amigos de Dios. Vengan hacia mi trono. No vengan con sus cabezas inclinadas. Vengan con osadía como quien corre apresuradamente para encontrar a su amado. ¡Cómo anhelo a mi pueblo! ¡Cómo anhelo sus corazones, su presencia y sus voluntades!”, dice el Señor.

“Si mi pueblo quiere establecer su voluntad como el pedernal, en obediencia a mi voluntad, el Reino podría avanzar. Pero el hombre está siempre con el espíritu de persuasión sobre su voluntad. Permite que su voluntad sea una con la Mía. Deben tener el mismo clamor que yo: Vine para hacer la voluntad del Padre y sólo hago lo que el Padre me muestra. Este debe ser el clamor de sus corazones. La obediencia debe ser el espíritu que manifiesten ante mi Espíritu. Él levantará un testimonio. Mientras hace esto en sus espíritus, los levantará con el reconocimiento del Rey que está a punto de venir”, dice el Señor.

“Estará en sus vidas. Sus espíritus saltarán con el reconocimiento. Sus espíritus se alejarán de aquellos que los retienen, cuando estén listos para enviarlos. Los envío por mi Espíritu, a través de mi Espíritu y en mi Espíritu. No escuchen las voces de los que no están en mi Espíritu; pídanme que limpie su manera de oír, sus oídos, sus corazones y sus almas. Están verdaderamente en la hora de su deliberación. Es una hora muy seria por causa de mi Reino”, dice el Señor.

“Ni bien puedan ver, habrá un cambio que traerá grandeza sobre la tierra. Sí, seré yo quien traeré un cambio sobre la tierra. Serán humillados por mi bondad y danzaré sobre sus vidas la danza de la apreciación porque me obedecieron. Tráiganme el sacrificio de obediencia y les prometo que no los decepcionaré”, dice el Señor.

“Agrádenme y luego revisen junto conmigo para ver si quiero que se inclinen ante los hombres. Primero deben inclinarse ante mí y someterse a mi voluntad. ¿No les entregué mi Espíritu para que habite en ustedes? No lo dejen solo, habiten con Él, participen con Él y permítanle guiarlos. Apresúrense a seguir a mi Espíritu y sean lentos para oír a los hombres. La carne no beneficia en nada, pero mi Espíritu multiplica lo milagroso”, dice el Señor.

“Digo que este es un nuevo día y una nueva hora”

El Espíritu Santo dice: “Los llamé por su nombre. Llamé a cada uno por su nombre. Los deseo. Los creé en el vientre de sus madres con un propósito, por un plan, por una asignación. Los diseñé para mi propósito, mis planes y mis asignaciones. No se comparen con los demás, mírenme a mí, el Hacedor, su Creador. No sólo por quienes son, sino por lo que fueron llamados a ser. Cuando comprendan esto, descansarán en la revelación de la razón por la cual fueron creados”.

“La identidad viene de mí y permanece en mí. Yo creé a la gente para que tengan compañerismo. Creé a un pueblo para poderle probar que no sólo soy su mejor amigo, su Señor, su Salvador y su Pastor. Soy el Guardián de sus almas que vela por ellos para protegerlos, guiarlos, conducirlos y dirigirlos. Hago que las circunstancias vengan a sus vidas, los rodeen y se alejen de ellos. Inclínense ante mí y luego hónrense unos a otros, porque Yo estoy entre los míos”, dice el Señor.

“Mientras se dan cuenta quienes son en mí y quiénes son los demás en mí, encontrarán la comunión conmigo cuando la tengan entre ustedes. Digo que este es un nuevo día y una nueva hora. Oirán a otros que dicen: ‘Ven, sígueme al desierto’. Pero yo digo que deben probar el corazón de los pastores. Luego oirán a otros decir: ‘Apártate conmigo’. Pero yo les mostraré los secretos de los secretos que sólo yo conozco”, dice el Señor.

“Les diré que se escapen de ellos, porque mi Espíritu es un Espíritu de verdad. Es un Espíritu de libertad. No es el espíritu de las oportunidades de la carne. Es el Espíritu que viene y crea la oportunidad. No necesita usar a nadie o menospreciar a otros, en lugar de ello honra a los vasos que usa porque desarrolla una relación de intimidad con ellos. Ustedes son sus vasos. Él atesora el tiempo con ustedes y en ustedes. Habiten en mi Espíritu y permitan que se derrame desde ustedes y sobre ustedes. La hora del mundo está clamando por la verdad y está golpeando a mi puerta”, dice el Señor.

“Enviaré mi mensaje de esperanza, pero ¿serán mis vasos de poder? Pongo esta petición delante de ustedes en este momento: Toma mi asignación, recoge el manto para llevar mi poder. No oigas la voz de los extraños, sigue al Buen Pastor, el Señor tu Dios. Búsquenme en la quietud. Búsquenme en silencio. Anhelen oírme en quietud, la voz apacible y conozcan que mi paz los guiará”, dice el Señor.

“Permite que mi Palabra te vista con poder desde lo alto”

El Señor dijo, “Estoy buscando guerreros cansados. Guerreros que ya dejaron caer sus propias espadas. Guerreros que ya se quitaron las botas y sus armaduras para dejarlas a un lado del camino. Se paran desnudos ante mi presencia, vestidos sólo con mi poder desde lo alto. Los invito a vestirse con mi poder. Sepan que comprendo sus corazones, porque todos sus pensamientos están desnudos ante mí, sus corazones están desnudos ante mí y sus planes están desnudos ante mí”.

“Conozcan que yo preparé pieles para Adán y Eva. Fue por su seguridad, no por la mía. Conozcan que preparé un vestido de gloria, un manto de santidad, un sonido mental para vestirlos por dentro y es por su seguridad. Es por su seguridad, porque estoy buscando un pueblo que sea pleno y seguro, que me conozca y sea conocido por mí. ¿Serán mi pueblo, nuevos y frescos en mí? ¿Dejarán a un lado las cosas que los hombres trataron de añadirle a mi Evangelio y se entregarán a la pureza de mi Palabra? Vístanse en la pureza de mi Palabra. Permitan que mi Palabra los vista con poder desde lo alto”, dice el Señor.

“Comprendan mi Palabra. Consuman mi Palabra y permitan que los consuma a ustedes. Que se consuma la duda, el temor, la inseguridad, la incredulidad, la culpa y la vergüenza. Que mi Palabra se convierta en una llama, que mi Palabra se convierta en una espada que devore todo lo que trató de devorarlos, porque Soy un Dios que consume todo. Consumo todo lo que los consume. Vengo con un corazón interesado, porque no soy un Dios distante. Soy un Dios que está siempre presente en los tiempos de prueba”, dice el Señor.

Eileen Fisher