martes, 17 de marzo de 2020

“Dios dice que este es el mes de la mudanza”



Por Amie Rogers

El Señor me mostró continuamente que la Iglesia se encuentra como los israelitas, cuando estuvieron en la cautividad (Éxodo 1-12). Me mostró que había demasiadas personas en este lugar de cautividad, decretando y declarando sus palabras sobre sí mismos.

Saben que el Señor se está moviendo a su favor y lo estuvieron esperando fielmente, aun cuando sintieron que la espera parecía interminable. Sin embargo, están atascados en este lugar, incapaces de avanzar. Estar en este lugar ha sido muy difícil, pero fue un sitio de preparación y remoción de heridas crónicas, ofensas y cadenas del pasado. ¡Este es el tiempo señalado para aquellos que no bajaron sus brazos durante la espera!

Vestidos con ropas nuevas
Usted estuvo celebrando en Él y en sus palabras, como hicieron los israelitas con el cordero de Pascua. En su obediencia, fueron revestidos con mantos y sandalias en sus pies. El Señor está diciendo: “Ya no estarás vestido para los tiempos pasados, ¡sino para el tiempo nuevo hacia donde te estoy guiando! ¡Ahora estás vestido para tu Tierra Prometida!”.

¡La mudanza desde la cautividad será repentina! 
Confíe en el tiempo de Dios y no en sus ideas sobre las circunstancias en este momento. Confíe que Él lo está mudando desde la opresión del tiempo pasado. Mientras estuvo celebrando, el Señor lo sanó y lo restauró. Ya no está caminando con piernas temblorosas y no está caminando sobre pies que lo harán tropezar; ¡No! El Señor lo hizo fuerte.

El Señor también está haciendo que el enemigo devuelva todo lo que le robó en el pasado. Será abrumado con la riqueza de Egipto, ¡el enemigo le devolverá todo con intereses! Todo lo que debería haber sido suyo en el pasado, lo tendrá ahora. ¡Este es el tiempo!

Posicionado para la promesa
El Señor nos está recordando que debemos declarar como Eliseo en 2 Reyes 7:1: “… mañana a esta hora”, ¡no será más como solía ser! También nos recordó mantenernos firmes como Elías e “… ir y volver a mirar…” (1 Reyes 18:43). Mantenga sus ojos en el Cielo y verá cómo las promesas que esperó tanto tiempo, ¡comenzarán a formarse como las nubes del tamaño de la palma de una mano!

¡Usted ya posee todo lo que vio en el espíritu! Puede parecer lejano, pero es suyo. Viene en camino. 

Mientras nos movemos desde nuestros lugares de cautividad con nuestra alabanza y gozo, no debemos olvidarnos de recordar la fidelidad del Señor en el pasado (Deut.8). Podemos estar en una encrucijada, el paso final que debemos dar hacia nuestra Tierra Prometida, y olvidarnos de la jornada y los lugares por donde el Señor nos hizo transitar. Podemos olvidar fácilmente esos lugares difíciles, mientras entramos en nuestro milagro. Debemos mantenernos posicionados en los lugares emocionantes, así como nos posicionamos en los lugares difíciles.

Josué 1:1-3 dice: “Después de la muerte de Moisés, siervo del Señor, Dios le dijo a Josué hijo de Nun, asistente de Moisés: Mi siervo Moisés ha muerto. Por eso tú y todo este pueblo deberán prepararse para cruzar el río Jordán y entrar a la tierra que les daré a ustedes los israelitas. Tal como le prometí a Moisés, yo les entregaré a ustedes todo lugar que toquen sus pies”.

Quiero proponerle que vea esta escritura considerando esto: Moisés es el representante de lo viejo en su vida; lo viejo son los lugares de cautividad donde vivió antes. Esas cosas ahora están muertas. Se encuentra en este nuevo tiempo y lugar, pero usted recibió las promesas de Dios en esos lugares viejos. Aunque está caminando en el “presente”, nuestro Señor y Padre fiel está cumpliendo las promesas que le hizo en “aquel lugar”.

Por eso debemos mantenernos posicionados, recordando su fidelidad en todos los lugares. Le prometo que, así como de emocionante puede ser entrar en esta nueva Tierra Prometida, solo ha visto en parte y habrá mucho más a lo largo de este camino. Si no podemos posicionarnos y rendirnos ante su presencia, volveremos a pasar tribulaciones.

Josué 3:5, 11, 15-17 dice: “Josué le ordenó al pueblo: Purifíquense, porque mañana el Señor va a realizar grandes prodigios entre ustedes…  El arca del pacto, que pertenece al Soberano de toda la tierra, cruzará el Jordán al frente de ustedes… Ahora bien, las aguas del Jordán se desbordan en el tiempo de la cosecha. A pesar de eso, tan pronto como los pies de los sacerdotes que portaban el arca tocaron las aguas, éstas dejaron de fluir y formaron un muro que se veía a la distancia, más o menos a la altura del pueblo de Adán, junto a la fortaleza de Saretán. A la vez, dejaron de correr las aguas que fluían en el mar del Arabá, es decir, el Mar Muerto, y así el pueblo pudo cruzar hasta quedar frente a Jericó. Por su parte, los sacerdotes que portaban el arca del pacto del Señor permanecieron de pie en terreno seco, en medio del Jordán, mientras todo el pueblo de Israel terminaba de cruzar el río por el cauce totalmente seco”.

El primer milagro de separación de las aguas fue en el Mar Rojo, proveyendo un camino para que los israelitas escaparan de sus opresores. El segundo milagro de separación de las aguas proveyó un camino para que caminaran hacia su Tierra Prometida.

Un monumento para el Señor
En Josué 4, el Señor da instrucciones de tomar doce piedras (representando a las doce tribus) y para que el pueblo edificara un monumento para ellos mismos y las generaciones venideras. No podemos olvidar estas mudanzas de Dios, sean grandes o pequeñas ante nuestros ojos. ¡Toda mudanza de Dios merece nuestra atención y alabanza! 

Algunos momentos son para que todos los vean, pero la mayoría son para usted y el Señor.

El Señor dice: “Ven. Ven y siéntate a mi lado. Escucha mis palabras sobre tu vida, escucha mi corazón para ti. Estoy buscando a mi remanente que me conoce más allá de mi naturaleza milagrosa, los que verdaderamente aman sentarse conmigo, hablar conmigo y ser mis amigos”.

Cantares 1:2-4 dice: “Ah, si me besaras con los besos de tu boca... ¡grato en verdad es tu amor, más que el vino! Grata es también, de tus perfumes, la fragancia; tú mismo eres bálsamo fragante. ¡Con razón te aman las doncellas! ¡Hazme del todo tuya! ¡Date prisa! ¡Llévame, oh rey, a tu alcoba! Los amigos. Regocijémonos y deleitémonos juntos, celebraremos tus caricias más que el vino. ¡Sobran las razones para amarte! La amada”.

Cantares 1:8 dice: “Si no lo sabes, bella entre las bellas, ve tras la huella del rebaño y apacienta a tus cabritos junto a las moradas de los pastores. El amado”.

Cantares 2:8 dice: “¡La voz de mi amado! ¡Mírenlo, aquí viene!, saltando por las colinas, brincando por las montañas”.

Amie Rogers

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