Por Wanda Alger
¿Estás tratando de averiguar lo que está ocurriendo en “realidad”? ¿Estás tratando de discernir lo que es realmente cierto?
Hebreos 5:14: “En cambio, el alimento sólido es para los adultos, para los que tienen la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, pues han ejercitado su facultad de percepción espiritual”.
Hay muchas predicciones y pronósticos que se comparten en relación con Putin y Ucrania, las consecuencias del Covid, el resultado de las elecciones del 2020, lo que está sucediendo económicamente y hacia donde se dirige todo esto. Nos gustaría pensar que nuestros dones proféticos nos darían una ventaja sobre lo que está sucediendo, pero es evidente por la amplia variedad de perspectivas que se promueven, que incluso los profetas sólo vemos en parte. Pero tal vez eso sea por diseño.
Dios no está buscando simplemente un pueblo con profetas, sino un pueblo profético que pueda discernir correctamente los tiempos y las estaciones. Está buscando una Ecclesia unificada, con un testimonio colectivo y que pueda percibir correctamente sus movimientos en la tierra. Si vamos a llegar a un acuerdo sobre las batallas que tenemos por delante y las estrategias del Cielo para el éxito, tenemos que crecer en nuestras capacidades de discernimiento. Tenemos que tamizar nuestras propias ideologías y mentalidades, antes de poder evaluar con precisión lo que está sucediendo y saber qué hacer al respecto.
Considera estos 8 filtros que tiñen nuestras percepciones y creencias. Determina aumentar tu conciencia de estos filtros a medida que creces en tus propias capacidades de discernimiento:
1.Falta de la Palabra
Antes de que podamos afirmar que sabemos lo que Dios está pensando o sintiendo sobre algo, será mejor que nos aseguremos de que tenemos una buena visión bíblica del mundo. El diablo convenció a muchas personas de que las Escrituras ya no son relevantes para los tiempos que vivimos, y muchos abandonaron la sana doctrina por sus propias ideas. Antes de hacer un juicio sobre cualquier cosa, asegúrate de que estás respaldado por la Palabra de Dios.
2 Timoteo 3:16: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia”.
2.Suposiciones
Todos tenemos suposiciones que traemos a la mesa: ideas que nunca nos tomamos el tiempo de examinar. “Dios nunca usaría a alguien así”, “Fulano dijo esto y no puede estar equivocado”, “No se puede confiar en esa gente”. Nuestras experiencias personales, buenas o malas, son influencias poderosas. Antes de asumir nada, reconoce que tienes prejuicios y preferencias personales que teñirán tu perspectiva. Tus motivaciones pueden ser nobles, pero tu percepción podría estar sesgada.
Marcos 8:32-33: “Habló de esto con toda claridad. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo. Pero Jesús se dio la vuelta, miró a sus discípulos, y reprendió a Pedro. ‘¡Aléjate de mí, satanás!’, le dijo. ‘Tú no piensas en las cosas de Dios sino en las de los hombres’”.
3.Creencias familiares
Las nuevas estaciones y las nuevas batallas a menudo requieren nuevas armas de guerra. Algunos de nuestros sistemas de creencias familiares necesitan una actualización. “La política no tiene lugar en la Iglesia”, “Debemos someternos siempre a los que tienen autoridad”, “No se ama si no se siguen las reglas”.
Las mentalidades tradicionales del pasado pueden convertirse en vacas sagradas, si no estamos dispuestos a adaptarnos a las batallas que tenemos por delante. Aunque los dogmas de nuestra fe nunca cambiarán, los métodos de compromiso de Dios sí pueden hacerlo. Si queremos caminar en la sabiduría y la revelación, debemos estar dispuestos a ver las cosas desde una dimensión superior.
Juan 9:1-3: “A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: ‘Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?’. ‘Ni él pecó, ni sus padres’, respondió Jesús, ‘sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida’”.
4.La falta de confirmación
Hay un principio bíblico de confirmación que nos protege de las falsas acusaciones y de las ideas falsas. Especialmente cuando algo es muy controvertido, debemos esperar que cualquier nueva revelación sea confirmada por al menos dos o tres testigos confiables, como una afirmación de la aprobación del Cielo.
2 Corintios 13:1: “…Todo asunto se resolverá mediante el testimonio de dos o tres testigos”.
5.El espíritu de temor
La ansiedad y la preocupación nos ciegan a la verdad. El miedo no es simplemente una emoción negativa, es un espíritu demoníaco que nos inmoviliza y nos roba la fe en Dios. Si cualquier juicio se basa en el miedo, estaremos sujetos al engaño y no podremos avanzar en la confianza de los propósitos de Dios.
2 Timoteo 1:7: “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio”.
6.Misericordia desconectada de la verdad
La compasión por los demás debería ser siempre un sello de cualquier verdadero creyente. Pero la misericordia que niega la verdad o que se niega a reconocer el mal, se queda corta en la intención de Dios. Debemos preocuparnos por los afectados por un virus o por los que sufren a causa de la guerra, pero también debemos considerar las verdades que hay detrás de esas batallas, para asegurarnos de que nuestra causa no esté basada en una mentira. Así como no podemos caminar en la plenitud de la verdad sin misericordia, tampoco podemos extender la verdadera misericordia separada de la verdad.
Amós 5:15: “¡Odien el mal y amen el bien! Hagan que impere la justicia en los tribunales; tal vez así el Señor, el Dios Todopoderoso, tenga compasión del remanente de José”.
7.Falta de sentido común
En algunos casos, basta con dar un paso atrás y hacer algunas preguntas sencillas para discernir correctamente lo que es cierto. Uno puede perderse entre sospechas y rumores, y perder totalmente el contacto con la realidad. Cuando todo lo demás falla, mira las pruebas y considera los frutos tangibles que tienes delante de ti.
Proverbios 13:15: “El buen juicio redunda en aprecio, pero el camino del infiel no cambia”.
8.Falta de consejo
Si cada uno de nosotros sólo ve en parte, entonces deberíamos buscar las
perspectivas de otros para que nos ayuden a ver un panorama más amplio. Esto no
significa buscar a alguien que ya sabemos que va a estar de acuerdo con
nosotros. Debemos estar dispuestos a cambiar
nuestra opinión, escuchando a aquellos que tienen un historial probado y dieron
el fruto de un discernimiento correcto.
Debemos aprender a distinguir el consejo piadoso de la opinión popular.
Proverbios 1:5: “Escuche esto el sabio, y aumente su saber; reciba dirección el entendido”.
Conclusión: Aunque el “discernimiento de espíritus” es un don poderoso del Espíritu Santo (1 Corintios 12:10), no olvidemos los poderes de discernimiento que deberían ser fundamentales para todo creyente.
Seamos más conscientes de estos filtros y evitemos sus limitaciones. Busquemos juntos la verdad para convertirnos en un pueblo profético que haga que el mundo entero escuche y atienda su voz.
Wanda Alger
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