martes, 1 de diciembre de 2009

“El gigante se despierta de un largo sueño”

 

Por Theresa Phillips

clip_image002Él está sacudiendo al gigante aletargado

¡No puedo ayudar en eso, estoy encendida con mucho gozo y una gran expectativa! Pude ver y oír que muchos tienen una gran expectativa por algo. ¡La gente está buscando algo desde el Cielo! ¡Estuve buscando algo para mí misma, hasta que estuvo delante de mí! ¡La Escritura llamó mi atención como si fuera un golpe, justo en la página que tenía delante de mí! Esto saltaba dentro de mí, despertándome y trayendo una nueva revelación:

“Pero todo lo que la luz pone al descubierto se hace visible, porque la luz es lo que hace que todo sea visible…” (Efesios 5:13-14a).

Cuando se estableció la revelación, quedé bajo su completo control.

“…Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos y te alumbrará Cristo” (Efesios 5:14b).

¡Él está llamando a un gran despertar! Este nuevo despertar será una revelación fresca. Será su Iglesia gloriosa. Sí, ¡será! Este gigante se levantará con sanidad en sus alas. Sí, la sanidad es el pan de los hijos: surgirá una Iglesia sana; sanidad de la apatía, sanidad del temor y mucho más.

El Señor dice: “La Iglesia es mucho más grande de lo que te imaginas. Europa se despertará, Sudamérica se despertará y América ya se está desperezando, porque el gigante dormido se está sacudiendo las sábanas que lo mantenían escondido. Ahora elevarán sus ojos hacia el único lugar desde donde puede venir la ayuda: Yo en los Cielos, lo estoy haciendo”, dice el Señor.

“Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios…” (Efesios 5:13-15).

Los ojos de la Iglesia se están abriendo. El sueño se está alejando, porque nos está cautivando el brillo de la persona de Cristo, llena del poder del Espíritu Santo. Aún muchos que desconocen la gloria que estamos oyendo, tendrán hambre por ella y despertarán.

“Muchos están oyendo sobre las señales, maravillas, milagros y sanidades y las están deseando”, dice el Señor.

Él lo dijo y no demorará, está sacudiendo al gigante dormido. Sus señales y maravillas están explotando por toda la tierra.

“Porque así como las aguas cubren los mares, así también se llenará la tierra del conocimiento de la gloria del Señor” (Habacuc 2:14).

Luego pude ver en el Espíritu una gran nube remolineando ante mis ojos

“¡Preñada! La nube está preñada con agua del Espíritu Santo a punto de derramar más de Mí”, dice el Señor. “La opresión cesará. Las falsas enseñanzas serán corregidas y se restaurará el honor en la Casa del Señor. ¡Vendré y reedificaré mi Casa! Aún ahora muchos están recibiendo visiones y están actuando sobre ellas”.

Mientras continuaba recibiendo esta visión vigorosa, pude ver olas de almohadas ascendiendo justo delante de mis ojos. La gloria, esa presencia tangible de la realidad celestial, estaba delante de mí, tejiéndose por toda la atmósfera de una manera gloriosa y sobrecogedora. Pero lo tremendo es que la gloria es el poder de la Iglesia: “Las cosas que se sueltan en los Cielos, se atraparán en la tierra”.

Apocalipsis 7:12 dice: “¡Amén! La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, la honra, el poder y la fortaleza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!”. Él está compartiendo su poder con la Iglesia, la Iglesia del último tiempo, entregándole sabiduría, gratitud y fuerzas para hacer las cosas para Él.

Estamos comenzando a movernos dentro de la nube

Pude ver un cuerpo atrapado en la nube que se comenzaba a mover. El cuerpo estaba vestido con jeans oscuros y una camisa blanca, pies descalzos y tenía el cabello largo, no era hombre o mujer. En eso comenzó a moverse. Estaba recostado sobre su derecha y sepultado bajo la nube (el lado derecho significa la intercesión personal, vea Ezequiel 4:6).

El ser se estaba moviendo y gruñendo, comenzando a estirar sus brazos hacia el cielo azul para tocarlo con la punta de sus dedos y atrapando la eternidad. La Iglesia estaba en la nube; su Iglesia estaba en la nube y moviéndose con ella.

Dios está despertando al Cuerpo de Cristo. Está sacudiendo al Cuerpo. Está derramando su pasión por tener intimidad en la alabanza y adoración para ascender hacia su trono. La Iglesia, donde alguna vez se consideró como un lugar de cuatro paredes, tres canciones y donde se daba ofrenda para recibir una homilía, está cambiando. Está saliendo de las cuatro paredes y comenzando a brillar con una revelación interior sobre aquellos que la rodean.

La Iglesia comenzará a prestar y dejará de pedir prestado, sin pensar en sí misma y se catapultará hacia el mismo frente de preferir a otros en lugar de ella misma… Sí, la Iglesia se está despertando del sueño.

Dice el Señor, “Quítate esas vestiduras y vive. Vive y observa cómo te cubro con mi gran presencia”.

Moviéndonos como uno para el siguiente mover de Dios

La nube comenzó a moverse y el ser comenzó a crecer de una manera interesante. Luego supe lo que estaba ocurriendo delante de mí. Estaba aterrada y asombrada. ¡Terror y asombro! No era un gigante como Goliat o un enemigo del Señor, tampoco era un arma en contra de los creyentes. Eran los creyentes que anhelan ser uno, ¡moviéndose juntos para el siguiente mover de Dios!

Lloré ante esta visión. Era simple, pero la atmósfera era majestuosa y cargada de anticipación. Los jeans eran un recordatorio del vestido de los granjeros y sin importar cómo se los ponga, siguen siendo ropas de granjeros. Pero son durables porque son ropas de trabajo. Dios está llamando a la Iglesia a volver a trabajar. ¡El trabajo en los campos de Salvación equivale al evangelismo que viene!

La camisa blanca es una vestidura blanca sobre nuestro corazón. Un corazón blanco lleno de gozo es el cabello blanco que crecía en el ser. La Biblia dice que el cabello de una mujer es su gloria (la mujer es un símbolo de la Iglesia). Dios está derramando su gloria en la Iglesia. El Señor dice: “Pies descalzos, pasos limpios. Tendrán pasos limpios”. ¡Gloria a Dios!

¡Sí, los dormilones se están despertando y quiero mi parte!

Theresa Phillips

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