Por Luke Holter
Hace poco estaba hablando en una conferencia y conocí varias personas en la sesión de “bienvenida”. Conocí a muchas personas maravillosas que tenían grandes historias. La gente compartía sus aspiraciones y sueños que finalmente nunca realizaron o no ocurrieron.
Después de este evento fuimos a otro donde conocí a algunos que estaban insatisfechos con sus verdaderos llamados y querían seguir adelante por su cuenta. Algunos sentían que hubieran tenido más éxito en la concreción de sus sueños obrando en sus propias fuerzas que en las manos del Señor.
“Destino no es lo mismo que ilusión”
Comencé a predicar para estos amados y le pregunté al Señor: “¿Cómo pueden caminar en sus verdaderos destinos y ser felices con sus propios llamados y dones?”. El Espíritu Santo me dijo: “No es lo mismo destino que ilusión”. Esto me sacudió. Comencé a pensar en mi propia vida cuando perseguía una carrera como músico profesional y cómo me sentía tratando una y otra vez, sin alcanzar lo que buscaba. Se encendió una lámpara dentro de mí y comencé a preguntarle al Señor qué quería decir con eso.
Comencé a estudiar la ilusión en las Escrituras y encontré varios ejemplos en los héroes de la fe. Moisés tenía ilusiones acerca de su destino y mató a un hombre, luego huyó y trató de esconderse. Abraham tuvo ilusiones sobre su destino y eso trajo a Ismael. Cuando se cumplió el tiempo, Dios le entregó a Isaac (la promesa). El ángel del Señor tuvo que recordarle a Gedeón que era un hombre poderoso y valiente.
Le pregunté al Espíritu Santo: “¿Cuál es la diferencia entre destino e ilusión?”. Me respondió: “El destino son los sueños de Dios para tu vida y la ilusión está basada en el engaño que viene por el dolor de tus derrotas”. Una herida sin resolver pervierte nuestra visión, conceptos y elecciones. El engaño da a luz la ilusión, haciendo que salgamos del curso de nuestro destino.
El Señor quiere sanar las percepciones de nuestro destino para nuestra vida
Mientras leía sobre las ilusiones y el destino, comencé a darme cuenta que la razón principal por la cual la mayoría de las personas pierden sus sueños, es porque permiten la ilusión en sus vidas y en lugar de alcanzar sus sueños, se establecen en sus ilusiones. Esto incluye a un adorador que se transforma en un artista secular sin estar llamado a eso, el modelo cristiano que elige un camino menos comprometido para expresarse y otras cosas más. Puedo ver que estas cosas vienen en contra de muchos en la Iglesia. Quizá se paró alguna vez en una pierna y alguien lo derribó, entonces juró que lo haría sin importar qué sucedería o quizá dijo que nunca más lo volvería a intentar. El Señor quiere sanar nuestras percepciones de su destino para nuestras vidas.
En mi propia vida y en las vidas de otros aprendí que la ilusión es un camino basado en el control que nos hace ver que los sueños que percibimos son verdaderos. Este es un asunto de confianza en nuestro final en relación al bien de Dios. No estamos seguros que Él conoce lo mejor para nosotros, por eso respondemos ayudándolo. Esto no sólo se cumple en aquellos cristianos que abandonan sus llamados por lo secular, también sobre los que no conocen su llamado y tratan de hacer lo que les parece.
Un ejemplo sería el individuo que realmente quiere ser profeta y comienza a darle una palabra a todo el mundo. Si pudiéramos establecer la paz entre nuestros llamados y lo que somos, podríamos caminar en un mayor nivel de autoridad y poder.
La clave para abrir nuestro destino es apoyarnos en nuestra identidad en Cristo
Dios nos entregó talentos y dones que queremos usar para su gloria y finalmente alcanzar la felicidad. El enemigo estaría feliz de vernos usando nuestros dones para él y sus planes demoníacos para quitarnos nuestra dignidad. La gente en nuestra vida a veces nos falló en el aspecto de hacer sentirnos especiales o “que estamos bien así como somos”. Siempre somos suficientes para Dios porque Él ve quienes somos en verdad. Nos ve perfectos por causa de Jesús. La identidad en Cristo nos llena de poder para caminar en la verdadera senda hacia nuestro destino.
La clave para abrir nuestro destino descansa en nuestra identidad en Cristo. La baja auto estima es el asesino número uno de los cristianos. En mi estudio encontré que este problema dicta nuestro camino hacia la ilusión y la identidad nos llena de poder en el camino hacia nuestro verdadero destino. Cuando sentimos que no agradamos a Dios, comenzamos a dudar de nuestro valor y nuestra visión se vuelve sesgada debido a la necesidad de ser valorados por los demás en lugar de creer que somos valiosos para el Señor.
Lo desafío para vivir en su destino y no perder tiempo en la ilusión y la aflicción. La confianza es el catalizador para el amor. Jesús muestra que sólo podemos confiar en Él por nuestro destino y nuestros deseos, porque es el único que puede cambiar nuestras circunstancias. Jesús nos conoce y no necesitamos usar nuestro tiempo distanciándonos de Él por nuestro temor a fallar en nuestra relación con Él. No debemos permitir que el enemigo determine nuestra cercanía hacia Dios. La vergüenza es la herramienta que usa el enemigo para determinar cuán cerca podemos estar de Dios y cuánto confiar en Él. El pecado no es más poderoso que nuestro destino. Rompamos las ataduras del enemigo y corramos hacia el Padre, sometiendo por completo a Él nuestras vidas y corazones.
Quiero que lea esto para recordar las cosas que habló sobre su vida y continuar profetizándolas. No se quede en nada menos de lo que Dios estableció para su vida. No permita que el enemigo le quite su dignidad por medio del engaño. En lugar de esto, búrlese públicamente del enemigo viviendo por su identidad en Cristo para alcanzar su destino.
Luke Holter
1 comentario:
FE, MUCHA FE, QUE NO MENGUE LA FE, GRACIAS POR COMPARTIR PALABRAS DE VIDA, TE SEGUIRE EN ESTE BLOG ASI COMO SIGO FIRME EN LA FE NUSTRO Sr JESUS.
Publicar un comentario