viernes, 23 de septiembre de 2011

Pude oír que el Señor decía: “Si tan sólo mi pueblo comprendiera la profundidad de mi amor”

Por Eileen Fisher

clip_image002Mientras cantábamos, el Señor comenzó a decirme: “Si tan sólo mi pueblo comprendiera la profundidad de mi amor. Si tan sólo mi pueblo pudiera atrapar la profundidad de mi amor. En este conocimiento se quebrantan el temor, la duda, el abandono y el rechazo, soltándose el propósito, el destino, las asignaciones y las comisiones. Cuando atrapan la profundidad de mi amor, pueden entender Quien soy y quien no soy”.

“Cuando comprendan Quién soy reconocerán quién es el diablo. No vine para condenar. Vine para salvar, sanar, liberar, restablecer y realinear para llevar a los hombres hacia el corazón del Padre, estableciéndolos en mi propio corazón. ¿No dije que ustedes estaban en mí? Están sentados en lugares celestiales en Cristo Jesús. Cuando establecieron su fe, sus corazones y sus voluntades en Mis manos, comprenderán qué significa creer y estar en lugares celestiales con Cristo. Ahora comprendan la posición y la autoridad que les entregué para gobernar y reinar con Cristo: Esta es la hora de la autoridad”.

“Mi Reino ha llegado. Ustedes son mi pueblo. El pueblo de mi Reino y no de otro. Los llamé para ser mi pueblo. ¿No dije en mi Palabra que buscaran primeramente mi Reino y mi Justicia y todas las demás cosas se añadirán? Aléjense de su propia justicia y clamen por la Mía. Clamen para ser justos con mi Padre”.

“No permitan que el enemigo les robe la posición donde los establecí por mi muerte y resurrección. Aprendan a morar en mi presencia. Mi presencia los hará morar y luego los llevará a buscar los negocios del Padre, así como hice Yo”, dice el Señor su Dios.

Dios dice: “Te entregué el don poderoso del libre albedrío”

Pude oír al Señor que dijo: “Te entregué un don poderoso de libre albedrío. Quiero que elijas en este día a quien vas a servir. Quiero que elijas en este día la carga de quien vas a llevar. Quiero que elijas la vida y no la muerte. Quiero que elijas la bendición y no la maldición. Quiero que elijas la provisión y no la pobreza”.

“Quiero que recibas la sanidad, mi sanidad divina, mi presencia divina. No te aísles, busca mi rostro y me encontrarás. ¿No dije en mi Palabra que cuando me buscas con todo tu corazón me encontrarás? Soy como el Padre que obviamente se ubica en medio de la sala y dice: ‘Vengan hijos y dejen que el Padre abrace a su propia casa’. Porque ustedes son Míos. Mi Hijo pagó por ustedes en la Cruz”, dice el Señor.

“Les estoy dando nuevos y frescos comienzos”

Pude oír al Señor decir: “Les entrego comienzos nuevos y frescos. Estoy haciendo cosa nueva. ¿No pueden decir que las cosas viejas no están funcionando? ¿No pueden decir que la debilidad de mi pueblo vino por hacer siempre las mismas cosas de una manera religiosa porque no buscaron mi frescura? ¿No les dije que salieran y reunieran el maná fresco?”.

“Quiero que mi pueblo camine diariamente conmigo, momento a momento y segundo a segundo. Quiero gente que me permita ser su Señor. Entonces mantendrán sus ojos fijos en los míos para que pueda dirigirlos, aconsejarlos y poner en sus caminos Mi voluntad soberana. Estoy buscando a un pueblo que se mantenga firme en medio de las pruebas, tribulaciones, necesidades y hambrunas. Estoy buscando a un pueblo que me siga, no por lo que pueden recibir sino porque soy su Padre. ¿No dije en mi Palabra que ‘cuándo me busquen con todo su corazón me hallarán?’”.

“Estoy buscando a mi pueblo. Los estoy llamando para decirles, ‘vengan a los pies de la Cruz’. Experimenten la muerte y resurrección, sepan que murieron al pecado pero están vivos por la gracia. Como están vivos por gracia, mi gracia será suficiente, los tomará y los abrazará. Los transformará y les devolverá el gozo de su salvación. No quiero tener un pueblo que me ame como si fuera una montaña rusa, sino uno que se mantendrá firme porque pondrán sus manos en las Mías y caminarán a mi lado. Tendrán un nivel de comunión donde conocerán el verdadero amor con el cual los creé y por esto estoy aquí: para que me conozcan”.

“Estoy aquí para cultivar un amor en ti. Un amor por Mí, un amor por ti mismo y un amor por los demás. Mientras aprendes a amarte a ti mismo y a amarme a Mí, luego podrás amar a otros y ver que mi Reino ya vino. ¿No dije que conocerán que son Míos por su amor? Les digo, amen a mi pueblo, aprendan a amarse a ustedes mismos, sean pacientes con ustedes mismos, sean amables con ustedes mismos”.

“Vine para traer un Espíritu de Gracia”

“Recuerden, son amados porque los amo y esos son ustedes. Son amados por quienes los atesoran y esos son ustedes. Ustedes son corderos amados, Yo soy el Pastor y esos son ustedes. No se preocupen por la aprobación de los hombres, ocúpense de quitar las cargas de los hombres así como les quité las cargas a ustedes. ¿No vieron en mi Palabra que dice que deben sobrellevar las cargas los unos de los otros?”.

“Hay un egoísmo que tomó esta tierra. Vine para traer un Espíritu de Gracia, un espíritu que tomará a aquellos que piensan negativamente sobre sí mismos y los liberará para que puedan amarse a sí mismos con Mi amor. Está a punto de derramarse una gracia sobre su nación que nunca antes experimentaron. Comenzará por mi casa, porque la gracia te guiará, la gracia te guardará, la gracia te sanará, la gracia te impulsará en mi Reino. Mi gracia los atraerá hacia Mí mismo. Mientras mi gracia opera en sus vidas, podrán extender gracia sobre otros. Mientras extienden gracia, dejarán de estar bajo juicio”.

“Mientras salen del juicio, saldrán de las tinieblas y vendrán a la luz del entendimiento y a la luz de Mi amor. Tendrán libertad. Comprenderán lo que dice en mi Palabra: ‘A los que el Hijo libertare, serán verdaderamente libres’. La gracia libera a mi pueblo, la gracia mantiene a mi pueblo en libertad, la gracia le permite a mi pueblo servirme. Yo les digo, ‘No hagan como hacen los hombres, sino como Yo hago’. Cuando aprendan a hacer las cosas como Yo, entonces hallarán el cumplimiento de los mandamientos y en ello, el favor del Señor reposará sobre ustedes”, dice el Señor su Dios.

Eileen Fisher

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