lunes, 2 de diciembre de 2013

¡Oh, mujer profética!

Por Reeni Mederos

clip_image002¡Dios está llamando un ejército de mujeres sobrenaturales!

El Señor está diciendo: “Tengo mis ojos en ustedes, hijas del Altísimo. No fueron olvidadas y con toda seguridad te levantarás hacia tu destino en el mover de mi Espíritu en los últimos días. Estuviste clamando y pariendo como una mujer que está en trabajo de parto para dar a luz lo que estoy haciendo en la Tierra”.

Continuó diciendo, “¡Manténganse firmes! Su trabajo de parto no ha sido en vano y las semillas de sus lágrimas les darán una gran cosecha de gozo. Estás pariendo muchos hijos y muchas vidas vendrán a mí por causa tuya. Escucha, mujer profética que amas mi corazón y derramaste tu vida, comprometiendo tu alma en intercesión para dar a luz los milagros sobrenaturales en los lugares escondidos de concepción divina, ¡el cielo viene hacia ustedes ahora!”.

Las mujeres proféticas están siendo atrapadas en su presencia

Como si se levantara un nuevo rebaño de mujeres como María, Dios implantó su semilla divina en los corazones de muchas mujeres que oyeron su voz por todo el mundo. Están siendo entrenadas como madres en lo natural y en el espíritu, porque nutrieron y pelearon como un ejército de esposas guerreras, manteniéndose fieles en tiempos de persecución y oposición. Están preparando un cuarto y el camino para que el Señor desate un mover sobrenatural del Espíritu que cumplirá su voluntad en la Tierra, así como en el Cielo.

Existen remolinos específicos de la presencia sobrenatural del Señor donde las mujeres proféticas de todas partes están siendo atrapadas en la nube de la gloria de Dios y reciben visitaciones divinas, imparticiones divinas, sanidades divinas, dirección divina, estrategias divinas, sabiduría divina y favor divino, mientras se dan cuenta que esta no es una tormenta del enemigo, sino la misma velocidad del viento del Espíritu de Dios.

Los tiempos y los eventos se están moviendo a toda velocidad y el Señor está diciendo: “¡Vengan aquí! Todavía hay una tarea que hacer que planifiqué especialmente para ustedes que es más alta que sus pensamientos, más alta que sus caminos y se extiende hasta la expansión de los cielos. Si toman mi mano y confían en mí, les enseñaré a volar con alas de águilas”.

Mujeres de Dios de todas las edades, razas y culturas están surgiendo de los lugares ocultos de oscuridad hacia las líneas de avanzada del favor. Son como la generación de Ester y Débora, con una marca sobrenatural imponente y reconfortante para el alma. La sabiduría de las ancianas es profunda como un pozo de agua viva que nunca se seca, fue preparado por el Señor y está lista para beber. Las mujeres jóvenes exudarán vitalidad y esto revelará la belleza de la gloria del Señor que se contagia con su gozo.

Aún las pequeñas y los bebés tendrán la preciosura de la novedad de vida que reflejará el mismo rostro de Dios y la naturaleza del Cielo. Cuando miremos sus ojos veremos el cielo. Porque la pureza y la inocencia que poseen no cuestiona los mismos atributos que depositó nuestro Señor en estas pequeñas a quienes llamó por su nombre.

Las mujeres de Dios son tiernas y dulces con corazones compasivos, edificadas con un instinto guerrero como una leona que cuida a sus cachorros, nutriéndolos y protegiendo la gloria del Señor mientras edifican su Reino. Son alimentadoras naturales que alimentan y protegen, alientan, entrenan y desarrollan. Estos son los atributos que Dios está usando de una manera sobrenatural y las está trasladando hacia el frente. El Señor las está elevando en su capacidad para alimentar desde un nivel natural hacia el sobrenatural como nunca antes.

Llevarán salud a los quebrantados. Brindarán hospitalidad y refugio a los desamparados. Traerán libertad de vida a los adictos. Derramarán la aceptación y el amor de Dios sobre los rechazados para traer restauración donde hubo devastación, trauma y tragedia. Pelearán por sus hermanos y hermanas, la Iglesia, los perdidos, ayudando a los hombres y mujeres en la batalla espiritual, porque están llamadas a liberar a los cautivos en cada nación de la tierra. Están vestidas con el favor sobrenatural, la justicia y un cetro de autoridad para derribar las fortalezas del enemigo con las armas de la guerra llamadas “amor de Dios”. Nacieron para tener una relación divina. Nacieron para manifestar la belleza del Señor.

Embajadoras del Altísimo

La cultura no regirá a estas mujeres de Dios, serán guiadas por el Espíritu como embajadoras del Altísimmo para realizar un trabajo especial en sus propias maneras de ser. Son un ejército poderoso, pero son personas muy amadas por el Señor, todas y cada una de ellas. Están pavimentando el camino para que las generaciones siguientes aprendan a pararse en la “entrada del Cielo a la Tierra”, operando en el poder de Dios con sabiduría, carácter e integridad divina.

Están ungidas para enseñar e instruir, predicar y profetizar, entrando en las dimensiones celestiales, moviéndose en lo sobrenatural, penetrando en el futuro por lo que habrá de venir. Harán todo esto mientras equipan a una generación para que aprenda a caminar en intimidad con el Señor con una profunda devoción, sin temer a pelear en la batalla espiritual junto con Cristo. Son soldados de corazón, amantes de Dios que alimentan el corazón de las personas y son atalayas de Dios en el muro, listas para moverse hacia a las órdenes del Señor cuando llegue cualquier noticia.

Altamente entrenadas en su sensibilidad, están naturalmente dotadas por Dios para sentir el corazón quebrantado del Señor de una manera única y especial. Son expertas en habilidades sociales, capaces de comunicar el corazón y la mente del Señor con claridad y convicción. Son inteligentes, bravas, con corazón tierno, apasionadas y atrevidas como leonas para perseverar en la voluntad del Señor con todos sus corazones, llenas del poder, la gracia y la unción del Espíritu Santo. La esencia de la virtud de Dios es su fortaleza y el temor del Señor es su privilegio, moldeándolas a la imagen de Cristo con una humildad profunda. Son mujeres de virtud.

Proverbios 31:25-26 dice: Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir. Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor.

Son capaces, fuertes, poderosas y equipadas con la misma virtud de Cristo. Estas bellezas a los ojos del Señor son mujeres poderosas de valor que oyen la voz del Señor llamándolas con claridad. No temen afirmarse, no temen ir a la guerra, no temen poner por delante a sus hermanos y hermanas con una genuina humildad de Dios, mientras se entregan como siervas y administradoras del Señor. El Señor está levantando una nueva confianza piadosa desde lo profundo de su ser para prepararlas para los días por venir, mientras reciben visión, discernimiento y estrategias apostólicas que están detrás del escenario. Estos son los tesoros escondidos del Señor que están pujando para brotar como un prototipo de la imagen que tendrá la Novia de Cristo en la Cena del Matrimonio del Cordero.

Brillarán con un brillo notable

Estas son pioneras de nuevas y más elevadas dimensiones en el Señor que les garantizaron el acceso hacia las dimensiones celestiales como nunca antes. Están seguras en el amor del Señor, porque su llamado primordial es ser adoradoras íntimas de Dios con una gracia sobrenatural, viviendo en perdón y extendiendo misericordia hacia las injusticias en las que pudieron incurrir a través de las generaciones. Como Esteban, quien fue un hombre lleno de fe y del poder del Espíritu Santo, este ejército poderoso de mujeres proféticas de Dios hará grandes maravillas y milagros entre el pueblo. Como están sumergidas en el amor de Dios, el resplandor de la gloria del Señor brillará desde ellas con un brillo notable.

El Señor dice: “Sus rostros son como el de un ángel. Mirarán fijamente al Cielo y verán la gloria de Dios. Serán un testimonio viviente de aquellos que viven bajo los cielos abiertos del Altísimo. Estarán sentadas en lugares celestiales y muchos las mirarán y verán que el favor y el placer del Señor reposa sobre sus hombros, porque me agradan, tienen la unción y están señaladas para un tiempo como este”.

Su voz es gentil y dulce, su corazón es compasivo, proclamando la Palabra del Señor con osadía, produciendo paz y esperanza en los corazones de la humanidad. Es sensible al corazón del Señor como una Novia enamorada de su Novio. Está profundamente sumergida en el amor del Padre, las percepciones internas de este ejército poderoso de mujeres fueron entrenadas, mientras observaban el rostro del Señor en medio de la adversidad. Estuvieron aprendiendo a los pies de Jesús, quebrantadas como un frasco de alabastro y ahora están listas para derramarse sobre las naciones como una fragancia dulce y hermosa para el Señor.

Son líderes y madres, mujeres de negocios y políticas, amas de casa y pastoras, profetas y videntes, maestras y enfermeras, hermanas y abuelas. Son hijas del Señor que coronaron al Rey de reyes con su adoración y alabanza, mientras Él mueve su compasión y amor para restaurar los corazones y las vidas de muchas de estas preciosas almas que Él anhela con un amor inagotable.

¡Profeticen hijas de Sión!

El Señor está diciendo: “Vengan a mí, hermosas hijas y sanaré sus corazones quebrantados. Sanaré sus sueños quebrantados. La tierra que una vez fue conocida como desolada se transformará en la tierra de la promesa que fluye leche y miel. Tienen un espíritu diferente, una casta diferente y una clase diferente. Siéntense conmigo en lugares celestiales para que las pueda usar como puertas del Cielo sobre la Tierra, desatando las señales sobrenaturales y las maravillas que sólo se pueden desatar si están escondidas y reposan en mí amor”.

Dios está llamando, cortejando, honrando y sanando a muchas mujeres del valle de los huesos secos. Como Ezequiel le profetizó a los huesos muertos en Ezequiel 37:1-14, el Señor les está diciendo a sus mujeres proféticas: “¡Profeticen, hijas de Sión! Deben llamar lo que no es para que pueda ser, así podrán ver la nueva vida surgiendo desde su interior para derramarse desde sus labios de alabanza como palabras de belleza, sanidad y consuelo sobre mi pueblo. Profeticen la Palabra del Señor en sus lugares desolados y rediman las ruinas del pasado”.

“Llamen a existencia el camino del Señor, la ruta de su futuro con los oráculos de Dios que están profundamente plantados en sus corazones. No escuchen la voz del enemigo. Sólo oigan lo que digo sobre ustedes. Abran su visión a un día más brillante. Escriban lo que ven en el libro de las remembranzas. Su belleza capturó mi corazón. La belleza de sus corazones, la belleza de sus sacrificios, la belleza de sus semblantes y la belleza de su ser interior hacia mí, se transformaron en la canción de mi corazón”, dice el Señor.

El Señor está cantando y danzando sobre sus hijas

El Señor está cantando sobre su vasto ejército de mujeres en estos últimos días. Está soltando una nueva canción de restauración. Los cielos desplegarán nuevas maravillas como resultado de la canción que Dios canta sobre ellos. Las maldiciones generacionales se quebrarán y las ataduras emocionales se sanarán. Las relaciones piadosas serán renovadas y no será demasiado tarde para que Dios restaure a los quebrantados. Dios está cantando y regocijándose sobre sus mujeres mientras surgen con un mayor nivel de autoridad, poder y virtud en Cristo.

El Señor está diciendo: “¡Hay más, mucho más! Abran sus ojos y atrévanse a recibir mi favor sobre ustedes en este nuevo día. Estira tus manos y atrévete a volver a soñar. Prometí secar todas las lágrimas de desesperanza y renovar tus sueños estrellados. ¿No soy yo el Dios de la resurrección que puede soplar nueva vida en lo que está muerto? ¿Es esto demasiado difícil para mí? ¡Seguro que no! Tus sueños no están muertos, sólo dormidos. Hijas de Sión, ¡levántense!”.

Literalmente el Señor está danzando y cantando sobre sus hijas en este tiempo. Está preparando un banquete para ellas en presencia de sus enemigos. Jesús está sirviendo personalmente en su banquete, concediéndoles honor, valor, dignidad y amor perfecto sobre ellas, como sus coronas personales. Como un banquete de bodas real, el Señor está celebrando a sus mujeres, porque son preciosas ante sus ojos.

“Prueba y ve que el Señor es bueno y come de mi bondad, bebe de mi amor porque el tiempo de la canción ha llegado. ¡Tu tiempo de celebración está aquí! La primavera está floreciendo y el invierno terminó. ¡Regocíjense hijas del Altísimo! Dancen, canten y aplaudan. Que las canciones del Señor se suelten desde el interior de su ser y surja la vida, porque les estoy entregando muchos hijos para que lleven con gozo. ¡Estoy celebrándolas!”, dice el Señor.

Este es un nuevo día de gozo

Como resultado del mover de Dios en la tierra para liberar a las hijas de Sión en gran medida, el Señor está sanando la esterilidad. Muchos vientres estériles serán abiertos como una señal que el Señor los abrió en sus hijas, tanto a nivel natural como espiritual. La fructificación y la multiplicación se derramará en una medida sobrenatural que será una señal y una maravilla sobre la tierra.

El enemigo nunca más cerrará los vientres de las mujeres de Dios ni matará a sus hijos, porque se encuentran escondidas en el lugar secreto del Altísimo, bajo la protección de las alas del ángel del Señor. Dios le ordenó a las huestes angelicales de los Cielos que guardaran lo que Él está haciendo nacer. Las cosas que estaban condenadas a morir, ahora vivirán. Así como Moisés, fue oculto y apartado por un propósito divino para liberar a los hijos de Israel, habrá una generación de libertadores que nacerá y se levantará para la gloria del Señor como resultado de los dolores de parto de estas escogidas.

Este es un nuevo día de gozo para las mujeres escogidas. ¡Es un día para celebrar! Es un nuevo día para dar a luz el mover del Espíritu que no se podrá detener porque es su mover soberano en la generación de los últimos días de mujeres como Ester y Débora.

El Señor está diciendo: “Vuelvan a creer en mí. Atrévanse a creer lo imposible y recibirán lo imposible mientras avanzan en una nueva realidad sobrenatural. Las escogí para un tiempo como este y serán mis hermosas Esteres y Déboras, en la tierra de los vivientes, levantando lo que estaba muerto, liberando a los oprimidos y redimiendo lo que estaba perdido. Restaurar la esperanza a los desesperanzados, sus mensajes serán la esperanza de las buenas nuevas, mientras están sentadas en lugares celestiales conmigo. Estar sentadas en lugares celestiales les permitirá permanecer en lo que ordené para ellas desde la fundación del mundo”.

“¡Las escogí como la manzana de mis ojos y las amé con un amor eterno que nunca se agotará! Mi amor es tan fuerte como la muerte y soy celoso con ellas. Capturaron mi corazón. ¡Las honro y las celebro con todo mi gozo!”.

Reeni Mederos

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