Por Joey LeTourneau
“… El Señor ama la justicia y el derecho; llena está la tierra de su amor” (Salmo 33:5).
¡Amo esta palabra! Qué declaración: ¡La tierra está llena del amor del Señor! ¿Cuán a menudo lo vemos al revés? ¿Cuántas veces esperamos lo opuesto? ¿Predisponemos nuestros ojos para ver lo malo, lo ofensivo o aquello con lo que no estamos de acuerdo?
Creo que hay más amor flotando en lo que no se ve cada día rodeándonos y esperando para probar esta verdad y escurrirse hacia todos los que están cerca de nosotros. Existe una gran cantidad de oportunidades que nos están aguardando, esperando por nuevos pioneros que descubrirán todo el bien de Dios que está esperando para revelarlo y exponerlo como realmente es: ¡Un Padre que da vida en abundancia!
Podemos ver cómo la palabra del Salmo 33:5 se puede ver como algo familiar. Para mí, un día Dios la volvió a traer a la vida de una nueva manera. Cuando la leí esa vez, mientras miraba un partido de fútbol, brotó una nueva visión ante mis ojos espirituales. Su bondad vino a la vida mientras veía un mundo que, para dondequiera que caminara, estaba lleno de burbujas a punto de explotar.
En cada burbuja había una explosión de la bondad de Dios que esperaba para regar la tierra y sanar los lugares secos. Sin embargo, cuán fácil es caminar siguiendo nuestra propia agenda, siendo guiados por los ojos de nuestras propias expectativas, mientras el Padre mira por quienes probarán lo que es real conforme a su voluntad. Si midiéramos todas las oportunidades de la bondad de Dios, entonces debemos cambiar lo que nuestro pasado, nuestros temores y nuestras heridas programaron que debíamos ver. ¡Debemos vivir con un nuevo estándar de expectativa!
Un nuevo estándar de expectativa
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor” (1 Juan 4:18).
Una vez me encontraba en una reunión con un joven en África que se había enterado de una ofensa en contra mía y de mi familia. Mientras conversábamos, comenzó a ver algunas de las mentiras que estaba creyendo del acusador y cómo esas mentiras conformaron su visión de la realidad. Luego dijo algo que me pareció muy interesante: “Bien, me enseñaron que nuestra expectativa es nuestra realidad”.
Estaba asombrado, porque lo supiera o no, dio justo en el clavo. Nuestra expectativa le da forma a la realidad en la que participamos a menudo. Conforma nuestras oraciones, nuestras esperanzas, nuestros sueños, nuestras conversaciones y nuestras relaciones. Conforma la manera como interactuamos con la bondad de Dios y cómo la revelamos.
Necesitamos un nuevo estándar de expectativa y creo que esto es lo que Dios está levantando en cada uno de nosotros ahora mismo. Dios puso a nuestra completa disposición un amor perfecto que aplasta todos los temores, heridas y recuerdos de nuestro pasado que tratan de atormentarnos, limitar nuestra expectativa e impedirnos descubrir la excesiva bondad de Dios.
Este nuevo estándar de expectativa nos libera del temor de repetir el pasado en una circunstancia o relación. Nos capacita para seguir caminando un paso a la vez, confiando plenamente en Él, en lugar de temer que las aguas se vuelvan a cerrar sobre nosotros y nos aplasten. Destruimos nuestro temor a las sorpresas negativas al darnos cuenta que con Dios, nuestro Padre abundante, no debemos temer nunca más a las sorpresas desconocidas porque su amor es perfecto y siempre podemos esperar algo acorde.
Nuestro presentimiento acerca de lo que viene puede pasar como una nube y ser reemplazado con una anticipación de esa próxima nube de la bondad de Dios que encontraremos, abriéndose para nosotros mismos o para otros. Estamos siendo renovados en nuestra expectativa para sortear los temores que el enemigo quiere que probemos y esperar nuevas respuestas que están definidas por el amor inexpresablemente perfecto, completo y feroz hacia usted y por mí. Esta es una expectativa basada en el perfecto amor.
Debemos tratar con nuestra versión terrenal y frecuentemente corrompida de la palabra “perfecto” para comprender cuál es el nivel de perfección del amor de Dios. Tenemos pocas cosas con las cuales compararlo aquí en la tierra, porque existen pocas definiciones vivientes de la perfección, según los ojos de Dios. Su definición de perfecto nos trae paz y libertad, porque no existe una brecha, hueco o necesidad que nos pueda hacer temer que algo logre atravesar ese perímetro. Su amor nos consume, nos rodea con completa seguridad y establece un nuevo fundamento que nos asegura que no debemos esperar otra cosa que descubrir y traer a la vida su bondad, dondequiera que vayamos y con quienquiera que nos encontremos.
Oportunidades para dar vida
“... El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
Existen oportunidades para dar vida por dondequiera que vayamos. Este temor que se nutre de sus acusaciones, enmascarándose como un amor imperfecto, les ha robado mucho a los hijos de Dios. Sin embargo, podemos recuperarlo en el Nombre de Jesús. Su bondad está dondequiera que vayamos, esperando ser descubierta para que la podamos probar por nuestra fe y nuestras expectativas renovadas.
No necesitamos un ministerio formal organizado o una congregación para vivir ese propósito de vida. No necesitamos un título o el reconocimiento de otros. Dios usa todas esas cosas, pero su bondad no descansa en ellas, tanto como que usted y yo podamos probar esta realidad. Jesús no dijo que vino a fundar un ministerio y lo hizo de la manera más efectiva. Dijo que vino a dar vida y darla en abundancia. Esa también puede ser nuestra visión y su bondad será lo que provea para nuestro propósito en la vida y nuestros encuentros.
La tierra está llena de su bondad, esperando que la anhelemos, la reconozcamos, la anticipemos y tomemos lo que está oculto dentro de esas burbujas para revelárselo al mundo. Cuando cambiamos nuestras expectativas para anticipar su versión de bien, en lugar de cualquier cosa a la que le temamos, tomaremos las aguas de su perfecto amor y lo veremos transformar a las personas o los lugares más desolados y secos, incluyendo a nosotros mismos.
Debido a esta verdad, toda la tierra está lista para la bondad de Dios. ¿Puede verlo? Reciba un nuevo estándar de expectativa, redefinido por el amor perfecto de Dios hacia su vida.
Joey LeTourneau
(www.elijahlist.com)
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