Por James W. Goll
1 Juan 4:1 dice: “Queridos hermanos, no crean a cualquiera que pretenda
estar inspirado por el Espíritu, sino sométanlo a prueba para ver si es de
Dios, porque han salido por el mundo muchos falsos profetas”.
El don de discernimiento de espíritus es muy
necesario para los tiempos que estamos viviendo. Como no toda la actividad
sobrenatural viene del Espíritu Santo, a veces puede ser difícil determinar
dónde se origina. Alguien que puede penetrar profundamente en el don de discernimiento
de espíritus puede establecer la diferencia entre la actividad sobrenatural del
Espíritu Santo y la que proviene de otra fuente. Así como la maldad continúa
aumentando en la tierra, ocurre lo mismo con la necesidad de acceder a mayores
niveles de discernimiento.
Definiendo el don de discernimiento de
espíritus
El don de discernimiento de espíritus o cómo distinguir
los espíritus (ver 1 Corintios 12:10), provee una percepción en el mundo espiritual.
Esto incluye al Espíritu Santo, los espíritus de los ángeles buenos y malos, y
los espíritus de los hombres; aportando revelación sobrenatural sobre la
dimensión de los espíritus.
El don de discernimiento de espíritus es una
habilidad o capacidad impartida por Dios para reconocer la identidad (y con
mucha frecuencia la personalidad y la condición) de los espíritus que operan
detrás de las diferentes manifestaciones o actividades. La línea divisoria
entre una operación humana y divina puede ser oscura para algunos creyentes,
pero alguien con la facultad espiritual del discernimiento puede ver con
claridad la separación.
Discernir significa distinguir, diferenciar o percibir. La gente ejerce el
don de discernimiento de diferentes maneras, con frecuencia a través de sus
sentidos. Algunos reciben la revelación de manera visual, otros simplemente “se dan cuenta” y otros oyen o perciben, mientras otras personas
tienen una capacidad elevada para sentir diferencias y discernir.
Todos debemos someter nuestros sentidos
naturales al Espíritu Santo y practicar el discernimiento entre el bien y el
mal (ver Hebreos 5:14). En el Reino de Dios podemos aprender a ser “naturalmente
sobrenaturales” y “sobrenaturalmente naturales”. Estuve
caminando en lo sobrenatural de Dios más de cuarenta años y sigo descubriendo
maneras frescas de moverme en los dones del Espíritu Santo, incluyendo el don
del discernimiento de espíritus.
Vistazos de discernimiento en el Nuevo Testamento
Vemos diferentes categorías de discernimiento
ilustradas a lo largo de relatos del Nuevo Testamento sobre el ministerio de
Jesús y en la Iglesia temprana.
• Discernimiento del Espíritu Santo
Juan el Bautista pudo discernir al Espíritu
Santo cuando descendió desde el Cielo sobre Jesús con la forma de una paloma en
el día de su bautismo (ver Mateo 3:13-17). Juan no permitió que la familiaridad
interfiriera con su discernimiento. Recuerde, Jesús era el primo de Juan y tenían
casi la misma edad. Era muy probable que se conocieran muy bien y quizá hubieran
jugado juntos cuando niños. Aun así, Juan no estaba seguro que Jesús fuera el
Mesías hasta que vio la paloma (ver Juan 1:32-34).
Cerca de tres años más tarde, los creyentes
en el aposento alto en el día de Pentecostés pudieron discernir la presencia
del Espíritu Santo como el sonido de un viento recio y luego como lenguas de
fuego reposando sobre sus cabezas (ver Hechos 2:2-3). No sabemos si pudieron
discernir estas cosas con sus oídos y ojos naturales o fue algo completamente
espiritual. Más allá de eso, todos estuvieron de acuerdo con lo que vieron.
• Discernimiento
de ángeles
Las Escrituras dicen que un ángel se le
apareció a Jesús en el Getsemaní para fortalecerlo (Lucas 22:43). Luego de la
resurrección de Jesús, María vio dos ángeles en el sepulcro, donde debía estar
el cuerpo de Jesús (ver Juan 20:11-13). Un ángel se le apareció a Pablo para
darle un mensaje de confirmación cuando estaba en medio de una tormenta
violenta en el mar (ver Hechos 27:23-24). Los ángeles no se ven o actúan de la
misma manera todo el tiempo. En consecuencia, necesitamos discernimiento para
conocer si lo que estamos viendo es un ángel en el que podemos confiar.
• Discernimiento del espíritu humano
Desde lejos Jesús pudo discernir un espíritu
piadoso en Natanael (ver Juan 1:47-48). Poco tiempo después, pudo discernir lo
opuesto en la gente que creía en Él solo por los milagros (ver Juan 2:23-25). Pablo
pudo discernir un “espíritu de fe” en el paralítico de Listra
(Hechos 14:8-10). No esperaríamos encontrar fe en un hombre paralítico de
nacimiento. ¡Nunca había caminado en su vida! Después de mirarlo fijamente,
Pablo pudo discernir la fe del hombre y procedió a decirle que camine. Pero no
hizo lo mismo con cada mendigo paralítico que encontró. Pablo estaba bien
sintonizado con el Espíritu, entonces cuando se encontró con este mendigo en
particular, se detuvo y se tomó el tiempo para discernir lo que el Espíritu
quería hacer. El resultado fue un milagro. Pablo se detuvo por el
escogido.
• Discernimiento de espíritus perversos
Durante su ministerio terrenal, Jesús pudo
discernir muchos espíritus malignos manifestados de varias formas. Otra vez
echó fuera un espíritu de enfermedad que doblaba seriamente la espalda de una
mujer. Esta liberación de un espíritu maligno resultó en su sanidad inmediata,
pero Jesús no convirtió ese incidente en un espectáculo. En este caso no tuvo
ningún trato verbal con el espíritu maligno (ver Lucas 13:11-13).
Jesús impuso sus manos sobre la mujer y el
espíritu maligno salió, como quedó demostrado por su habilidad inmediata para
pararse derecha Yo describo a este “estar doblada” como
la incomodidad del espíritu maligno de persistir en su posición ante la cercanía
del Espíritu de Dios. Con frecuencia, cuando puedo discernir un espíritu
inmundo, estoy contando en la realidad que “mayor es el que está en mí que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4). Al desatar el Espíritu opuesto, el
Espíritu Santo produce un desplazamiento y como resultado, la gente es libre y
se limpian las atmósferas.
Guía para operar en el don de discernimiento de espíritus
El único camino para aprender nuestro propio “lenguaje” para el discernimiento de espíritus es por medio
de la práctica. Se debe cultivar el don. Nuestros sentidos deben ser entrenados
y con el tiempo aprendemos por la experiencia cómo interpretar lo que recogen
nuestros sentidos. Hebreos 5:14 dice:
“En
cambio, el alimento sólido es para los adultos, para los que tienen la
capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, pues han ejercitado su
facultad de percepción espiritual”. Podemos
sumergirnos en la Palabra para recuperar las verdades clave que necesitamos
para confirmar nuestros sentidos.
A veces, la manera más clara de discernir es
analizando el fruto en la vida de una persona. ¿El fruto es bueno o no es tan
bueno? Jesús dijo: “Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de
los espinos, o higos de los cardos? Del mismo modo, todo árbol bueno da fruto
bueno, pero el árbol malo da fruto malo. Un árbol bueno no puede dar fruto
malo, y un árbol malo no puede dar fruto bueno. Todo árbol que no da buen fruto
se corta y se arroja al fuego. Así que por sus frutos los conocerán”
(Mateo 7:16-20).
El don de discernimiento de espíritus no es
el “don de
la sospecha”. Nuestras percepciones e impresiones nunca deberían
usarse para regar un chisme o para difamar, siempre deben ser para edificar y
consolidar el Cuerpo de Cristo. El Espíritu Santo quiere curar y sanar a los
miembros del Cuerpo, no dañarlos. Nunca debemos ponernos de acuerdo con el
diablo, el acusador de los hermanos (ver Apocalipsis 12:10).
Como puede ver, el don de discernimiento de
espíritus tiene el potencial para ser explosivo. En consecuencia, es crucial
usar la sabiduría para ejercerlo. Para evitar aprender todo por el camino
difícil (y potencialmente hacer daño), obtenga sabiduría preguntándoles a otros
que tienen una mayor experiencia. Además, busque otros dones complementarios
como el don de fe. ¡Hará que las cosas sean mucho
más sencillas!
Dios lo guiará todo el camino, solo
manténgase hablando con Él. Declaro sobre su vida lo mismo que el apóstol
Pedro: “Que
abunden en ustedes la gracia y la paz por medio del conocimiento que tienen de
Dios y de Jesús nuestro Señor. Su divino poder, al darnos el conocimiento de
aquel que nos llamó por su propia gloria y potencia, nos ha concedido todas las
cosas que necesitamos para vivir como Dios manda” (2 Pedro 1:2-3).
¿Está hambriento por más?
¿Está satisfecho con su propio nivel de
discernimiento o cree que el Señor tiene más para usted? Quiero percibir con
mayor precisión las fuerzas espirituales que operan detrás de las cosas,
diferenciando cuándo son de las tinieblas. Quiero desplazarlas y desatar más de
la luz brillante del gobierno y el dominio del Reino de Dios. Por esta razón
creo que deberíamos pedirle este don al Espíritu Santo. “No tienen porque no lo piden”
(ver Santiago 4:2 y Juan 16:24). Él está esperando que podamos ser todo lo que
estamos llamados a ser en Cristo. ¡Vamos,
acompáñeme! Pidamos
por un aumento de este don vital del Espíritu Santo.
Amado Señor, ¡no estoy satisfecho! En el gran
nombre de Jesús, te pido ahora por un aumento en el don de discernimiento de
espíritus. Quiero ser capaz de conocer el mover del Espíritu Santo, detectar
los ángeles, echar fuera demonios y discernir las motivaciones profundas del
corazón de los hombres y las mujeres. Gracias por el aumento en el nombre
poderoso de Jesús. ¡Amén y Amén!
Caminando en sus caminos,
Dr. James W. Goll
(www.elijahlist.com)
1 comentario:
Poderosa Palabra Profeta...
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