Por Helen Calder
No hay nada como una palabra profética desde las Escrituras. No sólo es cierto para el pueblo de Dios en todos los tiempos, es una idea oportuna para ahora mismo. Y creo que esta palabra específica habla de un movimiento del Espíritu Santo, sobre una “vestidura de alabanza” que el Padre tiene disponible para cada uno de nosotros en este momento (Isaías 61:3).
Será una señal para muchos. Este mover de Dios se experimentará a nivel personal y será visto en todo el Cuerpo. ¡Dios está transformando el cansancio en alabanzas!
“¡Ahora alabaré al Señor!”
Hace poco estaba estudiando a fondo la historia de Judá, cuando el Espíritu Santo me interrumpió con una palabra profética. A medida que se acerca el año 2022, las palabras de Lea serán tus palabras: “Ahora alabaré al Señor”.
Génesis 29:35 dice: “Lea volvió a quedar embarazada, y dio a luz un cuarto hijo, al que llamó Judá porque dijo: ‘Esta vez alabaré al Señor’. Después de esto, dejó de dar a luz”.
El nombre “Judá” significa alabanza. Recibí esta palabra por primera vez para un grupo al que estaba ministrando, pero continuó atrapándome y no me deja: “el 2022 viene, ahora alabaré al Señor”.
La palabra hebrea “ahora”, es como un golpe o un latido. Es como cuando decimos: “Al filo de la medianoche y entonces llega... repentinamente, ¡es ahora!”.
¡El Señor quiere que sepas que es el momento! Ahora mismo es el momento de alabarle. Esta alabanza no viene de tu esfuerzo personal. ¡Está siendo liberada cuando simplemente dejas que el Espíritu Santo fluya a través de ti! Independientemente de lo que veas o escuches, y frente a todo lo que es contrario, tu alabanza marca un punto de inflexión.
El cansancio dará lugar a la alabanza
El nombre Lea
significa “cansada” y se origina en
una palabra hebrea que significa “estar
impaciente, estar apenada, estar ofendida y estar cansada de algo”
(Strong H3811).
Parece que el nombre de Lea describía su identidad y la actitud dominante en torno a su vida. Creo que es una palabra que podría describir gran parte del cristianismo en este momento. Así que, si puedes relacionarte con el cansancio o si hubo una queja en la atmósfera que te rodea, deja que el Espíritu de Dios levante tu corazón con expectativa. Verás que el cansancio da lugar a la alabanza.
Eres favorecido por Dios
Tal vez el mayor milagro de esta historia (y el que solemos pasar por alto), es la transformación que tuvo lugar en la propia Lea. Hasta ese momento, Lea había experimentado un gran dolor y rechazo como una esposa no amada. Siempre había sido tratada como inferior. Pero, repentinamente, Lea surgió por derecho propio. Se dio cuenta con asombro: “¡Soy favorecida por Dios!”. Así que, declaró su nuevo sentido de identidad con las palabras “¡ahora alabaré a Jehová!”.
Desde el “todavía no” al “ahora”
Muchos de nosotros podemos relacionarnos con esta Escritura, porque muy a menudo nos quedamos atascados en este lugar: “¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!” (Salmo 42:11). Esto puede ser especialmente cierto en la época de la pandemia. Soñamos con un día en el que vuelva a haber un impulso, un cambio o una promesa cumplida. Pero llega un momento, un punto de inflexión. Ya no se trata de algo que estamos esperando; se trata de algo que estamos viendo hacer a Dios. Estamos participando con Él; estamos cooperando con el favor.
Ha llegado el día de priorizar la alabanza
Judá era el cuarto hijo de la familia. En ese momento, no se esperaba que se convirtiera en el líder de la familia. Del mismo modo, para algunos de nosotros, la alabanza ha sido como el “cuarto hijo” en esta historia. Buscamos un avance en todas las demás direcciones y Dios nos dice: “Ha llegado el día de darle prioridad a la alabanza, porque la alabanza guiará el camino”.
Una declaración de la intención de alabar
La alabanza es lo que nos separa de todos los demás. Así que, aquí y ahora, decidamos marcarnos por esto único por encima de todo lo demás. La alabanza es lo único que nunca podrán entender los mejores y más finos a los ojos del mundo. Nos hará ser una señal y una maravilla, y decir estas palabras:
“Pase lo que pase, alabaré a mi Dios. En los tiempos ocupados, en los tiempos benditos o en los tiempos difíciles, lo alabaré. Durante los tiempos de construcción, lo alabaré. En los tiempos de espera, lo alabaré. En los tiempos de aceleración, lo alabaré. Durante la victoria, lo alabaré. Si el reconocimiento o la aclamación vienen hacia mí, lo alabaré. Cuando el mundo me critique, lo alabaré. Incluso frente a todo lo que es contrario (en la pérdida o en el dolor), todavía lo alabaré. Esta es mi historia y esta es mi postura: no importa lo que pase, elegiré alabar a Jesús”.
Alabanza profética: 10 claves para liberar
poderosamente su alabanza
¿Estuviste sintiendo a veces que es difícil alabar a Dios? Puede que haya habido contención en el ambiente que te rodea, pero eso está a punto de cambiar. ¡Estás a punto de reubicar tu alabanza! Descubrirás que la alabanza es una llave para abrir puertas y un arma para vencer al enemigo que tanto te presionó. Este será tu testimonio: “Puso en mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios. Al ver esto, muchos tuvieron miedo y pusieron su confianza en el Señor” (Salmo 40:3).
Escúchalo decir: “Hijo mío, amado, tú eres el instrumento en mi mano. Muchos verán y sabrán que te liberé de la vergüenza y te saqué con gloria”.
Mientras estudiaba la historia de Judá (el hijo y la tribu), cuyo nombre significa “alabanza”, recibí 10 ideas sobre las que estuve reflexionando. Ruego que te animen en tu propio camino de alabanza.
1. La alabanza está en el ADN de tu familia
Jesús es el “León de Judá” (Apocalipsis 5:5), y nosotros pertenecemos a su familia, a su tribu. Este puede ser nuestro punto de partida con la alabanza profética. Su unción real está sobre nosotros, así que la alabanza es el lenguaje que hablamos. Es la canción que cantamos. Si no sabemos que la alabanza está en nuestro ADN, siempre sentiremos que la alabanza es la fuerza de alguien más, y estaremos tentados a dejarla en manos de otros. Pero, así como un león es creado con la capacidad para rugir, también es creado con la naturaleza de rugir. Rugir es algo natural. Así como el león fue creado para rugir, Dios te creó para alabar y profetizar (Amós 3:8). Así que, la alabanza ya no es una tarea que haces; la alabanza es lo que eres.
2. La alabanza es tu propósito
La alabanza también está en el corazón de tu propósito. Pedro escribió: “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).
¡Qué poderosa revelación! Ya sea en canto, palabra o acto, tu vida rendida
ante Él trae gloria a Dios. Y alabando a Dios se desbloquean todos los demás
propósitos y planes de Él para tu vida.
Escucha al Señor diciendo: “Yo honro a los que me honran…” (1 Samuel 2:30).
La verdad es que a veces, cuando pensamos en alabar, nos apartamos. Puede que no nos “sintamos con ganas”, pero no necesitamos tener ganas de alabar. Sólo debemos recordar quiénes somos y por qué estamos aquí.
3. La alabanza fluye al estar llenos del Espíritu
Santo
En los últimos tiempos, muchos del pueblo de Dios olvidaron cómo alabar. Pero como una ola del mar que llega, hay un resurgimiento de la alabanza y con ella, un movimiento del Espíritu Santo que tocará a las naciones. En el día de Pentecostés, los creyentes estallaron en lenguas. Daban gritos de alabanza en las lenguas de los oyentes de todas las naciones, hablando de “las maravillas de Dios” (Hechos 2:11).
Cuando estamos llenos del Espíritu, la alabanza fluye y burbujea. Al orar y alabar en el Espíritu, su río vivificante fluirá desde tu interior. Porque la alabanza fluye, ¡y se mueve! El río de Dios te está recogiendo y el Espíritu te está llevando en un viaje con Él.
4. Alabanza al ver lo que Dios está haciendo
Piensa en los viajes de Israel por el desierto. Había doce tribus y Judá siempre encabezaba el camino (Números 2:9). Me imagino que al amanecer (en el campamento de Judá), lo primero que pensaban las familias al despertarse era esto: “¿Qué está haciendo la nube hoy? ¿Qué está haciendo la presencia de Dios?” (ver Éxodo 40:36-37).
Al igual que Dios puso a Judá en su sitio, nos estableció a nosotros. La alabanza no es sólo un estilo de canto o una palabra declarada. El Señor quiere que sepas que la alabanza es una posición en la que permaneces y es tuya por su gracia. Así como Judá miró para ver lo que Dios estaba haciendo y se movió al ritmo de Él, nosotros podemos mirar para ver lo que el Padre está haciendo y seguirlo (Juan 5:17).
Números 2:3 dice: “Al este, por donde sale el sol, acamparán los que se agrupan bajo el estandarte del campamento de Judá…”.
¡Hoy puedes salir a alabar!
5. Alabar a los pioneros y al territorio nuevo
Es significativo que Judá fuera la tribu elegida por Dios para liderar la guerra, porque Israel tomó el territorio designado por Dios (Jueces 1:1-2; 20:18).
En el momento en que Judá salió, sabían que la tierra les pertenecía porque Dios lo había dicho. Esta es la esencia de la alabanza profética: alabar a Dios antes de tiempo. Estás declarando que Él está haciendo un camino, aunque la respuesta no se vea ni se conozca. Esa promesa está en el reino del misterio, pero la fe la comprende y se aferra a ella mediante la alabanza. Esta es una de las razones por las que la alabanza es tan poderosa. Es la voz de la fe.
Una nueva tierra está por delante y la liberación está por delante. Así que, ¡envía la alabanza primero! Siembra primero la alabanza para obtener una cosecha sobrenatural.
6. La alabanza es una puerta de entrada al Reino
La alabanza es también como una puerta de entrada al Reino. El salmista escribió: “Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre” (Salmo 100:4). Así como Judá forjó el camino, ¡la alabanza también prepara el camino! Despeja la atmósfera, cambia el ambiente y nos lleva al Reino sobrenatural de Dios.
¡A veces, Dios quiere que dejemos de apoyarnos en nuestro don y pasemos por la puerta! Así que, cuando estés resolviendo problemas, empieza por alabar. Hay algo que Dios puede hacer con la alabanza que ni siquiera nuestro mejor ingenio puede lograr.
7. La alabanza libera el poder de Dios
Con los ojos de la fe, ¡mira cómo la alabanza genera olas de poder que salen en el Reino espiritual! Lo vemos en las Escrituras, en historias como la de Pablo y Silas en el calabozo. Cuando comenzaron a orar y a cantar himnos, un terremoto sacudió la cárcel y soltó las cadenas (Hechos 16:25-26). El sonido de la alabanza penetra a través de las tinieblas espirituales (Salmo 149:6-9) y va directo hacia el trono de Dios. La alabanza envía ondas de choque al territorio del enemigo, lo que nos lleva al siguiente punto.
8. La alabanza vence al enemigo
Una
vez, el rey Josafat envió un coro para cantar alabanzas a Dios frente a su
ejército. Los que alababan fueron primero a proclamar la victoria que ya habían
recibido por la palabra profética de Dios (2 Crónicas 20). La Biblia registra: “Tan pronto como empezaron a entonar este cántico de
alabanza, el Señor puso emboscadas…” (2 Crónicas 20:22). Los
ejércitos enemigos se volvieron contra ellos y se obtuvo la victoria, sin más
armas que un canto de alabanza a Dios.
Qué historia tan asombrosa. Cuando parece que todo el infierno se desata contra nosotros, podemos desatar el cielo contra el enemigo y vencer con un canto de alabanza.
9. Dios te revistió de alabanza
La alabanza describe tu manto, tu vestimenta real. En Isaías 61:3, Dios declara que le dará a su pueblo “un manto de alabanza, en lugar del espíritu de tristeza”. ¡Esto nos dice que la alabanza es una obra de la gracia en Cristo! No alabas porque eres digno, sino porque Jesús te impartió su propia justicia.
Isaías continúa hablando de que el pueblo de Dios está vestido con ropas de salvación y túnicas de justicia (Isaías 61:10). Luego dice que Dios “... hará que broten la justicia y la alabanza ante todas las naciones” (versículo 11). Al poner la alabanza en primer lugar, te vestirá y te apartará. Como enseña la tribu de Judá, la alabanza será un estandarte glorioso sobre ti.
10. La alabanza es la atmósfera del cielo
En Apocalipsis 5, cuando Jesús se revela como el “León de la tribu de Judá” y el “Cordero que fue inmolado”, la alabanza estalla; esa alabanza se extiende, comenzando alrededor del trono y a través de miríadas de ángeles. Llega a todo el Cielo y a toda la Tierra, hasta que incluso las criaturas que habitan la tierra prorrumpen en alabanzas.
Como vemos muchas veces en el Apocalipsis, el sonido continuo de la alabanza a Dios llena el Cielo. La alabanza es la atmósfera del Cielo. Podemos traer esa atmósfera a la Tierra, por fe, simplemente comenzando a alabar.
Una visión de la alabanza
Creo que el llamado a la alabanza es un mensaje para nuestro tiempo. Dios está liberando un nuevo sonido de alabanza a través de la tierra. Él está sacando su tesoro de una multitud de corazones. A medida que esa alabanza se extienda, derribará las fortalezas y desatará el poder de Dios. La gente se levantará para alabar en unidad y al hacerlo, los muros serán derribados.
Entonces diremos: “Esto no es lo que esperábamos. Pero, ¡oh, qué glorioso es esto! Qué grande es nuestro Dios”. Y los que antes estaban perdidos dirán: “¡Qué misericordioso es Jesús, incluso conmigo... sí, incluso conmigo!”.
Helen Calder
3 comentarios:
Bendiciones pastora Helen ,tremenda palabra ,Dios siga depositando en UD palabra de activación para el cuerpo de Cristo saludos
Gracias pastora por su intervención divina de esta enseñanza,la afirmamos en nuestra congregación y en nuestro país CUBA.
Gracias, gracias, gracias, Helen Carder sierva del Dios Altísimo por esta palabra profética desde las escrituras. La mejor profecía está en la palabra de Dios.
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