Por Alane Haynes
Una temporada de milagros
A finales de noviembre y principios de diciembre, escuché una frase del Espíritu Santo con respecto al nuevo año. Claramente escuché: “Una temporada de milagros”. El Señor me impulsó a leer Gálatas 3:5: “Aquel, pues, que les suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?”.
Según la Concordancia de Strong, la palabra “suministrar” en griego es epichoregeo, y significa “suministrar generosamente”, “proveer” y “amueblar”. Me sorprendió ver que su número correspondiente en Strong's es… ¡2023! El Espíritu Santo me dio un fuerte testimonio de que el 2023 será un año donde el Cuerpo de Cristo tomará conciencia de lo que realmente significa esa provisión, y que este es un año donde habrá una orquestación de eventos que requieren un movimiento sobrenatural de Dios y una provisión abundante de su Espíritu.
Estamos en un tiempo donde los reinos están chocando, donde los planes del enemigo se están uniendo en poder; pero Dios está muy por encima de todo, y es mucho más poderoso. El 2023 será un año para ver lo milagroso, derrocando a los poderes de las tinieblas.
La palabra “epichoregeo” también se usa en Colosenses 2:19: “Por la acción de ésta, todo el cuerpo, sostenido y ajustado mediante las articulaciones y ligamentos, va creciendo como Dios quiere”. Esto revela que la provisión trae crecimiento a la operación del Reino.
También se usa en 2 Corintios 9:10: “El que le suple semilla al que siembra también le suplirá pan para que coma, aumentará los cultivos y hará que ustedes produzcan una abundante cosecha de justicia”. Esto muestra que hay una provisión para nuestras necesidades naturales y espirituales.
Cara a cara
Unos días antes de escuchar “una temporada de milagros”, el Espíritu Santo me habló de algo que creo que será necesario para los tiempos venideros. Escuché la frase “panim el panim”. Esta frase significa “cara a cara” en el idioma hebreo, y fue dicha por primera vez por Jacob en Génesis 32:30, después de luchar con Dios (o, como algunos creen, con un ángel): “... He visto a Dios cara a cara, y mi vida fue preservada”.
Jacob recibió su nueva identidad en este encuentro. El nombre Jacob significa “engañador” y recibió el nombre Israel, que significa “Dios prevalece”. Su vieja naturaleza y la fuerza de esa identidad, tuvieron que ser quebradas.
Habrá momentos en los días venideros donde lucharemos con Dios en nuestra vieja identidad y en los patrones de pensamiento que chocarán con nuestra identidad dada por Dios, y lo que Él nos está llamando a hacer en la expansión de su Reino. Todos los miedos, inseguridades, mentalidades religiosas y razonamientos y habilidades humanas (incluso como percibimos nuestra identidad a través de nuestras fortalezas y debilidades) tendrán que irse, para llevarnos al lugar de estar dispuestos y obedientes al mover del Espíritu Santo.
Moisés es otro ejemplo de una persona que vio a Dios cara a cara, y Él lo usó para mostrar su poder milagroso en la tierra. Hay dos relatos en las Escrituras (respecto a Moisés viendo el rostro de Dios) que parecen incongruentes: “Y hablaba el Señor con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo…” (Éxodo 33:11), y “...nadie puede verme y seguir con vida” (Éxodo 33:20).
Jacob y Moisés vieron a Dios cara a cara y vivieron. Mientras meditaba sobre esto, oí: “Es la manera como percibes la palabra ‘vivir’”. Esta palabra también se usa en Deuteronomio 8:3: “...no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del Señor”.
Creo que las palabras “...nadie me verá y vivirá” no implican una muerte física, sino que no podemos ver a Dios y esperar vivir de la misma manera como lo hicimos antes. Nuestras viejas formas de hacer las cosas (el razonamiento natural, la planificación, el esfuerzo y el control), ya no funcionarán; nuestras percepciones cambiarán al vivir desde el sistema operativo del Espíritu Santo.
Es como dice en 2 Corintios 3:18: “Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu”. Somos transformados por su gloria en otra identidad (una que vive y respira la vida de Dios a través de encuentros íntimos con Él).
Acércate a Mí… ¡Yo proveo!
Oí al Señor que decía: “Muchos tendrán encuentros conmigo o con Mis mensajeros celestiales, para traer un cambio que provocará una grieta; un temblor que trae sacudidas para las empresas del Reino. Sé vigilante y discierne, porque verás muchas cosas que cambian. Quédate quieto y escucha, traeré instrucciones para la construcción del Reino. Deja que tu corazón esté dispuesto a creer y obedecer, y verás el despliegue de Mi poder milagroso”.
Sé que muchos están pasando por una sacudida personal en este momento y están buscando al Señor por sabiduría. El Espíritu Santo se cierne sobre sus profundidades. El anhelo profundo dentro de ti nace de Dios en ese lugar donde estabas en Cristo Jesús, antes de que el mundo fuera formado (Efesios 1:4 y 2:10). El Espíritu Santo está rondando para llevarte cara a cara con el Señor, para momentos íntimos con Él y el nacimiento de las obras que Él ordenó, para que camines en ellas.
Me llevó a una visión en la que estaba con Él, cara a cara, pero no como yo pensaba que sería. Estábamos abrazados, mejilla con mejilla, en un momento increíblemente íntimo. Nos está llamando a movernos con Él a través de un lugar de profunda intimidad con Él, para que podamos experimentar la verdad de Hechos 17:28: “... en Él vivimos, nos movemos y somos...”.
Oí decir al Señor: “Acércate a Mí y verás a qué te destiné para ser; serás liberado a mi semejanza. Yo soy el que te hice ser; acércate y te daré visión para ver. Formado a Mi imagen y a Mi semejanza, verás; tus ojos se abrirán al contemplarme”.
“Me estoy realineando con Mi diseño, despertando un hambre de intimidad más profunda. Estoy insuflando vida sobre sueños muertos y llamando a aquellas cosas que no son como si lo fueran, porque es tiempo de hacer surgir aquello que puse dentro de ti. A esas semillas del destino que permanecieron latentes, enterradas bajo la decepción y la esperanza aplazada, les digo ‘¡vivan!’. Son para un tiempo señalado y ahora les digo ‘¡salgan!’. Preparen el camino interior porque el tiempo está fijado, y verán que lo que hablé se hará realidad”.
“Estoy trayendo abundantes suministros, porque estoy escuchando un grito de desesperación que sale de todas las naciones (el grito de los corazones que anhelan Mi presencia), para ser liberados del mal que trata de tomar residencia. Pero Yo digo, Yo estoy atrayendo y Yo estoy llamando; ¡Mis hijos e hijas se están levantando! Porque estoy energizando por Mi Espíritu”.
“Miren y vean porque Mi Espíritu se está moviendo, liberando la provisión que nunca se secará; porque Yo soy la Fuente, tanto de la demanda como de la provisión. Yo traigo la demanda y Yo entrego la provisión. Yo despierto el hambre y satisfago cada necesidad; Yo creo y proveo la semilla”.
“Los estoy haciendo entrar en lo nuevo, lo que desde antes de los tiempos fue ordenado para ustedes. No desprecies ni te sorprendas por tu propio razonamiento; todo lo que necesites será provisto por Mi Espíritu, para mostrar Mi poder milagroso que no será negado”.
Alane Haynes
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