Por Lana Vawser
Recientemente, mientras estaba sentada con el Señor, pude oírlo decir: “Tengo tesoros en la quietud que te están esperando”.
Sentí una fuerte sensación desde el corazón de Dios, de que este es un tiempo para posicionarnos realmente para esperar en Él, permanecer en su presencia y pasar tiempo remojándonos en el lugar secreto. También pude sentir una advertencia del corazón de Dios que retumbaba con fuerza: “No te apresures”.
Hay una invitación de su corazón a sumergirnos en su presencia para abrazar y cultivar la quietud ante Él; porque hay tesoros esperando a su pueblo que son tan preciosos, tan sagrados y mucho más profundos que cualquier cosa que hayan recibido o experimentado antes.
Mientras continuaba sentado con Él, vi que estos tesoros en la quietud fluían desde su corazón. Hay una revelación preciosa que el Señor está entregando ahora mismo. Estas profundas revelaciones y secretos de su corazón están trayendo transformación, vida, avance, entendimiento, sabiduría y profundidades de intimidad con Él, donde nunca caminamos antes.
Cultivando la quietud
Entonces tuve una visión de muchas personas que estaban viviendo en este lugar donde abrazaban y cultivaban la quietud ante Él, y la gloria estaba llenando los lugares donde esperaban en Él. Su gloria y su majestad, y el asombro por lo que Él es, estallaban mientras esperaban... mientras permanecían.
En ese momento, repentinamente recordé una Escritura que el Señor me había dicho hace muchos años. Él dijo que sería muy importante y clave en la nueva era que vendría, en la que ahora hemos entrado: “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo” (Éxodo 33:11). Volví a oír al Señor que me dijo: “No pierdas la quietud. Cultiva la quietud, porque te esperan tesoros en la quietud”.
¿Te quedarás quieto?
Me impactó profundamente otra vez. La quietud... su pueblo demorándose ante Él, esperando en Él (sin agenda, presunción o suposición), simplemente estando con Él y no corriendo adelante o apresurándose, está muy pesadamente en su corazón ahora mismo.
En ese momento, volví a recordar un sueño que tuve hace muchos años, donde escuché al Señor que decía: “¿Dónde están aquellos que se quedarán? ¿Dónde están los que se quedarán? A los que se queden, les confiaré los secretos de mi corazón”. No es momento de precipitarse. Este es un tiempo para darle prioridad a Él y estar quieto ante Él, como sea que eso se vea para ti. Este es un tiempo para priorizar el lugar de permanecer en su presencia y esperar en Él.
Me di cuenta de que la quietud a la que Él nos invita, no son sólo los espacios en nuestras vidas que nos reservamos para estar quietos ante Él; también es una postura del corazón. Es una conciencia más profunda de su presencia, de su cercanía y de su voz. Es la quietud de un corazón vuelto hacia Él para escuchar su voz y sentir su guía. Es un lugar rendido de quietud ante Él, que lo abraza a Él, a su camino y a su guía.
No te precipites
Una vez más, sentí fuertemente estas palabras: “No te precipites; no corras”. Es imperativo en esta hora rendirse en quietud a su camino, su agenda, su ritmo, su tiempo y su dirección. Hay una santidad pesada y hermosa en lo que se está derramando en este momento, que debe ser administrada con una mano abierta y una quietud de corazón, para permitir que Él se salga con la suya, sea lo que sea que eso parezca... esperando en Él durante el tiempo que sea necesario para que Él hable, revele, guíe y dirija. Su gloria está creciendo y seguirá creciendo, a medida que esperemos en Él en la quietud.
La gloria de los reyes
Entonces escuché con fuerza Proverbios 25:2: “Gloria de Dios es encubrir un asunto; pero honra del rey es escudriñarlo”.
“Dios oculta la revelación de su Palabra en el escondrijo de su gloria. Pero el honor de los reyes se revela en cómo escudriñan a fondo el significado más profundo de todo lo que Dios dice” (Proverbios 25:2 TPT).
La invitación que Dios está lanzando ahora mismo, para recibir una revelación más profunda de lo que Él está hablando en la quietud, es de mucho peso. Hay una quietud en el peso de su gloria y una invitación a escuchar, ver y entender lo que el Espíritu de Dios está hablando, a posicionarnos verdaderamente para buscarlo y escudriñarlo en el lugar de quietud ante Él. Al esperar en Él en esta hora, la mayor revelación de su Palabra, su voz y un encuentro con su corazón, irrumpirán en tu vida. Él se está volviendo a presentar a su pueblo de maneras más profundas y gloriosas. La revelación de su gloria, su majestad y su asombro lo cambiará todo.
Su rugido está trayendo
la “restauración” divina
Por último, escuche al Señor que decía: “Hubo muchos viviendo en un lugar de quietud donde se sintieron como estancados; un lugar de quietud, sintiendo como que no hay impulso en su vida; un lugar de quietud que se sintió como un profundo nivel de sequedad, que se sintieron como si se estuvieran marchitando y no prosperando”.
“Diles a estos: Hubo un ataque estratégico del enemigo sobre muchas vidas ahora mismo para silenciarlas, para robarles la visión y el oído, y para hacer que quieran rendirse. Pero yo estoy rugiendo sobre ellos. Mi rugido está despertando sus sentidos. Donde la brujería y los ataques del enemigo vinieron con mucha fuerza para robarles, mientras lanzo mi rugido, estoy trayendo la restauración divina. Estoy restaurando todo esto y más. Aumentaré tu visión. Aumentaré tu capacidad para escuchar lo que Mi Espíritu está diciendo”.
“Estos permanecieron profundamente fieles a Mi. Continuaron buscando Mi corazón y continuaron acercándose hacia Mí, y son muy tiernos de corazón hacia Mí. El enemigo vino rápidamente a robarles, pero Yo digo ¡no más! Mi rugido está despertando, restaurando y rompiendo este ataque del enemigo que se sintió como si casi los hubiera sacado del camino; pero Yo estuve cerca de ellos, perseveré y los fortalecí”.
“Ahora se levantarán más fuertes que nunca. Ahora se levantarán en un regreso divino que hará que el enemigo se acobarde. Estos ahora se levantarán y se moverán en una temporada de quietud divina en Mi presencia, donde se encontrarán Conmigo y con Mi gloria, en un nivel que no tiene precedentes. Y recibirán revelación de mi Palabra, mi perspicacia y mi estrategia divina para esta hora, en lo que estoy haciendo y hablando, y verán los secretos profundos de Mi corazón que derramo sobre aquellos que están abrazando y cultivando la quietud y la permanencia”.
“Es hora de saturarte de Mi gloria”.
Lana Vawser