domingo, 8 de octubre de 2023

“Oí al Señor decir: ¡Prepárense y fortalézcanse!”

Por Faith Marie Baczko

Escuché al Señor decir que la palabra para esta hora es “estén preparados”. Luego lo oí decir la palabra “fortalézcanse”. Ambas palabras se construyen una sobre la otra. Estar listo implica estar fortificado. Dios está claramente dando una dirección para la hora que está sobre nosotros, podemos elegir prestarle atención o no.

Estar preparado es tener todo lo necesario para mantenerse en pie. Esto puede ser físico, pero mucho más importante es nuestra preparación espiritual. Esto requiere que nuestros fundamentos sean asegurados en Cristo, todas las grietas selladas y todo acceso al enemigo cerrado. También significa estar listos para cuando Dios se mueva en fuego para sellar lo que Él estableció en sus santos para transformarlos, como lo hizo con los discípulos en Pentecostés, transformándolos en su pueblo apostólico, llamado a estar de pie en el desafío de la hora. Estar preparados es tener nuestras puertas abiertas de par en par para recibir al Rey de la gloria, “Jehová Sabaoth”, ¡el poderoso en la batalla!

Si Josué necesitó una revelación del Señor de los ejércitos para tomar la Tierra Prometida, nosotros también la necesitamos. Estamos preparados para un encuentro con nuestro Rey eterno. Una unción rompedora de fuego está a punto de descender sobre los santos, por eso las trompetas hacen sonar esta palabra: “¡Prepárense!”. La dirección de fortificarse se debe ser cumplir con premura. La orden de fortificarse se debe llevar a cabo con celo y sabiduría, porque la fortificación se requiere para los siete años venideros, llevándonos hasta el 2030.

¿Qué quiere decir Dios con “fortificar”?

Fortificar significa “proveer con obras defensivas como protección contra ataques o asegurar”; “apuntalar”, “edificar”, “apoyar”, “reforzar” y “asegurar”. Significa fortalecer mental, física o moralmente; añadir valor o resistencia, mental o moral. En relación con la salud, significa aumentar el valor nutritivo de los alimentos, añadiendo vitaminas o minerales.

Dios nos dirige a fortificar nuestras almas, fortificar nuestros cuerpos, fortificar nuestros hogares y fortificar nuestras casas.

Fortalecer tu alma es fortalecerla con la oración. Los momentos regulares de intimidad y comunión fortifican nuestras almas y fortalecen nuestros músculos espirituales, a medida que nos fortalecemos en la fe. Nos fortalecemos recordando las hazañas, los éxitos y los milagros pasados en nuestra historia con Dios, como sucedió con David.

Fortalecer el cuerpo está relacionado con la salud. Esto es algo que tenemos que tomar en serio, porque Dios está llamando a todos a ponerse en forma para la carrera que se avecina y ahora nos está dando el favor para hacerlo. Esto puede significar ejercicio o un cambio en nuestros hábitos alimentarios.

Fortificar tu hogar es volverlo un santuario para el Espíritu Santo, asegurando que nada pueda penetrar. Nuestros hogares deben estar marcados por la Sangre, para que podamos declarar como Josué: “… yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:15). Esto también puede ser en lo físico, fortificando tu hogar contra los elementos, como tormentas y huracanes, como algunos aprendieron por experiencia y tomaron las medidas necesarias.

Fortificar tu hogar es trabajar para construir matrimonios y familias fuertes y resistentes, que puedan capear las tormentas de la vida. Lo hacemos deponiendo nuestro orgullo y poder, para construir en torno al Señor, en torno al amor, al perdón y la reconciliación. Se trata de establecer zonas libres de ofensas de su presencia. Un lugar bien fortificado se convertirá en nuestra fortaleza, un lugar que sirve como centro de estrategias y aplicaciones del Espíritu Santo, un lugar de protección contra el peligro, ¡un lugar alto sirviendo al Señor!

Hay muchos pasajes en las Escrituras donde Dios le advierte a su pueblo que se fortifique.

2 Crónicas 14:2-7 dice: “E hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios. Porque quitó los altares del culto extraño, y los lugares altos; quebró las imágenes, y destruyó los símbolos de Asera; y mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por obra la ley y sus mandamientos. Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los lugares altos y las imágenes; y estuvo el reino en paz bajo su reinado”.

“Y edificó ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había dado paz. Dijo, por tanto, a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros con torres, puertas y barras, ya que la tierra es nuestra; porque hemos buscado a Jehová nuestro Dios; le hemos buscado, y él nos ha dado paz por todas partes. Edificaron, pues, y fueron prosperados”.

Fortalece lo que queda

Luego escuché al Señor decir: “¡Fortalece lo que queda!”. En ese momento no recordaba que había escrito estas palabras anteriormente. Me sorprendió mucho que Dios me estuviera diciendo lo mismo al releerlas y ahora lo volvía a enfatizar. He aquí una pequeña parte de lo que había escrito:

“Toda carne y autoglorificación serán reducidas a la nada al acercarse el Rey. A través de la obra del fuego encendido en la tierra, el Señor le está diciendo a su pueblo: ‘Fortalece lo que queda’”.

“Esta es una nueva estación que tiene nuevas dimensiones y medidas espirituales. Fortalezcan y refuercen los baluartes; construyan las murallas de defensa; formen el rompeolas como protección contra las tormentas. Pero debes saber que Yo soy el rompeolas que rodea tu vida, tu ministerio y tu ciudad. Estas protecciones están formadas en Mí, en las vastas dimensiones de Mi ser que llegarás a conocer cuando Me sirvas de todo corazón”.

“Yo soy tu rompeolas, el baluarte que se interpone entre tú y la tiranía del día. No temas. Yo permanezco inamovible, rodeándote mientras la tierra tiembla a tu alrededor. Mírame. Mantén tus ojos fijos en Mí y permanecerás firme junto a Mí. Tu alabanza y tu adoración hacia Mí establecen la línea de defensa. ¡Déjame oír tu voz! Adórame como hizo David”.

Un rompeolas es una estructura o un muro que protege, proveyendo un frente contra las tormentas. Puede ser construido como una línea de defensa ante fuerzas invasoras, un muro que actúa como un baluarte, construido como protección ante las fuerzas enemigas o los principios establecidos para protegerse contra la tiranía. El Señor le está hablando a su pueblo las palabras de Apocalipsis 3:2 y especialmente a sus líderes que cayeron, corrompiéndose con los principios y los gobiernos mundanos.

Apocalipsis 3:2-3: “Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti”.

Estas palabras fueron dirigidas a la Iglesia de Sardis que se había dormido y estaba en decadencia espiritual, porque se había rendido a los principios del mundo. Jesús les estaba dando una fuerte palabra de advertencia y la oportunidad de hacer las cosas bien, diciéndoles que comenzaran a fortalecer lo poco que les quedaba de los principios del Reino. Les estaba advirtiendo que despertaran lo poco, la espiritualidad que les quedaba y que estaba a punto de morir por completo. La Biblia NLT dice: “...porque aun lo que queda está casi muerto...”.

Fortalece tus estacas

Por último, escuché al Señor que decía: “Fortalezcan sus estacas”. Es una admonición para reforzar lo que tenemos y lo que hemos ganado en el Señor a lo largo de los años. La buena noticia es que para aquellos que permanecieron fieles, vendrá la expansión y el crecimiento. Por tanto, ¡hay necesidad de prepararse para ello! Reforzar es dar más fuerza o añadir apoyo. Si tus estacas son de madera, ¡ahora puede ser el momento de hacerlas de hierro! Dios está diciendo: “¡Prepárate, estoy a punto de acelerarte y aumentarte! Ahora haz las cosas necesarias para acomodar el crecimiento”.

Isaías 54:1-3 dice: “Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová. Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas. Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones, y habitará las ciudades asoladas”.

¿Quién como nuestro Dios? En estos tiempos debemos aprender a sacar fuerzas de nuestro Dios asombroso, que nos dio el potencial para tener una mente y un espíritu de superhéroe. Él estuvo trabajando para transformar nuestras mentes, en mentes de superhéroes, a medida que las renueva y renueva un espíritu recto dentro de nosotros. En esta hora debemos poseer valentía, espina dorsal fuerte, resistencia y perseverar a través de las viejas cosas, la vieja mentalidad, que tratan de robar nuestra fuerza, confianza y poder. ¡Aférrate a la Palabra del Señor!

Job 5:22 dice: “De la destrucción y del hambre te reirás, y no temerás de las fieras del campo”.

Salmo 16:8 dice: “Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura, que se levanta contra mí para testificar en mi rostro”.

Salmo 62:6 dice: “El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré”.

Faith Marie Baczko

(www.elijahlist.com)

No hay comentarios: