lunes, 17 de noviembre de 2008

“Dios me habló en mi baño: ¡El tiempo de la aceleración está al alcance de la mano!”

 

Por Taffie Furr

clip_image002El reloj está adelantado

En el mes de Enero pasado y por un período de tres o cuatro días, cada vez que miraba el reloj en mi cuarto de baño, estaba adelantado exactamente una hora. Este es el relato: “comencé a notar que la hora estaba equivocada y lo ajusté en la hora correcta. La siguiente vez que entré al baño, me di cuenta que la hora volvía a estar equivocada. También me di cuenta que no sólo estaba mal, sino que estaba una hora adelantado. Exactamente una hora adelantado. Pensé, ¿qué pasará con este reloj?”

Mi baño es uno de los lugares en la casa donde paso mucho tiempo en oración y adoración. De hecho, paso demasiado tiempo allí en la presencia del Señor y muchas veces, con sólo caminar hacia ese cuarto, comienzo a oír Su voz hablándome en mi interior y trayéndome revelación. Para mi tiene sentido que si Dios quiere llamar mi atención alterando la hora de un reloj, tendría que ser en ese cuarto en particular.

Me llevó tres o cuatro días darme cuenta que este no era un desperfecto común. Quiero decir, después de todo, ¿un reloj puede adelantarse exactamente una hora, a pesar de las correcciones que se le hagan? El Señor quería hablarme algo a través de ese reloj. Cuando finalmente lo atrapé, le pregunté al Señor qué quería que viera en mi reloj e irónicamente me dijo: “El tiempo de la aceleración está al alcance de la mano”.

Cuando me di cuenta que el Señor me hablaba a través del adelanto de la hora en el reloj, volví a corregir la hora por última vez y no volvió a alterarse, dando la hora correcta desde ese momento. Aún en la manera que Dios elige para hablarnos, sigue siendo creativo.

Cuando predicaron Juan el Bautista y Jesús que “el Reino de los Cielos se ha acercado”, no decían “el Reino de los Cielos está en camino” o “se está acercando”. Decían: “está aquí, ya llegó”. Al decir que algo “está a la mano”, significa que “está disponible ahora mismo”.

Para recibir lo que Dios nos está mostrando, debemos reconocer la oportunidad de la accesibilidad hacia lo que Él nos está mostrando. Por esta razón, estar alerta por los tiempos, las estaciones y sus imparticiones, es de vital importancia para el Cuerpo de Cristo. El Señor nos habló hace un tiempo sobre la aceleración que viene hacia nosotros. Nos estuvo preparando para poder reconocerla y buscarla con expectación. Ahora nos dice que la manifestación del tiempo de la aceleración está aquí y está sobre nosotros. Quiere que reconozcamos su presencia para poder recibirlo y caminar en todo lo que Él quiere que Su aceleración traiga sobre nosotros.

¿Qué significa para nosotros que el tiempo de la aceleración está a la mano? Significa que las puertas del cielo están abiertas y las cosas inesperadas comenzarán a surgir: ¡de repente! Las cosas inesperadas son aquellas promesas y aperturas que estuvimos esperando.

La aceleración en su casa y compartir lo que tenemos

En mi propia casa, recientemente vimos la confirmación de la sobreabundancia financiera. En una semana recibimos cinco cheques por un total de mil dólares, aparte de nuestro ingreso normal. Sacando una ofrenda de un hermano conocido, los otros eran de varios negocios que nos enviaron diferentes montos a nuestro nombre. ¡Alabado sea Dios! Aunque esta fue una gran bendición para mi familia, también creo que este es el comienzo de la sobreabundancia que vendrá sobre todo el Cuerpo de Cristo. El área de las finanzas es sólo una rama de nuestra vida donde fluirá la aceleración.

El Espíritu del Señor me dijo: “La mano poderosa de Dios está trayendo aceleración a nuestras casas y con ella, vendrá la abundancia, la liberación y la comunión íntima que es desea tu corazón”.

Nuestro Padre amado ciertamente quiere alegrarse y regocijarse en todo lo que derrama sobre nosotros. Es bueno y justo que celebremos a Dios por todas Sus bendiciones. Como padres, nos sentimos muy gratificados al ver a nuestros hijos disfrutando de aquellas cosas que les entregamos. Nuestro Padre también se deleita cuando nos gozamos en Sus bendiciones.

Muchas veces, es fácil quedar atrapado en la excitación y el gozo de la bendición, olvidándonos que todavía existe un lugar para la mayordomía responsable. La última mitad de Lucas 12:48 dice: “… A todo el que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y al que se le ha confiado mucho, se le pedirá aun más”.

Mientras cada uno de nosotros experimenta el derramar de la aceleración y llena nuestras vidas, desde la rama de la provisión como en ser posicionados hacia nuestro destino en el Señor, debemos recordar nuestra responsabilidad en todo lo que el Padre nos entrega. Recordemos siempre nuestra responsabilidad para manejar apropiadamente y con sabiduría todo lo que se nos entrega. Cuando hacemos esto, nuestros corazones mantendrán al Dador por encima del don.

Hechos 4:32 dice: “Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían”

Todo lo que el Señor nos entrega tiene un propósito mayor que enriquecernos personalmente. Como vemos en Hechos 4:32, la Iglesia temprana comprendió esto muy bien. No veían lo que tenían sólo para ellos. Compartían todo lo que tenían y por causa de su generosidad desinteresada, no había necesidad entre ellos.

1 Corintios 12:7: “A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás”.

El Señor no sólo anhela que compartamos nuestras bendiciones materiales con otros, también nos instruye a compartir cada don del Espíritu Santo. En Mateo 10:8, se nos recuerda que Jesús les enseñaba a Sus discípulos diciendo: “…Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente”.

El Espíritu Santo nos entrega cada don conforme a Su voluntad para que todos nos beneficiemos con su distribución. La ganancia de cada don se encuentra en compartirlo. Por ejemplo, ¿qué ganancia hay en el don de sanidad si uno no lo comparte con quienes lo necesitan?

Aunque el Señor nos haya bendecido con provisión financiera, dones específicos, una unción determinada, liberación, sanidad y nos haya posicionado con solidez en un llamado o en un testimonio, todo lo que compartamos con los demás nos dará mayores beneficios. ¡Wow! ¡Cuán asombroso es el Señor en todos Sus caminos! Es muy excitante saber que cuando el Señor piensa en uno, está pensando en todos y cuando bendice a uno, ¡desea bendecir a todos!

Debemos regocijarnos con gratitud al recibir nuestra porción en este tiempo de aceleración, comprendiendo esto: la aceleración que se soltó en la vida de uno, busca que su buen fruto fluya sobre las vidas de muchos.

Dios está diciendo: “Las compuertas están abiertas, se soltó la inundación”

A Su servicio,

Taffie Furr

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