(También a hallar lo perdido y levantar a los muertos)
Por Keith Miller
¿Qué lo detiene de ser todo lo que está llamado a ser en Cristo? ¿No anhela que la apertura sea tan grande que pueda derribar a los gigantes que lo detuvieron? Estoy aquí para decirle que Dios quiere fortalecerlo con el poder del Espíritu Santo para derribar a aquellos gigantes en su vida y así avanzar hacia su victoria en cada area de desafío y necesidad. No sólo eso, Él quiere fortalecerlo para que sus hijos e hijas no tengan que pelear con esos gigantes y puedan experimentar la plenitud de las promesas de Dios para ellos.
Si, ¡puede hacer resplandecer una autopista de avivamiento ahora mismo en su vida para la cosecha de las generaciones que vendrán! ¡Jesús iluminó el camino! Todo está allí, el camino para la apertura y el fortalecimiento por el efecto del poder operativo de Cristo en y a través de usted. Pablo les escribe a los Tesalonisenses que ellos creían en la Palabra y, por ello, era efectiva sobre sus vidas.
“Así que no dejamos de dar gracias a Dios, porque al oír ustedes la palabra de Dios que les predicamos, la aceptaron no como palabra humana sino como lo que realmente es, palabra de Dios, la cual actúa en ustedes los creyentes” (1 Tesalonisenses 2:13)
El Señor está enviando una unción poderosa para la cosecha, está levantando y enviando a los santos hacia nuevas dimensiones del poder operativo de Cristo en sus vidas. ¡Está levantando un ejército poderoso de señales, maravillas y milagros! Si, usted está destinado a ser una señal, una maravilla y un milagro. ¡Sólo tiene que estar lo suficientemente hambriento para glorificarlo a Él! ¿Está hambriento? ¿Quiere ser una señal, una maravilla y un milagro para la gloria del Señor y para la cosecha de almas como nunca antes se vio en la historia?
Dios quiere activar las obras de Cristo a través de usted, obras que soltarán al Espíritu Santo para el avivamiento, ¡no sólo en la tierra, sino en su corazón! Si, ¡Él pondrá sobre su vida un manto de poder para ejercer dominio que lo soltará en las señales, maravillas y sanidades para Su Gloria! ¿Y esta unción? ¡Es para cosechar! Una cosecha de corazones entregados a Él para la cosecha de almas. Dios quiere fortalecerlo como una señal y una maravilla andante para sus hijos. Quiere favorecerlo para influenciar algunos miles de almas.
¡No será vencido porque Cristo venció! ¿Por qué perder tiempo enfocándose en lo que están haciendo los gigantes? ¿Por qué no enfocarse en quien es Dios, en lo que está haciendo y en lo que puede hacer a través de usted por la operación de Su poder: el mismo que derrotará toda estrategia del enemigo que impidió cualquier apertura en su vida? Vivimos un tiempo de aceleración donde confío que Dios restaurará rápidamente aquellas cosas que perdimos. ¡Las obras de Cristo estallarán en su vida y a través de ella, con un fortalecimiento fresco de Su poder! Esta no será sólo una temporada, ¡sino una apertura constante!
¿Lo desea?
Por dondequiera que viajo y en nuestras propias reuniones, escucho más y más relatos acerca del poder de Dios operando a través de los santos para el avivamiento y la cosecha que vendrán. Dios está trabajando con señales, maravillas y milagros poderosos por medio de Su pueblo: adultos, ancianos y niños. Familias enteras se están moviendo en el efecto operativo de Su poder.
En mi propia familia estamos viendo milagros y aperturas increíbles. Recientemente vimos uno particularmente excitante, en lo que llamaríamos “apertura de restauración”. Esto es excitante porque nada es demasiado pequeño o insignificante para Dios. Él conoce nuestros corazones y cuánto abunda Su amor en esta restauración. En su tiempo, por supuesto, fue grande en las revelaciones que me entregó para estas enseñanzas. Más que nada, esta experiencia me recordó cuán importante es posicionarnos para oír al Señor y luego pararnos en Su voluntad para ver la manifestación de Su poder.
Recientemente nuestra hija mayor pasó un fin de semana en el lago de una represa. Allison perdió su anillo de matrimonio en algún lugar del lago y llorando llamó a mi esposa Janet, pidiéndole que orara para que pudera encontrarlo. Dijo que buscaron por más de una hora, pero el agua era muy turbia y profunda como para encontrarlo. Mis hijos Josh y Justin bucearon repetidamente, tratando de alcanzar el fondo del lago para ver si podían palpar el anillo, pero cada vez que lo hacían, subían con lodo y musgo en sus manos. Buscaron por más de dos horas, pero no lo hallaron. Sin embargo, Janet comenzó a orar en lenguas en casa y Dios le dijo que oraran allí en el lago. “Llámalos”, le dijo, “y diles que me pregunten a Mí dónde está el anillo”.
Janet los llamó por su celular y le dijo a Allison que reuniera a todos en un círculo para preguntarle al Espíritu Santo dónde estaba el anillo. Josh lideró a todos en oración. Inmediatamente después de orar, concentraron la búsqueda en el lago, pero Josh sintió al Señor guiándolo. Cada vez que se movía en el agua, el Señor le dijo que lo hiciera en una u otra dirección, un poco hacia la derecha o hacia la izquierda y así, Josh sintió que debía bucear. Luego, cuando se metió en el agua y tanteando el fondo del lago a ciegas con sus manos, sintió algo en el barro. Escarbó y levantó algo desde el fondo. Cuando lo llevó a la superficie, era el anillo de Allison.
Era un lago gigantezco, encontrar un anillo era como hallar una aguja en un pajar o buscar un lente de contacto en el océano, pero la obediencia y la confianza en la sabiduría y el poder de Dios hicieron que sucediera lo imposible (según nuestros ojos naturales). Este no fue como el milagro por medio del cual Eliseo hizo flotar el hacha de hierro (2 Reyes 6:1-6).
El poder y la sabiduría de Dios son asombrosos. Este es sólo un pequeño ejemplo de lo que podemos esperar como Sus hijos fieles. Podemos esperar que nos fortalezca desde lo alto para subir hacia la realidad de lo imposible y hacia nuevas dimensiones del poder operativo de Cristo. Si puede confiar en Él y moverse en obediencia a Su voluntad, activará las obras de Cristo a través de usted para cosechar aún lo que perdió. Si, aún su anillo de matrimonio. Nada es demasiado pequeño o muy grande para que Él pueda recuperarlo.
Un tiempo de grandes oportunidades
¿Cómo quiere saltar el muro? ¡Estamos ingresando en un tiempo de apertura permanente de nuevas oportunidades! ¡Favor, Gracia, Favor, Gracia! Es el tiempo de las grandes oportunidades. Es el tiempo de las puertas abiertas, favor y gracia divinos. ¡Dobles porciones! Doble favor, doble gracia, doble cosecha. ¡Gracia exponencial, (gracia-gracia) x (gracia-gracia) y mucho más! Expere bendiciones exponenciales en sus aperturas. Espere fe sobre fe sobre fe para levantarse. Espere un avance de poder en poder y de gloria en gloria, mientras Dios abre puertas imposibles para el avance de Su reino y Su gloria.
Mientras estaba en Minnesota con Patricia King, el Señor dijo: “Quiero traer favor e influencia para que las personas sean voces efectivas sobre la tierra”. Usted se asombrará por la manera como Dios lo usará. Creo que Dios les dará a Sus fieles mucha influencia para la cosecha. Abrirá puertas de oportunidades para que Su pueblo gane posiciones de influencia para que sus voces puedan ser efectivas. Por ejemplo, si quiere ser electo alcalde de su ciudad para interceder por ella o si necesita una explosion en su trabajo para ser promovido, Dios abrirá los oídos de la influencia para la cosecha de cientos, si no de miles. Todo tiene que ver con el crecimiento exponencial de las obras de Cristo en usted y, mientras avanza, el Señor mantendrá las puertas abiertas. Abrirá los oídos correctos, las puertas correctas y pondrá alfombras de bienvenida, aún sobre un terreno reseco.
Empujando la cosecha: ¡avance!
“La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros, les dijo a sus discípulos. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo” (Mateo 9:37-38)
En este texto, vemos la palabra “Señor” en el contexto de la cosecha. La traducción griega de Señor utilizada aquí, significa: “Uno que puede fortalecer a los cosechadores, uno que puede supervisar literalmente la cosecha, uno que puede ser fortalecido para cosechar”. Es interesante que la palabra griega que traduce “enviar” es ekballo, cuya raíz significa “forzarlos”. Ballo es la palabra de la cual se deriva el término “balístico”. Esto nos permite ver la fuerza y el sentido de urgencia al forzar o empujar a los obreros hacia Su cosecha. Podemos ser el instrumento que Dios usará, pero Él es la fuerza motriz para la cosecha. Vemos esta misma palabra utilizada en el contexto de Marcos 1:12, describiendo las acciones de Cristo luego de ser lleno del Espíritu Santo en el río Jordán donde “inmediatamente el Espíritu lo llevó hacia el desierto”.
Con ese sentido de urgencia, Jesús no nos envía sin equiparnos. No, nos entregará Su poder operativo y Su autoridad para ayudarnos a recoger la cosecha rápidamente. ¡Va delante de la cosecha y nos está fortaleciendo para ella!
Recibirá una nueva autoridad
“…Reunió a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar a los espíritus malignos y sanar toda enfermedad y toda dolencia” (Mateo 10:1)
El Señor de la cosecha nos llena de poder para cosechar promesas dormidas y volver a excavar viejos pozos en lugares desolados para ver Su cosecha. Nos entrega determinación para echar fuera todo impedimento para la apertura, restaurando aquellos sueños y visiones que creíamos perdidas. ¡Nos está llenando de poder y nos está enviando rápidamente!
“Jesús envió a estos doce con las siguientes instrucciones: No vayan entre los gentiles ni entren en ningún pueblo de los samaritanos” (Mateo 10:5)
¿Enviarnos dónde?
“Vayan más bien a las ovejas descarriadas del pueblo de Israel” (verso 6).
¿A hacer qué?
“Dondequiera que vayan, prediquen este mensaje: El reino de los cielos está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los que tienen lepra, expulsen a los demonios. Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente” (versos 7 y 8).
Mientras avanza, ¡predique! Dios llamó a cada creyente a predicar el Evangelio con poder. Dios nos llenará de poder para predicar, sanar, limpiar y echar fuera demonios. Todo esto para cumplir Sus propósitos para cada uno de nosotros. Es un propósito multifacético porque Dios nos da otra comisión y nos libera para cumplirla, dándonos otra palabra y llevándonos hacia otro nivel de cumplimiento hasta completar la cosecha. De esta manera, vamos de cumplimiento en cumplimiento de cada palabra profética verdadera que se habló sobre nuestra vida. Su palabra será en su corazón como un fuego ardiente que quema hasta sus huesos. No podrá retroceder:
“… entonces su palabra en mi interior se vuelve un fuego ardiente que me cala hasta los huesos. He hecho todo lo posible por contenerla, pero ya no puedo más” (Jeremías 20:9b)
Cuando la Palabra se transforma en un fuego encendido en nuestro corazón y en nuestros huesos, nuestro enfoque estará en la cosecha y no nos negaremos. Porque recibimos la Palabra con libertad y así entregamos la poderosa Palabra del Señor. Aquellos que lo reciban, lo recibirán a Él, al Señor de la cosecha. Con las obras de la Palabra en usted, asesinará a cada gigante que se pare en su camino hacia la cosecha. Aún cuando se levante un muro, podrá saltar sobre el, matar a los gigantes y alcanzar la victoria.
“Quien los recibe a ustedes, me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me envió. Cualquiera que recibe a un profeta por tratarse de un profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo por tratarse de un justo, recibirá recompensa de justo. Y quien dé siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por tratarse de uno de mis discípulos, les aseguro que no perderá su recompensa” (Mateo 10:40-42)
Oirán las obras de Cristo, verán las obras de Cristo, conocerán las obras de Cristo y recibirán las buenas nuevas del Evangelio. Verán la luz del fuego de la Palabra ardiendo en usted.
“Juan estaba en la cárcel, y al enterarse de lo que Cristo estaba haciendo, envió a sus discípulos a que le preguntaran: ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?” (Mateo 11:2 y 3)
Una vez más vemos la referencia a las “obras de Cristo” en Juan 9:4:
“Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede trabajar”
Aún estamos en ese día
Esto habla de las obras y realizaciones poderosas y certeras de Cristo. Como aún es el día, puede hacer las obras de Cristo a través de usted, porque Jesús está dentro suyo. Él aún está en el mundo y aún es el día. Jesús dijo que mientras Él esté en el mundo, es la “luz del mundo” (Juan 9:5). Tiene luz suficiente para operar mientras la luz se encuentre en el mundo: “Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo”. Los líderes religiosos de ese día no sabían de dónde venía, pero Jesús dijo: “¡Yo Soy! Yo Soy la luz”. ¿Quién es la luz?
“Jehová es mi luz y mi salvación” (Salmo 27:1)
“Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras” (Santiago 1:17)
En efecto, Jesús estaba diciendo: “Yo Soy Dios. Soy el Jehová de luz y salvación. Soy el Padre de las luces. Mientras esté en el mundo es de día, porque Soy la luz del mundo”.
Como hijos de Dios, creyendo en el Hijo y con Su Espíritu, ¡usted tiene la luz! “Mientras tienen la luz, crean en ella, para que sean hijos de la luz. Cuando terminó de hablar” (Juan 12:36a). ¡Somos los hijos e hijas de la Luz! Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12). Como creyentes no debemos vivir en las tinieblas, sino vivir en Él, quien vino como la luz al mundo (Juan 12:46).
Dadores de aceite y fuego
Aquí vemos a Jesús en medio de los siete candeleros de oro:
“Me volví para ver de quién era la voz que me hablaba y, al volverme, vi siete candelabros de oro. En medio de los candelabros estaba alguien semejante al Hijo del hombre, vestido con una túnica que le llegaba hasta los pies y ceñido con una banda de oro a la altura del pecho” (Apocalipsis 1:12 y 13)
Los candelabros son representaciones alegóricas de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, el pueblo de Dios, los creyentes en la Luz:
“Ésta es la explicación del misterio de las siete estrellas que viste en mi mano derecha, y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candelabros son las siete iglesias” (Apocalipsis 1:20)
Los candelabros son referencias alegóricas al templo de Jerusalén, donde había candelabros de siete brazos, tres a cada lado y uno central (vea Éxodo 25:31-37). Somos lámparas de oro, preciosas a los ojos de Dios, brillando y ardiendo continuamente habitando en Su amor.
Él derrama aceite y fuego en nosotros porque somos dispensadores de luz. La lámpara no es luz en sí misma, sólo es un instrumento para emitir la luz. La lámpara debe recibir aceite y fuego antes de poder dispensar luz. Cristo derrama el aceite ilimitado de la Unción en nosotros para que podamos brillar y arder continuamente con gloria y con amor por el mundo. Como Jeremías, no será capaz de resistir la Luz o la Palabra. No existe ningún límite a las obras de Jesús a través de usted porque Él está derramando continuamente Sus obras en su vida, el aceite enriquecido de Su unción para la cosecha.
Bíblicamente, el “siete” significa plenitud, el final de algo y el comienzo de otra cosa. ¿Quiere consumar algunas cosas en su vida? ¿Quiere que ciertas puertas se cierren y otras nuevas se abran? ¿Está cansado de dar vueltas alrededor de la misma montaña anhelando llegar a la cima, pero los obstáculos lo llevan hacia atrás? Este es el tiempo para sacudirse lo viejo, prepararse para lo nuevo y recibir las obras de Cristo en usted para los nuevos comienzos, en estos días grandiosos y poderosos de la unción para la cosecha.
No es el aceite del pasado, sino el aceite fresco de hoy. Es aceite abundante que lo llenará constantemente y reemplazará al aceite de ayer. Es fe-fe, gracia-gracia, para caminar en lo que está sucediendo hoy. ¡Hoy!
Usted es la luz del mundo. Una ciudad ubicada en la cima de una colina no se puede ocultar (Mateo 5:14)
Usted es una lámpara que no se puede volver a ocultar, porque Él lo llenará con las obras operativas de Cristo, la palabra operativa en usted como un atalaya para el mundo.
“Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa” (Mateo 5:15)
Mientras iba hacia la cruz, Jesús dijo: Yo Soy, Yo Soy la Luz del mundo. Él derrama Sus obras en usted para que sea esa luz. “Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo” (Mateo 5:16). Él derramará mucho más de sí mismo sobre usted y no podrá volverse atrás.
Dios está encendiendo la luz, para transformar a Su pueblo en “mega lámparas de luz” que glorifiquen a Dios. ¿Quiere que el Señor se involucre en su vida hoy y encienda la luz? ¿Quiere ver señales, maravillas y milagros que respalden la predicación de Su palabra? ¿Qué le parece encontrar un pequeño anillo de oro en el fondo de un lago de imposibilidad o multiplicar un pedazo de pan para alimentar a miles? Jesús dijo: “Yo soy el Señor de la cosecha y lleno de poder a la gente para la cosecha. ¿Quiere recibir Mis obras?”
Keith Miller
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