domingo, 12 de julio de 2009

“Una Novia sin arrugas ni manchas”

 

Por Kathi Pelton

clip_image002“…para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable” (Efesios 5:26-27).

Planchando las arrugas

¿Alguna vez sintieron que estaban sobre la tabla de planchar personal de Dios y el calor de la plancha recorría toda su vida quitando las arrugas? Si es así, ¡no están solos! Personalmente, nunca fui más consciente de las manchas y arrugas en mi vida como durante los últimos seis meses. Aunque a veces esto puede llegar a ser desconcertante, las buenas noticias son que “la presión en nuestra vida” es un acto soberano de Dios, no una obra de nuestra carne o esfuerzo personal. También es la confirmación que somos parte de su Novia amada que se está preparando para Él.

Desde comienzos del 2008, parece como si Dios tuviera una botella de quitamanchas en una mano y una plancha en la otra, aplicando las dos a cada área de nuestras vidas y corazones. Pero, como dicen los comerciales de los quitamanchas, queremos que el Señor remueva cada mancha en nuestras vidas y declare: “¡Está limpio!”.

Aunque es un esfuerzo conjunto entre Dios y su Novia, sigue siendo una obra soberana de gracia. Todo tiene que ver con su grito y con nuestra rendición, su autoridad y nuestra sumisión, su gracia y nuestra dependencia. No es un grito de ira amarga, sino una ira santa en contra de todo lo que mantuvo a su Novia alejada de su plenitud. Está gritando sobre nuestras vidas: “¡Ella es mía y no tiene otros dioses aparte de Mí!”.

Un tiempo de preparación

Nuestro Dios está preparando a su Iglesia para presentarla ante el Señor con un “esplendor glorioso” (vea Efesios 5:27). Aunque anhelamos ser santos y limpios, a menudo tratamos de prepararnos en nuestras propias fuerzas. Dios le estuvo quitando a la Novia todas las máscaras de santidad e hipocresía de la religión. Está tratando con lo interno y externo: ¡El corazón! Es como si todos nuestros “odres viejos” hubieran estallado y nos estuviera preparando para ser odres nuevos, pero el tiempo de lo viejo hacia lo nuevo, implica un tiempo de desnudez y exposición.

Hay elecciones que podemos tomar en este tiempo de desnudez: Correr, escondernos y encontrar una “cobertura”, como hicieron Adán y Eva en el Edén. O podemos quedarnos quietos y desnudos ante Dios, en absoluta dependencia de su gracia y misericordia, permitiendo que nos limpie y nos lave de todas nuestras inmundicias. Podemos elegir cosernos un delantal con hojas de higuera o permitir que la gracia que nos fue entregada por medio de Cristo nos vista y se lleve nuestra vergüenza.

Este proceso no es para avergonzarnos, sino para liberarnos de la vergüenza que tenemos escondida debajo de estas máscaras que llevamos. Es importante comprender que con cada obra profunda del Espíritu, hay una gran batalla que pelea en contra de ella. Durante este tiempo de preparación de lo viejo hacia lo nuevo (lo cual involucra la exposición de todo lo que no está cubierto por la gracia), el enemigo persiguió al pueblo de Dios para envolverlo con un manto pesado de culpa y vergüenza. Dios, en su infinita sabiduría, viene a limpiarnos con agua pura y con la verdad de su Palabra.

Clamamos como David en el Salmo 42:1-2: “Cual ciervo jadeante en busca del agua, así te busca, oh Dios, todo mi ser. Tengo sed de Dios, del Dios de la vida. ¿Cuándo podré presentarme ante Dios?”.

Dios anhela que nos paremos cara a cara ante Él, vestidos sólo con la justicia de Cristo. Él quiere que no vayamos con algún vestido hecho por manos de hombre o con vergüenzas ocultas. Él se siente gozoso por cubrir nuestra vergüenza y remover nuestra iniquidad mientras nos aquieta con su amor. Deténgase por un momento y beba un trago de su agua purificadora.

Viviendo en la gracia

Algunos meses atrás, mi esposo y yo fuimos al centro histórico de nuestra ciudad para desayunar. Estacionamos nuestro auto frente a un negocio que recién había cerrado y noté dos cosas que surgieron proféticamente desde mi interior. La primera fue la dirección del negocio. Los números en la ventana eran “111”.

Cuando vi los números en la ventana del frente, instantáneamente tuve una visión de Dios con un “cronómetro” en su mano. Mientras hacía click para resetearlo, en lugar de aparecer los tres ceros (como yo esperaba), el display mostraba “111”. Dios me habló que le estaba dando a mi pueblo un comienzo fresco, pero que nunca comenzamos desde cero o de la nada. Nuestro lugar de partida es el Dios triuno, el “tres en uno”.

“Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos” (Efesios 4:4-6).

Luego noté el nombre en el vidrio del negocio: “Viviendo en la gracia”. Allí mismo oí al Espíritu del Señor diciéndome: “Si estuviera en el negocio de vender la gracia, también hubiera quebrado”.

El mensaje completo de la gracia es que es “gratuita”. Por lo tanto, ¡el negocio de Dios sigue funcionando! Mientras avanzamos en este año, estamos ingresando en el año de la manifestación de su gracia asombrosa. Debemos depender por completo sólo de su gracia. Hay un Dios y sólo uno, es el único que salva por gracia. Él nos invitó y continúa haciéndolo, a vivir una “vida en la gracia”, el lugar donde vivimos sólo por la gracia.

¡No debemos andar buscando una vestimenta porque nuestra vestidura fue provista por la justicia de Cristo! Él es nuestra cobertura. Podemos dejar ir la culpa y la vergüenza de las mascaras hechas por manos de hombre, escondiéndonos de Él. ¡Podemos conocer que somos totalmente aceptados, amados, recibidos y cubiertos!

Él reseteó el cronómetro para aquellos que están corriendo su gran carrera. Los números son 111 y permanecerán así por toda la carrera porque Él es uno (Padre, Hijo y Espíritu Santo), quien nos llevará hasta la línea de llegada.

Pablo escribió en Filipenses 3:9: “…y encontrarme unido a él. No quiero mi propia justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe”.

Cara a cara

Ahora que se nos recordó que podemos estar ante Dios cara a cara, por medio de la gracia que nos fue entregada y por medio de la justicia de Cristo, podemos desechar cada creencia con la que nos pusimos de acuerdo concerniente a la culpa y la vergüenza.

Conozco a un joven que se casó hace poco, él es norteamericano y ella canadiense. Debido a los procesos migratorios, no pudieron casarse por un año. La separación es agonizante para la joven pareja porque están profundamente enamorados. Decidieron que el joven viajara para estar cerca de Canadá por algunos meses mientras ella trabajaba en su status migratorio.

Los padres del joven se alarmaron un poco por esto porque durante su compromiso lo más sabio era quedarse en Estados Unidos y trabajar para poder ahorrar dinero para su casamiento, porque él no podía trabajar en Canadá. Cuando sus padres le preguntaron acerca de esto, su respuesta fue: “Yo sé que no tiene sentido, ¡pero debo estar cara a cara con ella!”.

Esta es una imagen hermosa del anhelo del Señor por su Novia. Él también abandonó su hogar para estar cara a cara con ella y redimirla para Él. Hasta hoy, Él anhela tener con nosotros una intimidad cara a cara para sentir el soplo de su amor. Creo que habrá muchas cosas que el Señor nos pedirá en el futuro cercano que no tendrán sentido para la sabiduría de los hombres, en una medida mucho mayor que en el pasado. Todo tiene que ver con su anhelo por tener intimidad y estar cara a cara con su Novia.

Hay un lugar para dejar el confinamiento de aquello que conocemos y aún lo que aprendimos, para entrar en el lugar donde vivimos conforme a sus anhelos. Aunque para conocer los anhelos del Señor, debe estar muy cerca de Él, porque los susurra en momentos de intimidad.

Santo y aceptable

“Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:1-2).

Finalmente, quiero alentarte a permitir que el Señor haga una obra profunda de transformación dentro de ti por medio de la renovación de tu mente. Creo que aún aquellos que se consideran amantes íntimos de Dios, pueden caer en una rutina donde comienzan a caminar por lo que aprendieron, en lugar de ser guiados por el Espíritu.

Podemos acostumbrarnos tanto a la vida Cristiana (caminando en todo lo que aprendimos) que comenzamos en su nombre porque nuestra mente volvió a tomar el control. Aunque estos pensamientos y caminos pueden estar basados en verdades bíblicas y enseñanzas piadosas, el conocimiento aparte de la guía del Espíritu, puede llevarnos a seguir una dirección en la cual el Señor no está.

¡Queremos conocer la voluntad de Dios que es apropiada, agradable y perfecta! No queremos asumir que la voluntad del Señor se pueda discernir por las experiencias o las enseñanzas del pasado, sino por caminar en intimidad, cara a cara, más allá de cualquier ejercicio mental o pensamiento natural. Personalmente, quiero vivir en el lugar de los “anhelos” del Señor. Quiero ser la respuesta a sus anhelos mientras Él es la respuesta a los míos. Quiero oír y moverme desde el lugar donde oigo los susurros del Señor. Fuimos invitados a esta clase de vida cara a cara que nos prepara como esa Novia, sin arrugas ni manchas.

“El Espíritu y la novia dicen: ¡Ven!; y el que escuche diga: ¡Ven! El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida” (Apocalipsis 22:17).

¡Beba profundamente!

Kathi Pelton

1 comentario:

GerardoA dijo...

Buena entrada. Estos son tiempos determinantes de vivr en plena comunión con el E.S. manchhas ni arrugas, imposibles el vestido de la novia, sçolom que somos esposa de Rey. (Su Iglesia)
beidiones en todo lo que emprendas en este tiempo. Kadosh. G.A.