Por Sean Feucht
Cuando me enteré hace poco tiempo que mi padre tenía un gran tumor cerebral en Nueva Zelanda, mi familia y yo tuvimos que correr con ese asunto. Debo ser honesto al decirle que nunca antes había enfrentado una situación como esta en toda mi vida. Justo cuando terminaba mi primer libro y estaba a punto de enviárselo a los editores, sentí que tenía todo bajo control respecto a lo que Dios está haciendo con mi vida en este tiempo. Pero esta situación me tomó fuera de base. Ahora sé lo que se siente al estar quebrantado como nunca antes en toda mi vida.
Esta situación expuso cada temor, pensamiento de ansiedad y mentira de incredulidad que de alguna manera se escondió en la profundidad de mi alma. Pero así como el enemigo trabajó en contra de mi familia con furia para tratar de hacerme caer en el desánimo, el temor y el pánico por medio de los reportes médicos, Dios me atraía cada vez más hacia Él. No podía explicarlo con claridad, pero es una cercanía extraña de su presencia que se negaba a apartarse de nuestro lado. Sin importar si estaba orando, adorando, reunido con los médicos o teniendo una conversación casual, había una atmósfera de paz y reposo que nunca antes había conocido.
No estoy para nada impresionado con la estrategia del enemigo o con sus obras de maldad. Mi familia y yo confiamos plenamente, creemos y esperamos una sanidad milagrosa que traiga gloria a Dios. No tenemos otra opción. Pero me siento impulsado a compartir algo de mi experiencia de fe, porque sé que lo fortalecerá y desatará una esperanza fresca en su corazón.
Hay una palabra para la Iglesia ahora mismo que no puedo dejar de pensar a la luz de las experiencias de las últimas semanas que pasé: “Es alegre”.
Su mayor arma secreta
Dios reveló con claridad y activó lo que creía que era su mayor arma secreta en estos últimos días en contra de cada plan y estrategia perversa del enemigo. Esta estrategia es simplemente su Esposa llenándose de vida. Aunque crecí en la Iglesia toda mi vida y acudí por lo menos 87 veces al altar para entregarme al Señor antes de lo seis años, nunca fui testigo de la fortaleza, el poder y la fuerza que se generaba cuando la Iglesia se transformaba en una realidad viva en mi vida.
Cada vez que aparecen noticias como estas, nos sentimos abrumados y atónitos con el clamor global de la Iglesia para pelear, sostener, alentarnos y afirmarnos en cada paso del camino para pelear por nuestro avivamiento y sanidad. Hubo personas que dejaron de hacer sus cosas, viajaban largas distancias y nos entregaban cantidades de recursos para ayudarnos en nuestro tiempo de necesidad. Hubo comunidades enteras por todo el mundo que organizaron cadenas de oración las 24 hs del día, los 7 días de la semana para cubrir a nuestra familia, aunque nunca tuvieron el privilegio de conocer a mi padre. Varios amigos cercanos se negaron a abandonar sus ayunos hasta que se desatara una sanidad completa. Las relaciones de pacto nunca fueron tan fuertes en mi vida y esto me llenó de fuerzas y fuego como nunca.
Por la naturaleza de esta enfermedad agresiva y demoníaca para la cual no hay cura médica, la Iglesia se dio cuenta que una respuesta sobre la vida de mi padre, establecería un precedente legal para que se soltaran sanidades y respuestas para todos aquellos que están bajo ataques de enfermedad por todo el mundo. Miles o millones de vidas son cortadas antes de tiempo cada año por diversos tumores. Estamos orando para ver la manifestación de las respuestas más contundentes durante las últimas semanas, aún sobre la vida de mi padre. Pero nuestras oraciones y clamores están enfocados en erradicar los tumores y el cáncer de toda la humanidad. La Iglesia se fortalecerá con la simiente prometida que aplastará la cabeza de la serpiente conforme a Génesis 3:15.
Es flexible
La Novia de Cristo es hermosa y poderosamente flexible. Aunque somos conscientes de los asuntos y desafíos de la Iglesia en Occidente, en esta hora Dios está mostrando su flexibilidad para pelear, perseverar y vencer como Él. Se deben eliminar las ofensas, excusas, sarcasmos, cinismos y engaños que se levantan en nuestros corazones, mientras recuperamos la frescura en el mandato del Cuerpo para transformar al mundo.
Estaba predicando en Greensboro, Carolina del Norte, cuando el Señor bombardeó mi espíritu con la promesa de Jesús que aún las puertas del infierno no prevalecerían en contra de la Iglesia (Mateo 16:18). Mientras miramos la devastación, el hambre, las guerras y las fuerzas del infierno que sueltan muerte y temor sobre todo el mundo, sólo un poder es capaz de confrontar y combatir este reino. Sea el tsunami de Indonesia, el tráfico humano de esclavos en Cambodia, el tremendo terremoto en Haití o el tumor canceroso en Virginia, la Iglesia siempre fue la primera en llegar a la escena para responder, extender sanidad y esperanza hacia el mundo. Llenos del mismo poder que levantó a Jesucristo de la tumba, es brillante y radiante para demostrar el Reino y las obras del Cielo hacia los quebrantados y oprimidos.
“Ella es flexible”. Aunque satanás trabaja implacablemente para sacudirla y extinguirla por medio de la persecución, la muerte, la apatía y el espíritu del humanismo, se vuelve a levantar más fuerte. Esta evidencia se puede ver con claridad hoy en la Iglesia en China, India, Irán y aún en los campus universitarios de EEUU, explotando de una manera sin precedentes en la historia en medio de la adversidad.
El clamor sostenido
Le estoy escribiendo desde la ciudad menos alcanzada y con menos Iglesias en el continente Americano. Más de 85 naciones, 5500 atletas, dignitarios de jerarquía y jefes de estado llegan a Vancouver, Canadá, representando un flujo de cientos de miles de personas. Este es el mayor evento deportivo y cultural de los últimos dos años y los ojos del mundo estarán enfocados en esta ciudad.
Una vez más, la Iglesia se posicionó correctamente en medio de este frenesí caótico de adoración, intercesión y amantes de Cristo de todas las denominaciones e Iglesias que encendieron la antorcha de la intimidad y el amor por 24 horas. Lo hicimos hace dos años en Beijing con la Iglesia subterránea y estamos aquí una vez más con una fe fresca y alegre. Es un clamor sostenido y unificado que reverberará por toda la ciudad de Vancouver y hará eco en los corazones de las tribus de cada rincón de la tierra. En la paz de su presencia, sabemos que todo es posible y nuestros corazones explotan con expectativa y fe para que ocurra un cambio en toda la región.
El espíritu del humanismo, las enfermedades incurables, el hambre, las guerras y los rumores de guerra, los desastres naturales y el cinismo, no harán retroceder a la Iglesia porque se acerca su mejor tiempo con velocidad. Brillará con una intensidad que atraerá a las “naciones hacia su luz y a los reyes hacia el brillo de su amanecer” (Isaías 60).
Únanse a nosotros con sus oraciones para desatar un avivamiento global por todo el mundo y para que se vaporicen los tumores mientras nos afirmamos con una alegría que revela el espíritu vencedor de Jesucristo.
“Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos” (2 Corintios 4:8-9).
¡La Iglesia está alegre!
Sean Feucht
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