Por Bobby Conner
Es imperativo que seamos conscientes acerca de nuestra identidad en Cristo. En Colosenses 2:9 descubrimos este hecho central concerniente a Cristo: “Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo…”. El siguiente verso es revolucionario y cambiará completamente nuestra óptica en la vida. Colosenses 2:10 dice: “… y en él, que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes han recibido esa plenitud”.
Estamos completos y eso significa que no nos falta nada porque habitamos en Él. Habitar en Cristo y permitirle fluir con libertad a través de nosotros nos permite funcionar con mayores niveles de éxito mientras cumplimos con el llamado de Dios en nuestra vida. Comprender nuestra verdadera identidad es esencial para obtener nuestro destino divino. Estamos llamados al éxito caminando en victoria: “… pues como él es, así somos nosotros en este mundo” (1 Juan 4:17).
La tarea que nos encomendó no es pequeña, debemos restaurar las herencias desoladas de muchas generaciones. Isaías 49:8 dice: “Así dijo Jehová: En tiempo favorable te oí, en el día de salvación te ayudé. Te guardaré y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades…”. Este es el tiempo aceptable. En otras palabras, es el tiempo donde fluye el favor de Dios. Este es el tiempo donde el Cielo se abre para nuestras oraciones.
La Palabra de Dios nos promete que recibiremos cualquier cosa que pidamos de acuerdo a su voluntad (1 Juan 5:14–15). En el mismo pasaje de Isaías dice que “este es el día de salvación”, un día para recibir la ayuda y el apoyo del Señor (Salmo 121:1–5). Este también es el día de la restauración de las herencias desoladas. ¡Debemos esperar todo lo que perdieron las generaciones pasadas! Dios está levantando la promesa de Joel 2:25: “¡Restauraré!”.
Seremos establecidos como sacerdotes del Reino. Nunca antes hubo un tiempo tan increíble para el avance del Reino de Dios. Estamos en su Reino para “un tiempo como este” (Ester 4:14) porque su Reino está en nosotros para un tiempo como este.
Bobby Conner
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