Por Mahesh y Bonnie Chavda
¡La palabra para hoy y para esta hora es cambio! Estamos en un punto de quiebre. Muchos de ustedes lo están percibiendo a nivel personal y con toda certeza lo estamos viendo en nuestra nación, en nuestra economía y en el resto del mundo.
Un punto de quiebre es el momento donde algo cruza una línea de no retorno. Es el punto de ebullición o el punto de crisis, donde el momentum que se estuvo edificando detrás de escena repentinamente se hace público. Cuando esto ocurre, el poder que se suelta trae cambios irreversibles.
El mundo está en una crisis. Existe un choque de poderes rivalizando por el destino de nuestra nación. Pero nosotros, el pueblo de Dios, cargamos la autoridad del Cielo para revertir la crisis en un cambio hacia los planes y propósitos eternos en nuestra generación. Jesús dijo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18). La Iglesia no solo es el agente de cambio para llevar a la gente hacia el Reino, sino para traer el Reino a la Tierra. Tenemos el mandato de escribir la historia.
Espera una señal
Hace algún tiempo el Señor me trajo la imagen del rostro de una mujer joven con los ojos de Bonnie. Fue como si Él la estuviera mirando a través de mis ojos. Aunque no seguí toda la historia de cerca pude reconocer que la mujer era Amanda Knox, quien en ese tiempo estaba apelando su caso ante la Corte Suprema de Italia. Mientras miraba pude oír al Señor que decía: “Quiero que ores por amnistía y luego espera una señal relacionada con la estación en la que se encuentra la tierra debido a la obra de la Cruz”. Durante los próximos días hice exactamente eso. No conocía los detalles de su caso. Desconocía si era inocente o no, pero oré por amnistía en el juicio que había en contra de ella.
Pocos días después la acusación de Amanda Knox por el asesinato de su compañera de cuarto se revirtió y en cuestión de horas ella estaba en un avión hacia su casa, luego de pasar cuatro años y medio en una prisión italiana.
Es interesante que justo antes de la liberación de Amanda, durante la fiesta de los Tabernáculos, tuvimos una segunda señal en Israel. Gilad Shalit, un joven soldado que fue secuestrado y retenido cinco años por terroristas, repentinamente se encontró con su familia luego que Israel lo cambiara por 1027 prisioneros. Fue como si Isaías 43 se desplegara ante nuestros ojos: “Pero ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas. Yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador; yo he entregado a Egipto como precio por tu rescate, a Cus y a Seba en tu lugar” (Isaías 43:1-3).
Dios nos está llamando a hacer cambios en nuestra manera de pensar, en nuestra intercesión, en nuestras declaraciones proféticas y en nuestras expectativas. Estamos en un tiempo de amnistía. Esta palabra significa perdón por las ofensas en contra de un gobierno. No implica la absolución por ser inocente. Significa perdón amplio, remoción de todo juicio y penalidad en contra de la parte culpable. Estas son buenas noticias para nosotros a nivel personal y también para el mundo.
A menudo nos mantenemos a nosotros mismos y a los que nos rodean en una prisión de culpa por las ofensas legítimas en contra de nosotros y en contra del gobierno de Dios. “… pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios…” (Romanos 3:23). Pero la gloria de Dios es quitar todas nuestras ofensas por el poder de la sangre derramada de Cristo. Y nuestra gloria es extender esta amnistía hacia todos los que nos rodean. Necesitamos hacer un cambio y permitir que la realidad de la Cruz y la obra de Cristo transformen nuestras oraciones.
Armonizar con el cielo
¿Cómo implementamos este cambio? Comienza por alinearnos con la voz del Cielo. Con demasiada frecuencia los cristianos comenzamos a armonizar con una teología que desplaza el poder y la obra de la Cruz. Jesús es la propiciación por nuestros pecados. La ira y el juicio de Dios fueron satisfechas. Jesús tomó el castigo por nuestros pecados y por sus heridas fuimos sanados. Este es el mensaje del Evangelio que llevamos: sanar a los enfermos, liberar a los oprimidos, predicar el Evangelio y traer la cosecha con señales, maravillas y milagros. Si nuestra teología nos mantiene a nosotros y a nuestra nación centrados en el tema del juicio, este es el día para hacer un cambio en nuestra manera de pensar. La tierra está centrada en la victoria de la Cruz. “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). Ocurrió un gran intercambio: el juicio que nosotros merecíamos por Él. Cuando Jesús salió de la tumba triunfó sobre todo poder y principado, sujetando debajo de sus pies todo lo concerniente a este mundo y al mundo venidero.
Steve Jobs dijo: “Estamos aquí para hacer una mella en el universo”. Se produjo más que una mella en el universo cuando Jesús se hizo carne y tomó forma de hombre para venir a la tierra a cumplir una misión. Esa misión es la amnistía para toda la creación. Esas son las buenas nuevas del Evangelio. Es la solución a cada conflicto espiritual entre Dios y el hombre, para todos los conflictos entre los hombres y la respuesta al clamor de la Creación.
Es tiempo de pararnos en la estación del favor que vino cuando Jesús se sentó triunfante en su Trono (2 Corintios 6:2). Es tiempo de subir a la ciudad y tomar posesión de nuestra herencia. Es tiempo de tomar agresivamente las promesas de Dios y perseverar hacia el punto de quiebre para que su gloria se derrame hoy sobre toda la tierra.
Este es el buen año de Dios para actuar (Lucas 4:19). La vida de Jesús, su muerte, sepultura y resurrección, es el punto de quiebre para el cosmos que está dejando una gran marca en la historia en nuestros días. La tierra está en el período de amnistía ofrecido hasta que Jesús regrese. Por eso debemos ponernos en armonía con el Cielo y pegar la vuelta, revertir nuestro camino y hacer un cambio.
Mahesh y Bonnie Chavda