miércoles, 11 de junio de 2014

Pariendo las promesas de Dios: “Prepárese para pujar”

Por Elaine Tavolacci 

clip_image002En el Nuevo Testamento leemos acerca del ángel Gabriel apareciéndose a María para decirle que iba a concebir y dar a luz un Hijo, y su nombre sería Jesús. La respuesta de María fue: “Aquí tienes a la sierva del Señor, contestó María. Que él haga conmigo como me has dicho” (Lucas 1:38). El Espíritu Santo me está mostrando que aunque cada uno de nosotros tengamos una promesa de Dios, algunos están demasiado cansados a nivel espiritual y emocionalmente agotados. El tiempo de preñarse de las promesas de Dios puede ser agotador y parecer demasiado largo, pero no debemos debilitarnos a lo largo del proceso. El embarazo natural se puede medir en tres etapas llamadas trimestres. Muchos de nosotros estamos en el tercer trimestre. No debemos abortar al bebé porque la fecha del parto está cercana. Necesitamos prepararnos para pujar.

“Estamos a punto de dar a luz aquello para lo cual estábamos predestinados”

El Señor dice: “Estás a punto de romper la bolsa de las aguas para dar a luz. Debes mantenerte fuerte y enfocado durante el proceso. Hay dones que estuvieron dormidos dentro de tu vida y llegó el momento de dar a luz lo que te impartí. Las puertas están a punto de abrirse para lo que te llamé a hacer”clip_image003.

Juan 16:21 dice: “La mujer que está por dar a luz siente dolores porque ha llegado su momento, pero en cuanto nace la criatura se olvida de su angustia por la alegría de haber traído al mundo un nuevo ser”.

“Aunque la espera fue ardua, estás a punto de dar a luz aquello para lo cual estás predestinado. Estuviste en hibernación demasiado tiempo y tienes temor de ponerte de pie, pero este es el tiempo para entrar en aquello para lo cual fuiste creado”.

Lucas 1:26-28 dice: “A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea, a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David. La virgen se llamaba María. El ángel se acercó a ella y le dijo: ¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo”.

 “Así como el ángel Gabriel se presentó ante María y le dijo que era muy favorecida, hoy te digo que tú también eres muy favorecido. No concebiste por inseminación artificial, sino por mi Espíritu”.

“Estableceré gente en tu vida que estará preñada con la misma visión”

“La semilla que implanté dentro de tu espíritu comenzará a fructificar y regenerará mi presencia divina operando dentro de ti. Así como María fue impregnada sobrenaturalmente, también concebirás de manera sobrenatural. Tú también llevas algo muy valioso que cambiará el mundo si te sometes a ello”.

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“Así como Elizabeth, la prima de María, también estaba embarazada y el bebé saltó dentro de su vientre, también traeré a otros hacia tu vida que cargan un destino divino. Estableceré gente en tu vida que también estará embarazada con la misma visión. Son aquellos que se encuentran alineados con el mismo sueño. Juntos trabajarán al unísono y no habrá desunión alguna”.

Juan 3:6 dice: “Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu”.

“Confía en Mí cuando sientas que el proceso es demasiado dificultoso. Debes saber que soy Yo trabajando tanto en el querer, como en el hacer todo para mi buen agrado. No digas que este es un lugar incómodo, debes saber que es necesario para llevarte hacia mi propósito y mi plan para tu vida. Conocerás que estás en el tercer trimestre porque la incomodidad se intensificará. No trates de inducir el parto antes de tiempo, debes darle la bienvenida a mi plan en la medida que se va manifestando. Este no es el tiempo para abandonar, debes estar listo para pujar, porque pronto verás el cumplimiento de las promesas que tengo para tu vida”, dice el Señor. 

Elaine Tavolacci

(www.elijahlist.com)

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