jueves, 5 de junio de 2014

Un encuentro para vencer el sabotaje

Por Theresa Phillips

Theresa_Phillips.2Estaba leyendo frente a una ventana, calentándome con el calor del sol, cuando pude oír con claridad la palabra “sabotaje”. Esto comenzó a movilizarme durante un breve momento, cuando repentinamente el Espíritu de Dios me envolvió con una paz enorme. Levanté mis manos y comencé a alabarlo con paz en mi corazón, agradecida porque Él reina y ama a través de mi vida.

¿Qué significaba la palabra sabotaje? El diccionario dice: “acción para esconderse que se toma para minar o destruir los esfuerzos o los logros de otro”. Luego comencé a llorar y gemir, porque supe lo que estaba ocurriendo. El enemigo del Señor estaba a punto de hacer algo. Una vez más, sentí que una determinación me arropaba. Luego sentí la urgencia de levantar mis manos una vez más y bendecir a Jesús por todo lo que había hecho. Percibí que se estaba por manifestar un mensaje profético. Uno o dos días después, estaba hablando con un amigo cuando repentinamente recibí una visión. ¡Quiero compartir las cosas que vi porque son muy poderosas!

“¡Vengan a la mesa! Tengan comunión con Dios”

Pude ver un candelero y oí al Señor que decía: “Este es tu ministerio”. Luego pude ver otro y otro más. Pude ver que todos estos candeleros hermosos de plata eran parte de un candelabro de estilo exuberante. Pude ver una mesa muy pulida delante de mí, era larga y estaba hermosamente adornada. Pude ver que el candelabro se movía hacia la cabecera de la mesa. Repentinamente, pude ver muchos candeleros que se unían y todos se transformaban en un candelabro exuberante. Todos ellos estaban sobre esta mesa muy pulida. Cada candelabro se movía cruzando la mesa, eso me recordó el mar de cristal del cual se habla en Apocalipsis 21. Instantáneamente supe que no estaba viendo algo sólo por debajo, debía estar por encima.

Pude oír una voz moviéndose a través de la atmósfera que clamaba con pasión: “¡Vengan a la mesa y tengan comunión con Dios!”. El ser celestial estuvo cerca sólo por unos segundos. Ahora estaba de pie en un portal mirando hacia la mesa cuando oí: “Entra, amada”. Me moví hacia adentro y las cosas que pude ver y oír me asombraron. Comencé a ver gente sentada en la mesa, algunos eran bien conocidos, algunos eran parcialmente conocidos y otros completamente desconocidos: Pero todos eran iguales en la mesa.

Volví a oír la palabra “sabotaje”. Estaba de pie en silencio cuando pude ver al Señor que se acercaba a la mesa vistiendo una túnica púrpura y blanca, con una faja púrpura en su cintura y una corona muy elaborada de oro sobre su cabeza. Lo acompañaban varios ángeles que cargaban armaduras y sostenían escudos que decían “alabanza” (aún mientras escribo puede ver esta imagen). Toda la asamblea estaba en silencio. En eso habló brevemente: “Estoy soltando nuevas estrategias sobre sus vidas. Los ayudaré a detener el sabotaje que está ocurriendo entre ustedes. Están siendo atacados y estuvieron en dolor”.

Jeremías 29:11 dice: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes, afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”.

“Sí, deben ayudarse unos a otros y demostrar unidad como nunca antes se les pidió. Les estoy pidiendo que hagan la paz con sus hermanos y hermanas. Dejen de hablar de ellos, porque son mis hijos. Los llamé a todos a venir a esta mesa y cenar conmigo”.

Estrategia para ganar y vencer este ataque de sabotaje

Repentinamente, en la mesa había toda clase de alimentos, aunque aún no los habíamos tocado. Cada persona estaba mirando al Señor y Él nos miraba a los ojos anhelándonos. Me pude ver en esa mesa y quise esconderme debajo. Antes de poder pensar, comencé a recordar quien es, quien era y a todos los que fueron convocados a la mesa del Señor. Comencé a pedir perdón en silencio por las palabras que había hablado en contra de algunos ministros, la Iglesia y aún sobre mi propia nación. Las lágrimas comenzaron a caer por mi rostro: “Padre celestial, perdóname”.

Luego note que cada uno en la mesa estaba haciendo lo mismo. Fuimos llamados a un arrepentimiento corporativo que el Cielo estaba registrando. Luego el Señor me volvió a hablar: “Ve y haz discípulos de todos los hombres. Ve y vive en unidad. Ve y sé amigo de los miembros desechados de esta sociedad basada en la fe y tráelos de regreso a la casa la próxima vez que los visites”. Mis ojos se llenaron con lágrimas y al mismo tiempo sentí vergüenza de mí. Supe que me había entregado la estrategia clave para ganar y arrasar con este ataque de sabotaje. Luego comencé a compartir esta visión.

Oración de amor

Ahora oro por:

1. El amor cubre que multitud de pecados (1 Pedro 4:8).

Amado Jesús, ¡ayúdame a amar como Tú!

2. Honrar al liderazgo

1 Timoteo 5:17: “Los ancianos que dirigen bien los asuntos de la iglesia son dignos de doble honor, especialmente los que dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza”. Jesús, ayúdame a mostrar honra.

3. Dar

Lucas 6:38: “Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes”.

Amado Jesús, ¡permíteme dar como nunca antes!

4. Restauración para la familia de Dios

Gálatas 6:1: “Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado”.

Jesús, ayúdame a amar a mis hermanos y restaurarlos con amor y honra para que puedan cumplir su destino en sus vidas y completar tu visión aquí en la tierra, para que los hombres sean salvos y estén dispuestos a servirte.

Victoria: ganamos en unidad

Estallé en alabanza y me levanté en victoria, cuando volví a ver los escudos que decían “alabanza”. Mi fe comenzó a levantarse. Comencé a adorar a Jesús con una victoria fresca en mi propio corazón. Mientras miraba estos escudos, pude notar que la mesa estaba limpia y nadie había comido los alimentos. Probamos la bondad del Señor y fuimos transformados para siempre. Jesús nos mostró una vez más un momento redentivo para todos.

Amado lector, le pido que se una a mí y caminemos como uno con Jesús. Unámonos al rango celestial del pacificador y manifestemos las alabanzas a Aquel que nos ama. Caminemos aquí debajo hombro con hombro para mostrarle al mundo que estamos listos y dispuestos a servir y obedecer al Dios del Cielo. Dejemos a un lado las diferencias que traen confusión a los cristianos alejados y a los que aún no conocen a Jesús. Debemos escoger la ascensión y recibir nuestra visión desde arriba juntos en la mesa de Dios y tener comunión con Él en oración, con una revelación fresca del Espíritu Santo. Yo fui transformada para siempre y oro para que usted también lo sea.

Nunca más habrá sabotaje, venceremos con la unidad. ¡Alabado sea Jesús!

Theresa Phillips

(www.elijahlist.com)

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