Por Bobby Conner
Me encanta descubrir pasajes de las Escrituras escondidos
que solo algunas personas oyeron mencionar. Este es uno de esos pasajes: “La cama es demasiado estrecha para estirarse en ella, la manta es demasiado
corta para envolverse en ella” (Isaías 28:20).
Una metáfora colorida y sarcástica es
empleada por el profeta Isaías para describir la condición en la cual el pueblo
de Dios se encuentra, como resultado de su fracaso en seguir la guía perfecta
del Señor. La cama es demasiado corta y la cobertura es demasiado estrecha. Esto habla de la futilidad absoluta de tratar de estar
satisfecho, tranquilo y cómodo, cuando una persona toma la decisión de
apartarse de la voluntad y los caminos del Señor.
Los mejores planes establecidos por los
hombres son decepcionantes y terminan en fracaso, sin la participación de Dios.
Esto se revela con claridad en la saga de la humanidad tratando de edificar su
propio acceso al Cielo, solo para descubrir que esto es una locura y un intento
inútil. No podemos llegar al Cielo sin Dios (ver Génesis 11:1-9).
Cuando alguien es dirigido por la lujuria de
la carne, buscando el contentamiento y la paz personal, cambia la tranquilidad
del alma por una mente turbada. Como la mentalidad carnal es enemiga de Dios,
porque no está sujeta a la ley de Dios, ni puede estarlo. En consecuencia,
quienes están en la carne no pueden agradar a Dios.
“La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se
somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la
naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven
según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de
Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.
Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero
el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el
Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el
mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos
mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes” (Romanos 8:7-11).
La persona carnal, la persona que continúa
rendido a los deseos de la carne, no puede tener contentamiento real; su espíritu
es como un mar tormentoso. Recuerde, se nos advierte que el hombre de doble
ánimo es inestable en todos sus caminos (ver Santiago 1:8). Su estilo de vida
de pecado los deja incómodos e incapaces de descansar, sus almas están bajo una
tormenta de problemas.
“… pero los malvados son como el mar
agitado, que no puede calmarse, cuyas olas arrojan fango y lodo. No hay paz
para los malvados, dice mi Dios” (Isaías
57:20-21).
Las Escrituras nos recuerdan que los planes
del hombre sin la guía de Dios, siempre terminarán en fracaso (ver Proverbios
14:12). La mesa demasiado corta revela la insuficiencia de las intenciones del
hombre para producir la paz, la tranquilidad del corazón y el alma, que tanto
necesita. Este es el fruto que Dios le ofrece a todos los que confían en Él y
lo obedecen (ver Isaías 26:3).Verdaderamente
solo mientras nos mantenemos firmemente enfocados en Cristo, obtendremos y
mantendremos la paz del alma. Las Escrituras establecen que la recompensa grande
que perdura viene para aquellos que buscan conocer a Dios con mayor profundidad
e intimidad.
“Sométete a Dios;
ponte en paz con él, y volverá a ti la prosperidad” (Job 22:21).
“En el Todopoderoso te deleitarás;
ante Dios levantarás tu rostro” (Job
22:26).
Nunca se olvide que la
verdadera paz viene de Cristo Jesús (ver Juan 14:27). La
paz genuina es uno de los dones impartidos por el Espíritu Santo (ver
Gálatas 5:22).
“... porque el reino
de Dios no es cuestión de comidas o bebidas sino de justicia, paz y alegría en
el Espíritu Santo” (Romanos
14:17).
Puntos a considerar
Si usted estuvo sintiendo un cansancio
inusual en los últimos tiempos, la siguiente puede ser una de las razones. Quizá
está tratando de encontrar un lugar que heredó de alguien más, una “cama”
que es demasiado pequeña para usted. Existe una insatisfacción dentro de
nosotros cuando no estamos haciendo lo que Dios nos llamó a realizar o lo que
está destinado para nosotros. Cuando estamos caminando en la voluntad de Dios,
tenemos paz y contentamiento (ver Filipenses 4:11).
Quizá usted fue como el bebé frustrado que
simplemente ha superado su cuna perfecta. El
Reino de Dios está en continua expansión. Debemos aprender a crecer y
adaptarnos a ello. Podría
ser que la “manta
doctrinal” que una vez lo mantuvo tan acurrucado y calentito, ahora
es demasiado estrecha como para cubrir la expansión de su revelación interior.
No está solo en su agitación. Sin embargo, no
se puede quedar en ese tipo de cama… o tratar de cubrirse a sí mismo con esa
especie de manta (ver 1 Timoteo 6:6). Dios está
agitando nuestras almas para buscarlo a Él de una manera más profunda (ver
Jeremías 29:12-13). Es tiempo para expandir
nuestros horizontes espirituales.
Una senda descendente
Un espíritu descontento y agitado no es algo
que se deba tomar a la ligera, ese es un plan para el desastre y la
destrucción. ¡Nunca se olvide que hay un costo enorme por una vida conformista!
El placer del pecado trae consigo consecuencias horrendas (ver Romanos 6:23).
2
Samuel 11:1-5 dice: “En la primavera, que
era la época en que los reyes salían de campaña, David mandó a Joab con la
guardia real y todo el ejército de Israel para que aniquilara a los amonitas y
sitiara la ciudad de Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén. Una tarde, al levantarse
David de la cama, comenzó a pasearse por la azotea del palacio, y desde allí
vio a una mujer que se estaba bañando. La mujer era sumamente hermosa, por lo
que David mandó que averiguaran quién era, y le informaron: Se trata de
Betsabé, que es hija de Elián y esposa de Urías el hitita. Entonces David
ordenó que la llevaran a su presencia, y cuando Betsabé llegó, él se acostó con
ella. Después de eso, ella volvió a su casa. Hacía poco que Betsabé se había
purificado de su menstruación, así que quedó embarazada y se lo hizo saber a
David”.
La puerta abierta para el espíritu de
agitación ocurrió cuando David no fue a la batalla, porque este era su lugar
ungido. Es muy importante atrapar y comprender que si no estamos en el lugar
donde se supone deberíamos estar, no habrá gracia en el lugar donde nos
encontramos. Permítame volver a decirlo: “Si no estamos donde Dios nos dijo que deberíamos estar,
entonces no hay gracia en el lugar donde nos encontramos”.
David estaba agitado y pronto se encontró en
una senda descendente. Estaba aburrido y agitado, entonces dio un paseo. Note
este camino descendente. Primero, estaba fuera de la voluntad de Dios. Segundo,
por estar descontento, se entregó a una distracción demoníaca: Observó a una
mujer desnuda en una bañera. Un
espíritu de lujuria arropó su corazón y David tomó la mujer de otro hombre. Esta
historia es familiar para todos. Un espíritu de descontento nos lleva hacia una
puerta abierta para las distracciones demoníacas y luego trata de satisfacer la
lujuria de los ojos. Un intento fallido por cubrir su pecado sexual, pronto lo
guio hasta la muerte de Urías, un guerrero leal y poderoso, cuyo nombre habla
de ser “llama
y luz para Dios”. Las Escrituras
nos advierten: “Con seguridad su pecado
saldrá a la luz”.
Como derrotar un espíritu de
agitación
1) Enfoque su atención
en las cosas de arriba: ¡Las cosas celestiales!
“No se inquieten por nada; más bien, en
toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle
gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus
corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).
Medite en estas cosas
2) ¡Ocúpense con amor en
seguir al Señor!
“Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos” (Proverbios 17:22)
Jesucristo es el
Príncipe de Paz (ver
Isaías 9:6). Debemos rendirnos a Él, darle
el primer lugar en nuestro corazón y en nuestra vida. Sus planes para nosotros
son mayores de lo que pensamos (ver
Jeremías 29:11). En un mundo en problemas,
Jesucristo es la Roca sólida.
Bobby Conner
(www.elijahlist.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario