Por Jane Hamon
5779/2019
Dios siempre le está
hablando a su pueblo, pero en tiempos especiales de celebración y
conmemoración, los profetas y la gente profética reciben palabras del Señor que
nos enfocarán en esta nueva temporada. Mientras entramos en el año calendario 2019
y el año hebreo 5779, estamos pidiendo claridad y entendimiento sobre el
propósito de Dios para que podamos posicionarnos apropiadamente y cooperar con
el desarrollo de los deseos del Cielo.
La palabra presente
de Dios para un tiempo, con frecuencia nos conecta con las palabras de
temporadas pasadas. Las palabras proféticas son como las señales de una ruta
que confirman el camino y la dirección del Señor mientras continuamos
avanzando. Una señal podría indicar que debemos mantener la ruta previa y hay
algunas marcas de lo que debemos esperar. Otras palabras pueden indicar un
desvío o un cambio de dirección, aunque continuemos en el mismo camino. En los
últimos años, Dios me habló que estamos en un tiempo de anulaciones, tanto para
los individuos como para las naciones. Estamos en un tiempo de resurgimiento
donde recibiremos la recompensa del profeta, por citar algunas. Estas palabras
nos conectan con el corazón, el plan y el propósito de la reforma de Dios en la
tierra.
Este año mientras
oraba pude oír al Señor que me decía que este será un tiempo para dar a luz lo
que cargamos. El Señor está tomando a su pueblo y nuestra tierra para llevarla
desde la supervivencia hacia el avivamiento. Estamos en el año 30 del
nacimiento del mover profético y este es el tiempo para ver la recompensa del
profeta (Mateo 10:40-41), traducida en apertura, milagros, abundancia, aumento
y el Cielo peleando a nuestro favor.
“Ahora estamos entrando en
un tiempo de encuentros angelicales, donde no solo seremos consolados o inspirados
por la presencia de ángeles, también seremos capacitados con claridad y
revelación para los días por venir”
Definiendo el avivamiento
Es importante saber
que la definición de avivamiento no es solo una serie de manifestaciones o
cruzadas, sino revivir, volver a la vida, ser conscientes, tener vigor,
vitalidad, fuerza o una condición floreciente; un despertar espiritual para apresurar, restaurar y renovar la
esperanza y la confianza. Significa activar o poner las cosas en movimiento,
volver a hacer operativa o válida, apresurar o renovar la mente; recuperarse de
la depresión financiera, rejuvenecer, reactivar, resucitar y revitalizar. ¡Wow!
El avivamiento es para todos… los perdidos, los pródigos, los quebrantados,
los que están luchando contra la duda y la incredulidad, los que necesitan un
milagro con desesperación y los reformadores. ¡Estamos saliendo de la supervivencia para entrar en
un avivamiento! Veamos lo que esto significará para nosotros el próximo año.
Finalizando un ciclo para entrar en lo nuevo
El primer aspecto
importante de este nuevo tiempo se encuentra proféticamente en el número final
para el año romano y hebreo, el número nueve. El número nueve denota el final
de un ciclo, mientras terminamos esta década con un sentido de mirar hacia adelante
y no hacia atrás. Mientras miramos las Escrituras sobre el significado del uso
de este número, creo que hay varias claves interesantes y poderosas que nos
permitirán desatar una oleada de expectativa, revelación y transformación
efectiva para nuestras vidas, la Iglesia y nuestra nación.
En las Escrituras
encontramos que hay nueve dones del Espíritu Santo, nueve frutos del Espíritu
Santo y nueve virtudes que nos entregó Cristo para alinearnos con su corazón y
con los demás, a favor de la tierra. Pablo declaró: “No les hablé ni les prediqué con palabras
sabias y elocuentes sino con demostración del poder del Espíritu, para que la
fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino del poder de Dios” (1 Corintios 2:4-5).
En este tiempo
debemos ser continuamente llenos con el Espíritu Santo para concretar su propósito
divino. Debemos incrementar nuestro tiempo de oración en el Espíritu y activar
los dones del Espíritu Santo para experimentar su plenitud. También debemos
permitir el desarrollo del fruto del Espíritu Santo con las actitudes
correspondientes que ejemplificarán la justicia y nos hará libres del
confinamiento. Recuerde, los dones son
impartidos, pero el fruto debe crecer.
Será imperativo que
el pasaje de Efesios 1:17-18 esté operativo en nuestras vidas, mientras Dios
desata el espíritu de sabiduría y revelación en nosotros en niveles más
elevados y con nuevos requerimientos de función. Cuando el Espíritu Santo se revele de nuevas maneras,
seremos libres del pecado, libres de los hábitos y los patrones de derrota, y
de la mentalidad limitada que nos mantiene en la supervivencia. ¡El Espíritu Santo nos llevará desde
la supervivencia hacia el avivamiento!
Un tiempo para dar a luz la apertura
Así como una mujer da
a luz en el noveno mes, la Iglesia comenzará a dar a luz las aperturas que
estuvo gestando, desatando un tiempo de fructificación, bendición, gozo,
plenitud y cosecha. La novena letra del alfabeto hebreo es “Tet”. Los estudiosos dicen que
está asociada con la imagen de una mujer embarazada (aunque honestamente no
siempre puedo ver la similitud). Se dice que una mujer embarazada está en la “espera”. Pude oír el desafío del Espíritu Santo mientras
nos pregunta: “¿Qué
estás esperando?”.
Necesitamos movernos más allá de las desilusiones y los temores del tiempo
pasado de esterilidad o el estancamiento del alumbramiento espiritual y agitar
un avivamiento de nuestras expectativas ante Dios para ver que nuestra fe
produce la apertura que estamos gestando.
En la medida que la mujer
completa el noveno mes, se aumenta su incomodidad hasta el parto. A veces se
siente miserable en sus emociones, noches sin dormir y presión… pero hay un
gozo ante su camino. Ese gozo nos dará la gracia para resistir los tiempos de
desafío, conscientes que cuando llegue el tiempo de pujar… ¡nuestra vida
cambiará para siempre!
En Isaías 37:3, Ezequías
declara: “…
como cuando los hijos están a punto de nacer y no se tienen fuerzas para darlos
a luz”. Esta profecía fue
entregada al rey Ezequías, un hombre justo que fue un reformador que hizo
retornar a Judá hacia Dios y restauró la adoración en el templo. Fue fiel al
Señor, aunque su ciudad (Jerusalén) estaba siendo asediada por Senaquerib, el
rey cruel de Asiria, e iba a enfrentar una destrucción considerable si Dios no
intervenía.
“El poder de Dios hará que
una Iglesia inactiva, incapacitada, debilitada y limitada, explote con una
esperanza y una confianza renovada que activará anulaciones divinas en cada
circunstancia”
La asignación del Rabsacés
Tuve un sueño donde
una asignación espiritual era enviada contra un líder piadoso. El nombre del
enemigo era Rabsacés y venía a desparramar veneno sobre la espalda del líder y
luego tomaba una vara para golpearlo en la espalda, para que el veneno
penetrara y así quebrar al líder. La espalda representa el lugar de la fuerza
del hombre. Isaías 22 habla sobre la carga en el valle de la visión. La espalda
fue el lugar donde Jesús fue azotado para que podamos recibir nuestra sanidad.
Pero el enemigo quería derribar a Jesús, afligirlo con veneno, robarle la
sanidad y destruirlo. Pero antes que el Rabsacés pudiera completar su misión
destructiva, alertamos a las autoridades y lo capturaron. ¡Luego nos llevaron a
otro lugar y nos entregaron las varas para que azotemos su espalda!
¿Qué tiene que ver
este sueño con la historia del asedio de Jerusalén? Resulta que Rabsacés no era
el nombre de una banda de reggae, era el emisario de Senaquerib, su portavoz
enviado para desmoralizar a Ezequías y a sus ejércitos, tratando de hacerlos
bajar los brazos, arrojar sus armas y entregar la ciudad. Trató de convencer a
Ezequías y a sus líderes que Dios se había olvidado de ellos y no los salvaría.
Su nombre significa “príncipe jefe”
y bien puede ser una asignación demoníaca contra los verdaderos reformadores y
líderes de hoy. El Rabsacés llenaba el aire con acusaciones en contra de Dios,
en contra de los líderes y sobre la imposibilidad de su situación. Entienda que
estaba buscando cómo desparramar veneno e introducirlo en sus mentes para
derribarlos, someterlos a bajar los brazos y ser derrotados. ¡No permita
que el enemigo penetre en su mente! Lo convencerá que todas sus obras de
justicia y reforma no sirvieron para nada, finalmente creerá que Dios lo
abandonará y no oirá sus oraciones. ¿Es posible estar embarazado con la reforma
y no dar a luz? ¿Es posible estar embarazado con su respuesta milagrosa y
abortarla o parirla y abandonarla porque bajó los brazos?
En lugar de permitir
que el Rabsacés y sus palabras ponzoñosas les robaran la tierra, Ezequías buscó
al Señor para orar. Alentó a su pueblo con estas palabras llenas de fe en medio
de tiempos desesperados: “¡Cobren ánimo y ármense de valor! No se asusten ni se
acobarden ante el rey de Asiria y su numeroso ejército, porque nosotros
contamos con alguien que es más poderoso. Él se apoya en la fuerza humana,
mientras que nosotros contamos con el Señor nuestro Dios, quien nos brinda su
ayuda y pelea nuestras batallas. Al oír las palabras de Ezequías, rey de Judá,
el pueblo se tranquilizó” (2 Crónicas 32:7-8).
También mandó a
buscar al profeta Isaías que tenía una palabra de Dios para Él. Isaías se
presentó y le dijo a Ezequías que el Señor oyó sus oraciones. ¡Dios defendería
la ciudad! Luego le entregó una palabra profética de apertura que sonaba
imposible. Esa noche Dios envió un ángel que exterminó 185000 asirios y el
Rabsacés y Senaquerib regresaron a su país, solo para ser asesinados por los
suyos. ¡Dios peleó por Judá!
¡La oración y la
profecía cambiaron la batalla y provocaron la intervención celestial! La
recompensa del profeta se manifestó mientras Dios movilizaba el ejército de
ángeles para vencer al enemigo. Sobre esta situación, Isaías profetizó: “No prevalecerá
ninguna arma que se forje contra ti; toda lengua que te acuse será refutada.
Ésta es la herencia de los siervos del Señor, la justicia que de mí procede,
afirma el Señor” (Isaías 54:17).
Si usted recuerda, al
final de mi sueño la vara de castigo se aplicaba sobre la espalda del enemigo.
Isaías también profetizó sobre esto, es parte de la estrategia de batalla de
Dios para que nosotros hoy podamos quebrar el asedio de la supervivencia y
entrar en el avivamiento para un nuevo día. La voz del Señor sacudirá a los asirios
(sus enemigos). Los derribará con su cetro. Cada golpe que el Señor pegaba en
la espalda del enemigo con la vara de castigo, será la música de las arpas y
los tambores, mientras pelea la batalla con los golpes de su brazo (Isaías
30:31). ¡La voz del Señor y nuestras oraciones son un arma!
Si usted se encuentra
en un modo supervivencia… ¡arrepiéntase, ore y profetice! Si usted se siente
asediado… ¡arrepiéntase, ore y profetice! Si usted necesita un milagro que
parezca imposible… ¡arrepiéntase, ore y profetice! Si usted está implementando
una reforma y un avivamiento… ¡desate la voz de Dios y sacudirá a su enemigo
para que pueda dar a luz! ¡Dios estará peleando por usted!
“El avivamiento es para
todos… los perdidos, los pródigos, los quebrantados de corazón, los que están
peleando contra la duda y la incredulidad, los que necesitan desesperadamente
un milagro, los revolucionarios y los reformadores”
La hora novena de la oración
En las Escrituras, la
hora novena del día judío eran las 3 pm (considerada la hora novena desde el
amanecer). Era el tiempo de la oración y el sacrificio de la tarde que se evidenciaba
como un tiempo cuando las oraciones terrenales se convertían en respuestas
celestiales. Este año, Dios está sacando a
la Iglesia de las oraciones de supervivencia para transformarlas en oraciones
de avivamiento. Hay una
excitación creciente sobre lo que Dios está haciendo en la tierra que hará que
nuestras oraciones sean menos enfocadas en nosotros mismos (modo supervivencia)
y más enfocadas en el Reino. ¡Reconoceremos que esa oración es la partera que
da a luz los milagros! Veremos esos milagros surgiendo para responder a las
necesidades personales para que podamos perseverar, en fe, enfocándonos para
orar por los propósitos de reforma de Dios, evidenciándose en la cultura y la
transformación nacional.
En 1 Reyes 18:36-39,
Elías estaba en el Monte Carmelo exponiendo a los falsos profetas de Baal. Mientras
desplegaban todos sus recursos, haciéndose cortes en la piel y pronunciando
palabras vacías hacia sus dioses falsos, Elías preparaba un altar con un
sacrificio. Era un tiempo de sequía, pero Elías derramó el agua preciosa sobre
el sacrificio, indicando su completa dependencia del Cielo para que responda a
sus oraciones. En la hora novena, el tiempo del sacrificio de la tarde, Dios
respondió desde el Cielo y envió fuego para consumir el sacrificio y evaporar
el agua.
La gente estaba
aturdida por este despliegue sobrenatural e inmediatamente se postraron sobre
sus rostros y volvieron su corazón a Dios. Esta señal del Cielo, en la hora
novena, habilitó a Elías para asesinar a los falsos profetas y terminar con la
sequía sobre la tierra. Fueron desde la supervivencia de la sequía hacia el
avivamiento de la fe en Dios, activando la manifestación profética que Elías
declaró en 1 Reyes 18:41: “… ya se oye el ruido de un torrentoso aguacero”.
En este tiempo, mientras el pueblo de Dios ora, el Señor enviará una
respuesta por el fuego del Espíritu Santo que expondrá y se opondrá a los
“falsos profetas” de nuestros días… las religiones falsas y las filosofías
falsas, los pronosticadores falsos en los medios de comunicación y los falsos
movimientos de reforma en la cultura que malinterpretan la justicia. Es tiempo para ver el final de la sequía espiritual y entrar en un
avivamiento.
En Esdras capítulos 9
y 10 vemos a Esdras haciendo oraciones de avivamiento nacional por los judíos
en el tiempo del sacrificio de la tarde (la hora novena). Como resultado de
esta intercesión, la nación volvió al Dios de sus padres y se arrepintió por el
pecado de haberse casado con mujeres paganas, porque eso los hizo perder su
distinción como un pueblo santo. Dios oyó sus oraciones, su arrepentimiento y
restauró en ellos su corazón. Más y más la Iglesia influenciará la cultura con
el Reino, pero su distinción será la santidad que los apartará como una contra
cultura. Solo operando como sal y luz
podremos desalojar las tinieblas.
En Daniel 9 vemos que
también hizo oraciones de avivamiento cuando intercedió por su nación,
arrepintiéndose por los pecados nacionales y su alejamiento de Dios, decretando
que el tiempo del exilio de setenta años en Babilonia había llegado a su final.
Era tiempo para el arrepentimiento, la restauración y la reforma sobre la
tierra. En la hora novena apareció el ángel Gabriel y comenzó a darle
entendimiento e instrucción a Daniel.
Estamos entrando en un tiempo de encuentros angelicales donde no solo seremos
consolados o inspirados por la presencia de los ángeles, también seremos
capacitados con claridad y revelación para los días por venir. La instrucción del ángel habilitó a Daniel para guiar al pueblo de
Dios hacia un cambio nacional, sacándolo de la supervivencia de la cautividad,
para introducirlos en un avivamiento como pueblo de Dios y con una visión para
responder a su herencia prometida.
En el Nuevo
Testamento vemos varias manifestaciones del Cielo moviéndose por las oraciones
de los hombres en la hora novena. En Hechos 3:1, Pedro y Juan estaban ante la
puerta La Hermosa (que significaba un lugar señalado como favorable, un tiempo
señalado) en la hora novena de la oración, cuando se encontraron con un mendigo
paralítico. Estaba viviendo en un estado de supervivencia… mendigando para
sobrevivir. Vivía sin victoria y sin una visión para su futuro, más allá del trabajo
diario. En lugar de darle las riquezas terrenales para satisfacer una necesidad
temporal, porque lo habría dejado en un estado de supervivencia, Pedro y Juan
suplieron una necesidad que el dinero no podía comprar y desataron su sanidad.
El status de
supervivencia del paralítico cambió de inmediato al de un hombre que incorporó
el avivamiento cuando se paró sobre sus pies y alabó a Dios, demostrándole esa
realidad a todos aquellos que lo conocían. ¡Revivió su visión para la vida! ¡Revivió
su gozo! ¡Revivió su fe en Dios! Creo que esta no solo es una imagen para los
milagros personales, es una imagen del poder del avivamiento de Dios, el poder
para rejuvenecer y el poder para restaurar cada área donde la Iglesia está
paralizada, disfuncional o limitada en esperanza o visión para el futuro. El poder de Dios hará que una Iglesia inactiva,
incapacitada, limitada y debilitada, explote con un avivamiento de esperanza y
confianza que activará las “revocaciones divinas” en cada circunstancia.
En Hechos 10 podemos
ver la historia del centurión romano Cornelio, quien clamaba al Señor por su
salvación. Era un hombre devoto que temía a Dios y sostenía generosamente a los
pobres. Una vez más, en la hora novena (la hora de los judíos para la oración,
aunque él era un gentil), fue visitado por un ángel y le dijo que sus oraciones
fueron escuchadas y su generosidad le abrió la puerta a la dimensión del
espíritu, atrayendo la atención de Dios. Luego el ángel lo instruyó para que
mandara a buscar a Pedro y le explicara el camino de la salvación. Como
resultado, el Evangelio del Reino fue predicado por primera vez a los gentiles
y toda su casa recibió la salvación, fueron llenos con el Espíritu Santo y
bautizados en agua. Hubo una gracia sobrenatural que no solo salvó a Cornelio,
sino al resto de su casa.
Necesitamos renovar
nuestras oraciones por los pródigos y los apartados de la familia vuelvan a
Cristo. Sin embargo, debemos comprender que toda esta historia es el comienzo
de una nueva era de naciones volviéndose al Señor. Este encuentro abrió el
mundo de los gentiles al Evangelio. Debemos estar preparados para que el Señor
comience a visitar a los inconversos en sueños, visiones e incluso por medio de
encuentros con ángeles que derribarán los muros que tenemos y mantuvieron a la
gente fuera del Reino. ¡Prepárese para la cosecha! ¡Prepárese para el avivamiento!
“Recuerde, los dones son
impartidos, pero el fruto debe crecer”
Una de las oraciones
más poderosas sobre la hora novena, cuando la intercesión de los hombres
conectó el Cielo con la tierra, fue el día que Jesucristo fue crucificado. Como
puede ver, fue colgado de la cruz a la tercera hora (cerca de las 9:00 am),
pero en la hora novena clamó: “Padre mío, Padre mío, ¿por qué me has abandonado?”. Luego declaró “consumado es” y murió. Esta declaración es exactamente lo
que declaraba el sacerdote en el momento del sacrificio del atardecer, antes de
derramar la sangre del cordero inmolado por los pecados del pueblo.
Jesús se transformó
en nuestro intercesor y en el perfecto sacrificio por los pecados de toda la
humanidad. Esa misma hora se rasgó el velo del templo desde arriba hacia abajo,
tembló el terreno y los muertos resucitaron para aparecer en las ciudades. ¡Todo
esto ocurrió en la hora novena! Dios está declarando que está cayendo el velo
de la separación (vergüenza, temor, incompetencia, debilidad, etc) que hizo sentir
a muchos fuera de su presencia santa. Los
cielos están siendo rasgados para darnos un acceso fresco al bien, al poder, a la
revelación y a la sabiduría que viene desde el trono de la gracia. Todo
lo que pueda ser sacudido será sacudido. Pero el sacudimiento resultará en un
avivamiento, en vida de resurrección y en un despertar de los huesos secos que
llevará al mundo a declarar: “¡Verdaderamente Jesús es el Hijo de Dios!”.
¡Es la hora novena! Debemos cambiar desde el modo supervivencia hacia el modo
avivamiento. Necesitamos elevar nuestras expectativas e incrementar nuestro
enfoque de oración para dar a luz la visión que Dios nos entregó. Es tiempo de desechar las mentiras del Rabsacés de nuestras cabezas. Soltemos
la voz del Señor para sacudir al enemigo. Debemos perseverar en oración y el
poder del Espíritu Santo para ver el nacimiento de una nación en un solo día. Recibamos
nuestra recompensa de profeta. ¡Dios pelea por nosotros!
Jane Hamon
(www.elijahlist.com)