Por Michele Cole
“Señor,
¿cuándo?”
Durante los meses
pasados (y años para algunos), muchos en el Cuerpo de Cristo están
experimentando guerra, pruebas implacables y sufrimiento intenso. Pude ver en
el espíritu la bandera blanca de rendición. Estuve oyendo el clamor: “¡No más!”. Pude ver lágrimas mojando
almohadas día y noche, por la profundidad de la angustia y la decepción que
atravesaba el remanente de la Iglesia. Se están preguntando: “Señor, ¿cuándo? ¿Cuándo vendrás a rescatarnos de este
pozo? ¿Cuándo vendrá la sanidad? ¿Cuándo vendrá la
provisión?”. Mi corazón se quebrantaba por el clamor de todos los hijos de Dios. El
Señor me señaló este pasaje como un reflejo de lo que puede estar
experimentando su Novia.
Juan 16:20b-22 dice: “…
pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. La
mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que
ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya
nacido un hombre en el mundo. También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os
volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo”.
Percibo que
estamos ante el inicio de dolores de parto y el nacimiento ocurrirá
repentinamente. Permítame explicar lo que Dios me estuvo hablando a través de
algunas circunstancias que tuve que atravesar.
Un par de semanas
atrás, repentinamente comencé a experimentar un dolor intenso en el costado
derecho de mi cuerpo que se irradiaba hacia mi espalda. La primera noche se
irradió a toda mi espalda. Estaba experimentando aturdimiento, mareos y a punto
de desmayarme. ¡Era
un dolor insoportable! Llegué a decir: “Así
se debe sentir cuando alguien da a luz”.
Algo en mi espíritu me dijo que cambiara radicalmente mi dieta hacia una casi
cruda, solo con grasas saludables, sin gluten, con proteínas magras y cantidad
de agua. Sentí una gran urgencia y un compromiso que era un asunto de vida o
muerte.
Estos meses
pasados fueron de cambios radicales en la manera que hacemos las cosas. A
través de mi cambio de dieta, percibí que el Señor me mostraba que debemos
elegirlo a Él para que sea nuestro único “Pan”
que da vida (Juan 6). La obediencia a lo que Él pide es un asunto de vida o
muerte. La senda por la cual nos está llevando el Señor, está llena de desvíos,
rutas bloqueadas y situaciones amenazantes.
Una inundación impetuosa de sanidad
Mi esposo y yo
apartamos un tiempo de retiro en el arroyo de Bethpage, Southern MO. No estaba
segura de ir, debido al dolor que estaba experimentando, pero sentía que el
Señor nos estaba guiando a ir igual. Durante nuestro viaje, nuestras direcciones
nos llevaron fuera de la ruta principal, siguiendo muchos caminos rurales que
parecían como si estuviéramos en la jungla extrema. Tuvimos que desviarnos
debido a las lluvias recientes, entonces el recorrido allí fue largo. Llegamos
a otro bloqueo de ruta con agua sobre el camino, pero era lo suficientemente
baja como para cruzarlo. Cuando llegamos al centro de retiro, había otro puente
con agua fluyendo muy por encima de él. Sabíamos que era el único camino para entrar.
El agua estaba corriendo por el otro lado del puente
de una manera muy intimidante. Oré pidiendo gracia para cruzar y avanzamos.
En el segundo día
de retiro, estábamos sentados junto al arroyo. Era pacífico, tranquilo y lleno de vida. El Señor me habló y me dijo: “Vengo como
una inundación impetuosa para lavar todo en tu vida, trayendo renovación y
sanidad sobre mi Cuerpo. Será poderoso, pero gentil”.
Esa noche las
lluvias comenzaron y a la mañana nos encontrábamos en medio de una inundación. El
dueño de la propiedad dijo que el agua debajo del puente que cruzamos el día
anterior, ahora era un río impetuoso. El agua salió de su curso y avanzó como
40 metros sobre la tierra. La ruta por donde vino el dueño de la propiedad para
decirnos esto, estaba inundada y aunque él tenía una camioneta muy alta, pudo
cruzarla con mucha dificultad. Esa noche se fue la luz.
El barrido final
Zacarías 4:6 dice: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha
dicho Jehová de los ejércitos”. Entramos en un
nuevo tiempo y solo por su Espíritu conoceremos el camino por donde andar.
Hacia el final de
nuestra semana de retiro tuve una visión. Pude ver a Jesús barriendo un porche.
Dijo: “Barrida final”. Luego colocó la escoba a un lado, tomó mi mano y salimos del porch. Con esta visión sentí que el Señor me estaba mostrando
que está haciendo una barrida final para limpiar todo lo que no viene de Él.
Luego de esta
visión, inmediatamente oí que una vez que recibiera mis lentes, podría tener
visión “20/20”. Luego, como un día claro, pude oírlo decir: “Firmado, Sellado y Enviado”. En el mismo momento sonó el timbre de mi
puerta y miré. Era un hombre de UPS que estaba entregando un paquete. Cuando
abrí la puerta, encontré mis lentes nuevos.
¡La gloria revelada a través de su vida!
Luego de valorar y
orar sobre todos estos eventos en las semanas pasadas, tuve una sensación
fuerte que el Señor está por revelar su gloria a través de nosotros. Una de las cosas que se manifestó en este tiempo es que
cuando Él habla, ocurrirá de manera inmediata. Creo que todo
por lo que estuvimos orando se manifestará de manera instantánea, así como lo
vi con la inundación y la palabra “barrida
final”.
Estos versos
saltaron de las páginas ante mí durante los últimos dos días, trayendo gran
confirmación y entendimiento sobre este nuevo tiempo.
Juan 17:1 dice: “Estas
cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha
llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti… Yo
te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese (verso
4) … Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; (verso
7) … y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos (verso
10) … para que todos sean uno; como tú,
oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que
el mundo crea que tú me enviaste (verso 21)”.
Todas las pruebas,
todo el sufrimiento, todo lo que atravesamos, fue usado para llevarnos a un
lugar de completa rendición. Se sometió por todo lo que ocurrió en la cruz. Fue
fiel en todo lo que el Señor le pidió.
Juan 16:33 dice: “Estas
cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo”.
Llegó el tiempo
para que se revele la gloria de Dios a través de su vida. Su deseo es que
alcance el status quo, los heridos, los quebrantados y los perdidos. A través
de su vida, el vaso rendido del Señor, revelará su gloria y su poder, y ahora
puede usarlo poderosamente. Usted es su siervo escogido. No habrá duda que el
Señor cumplió todas las promesas hizo sobre su vida. Las promesas cumplidas lo
bendecirán por su obediencia, pero también el mundo lo podrá notar. ¡Los
perdidos serán hallados!
No mire hacia
atrás. No busque a Dios de la manera como solía hacerlo. El Señor dice: “¡Me verás de una nueva manera, con una visión 20/20!”.
Isaías 42:1-9 dice: “He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en
quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá
justicia a las naciones. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las
calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por
medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que
establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley”.
“Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el
que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora
sobre ella, y espíritu a los que por ella andan: Yo Jehová te he llamado en
justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al
pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para
que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en
tinieblas. Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi
alabanza a esculturas. He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio
cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias”.
Michele Cole
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