Por
Christy Johnston
Julio marca la
segunda mitad del 2019 y mientras le preguntaba al Espíritu Santo lo que estaba
hablando para el resto de este año, pude ver un manto de coraje que descendía
del Cielo como una nube, reposando sobre el Cuerpo de Cristo.
Pude oír al Padre
hablándole a mi corazón: “En los próximos seis
meses verás y sentirás el coraje reposando sobre tus hombros como nunca antes
lo sentiste. Te estoy ungiendo con un manto de coraje. Es un manto de realeza y es el sello de tu
autoridad real. Donde muchos de mis hijos fueron intimidados por el enemigo, hay
una unción fresca que sentirás físicamente sobre tus hombros, moviéndote con
una determinación valiente para alcanzar tus promesas”.
Muchos de ustedes
estuvieron sintiendo la contienda y la guerra sobre sus promesas este año y así
ocurrió. El cumplimiento de sus promesas es una amenaza directa contra el
enemigo. Sus promesas cumplidas
desmantelarán las fortalezas del enemigo por toda la tierra.
Creo que para
muchas personas las batallas fueron muy intensas y puedo oír las preguntas: “¿Qué ocurrió con las profecías para este año? ¿Veré su cumplimiento?”. Puedo oír la voz
del Señor diciendo: “Oye, amado, he visto las
presiones que soportaste, caminé contigo a través de los fuegos y estoy
respondiendo a tus clamores por ayuda. Estoy desatando este manto de coraje y
osadía fresca sobre tus hombros, para que puedas cargar lo que viene por
delante sin temor y atrapar en fe lo que te prometí”.
Pude ver este
manto de coraje como una promesa doble. Es para las promesas personales que
Dios nos entregó individualmente y para el Cuerpo de Cristo como un todo. El
manto de coraje irrumpirá grandemente y traerá confusión al enemigo que estuvo
presionando por todas partes para silenciar al Cuerpo.
Un cambio de guardia y un segundo viento
Luego vi otra
visión. Pude ver una película de una mujer con una corona sobre su cabeza y un
manto real reposando sobre sus hombros. Estaba peleando un combate mano a mano
contra una embestida de oposición, rodeada por muchos oponentes. Parecía
debilitarse en sus fuerzas mientras peleaba, porque parecía que su enemigo la
estaba venciendo. Luego se detuvo por un momento, con el caos aun rodeándola y
la visión comenzó a transcurrir en cámara lenta, mientras ella cerraba sus ojos
y respiraba profundo. Mientras cerraba sus ojos, salió de sus propias fuerzas y
el manto apareció para cubrirla desde sus hombros, infundiéndole una unción
fresca. Fue como una película de súper héroes y mientras ella tenía acceso a su
fuente secreta de fuerza. Luego abrió sus ojos, estallando con fuego y en ese
momento hubo un estallido sónico que brotó desde su interior, arrojando a todos
sus oponentes por el terreno sin ningún esfuerzo.
Creo que esta es una imagen de la Novia de
Jesús en este momento. Hubo una persecución que se levantó contra el Cuerpo de
Cristo y aumentó la oposición en el espíritu, mientras los hijos de Dios
avanzaron sobre las promesas y los lugares altos de la tierra. Sin embargo, muchos estuvieron peleando en sus propias fuerzas, pero hay
una unción fresca del Espíritu que soltará un segundo viento sobre usted,
soplando nueva vida y trayendo victorias sin esfuerzos por medio de las fuerzas
del Señor.
Estuve viendo el
tema recurrente del viento del Espíritu del Señor y sentí su impresión en mi
corazón sobre este viento fresco del Espíritu. Estaba aquí para soplar un segundo
viento en los corazones de aquellos que se debilitaron. La contienda sobre sus
promesas fueron un ataque directo para abortar su cumplimiento, simplemente por
lo que significan para el enemigo. Sus
victorias son las derrotas del enemigo. Recuerde eso. Pude ver
que muchas personas estuvieron perdiendo sus fuerzas, perdiendo esperanza e
incluso perdieron su fe, dudando si se cumplirían sus promesas.
Dice el Señor Todopoderoso: “Los próximos meses no serán en tus fuerzas. En los próximos
seis meses, mi Pueblo se moverá en victorias, mientras mis fuerzas y mi coraje
reposan sobre ellos. Mientras reciben por fe, mi segundo viento soplará
poderosamente sobre sus debilidades y los renovarán como las águilas que se
elevan alto sobre los vientos. Donde la persecución se estuvo incrementando por
todo el mundo, donde mis hijos se debilitaron en sus batallas personales, estoy
haciendo que hagan retroceder las tinieblas por el poder de mi autoridad que
reposa sobre ellos”.
“Mi pueblo se está levantando con osadía, poder y coraje como nunca se
había visto desde los días cuando Jesús caminó por la tierra. Incluso harán
obras mayores, porque se moverán como uno con mi Espíritu, cada uno moviéndose
con mi manto de coraje y poder reposando sobre ellos”.
Estos son los días de Elías
Esta frase seguía
repitiéndose en mi espíritu: “Estos son los días
de Elías”. Investigué en las
Escrituras la palabra “manto” y asombrosamente encontré este pasaje que
relaciona a Elías con el manto:
1 Reyes 19:13 dice: “Cuando
Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto y, saliendo, se puso a la
entrada de la cueva. Entonces oyó una voz que le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?”.
En hebreo la
palabra “manto” es “addereth”, que también significa “gloria, esplendor y magnificencia”. Elías estaba por salir de la cueva de la intimidación.
Vio victorias maravillosas, pero también enfrentó una persecución y un temor intensos.
Cuando Elías surgió de la cueva, envolvió su rostro con su manto. Otra manera
de ver esto es que “envolvió su rostro en la
gloria de Dios”.
Este manto que vi en el espíritu también es
la gloria de Dios. Creo que el Espíritu Santo nos está invitando a “envolvernos” en
él, contemplarlo, volverlo a ver a Él y sumergirnos en la magnificencia de su
gloria. Esta es una invitación, así como fue con Elías, para salir de las
cuevas del ocultamiento y la intimidación, salir de la cueva del temor y la
incredulidad, envolverse en el manto de su gloria y oír su voz. El Señor lo
está cubriendo con un coraje nuevo para moverse en la dirección que Él tiene
para usted. El Señor lo está llamando a salir a un lugar abierto y entrar en su
presencia. Solo cuando pueda salir, estará en condiciones de oír el susurro
suave y quieto para direccionar sus próximos pasos. Ya no puede seguir en la
cueva, debe salir para recibir las coordenadas para su próxima movida.
Pude oír la voz del Padre
resonando sobre su vida:
“Mi pueblo nunca más estará en una cueva. Nunca más se retirarán con
intimidación, porque están saliendo de las cuevas como leones y leonesas,
rugiendo con fiereza con el sonido del Cielo reverberando a través de ellos. ¡Es tiempo para que surjan
y comiencen a rugir! Es tiempo para
que mi pueblo tome sus Tierras Prometidas, recuperando lo que el enemigo les
robó y avanzando hacia los lugares altos de la tierra”.
“Observa cómo caen repentinamente las fortalezas poderosas a tu
alrededor en los próximos seis meses. El retraso, la venganza, las represalias
y la resistencia que enfrentaste, serán obliterados en un momento. Estoy
frustrando los planes y los propósitos del enemigo, y caerá cada gigante que se
levantó delante de ti. Vuelve a levantarte, poderoso mío. Levántate del campo de batalla, límpiate de las
batallas del pasado, recibe mi fuerza y mi coraje para volver a avanzar, porque
estás ante el umbral. Este no es el tiempo para retroceder. Mi victoria es tu
victoria. Recibe hoy mi manto de coraje. Cúbrete en mi gloria”.
Cómo
salir de las cuevas y las celdas del temor
Finalmente, en mi
estudio, el Espíritu Santo me guió hacia Hechos 12:7-8: “De repente apareció un ángel del Señor y una luz
resplandeció en la celda. Despertó a Pedro con unas palmadas en el costado y le
dijo: ‘¡Date prisa, levántate!’. Las cadenas cayeron de las manos de Pedro. Le
dijo además el ángel: ‘Vístete y cálzate las sandalias’. Así lo hizo, y el
ángel añadió: ‘Échate la capa encima y sígueme’”.
Pedro estuvo en prisión rodeado de cadenas y
allí un ángel del Señor lo liberó milagrosamente. Le dijo que se levantara rápido, se ciñera, se pusiera sus sandalias, se
envolviera en su manto y lo siguiera.
Aquí hay una
imagen profética para mí y para usted que conecta nuestra historia con la de
Elías. Siento que debemos quebrar la intimidación, el temor y la desesperanza
en su vida. En mi espíritu pude oír las palabras: “No
quiero leer otra profecía y volver a recuperar mis esperanzas”. Pude oír al Espíritu del Señor diciéndole esto
hoy: “Tu fe y tu esperanza son la misma clave
para quebrar la celda y la cueva en la que hoy estás atrapado”.
Creo que el Señor le está dando estas instrucciones hoy:
• Levántese del campo de batalla.
• ¡Ármese con esta Palabra!
• Colóquese su
fortaleza (el calzado representa la paz con la fortaleza del Señor).
• Envuélvase en su
gloria.
• Sígalo.
Es interesante que
es lo mismo que le demandó a Elías. Levántate, colócate la fuerza del Señor,
cúbrete con la gloria y luego sal de la cueva… solo allí vino la dirección.
La voz del Señor no se encuentra en la cueva, está en lo que surge. Muchos de ustedes estuvieron indagando por sus próximos pasos, una
nueva dirección, con una sensación de pérdida, como si sus manos estuvieran
atadas para este próximo tiempo. El Señor está diciendo: “Levántate por fe y surge de la cueva. Mi dirección para
ti está esperando en el otro lado de tu obediencia para salir de la cueva”.
Declaración: ¡Quiebro todo temor o decepción en el que estuvo
atrapado! Así como las cadenas que cayeron al suelo alrededor de Pedro, el
pasado ya no tiene poder para retenerlo en cautividad, en el Nombre de Jesús. Usted
tiene un llamado, un propósito más elevado y es necesario para esta hora.
Eleven sus ojos,
gente poderosa, para que el Rey de Gloria pueda venir a través de ustedes. Reciban
el manto de su gloria, lleno de coraje, que el Señor le está entregando este
día. Envuélvase en ella,
sumérjase en su gloria. Será su determinación y fuerza en los días por venir. Pelearán sin resistencia con facilidad, porque se moverán en la fuerza
del Señor. Esta es su hora para atrapar el cumplimiento de sus promesas para
este año. Porque las promesas que se cumplan este año afectarán grandemente los
años que vendrán.
¡Declaro que los
próximos seis meses lo asombrarán!
Christy Johnston
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