Por Lana Vawser
Palabra profética recibida el 19 de septiembre de
2021:
Durante las últimas
48 horas, escuché al Señor hablar sobre sus caminos y un nuevo sendero que está
ante muchas personas en este momento. El Señor dijo: “Hay un nuevo camino ante ustedes; no se desvíen de él, porque este
camino lleva a las casas de mi gloria”.
En una visión, empecé a ver una comisión del Señor, mientras Él revelaba un nuevo camino puesto ante muchas personas, pero era un camino que requería más enfoque y diligencia que nunca.
Al margen de este camino, muchas cosas intentaban distraer a la gente de caminar por él. Podía ver que las expectativas del hombre y la “multitud”, iban en una dirección diferente. Podía ver la duda, el miedo y la inseguridad. Pude ver la pena, el dolor, el cansancio y el trauma que muchas personas habían atravesado en temporadas anteriores. Pude ver el miedo al hombre y el miedo al cambio. Pude ver la temporada pasada y la atracción por aferrarse a ella. Todas estas cosas intentaban quitarles el foco.
Entendí que para aquellos que querían caminar por este nuevo camino, se requeriría un enfoque osado y obediencia al Señor. Requeriría silenciar todas las demás voces y una determinación para mirar sólo a Jesús, para seguirlo dondequiera que Él los lleve, incluso si otros iban en una dirección diferente, y a pesar de lo que pudieran pensar o decir.
El plantío
Al mirar más de cerca, me di cuenta de que el punto de entrada a este camino era un plantío. Supe que los que deseaban caminar por él debían entrar en este plantío de una manera más profunda; era necesario “morir al yo” de una manera más profunda.
Había una “lucha” en el espíritu, mientras el Salmo 32:8-9 llenaba la atmósfera: “El Señor dice: ‘Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti. No seas como el mulo o el caballo, que no tienen discernimiento, y cuyo brío hay que domar con brida y freno, para acercarlos a ti’”.
Aunque había un sonido de “morir a muchas cosas” como: la vieja estación, correr con ciertas personas, hacer las cosas de cierta manera, el miedo a perderse, preocuparse por lo que piensan los demás, etc., podía oír el sonido de la vida. El sonido resonaba más fuerte de lo que había escuchado en mucho tiempo.
En medio de esta transición y “lucha” espiritual, esta confrontación con el alma, la carne y el enemigo, donde incluso se requieren conversaciones duras con ciertas personas, apenas podía contener la emoción en mi espíritu. En el caso de los que eligieron este camino, aunque parecía que iban “a contracorriente” en lo natural, yo sabía que en realidad estaban siguiendo la guía del Espíritu Santo. Estaban asociándose con Dios para albergar su gloria y establecer casas de su gloria en toda la tierra.
Mientras esta gente estaba acostada en el plantío, comencé a verlos levantarse con una profunda dependencia de Él, rindiéndose a sus caminos y a su dirección. Me recordó la fuerza de la Sulamita que salió del desierto, apoyándose en su amado (Cantar de los Cantares 8:5).
Siguiendo este nuevo camino en obediencia al Señor, y adhiriéndose a sus caminos, lo está posicionando para asociarse con Él... no sólo en una revelación de su gloria, sino en un movimiento de su gloria, un movimiento que es mucho más grande de lo que podría imaginar o soñar.
Dando su “sí”: El nacimiento de un movimiento
Las personas que entraron en el plantío, que se sentía como un profundo desierto, salieron de ahí con un fuerte “sí”.
Cuando su “sí” se unió al “sí” del Padre, vi nacer un movimiento. Fue como si hubiera un efecto dominó, un momento muy significativo. El efecto dominó de este movimiento estaba naciendo dentro de las familias, las comunidades, las ciudades y las naciones.
El Señor comenzó a mostrarme que la aceleración y la multiplicación que tendrá lugar dentro de estos rendidos, no será contenida y nunca podrá ser fabricada. Es una ola de su Espíritu, fluyendo desde el trono y atrapada por los puros de corazón que están ardiendo con el fuego del “primer amor”; aquellos que están dispuestos a pagar el costo y seguirlo a Él, cualquiera sea su apariencia.
En el plantío, muchos
experimentaron la más intensa e implacable oposición, pero también experimentaron
el fuego refinador para purificarlos y prepararlos. Ahora su gloria será vista
y revelada, y su asociación con el Espíritu de Dios traerá una alegría que no
experimentaron antes.
Su sí fue costoso; vino a un alto precio... pero, aunque fue doloroso, fue dado en alegre entrega hacia Él, por adoración y amor a su Amado.
Encontraron una gran alegría al obedecerlo. Aunque nadie supiera nunca lo que estaban haciendo, las diferentes maneras en que estaban extendiendo su Reino, no importaba. No había autopromoción en ellos. No había miedo a perderse. No había necesidad de cubrir todas las redes sociales o gritar desde los tejados para que todo el mundo pudiera saber cómo Dios los estaba usando. Vivían en profunda humildad ante Jesús. El puro deseo de sus corazones era darle a Él toda la gloria y vivir ante la audiencia de Uno.
A través de muchas pruebas y desafíos, salieron tan puros como el oro. Ahora, al salir del plantío y entrar en esta nueva estación, se les confiaba más de lo que jamás habían llevado, caminado o visto.
Visión divina
Comencé a ver que la palabra “sí” cambiaba a la palabra “ojos”. Entonces el Señor dijo: “Ellos me dieron su sí y están recibiendo la vista divina y la visión de lo que estoy haciendo, y voy a hacer en la tierra, de una manera más profunda que nunca experimentaron. Voy a llenar las tinas de sus vidas con revelación, con mucha claridad y sabiduría, para administrar y asociarse con mi Espíritu en lo que haré en los días venideros”.
Continúen por el camino
Amigos, los animo: continúen entregándose de todo corazón al camino por donde el Señor los está guiando. No se distraigan con lo que está al margen. Sigan al Pastor; sigan al León hacia donde Él los conduce. Él los guiará, les proveerá y los sostendrá. Él los está guiando por un camino para asociarse con Él en las nuevas cosas que está haciendo, en un movimiento de su gloria y para vivir su gloria, en formas que ni siquiera pueden imaginar ahora mismo.
Su sí al Señor los está posicionando para conocer su corazón, su voz y su gloria de una manera más grande y con el mayor impulso que jamás hayan conocido.
No hay necesidad de temer; Él está con usted y ha ido delante de usted. Continúe buscando su sabiduría y obedeciendo sus instrucciones mientras camina por este sendero. Permanezca tierno en un lugar de sensibilidad ante Él, mientras Él lo conduce y lo guía en su sabiduría (Santiago 1:5).
No se está perdiendo si va en la dirección opuesta a la “multitud”. Permanezca en su carril; permanezca en el camino por donde Él lo está llevando. Está entrando en una temporada de experimentar el peso y la manifestación de su gloria en formas sin precedentes.
Lana Vawser