Por Craig Cooney
En el
desierto
Como pastor, David pasó muchas horas en el duro desierto, solo y aislado. Bajo el ardiente sol, se aseguraba de que las ovejas de su padre estuvieran bien alimentadas y protegidas de las fieras. El resto de su tiempo lo pasaba tocando su instrumento de cuerda (la lira), escribiendo y cantando canciones a Dios, y practicando con su honda.
Sin embargo, aquí en la oscuridad, David estaba siendo forjado, formado y moldeado. Podía estar separado de su familia, pero Jehová se acercaba. Al igual que Moisés, descubrió que la tierra estéril también podía convertirse en tierra santa (Éxodo 3:5). A veces Dios hace eso. Nos separa, nos aparta y nos aleja de los demás durante una temporada. Puede que no nos demos cuenta, pero el aislamiento es en realidad una “incubación”. Él está dando a luz algo dentro de nosotros, y sólo puede crecer bien en ciertos entornos.
En el desierto somos vulnerables, y esa vulnerabilidad nos hace depender completamente de Él. Dios vio el corazón de David. Allí había una hermosa pureza. Una devoción poco común. Un hambre inusual. Exactamente el tipo de corazón que Dios deseaba en el hombre que guiaría a su pueblo. Había un rey dentro de este niño.
Ese día en particular, cuando David fue llamado desde el campo, no tenía idea de lo que estaba por suceder. Sin embargo, cuando el viejo profeta Samuel vertió un cuerno lleno de aceite sobre su cabeza, seguramente sintió que algo importante estaba ocurriendo. El relato bíblico nos dice: “Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá” (1 Samuel 16:13).
Esta unción ocurrió con sólo 10 personas presentes: David, su padre Isaí, sus siete hermanos y Samuel. Sin embargo, el aceite era sólo una representación visible de la unción que ya había ocurrido durante todas esas horas que David había pasado buscando la presencia de Dios en el campo. Un matrimonio puede celebrarse oficialmente ante los invitados el día de la boda, pero comienza mucho antes. Así también, en el lugar secreto, David construyó una historia con Dios.
El campo que a veces había representado el fracaso, la inutilidad, la frustración y el olvido, era también el campo donde David encontró el favor de Dios. Puede que los demás lo pasaran por alto (incluso su propia familia), pero Dios lo buscó, lo eligió el Altísimo.
El espíritu antes que la sustancia
La unción visible de Samuel simplemente anunciaba una realidad que ya había ocurrido en el Espíritu. Era la afirmación pública de Dios sobre una decisión ya aprobada en el Cielo. Leemos: “… desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David... El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl…” (1 Samuel 16:13-14).
Una vez más, quiero que veas que la transferencia de autoridad fue sancionada en el ámbito espiritual, mucho antes de que fuera evidente para el pueblo. Dios simplemente estaba anunciando lo que ya existía. De manera similar, en tu propia vida, a menudo sentirás ciertas cosas en tu espíritu, mucho antes de que aparezcan en tu realidad. Dios te dirá algo sobre tu futuro. Discernirás lo que Él está poniendo ante ti. Pero cuando recibes la revelación por primera vez, usualmente no hay evidencia visible o tangible que puedas señalar.
Lo percibes por fe, antes de verlo con tus ojos. Por eso la Biblia nos dice: “Ahora bien, la fe es la certeza (título de propiedad, confirmación) de las cosas que se esperan (garantizadas divinamente), y la evidencia de las cosas que no se ven (es la convicción de tu realidad, la fe comprende como un hecho consumado lo que no se puede experimentar por los sentidos físicos)” (Hebreos 11:1, agregado del autor).
David pasaría gran parte de los siguientes 15 años en el desierto. Aunque fue ungido rey, mientras Saúl permanecía en el trono, Dios utilizaría los lugares difíciles para preparar a David. Había mucho dentro de David, mucho más de lo que él mismo se daba cuenta. Y Dios depositó mucho más dentro de ti de lo que puedes comprender o concebir ahora mismo.
La transición entre la unción de David y su nombramiento sería muy lenta, pero Dios nunca se apresura cuando algo es tan importante. No puedes cocinar una comida gourmet en el microondas. Tal vez estás pasando por una transición lenta. Dios habló, pero es difícil ver alguna señal de que vaya a suceder. De hecho, gran parte de tu vida actualmente parece lo contrario de lo que Dios dijo.
Recuerda que puedes tomar un tiempo considerable para que la realidad
visible se ponga al día con el decreto espiritual. Pero, si Dios lo dijo, está
en camino. Mientras tanto, es importante que te recuerdes a ti mismo que a
menudo la temporada de desierto no se trata tanto de lo que estás haciendo. Se trata de la persona en quién te estás convirtiendo.
Nada se desperdicia
Pronto David sería llamado para tocar el arpa para un atormentado Saúl. En ese momento, realmente no creo que David hiciera la conexión entre este trabajo musical en el palacio y su llamado para ser rey. Probablemente no miró a Saúl, pensando: “Me voy a sentar en su trono algún día”. Simplemente estaba utilizando uno de sus dones. A primera vista, las dos cosas (el reinado y la música), no parecían estar relacionadas. Lo mismo ocurre contigo.
Hay etapas en nuestra vida donde Dios nos pone en lugares o circunstancias que aparentemente no tienen sentido para cumplir con nuestro llamado. Sin embargo, estos lugares son importantes porque integran el plan de Dios para desarrollarnos y prepararnos para el momento cuando nos adentremos en nuestro propósito.
La escuela de preparación de Dios comenzó en el desierto. Luego se trasladó al palacio cuando se le pidió a David que tocara el arpa para calmar la mente del atormentado rey Saúl. Pronto se trasladó al campo de batalla cuando luchó con los ejércitos de Israel. Cada lugar fue moldeando y formando el carácter de David, entrenando y desarrollando sus habilidades, fortaleciendo y profundizando su devoción. Todas las etapas del proceso eran necesarias porque el avance en el Reino de Dios se produce por pasos. No hay ascensor ni escalera mecánica o vía rápida. Dios se tomará el tiempo que sea necesario para que estés preparado.
Actualmente, estamos experimentando un cambio masivo en el liderazgo, tanto a nivel local como global. No sólo está ocurriendo en el mundo de la Iglesia, también en los negocios, los medios de comunicación, las artes, la educación, la tecnología y la política. Las viejas estructuras, denominaciones, estilos de liderazgo y métodos, están siendo desmantelados. Son obsoletos y simplemente ya no funcionan.
A medida que los directores generales y otras figuras significativas se apartan, se está creando un vacío de liderazgo. Hay una necesidad de un nuevo tipo de liderazgo... de una nueva clase de líder. El mayor deseo de Dios es que estos puestos sean ocupados por hombres y mujeres, según su propio corazón. Él anhela que la próxima generación de directores ejecutivos, empresarios, líderes de la Iglesia, artistas, políticos y educadores, sean personas de profunda integridad, que puedan liderar con la autoridad del Reino y caminar con humildad confiada.
En estos días, creo que Dios está posicionando estratégicamente a personas como tú, preparadas en el desierto y desarrolladas en la oscuridad, para que salgan y ocupen su lugar cuando sea el momento adecuado. Hasta entonces, crece en tu don. Desarrolla tus habilidades. Busca su rostro. No intentes salir del desierto antes de tiempo. El campo fue diseñado pensando en ti. Hay un favor que sólo se puede encontrar allí.
Craig Cooney