jueves, 8 de diciembre de 2022

“Dios dice: Mira la tierra seca"

 

Por Ryan Johnson

En medio de la reunión, llegó a mi espíritu la frase: “Mira la tierra seca”. Mi primer pensamiento fue: “¿Qué tiene que ver esto con la canción con la que estábamos adorando al Señor?”. La respuesta es corta: absolutamente nada. Entonces volví a escuchar la declaración: “Mira la tierra seca”. Entré en oración y le pregunté al Señor qué me estaba diciendo. 

Pronto tuve una visión de una enorme masa de agua. Estaba de pie en las orillas de un gran río que tenía un flujo constante, moviéndose desde mi izquierda hacia mi derecha. Mientras miraba el agua, oí al Señor que decía: “¿Puedes ver la tierra seca?”. Entonces el Señor siguió hablando: “Deja de mirar hacia atrás y mira hacia adelante. Mira hacia la tierra seca”.

Miré hacia el otro lado de la orilla del río y el Señor volvió a decirme: “Deja de mirar hacia atrás y mira hacia delante. Mira hacia la tierra seca”. Luego estaba de vuelta en el santuario, adorando al Señor con todos en nuestra Iglesia de origen. Quedaba claro que el Señor me estaba diciendo algo, pero no comprendía en qué medida. Así que, comencé a orar de nuevo. Necesitaba tener una comprensión más clara de lo que Dios me estaba diciendo. Durante el tiempo que pasé orando, me acordé de Moisés a orillas del Mar Rojo.

Éxodo 14:10-16 dice: “Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo ‘déjanos servir a los egipcios’? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto”.

“Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Diles a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco”.

Permanecer en la esclavitud en lugar de caminar en libertad

La Biblia nos cuenta que los hijos de Israel, que fueron esclavos de Egipto durante cientos de años, se encontraban ahora a orillas del Mar Rojo y con el Faraón acercándose hacia ellos. Durante muchas generaciones, sólo conocieron las trampas del Faraón y la esclavitud en la que Egipto había atrapado a su pueblo. Moisés, quien sería conocido como el libertador de los israelitas, pudo ver cómo se ponía en marcha su libertad. Pero parecía que esa libertad sólo fue una experiencia de corta duración, porque su antiguo captor estaba ahora a punto de alcanzarlos, y la muerte estaba más cerca que nunca.

Antes de seguir adelante, es importante reconocer que el pueblo de Israel no estaba precisamente entusiasmado con este viaje, en su esfuerzo por seguir a Moisés. Sí, ya no eran esclavos bajo el dominio egipcio. Pero no estaban totalmente de acuerdo con Moisés como su nuevo líder. Esto quedó en evidencia cuando los hijos de Israel le declararon a Moisés: “¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo ‘déjanos servir a los egipcios’? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto” (Éxodo 14:11-12). Para los hijos de Israel, aparentemente valía más la pena permanecer en la esclavitud en Egipto, en lugar de ser libres, sólo para morir a orillas del Mar Rojo.

El hábito de mirar hacia atrás

Después de leer este pasaje de la Escritura, una y otra vez, entonces el Señor comenzó a hablarme y a darme una mayor comprensión. Hay muchos hoy en día que fueron esclavos de cosas anteriores, pero pronto se encuentran en un lugar donde sienten que no pueden ir más allá. Miran a su alrededor, el ambiente, los retos, las dificultades desconocidas y las circunstancias. Entonces desarrollan un hábito negativo... siguen mirando hacia atrás.

Las personas que fueron liberados de una esclavitud severa, tienden a mirar hacia atrás y comienzan a convencerse de que hubiera sido mejor vivir en la vida que tenían antes... porque los obstáculos frente a ellos parecen demasiado fuertes para superarlos. “Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová” (Éxodo 14:10).

Mirar hacia atrás (no importa la situación) abrirá la puerta para que un espíritu de temor capture tu mente, tu visión y tu corazón. Debido a esto, creo firmemente que esta es la razón por la que Jesús dijo: “... Nadie que después de poner su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el Reino de Dios” (Lucas 9:62).

Imagina que tu familia fue esclava en Egipto durante generaciones y en el momento de enfrentar tu primer obstáculo, tu primera reacción es arrepentirte inmediatamente de la decisión y desear volver a estar donde fueron esclavos durante generaciones. El miedo abrumador te abrirá a un mundo que no es realista, pero para tu mente, crees genuinamente que tu única esperanza de libertad es a través de la esclavitud anterior. Te convencerás a ti mismo (a través del miedo), de que es mejor estar atado a algunas cosas, en lugar de ser libre y enfrentarte a algo difícil. No hay responsabilidad en el miedo, solo la oportunidad creada para mantenerte atado a una falsa realidad.

Isaías 41:10: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.

Mira la tierra seca

Aunque nos decimos estas cosas a nosotros mismos, podemos admitir fácilmente que cuando alguien está parado en las orillas de un gran cuerpo de agua; la corriente y la profundidad desconocida del agua es desalentadora para cualquier individuo. Por eso la palabra que escuché originalmente es tan poderosa: “Mira la tierra seca”.

El Señor no dijo que miremos lo que parece ser un desafío abrumador. El Señor no dijo que miremos lo que parece ser un enemigo que se acerca. El Señor no dijo que miraras el enorme obstáculo que tienes por delante y esperes superarlo. El Señor no dijo que te involucraras en una batalla física contra tu enemigo. El Señor dijo: “Mira la tierra seca”.

Cuando los hijos de Israel se enfrentaron al Mar Rojo, todo parecía imposible y parecía impasible, sin embargo, el Señor le dijo a Moisés: “¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco” (Éxodo 14:15-16).

La palabra del Señor fue muy específica... ¡diles a los hijos de Israel que avancen! Cuando se enfocaron en ir hacia adelante, en lugar de mirar hacia atrás, la oportunidad de superar la barrera ante ellos cambiaría repentinamente y verían un camino nuevo para ellos. Este es el asunto... era una enorme masa de agua y aun así el Señor le dijo a Moisés que atravesarían el mar por tierra seca. Tierra seca, no tierra fangosa, no agua hasta los tobillos, ¡sino tierra seca!

Los obstáculos se convierten en oportunidades

Creo sinceramente que en esta hora el Señor nos está diciendo a ti y a mí, que no podemos darnos el lujo de mirar hacia atrás, a nuestros enemigos o a las cosas pasadas. No podemos permitirnos tener miedo de lo que pueda venir. No podemos sentirnos abrumados por los obstáculos que tenemos ante nosotros. No podemos anhelar ser lo que una vez fuimos, en un momento específico de nuestras vidas (ya sea bueno, malo o feo). Tú y yo debemos estar dispuestos a “mirar a lo seco”.

Isaías 43:16: “Así dice Jehová, el que abre camino en el mar, y senda en las aguas impetuosas”.

Mirar la tierra seca significa que estamos viendo más allá de las circunstancias. Cuando miramos la tierra seca, significa que estamos viendo más allá de las pruebas, más allá de la ofensa, más allá de las decepciones, más allá del dolor, más allá de las pruebas, más allá de la esclavitud, más allá de las manipulaciones, y más allá de las trampas... estamos mirando a la tierra seca, aunque no podamos verla (todavía).

Dios nos está llamando a ver con su verdad y no con nuestra realidad. Dios nos está llamando a ver con sus promesas proféticas, no con nuestras palabras rotas. Aunque el agua (la batalla) se mueve con una corriente rápida y presenta una profundidad desconocida, Él sigue siendo el Dios que hace un camino, cuando no hay camino.

2 Corintios 4:18: “no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”.

1 Corintios 2:9: “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”.

Quiero animarte (y animarme) a mirar la tierra seca. No te concentres tanto en mirar hacia atrás y ver un obstáculo desalentador que está frente a ti. Mira más allá de las aguas, y mira la tierra seca. Dios es por ti y por mí. Debemos convertirnos en personas dispuestas a ver más allá de nuestra realidad, desde el fundamento de su verdad.

No podemos conformarnos en esta estación. Renuncia al espíritu de temor ahora, en el nombre de Jesús. Renuncia al espíritu de esclavitud ahora, en el nombre de Jesús. Renuncia al espíritu de apatía ahora, en el nombre de Jesús. Mira hacia adelante y sigue avanzando. Hay tierra seca por donde caminar.

Ryan Johnson

(www.elijahlist.com)

 

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