Por Julie Smith
“¡Entregue una ofrenda de amor!”. Escuchamos esta frase con frecuencia. Pero la mayor ofrenda de amor que podemos dar somos nosotros mismos. Y así será. El Espíritu Santo es fiel para darnos todos los estímulos y codazos gentiles mientras nos guía hacia un encuentro divino con alguien. Este año aumentarán los impulsos de amor que derramará sobre su vida. ¡Sobre usted! No querrá caminar con alguien e ignorar el impulso de Dios, porque simplemente se derramará a su paso. Con frecuencia valoro la historia de Hechos 5, donde la sombra de Pedro sanaba a los enfermos a su paso. Verdaderamente creo que la presencia del amor caminaba con él mientras sanaba a la gente a su paso. La Presencia de Dios se permeaba a través de Pedro, demostrando el poder de su amor.
Romanos 5:5-8 dice: “…Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado. A la verdad, como éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado Cristo murió por los malvados. Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”.
El amor de Dios ya se derramó en nuestros corazones porque el Espíritu Santo habita en nosotros. Cuando Cristo murió por nosotros, fue la máxima demostración del amor de Dios hacia nosotros, para que pudiéramos ser la máxima demostración de su amor para los demás, sean justos o no. El amor viene sin contradicciones o garantías de reciprocidad. El amor es el sitio más vulnerable en el que podemos andar, porque no podemos controlarlo ni contenerlo. Dios no puede controlar ni contener su amor cuando nos entrega el sitio más vulnerable de su corazón: ¡Jesús!
Un encuentro con el amor
Algunos años atrás, Dios me dio una revelación de cómo sería el derramar de una demostración de su amor. La utilicé para organizar un banco de alimentos para entregárselos a los indigentes. Una de las mujeres indigentes que más amo era María y cada semana venía a verme. María era reconocida entre el grupo por ser callada y no hablar con nadie. Siempre le hablé y le sonreí, mientras ella sólo asentía con la cabeza.
Pasaron las semanas hasta que un día sentí fuertemente la presencia del Señor conmigo, mientras María se acercaba. Sin advertirle, abracé con fuerza a María. Recuerdo que declaré algunas palabras sobre ella, pero mis palabras fueron mínimas. Me sentía abrumada por el amor de Dios en mí y no podía detenerlo o controlarlo. María y yo fuimos consumidas por el amor de Dios que nos rodeaba. Pasaron algunos minutos y estuve lista para dejarla ir, pero ella no quería irse. Me abrazaba cada vez más fuerte. Pasaron algunos minutos más y luego me habló. Me miró a los ojos y me dijo: “¡Tu nombre está escrito en el libro de la vida del Cordero!”
Aunque esta experiencia sucedió hace algunos años, siempre la tengo presente. Cuando recuerdo este encuentro, Dios me dice: “El amor sanó a María. La sanó el derramar de mi amor puro”. Sé que no escogí desatar la presencia y el poder de Dios en ese momento, pero Él sí lo hizo. Se derramó a través de mí y no lo pude controlar. Esta es sólo una revelación de lo que nos sucederá en los días por venir. ¡Prepárese para que el Espíritu Santo derrame demostraciones de Su amor a través de su vida!
La gente feliz inspira amor
El amor inspira a la gente. El amor es lo que nos lleva a perseguir nuestras pasiones. Cuando funciona desde un corazón lleno de amor, está en el punto máximo de aquello para lo cual fue creado. Su desempeño será el mejor y todos aquellos que lo rodean lo notarán. Por ejemplo, ¿alguna vez vio a un pianista o un guitarrista completamente entregado a su interpretación? Me siento cautivada por la expresión en sus caras, consumidos por la pasión y tocando como si nadie más estuviera en ese cuarto. Su interpretación parece demasiado fácil y natural. Lo que llama mi atención no es la música que está tocando, sino la pasión que manifiestan durante su interpretación.
Joel 2:28-29 dice: “Después de esto, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán sueños los ancianos y visiones los jóvenes. En esos días derramaré mi Espíritu aun sobre los siervos y las siervas”.
Verdaderamente vivimos en los días donde muchas “promesas” de Dios serán derramadas sobre intérpretes apasionados. Creo que mientras Dios derrama su amor en los sitios donde nos encontramos, traeremos verdadera felicidad a aquellos que nos rodean, afectando e inspirando a otros a vivir por el amor de Dios.
¿Quién no quiere estar rodeado de gente feliz? Piénselo. Cualquiera ama estar rodeado de gente feliz y llena de alegría. La gente feliz es como un “imán” que atrae hacia su campo magnétido “positivo”. La gente feliz inspira amor. En un momento pueden levantar su espíritu. ¿Alguna vez fue instantáneamente afectado por un completo extraño que caminó a su lado mientras sólo le sonreía y le dijo “hola”? ¡Lo levantó al instante! Una sonrisa, un abrazo, una mirada o una palabra especial, pueden cambiar el día de cualquiera. El mayor amor no sólo se encuentra en la manifestación de la Gloria. Creo que los pequeños actos de amor pueden transformarse en nuestras mayores y más efectivas marcas en el ministerio del mercado.
Caminando dentro del corazón de Dios
En el verano del 2006 recibí una visión abierta acerca de cómo sería caminar dentro del corazón de Dios. Estaba sentada en la Iglesia e inmediatamente entré en una visión panorámica. Frente a mí estaba el Gran Cañón. Miré hacia lo lejos y tuve una vista grandiosa. Luego me vi caminando por el Gran Cañón, saltando de grieta en grieta. Algunas eran pequeñas, pero otras eran profundas. Era sencillo saltar entre las suaves, pero atravesar las grietas profundas de su corazón requería un esfuerzo mucho mayor para subir y bajar. Dios dijo que el Gran Cañón en la visión representaba su corazón con todas sus grietas infinitas. Estaba abriendo todo su corazón y todo lo que debía hacer era caminar de una cresta a la siguiente, para descubrir otra faceta de su amor.
Recientemente tuve otra visión y pude ver a la gente caminando por el corazón de Dios. Realmente era un corazón que latía, respiraba y estaba vivo. Latimos junto con Él, ligados al centro de su cámara más profunda. El corazón de Dios está lleno de infinitas grietas y desea que descubramos sus múltiples facetas mientras caminamos en la profundidad de su corazón y las manifestamos. Cuando camina dentro del corazón de Dios, comenzará a conocer sus profundidades. Mientras comienza a caminar con el corazón de Dios, caminará siendo uno con Él. Su corazón latirá al ritmo de Él. Sentirá lo que Él siente y compartirá los detalles íntimos de su corazón. Por ejemplo, lo que le trae gozo a Él, le traerá gozo a usted. Lo que quebranta su corazón, también quebrantará el suyo. Lo que lo enoja a Él, lo enojará a usted. ¡Tener el corazón de Dios lo arruinará por completo!
Devastada por el amor
Recientemente leí una historia en el periódico acerca de una mujer en Tailandia que no tenía comida suficiente para alimentar a sus hijos. La mujer vivía sola con su pequeño hijo en una choza, edificada sobre palafitos. Cada día comenzaba buceando para recoger mariscos para vender. Llenaba una gran bolsa con esos mariscos y caminaba por todo el pueblo para venderlos de puerta en puerta. Se esforzaba por conseguir un dólar al día para poder alimentar a su hijo, pero no era suficiente. Desafortunadamente, a pie no era capaz de vender para suplir lo básico y necesitaba un transporte. Una organización cristiana recibió su caso y le ofreció una bicicleta para que pudiera transportar sus productos y venderlos. Entonces pudo cargar y vender más mariscos. ¡Su ingreso diario creció de uno a cinco dólares, lo suficiente como para alimentar a su hijo!
Mientras leía el reportaje, mi corazón se quebrantó. Supe que era el Señor trayéndome una impresión acerca de cómo seremos arruinados por el amor. Seguramente oímos historias conmovedoras acerca de gente pobre que necesita un transporte, pero esto no tuvo nada que ver con la compasión y la empatía que sentía por los necesitados. Esto quebró mi corazón por completo.
La definición de ruina es: caída o destrucción de una persona; alguien que cayó de su estado anterior. Cuando Dios comparte su corazón y lo que lo mueve a Él, quedaremos completamente devastados, causando la pérdida de nuestro estado anterior, junto con sus derechos y formas. ¡El amor nos arruinará! “El amor (el amor de Dios en nosotros) no busca lo suyo propio, porque no es egoísta” (1 Corintios 13:5).
Dios está hablando un nuevo lenguaje y es el de los amantes. No se trata sólo de oír su voz, ¡es conocerlo a Él! Los amantes comunican la respuesta del corazón cuando llegan a ser como uno. Dios habló el lenguaje del amor a través de Jesús y Él lo retribuyó haciendo sólo lo que veía hacer a su Padre. Mientras llega a ser uno con su Amante, sólo se comunicará a través de un lenguaje de amor desde su corazón. Latirá al ritmo de su corazón y lo derramará sobre otros. Sólo los amantes íntimos saben cómo dar y recibir. Jesús retribuyó el mayor lenguaje del amor del Padre cuando entregó su vida para estar con nosotros.
Dios comenzará a hablarle a su corazón de nuevas maneras que no conocía. Nos está preparando para ser amantes que demuestren el corazón del Padre en cada lugar y posición hasta los confines de la tierra. Este es el año donde muchos de nuestros sueños más salvajes se manifestarán y sucederán. Este es el año donde nuestros destinos se concretarán a través de poderosas manifestaciones de amor. ¿Cuál es nuestro mayor destino? El mayor destino de un hombre es ser un amante.