Por Gale Sheehan
Viendo a Dios grande en la Reforma de la Iglesia para transformar la ciudad
El Señor me habló proféticamente y me dijo: “Seré tan grande como me veas”. La Escritura que el Señor me entregó para confirmar esta palabra profética es Números 13. Esta es la historia de la dirección que recibió Moisés cuando Dios lo mandó a enviar espías a la Tierra Prometida para obtener un reporte del territorio. Los espías regresaron con pruebas que certificaban una gran cosecha en la tierra, porque era muy próspera y fructífera. El valle de Escol tenía tremendos racimos de uva. Aún así, sólo dos de los espías, Josué y Caleb, dijeron que podían tomar y poseer la tierra con la ayuda del Señor. Los otros espías dijeron que no podrían tomar la tierra porque estaba habitada por gigantes y tenían ciudades muy fortificadas.
Este reporte negativo fue un análisis real de la tierra. Era cierto que había algunos gigantes, pero no la exageración que afirmaba que todos eran gigantes. Debido a este reporte negativo, los israelitas desmayaron sin entrar a pelear y poseer la tierra. Josué y Caleb fueron los únicos entre esos dos millones que entraron en la tierra para poseerla y eso fue muchos años después de esta historia. Aún así, retomaron rápidamente la visión original: Si Dios está con nosotros, podremos tomar la tierra (con gigantes en ella o no).
El 2008 será un año donde Dios será tan grande como lo “veamos” en nuestras batallas, desafíos, oportunidades y destinos. Este año, necesitaremos ver al Señor moviéndose grandemente a nuestro favor o no habrá tierras, despojos y victorias que poseer. Dios quiere demostrar que es capaz de hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos, conforme a Su poder que opera en nosotros. Eso significa que desea hacer grandes milagros por nosotros y llevarnos a poseer grandes cosas para Él. La única manera como podremos ser capaces de alcanzar las victorias que Él tiene para nosotros en este año, es adoptando la misma visión y la mentalidad de Josué y Caleb cuando eran ancianos. ¡Esta es la perspectiva desde la cual podemos lograrlo porque vemos a Dios como un Gran Dios!
Su grandeza es todo lo que importa en la batalla que tenemos por delante. Necesitaremos ver Su grandeza y decretarla para hacer que nuestra victoria sea una realidad. El poder de nuestras palabras refuerza la grandeza de nuestro Dios. Podemos ser gente que no se deje convencer por las acciones de las tinieblas y se muevan en fe por la Palabra del Señor. En medio de las tinieblas y los dolores de parto por las situaciones de los últimos días, podemos ser un pueblo que se levante y brille, porque nuestro Dios es un Gran Dios.
Veamos algunas claves que nos permitirán ver y experimentar la Grandeza de Dios en el 2008:
1. ¡Magnifique al Señor!
“Engrandezcan al Señor conmigo; exaltemos a una su nombre” (Salmo 34:3)
Magnificamos al Señor en nuestras situaciones al enfocarnos en Él y en Su victoria en medio de todo aquello que trata de convencernos de lo contrario. Aunque no podemos engrandecer a Dios como tal, podemos engrandecerlo mucho más que la duda, la incredulidad, la enfermedad, la estrechez financiera, la desesperanza, etc., en nuestros ojos y en nuestro corazón. Esto es importante porque de nuestra boca habla desde nuestro corazón. Le agradecemos en primer lugar por Quien es y lo adoramos por ello, para luego adorarlo por lo que hará a nuestro favor.
2. ¡Su Palabra es Su promesa!
“… Quiero inclinarme hacia tu santo templo y alabar tu nombre por tu gran amor y fidelidad. Porque has exaltado tu nombre y tu palabra por sobre todas las cosas” (Salmo 138:2)
Dios dice que Él mismo exaltó el poder de Su Palabra de acuerdo a Su nombre. Dios declaró las victorias que tiene para nosotros en Su Palabra. Este pasaje de Salmos dice que Dios se afirma detrás de Su Palabra con todo lo que es. Si deseamos experimentar las victorias que Dios tiene para nosotros, necesitamos conocer Su Palabra. Hay poder en cada promesa del Señor para hacer que cada una de ellas se cumpla. Esto significa que las cosas naturales y las demoníacas deben cambiar para ponerse de acuerdo con la Palabra del Señor. Para que podamos caminar en esta realidad, debemos movernos desde una mentalidad de esperanza pasiva para ir hacia una activa y agresiva con nuestra boca. Como lo declaró Bill Hamon el año pasado: “La victoria está en nuestra boca”.
3. ¡Los despojos de Dios son Grandes!
“Después, siguiendo las instrucciones que Moisés les había dado, pidieron a los egipcios que les dieran objetos de oro y de plata, y también ropa. El Señor hizo que los egipcios vieran con buenos ojos a los israelitas, así que les dieron todo lo que les pedían. De este modo los israelitas despojaron por completo a los egipcios” (Éxodo 12:35-36)
Cuando los israelitas espiaron la tierra prometida, hallaron que tenía grandes despojos para recoger. Eran racimos sobrenaturales colgados de un palo que requerían de dos hombres para poder cargarlos. Debemos ver que con Dios también tenemos grandes despojos que saquear y muchas cosas para recuperar de todo lo que nos robó el enemigo. Después de pasar varios años en cautividad, los israelitas dejaron Egipto con un gran botín de plata, oro y artículos de lujo. Por otro lado, la única manera que podremos recibir ese botín en nuestras manos es viendo a Dios engrandecerse en medio de esa situación y confiando en Él por cosas imposibles. Hacemos esto decretando y declarando quien Es y quienes somos en Él.
4. ¡Viendo a Dios engrandecerse en la batalla!
“A su vez, el Señor llenó de pánico a los amorreos ante la presencia del ejército israelita, y éste les infligió una tremenda derrota en Gabaón. A los que huyeron los persiguieron por el camino de Bet Jorón, y acabaron con ellos por toda la vía que va a Azeca y Maquedá. Mientras los amorreos huían de Israel, entre Bet Jorón y Azeca, el Señor mandó del cielo una tremenda granizada que mató a más gente de la que el ejército israelita había matado a filo de espada” (Josué 10:10-11)
Este pasaje muestra que Dios está activamente involucrado en nuestras batallas. A veces utilizará granizo, otras veces enviará ángeles para pelear, otras alterará el curso natural de los ríos y los mares u otras confundirá al enemigo para que pelee contra sí mismo. Somos colaboradores con el Señor en las batallas en las cuales nos involucramos. Es importante saber que no podemos hacer la parte que le toca a Dios y Él tampoco hará la nuestra. Dios quiere que colaboremos con Él para soltar nuestras victorias y derrotar a nuestros enemigos.
5. ¡Vea el gran amor de Dios por usted!
“Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 8:37-39)
El amor eterno de Dios por nosotros es la clave y el fundamento para nuestra victoria y destino en Él. Nos amó antes de conocerlo y tiene un plan victorioso que nos conformará a la imagen de Jesucristo. Mientras lo seguimos en obediencia y lo engrandecemos en nuestras circunstancias, nos guiará hacia la victoria por medio de Su verdad y Su vida.
Reforma de la Iglesia para la transformación de la ciudad
Este año probará ser monumental para el Cuerpo de Cristo. Ver a Dios como “grande” nos permitirá movernos hacia nuevas realidades. Como el número 8 siempre significa el lanzamiento de nuevos comienzos, este año representa un “nuevo comienzo para la era de la Iglesia”. Es un tiempo estratégico en el plan de Dios para una gran reforma de la Iglesia. La palabra griega para Iglesia es “ekklesia” y significa asamblea o la congregación de los llamados. Martín Lutero recibió la nueva revelación del Señor que decía: “el justo vivirá por la fe”, y eso provocó que la estructura de la Iglesia cambiara para siempre. De la misma manera, existe una nueva revelación que está llegando para aquellos que tienen oídos para oír acerca de otro “cambio monumental” para la Iglesia como la conocemos hoy.
Existe una estructura en la Iglesia establecida desde los tiempos de la Gran Reforma de la era de Martín Lucero que separó al “clero” de los “laicos”. La Iglesia sólo se enfocó en las cosas que ocurrían “dentro” de las cuatro paredes del edificio, en lugar de hacerlo donde vivían y trabajaban los santos. Esta separación limitó la posibilidad a los creyentes nacidos de nuevo de alcanzar la plenitud de sus destinos o ministerios. Existía la falsa creencia por la cual el poder de Dios y el ministerio del Espíritu sólo estaban reservados para el “clero”.
La nueva revelación que está surgiendo en este tiempo es que “Jesús predicó un mensaje del Evangelio del Reino”. Este mensaje del Reino tiene que ver con una Iglesia impactando aquellas cosas que se perdieron luego de la caída. Jesús predicó que Su Padre deseaba tener un Reino de sacerdotes que lo representaran en la tierra. Estableció en el libro de Lucas que tenía el propósito de predicar el Evangelio a los pobres, proclamar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, poner en libertad a los oprimidos y anunciar el año agradable del Señor. Las metas de este Reino ahora serán alcanzadas por todos aquellos que forman parte de Él, en lugar de unos pocos.
En los últimos años, tengo la impresión en mi corazón que estamos muy cerca en el plan del Señor de ver el lanzamiento del “movimiento de los santos” descrito en Efesios 4:12. Este será un tiempo cuando los creyentes se darán cuenta que pueden ser sacerdotes del Reino con el poder para transformar sus entornos. Esto significa lugares de trabajo, áreas de gobierno, establecimientos educativos, medios de comunicación, entretenimiento e instituciones educativas. Los santos afectarán estos lugares concretando sus destinos en estas áreas. El 2008 será un año donde veremos fructificar este cumplimiento en la Iglesia por todo el mundo. Esto permitirá que la Iglesia impacte y tome dominio sobre las fuerzas de las tinieblas como nunca antes.
En Mateo 16:18, Jesús declara que Pedro había recibido la revelación de quién era Él y que sobre esa revelación edificaría Su Iglesia. Jesús también dijo: “…las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. Este “Movimiento de dominio del Reino” iniciará la reforma de la Iglesia actual de una manera que permitirá que los creyentes concreten sus destinos en el poder del Señor.
Colosenses 1:25-27 establece que existe un misterio escondido para cada época y es “Cristo en mí, la esperanza de Gloria”. Para cada creyente nacido de nuevo, estos son días excitantes de la demostración del Reino de Dios.
Este año iniciará un mover en el Cuerpo de Cristo, liderando un gran impacto del Reino de Dios sobre las tinieblas. Mientras la Iglesia se levanta para alumbrar y tomar dominio en esta hora, habrá ciudades, estados y naciones transformadas que se lanzarán hacia el cumplimiento de sus destinos en Dios. Señales, maravillas y milagros serán una avenida para que los santos demuestren el Reino en los lugares donde están. Mientras nosotros, los sacerdotes del Reino, revelamos la naturaleza de nuestro Rey Jesús y demostramos el poder de Su nombre, iremos hacia un gran tiempo de cosecha para la Iglesia de hoy. Habrá muchos que serán transferidos desde las tinieblas hacia el Reino de Luz, porque los santos se están levantando en este tiempo para ver a la Iglesia transformada en poder y dominio sobre la tierra hoy.
Seamos de aquellos que ven grande a Dios y oyen al Espíritu del Señor activando la “Reforma de la Iglesia para la transformación de la Ciudad”.
¡Desato los milagros ahora!
Gale Sheehan
No hay comentarios:
Publicar un comentario