sábado, 27 de septiembre de 2008

“Experiencia caótica pura: La revelación viene sobre nosotros con el caos de la vida”

 

Por Kim Clement

clip_image001

Recientemente me entrevistaron para un show en la televisión nacional y me hicieron una pregunta: “¿Por qué necesitamos en este tiempo profetas que nos hablen?”. Mi respuesta fue simple y puntual. Como cristianos, debemos ser “alimentados y guiados” para llegar a ser Su voz, alimentados por la Palabra y guiados por el Espíritu, porque no hay voz sin su revelación acerca de la Palabra.

Pemítame decirle por qué creo esto. Existe demasiada gente perezosa en la Iglesia y para ellos, la manera más fácil de escuchar a Dios es ser alimentados por alguien que está “cerca” de Dios. Los psíquicos son extremadamente populares en el mundo porque la gente no sabe cómo oír por sí mismos. Por lo tanto, los psíquicos les entregarán un mensaje sobre su estado presente o acerca de su futuro. Desafortunadamente, esta manera de pensar caló profundo en la Iglesia, degradando al profeta hasta la altura de un psíquico. La única razón importante para oír a Dios cuando nos habla, es transformarnos en una voz y ser una expresión, no una opinión.

No se apresure para hablar en nombre de Dios, porque siempre hay tiempo para entregar una palabra, pero nunca habrá tiempo para hacerla regresar. El secreto da una sensación de divinidad. Hay momentos cuando el silencio es ensordecedor y habla mucho más que mil palabras. A menudo desperdiciamos tiempo entregando palabras y verdades a los ignorantes. Incluso nuestro Señor nos enseñó que hubo momentos para compartir parábolas con las masas y luego tiempos para compartir verdades más profundas con unos pocos que tenían oídos para oír.

Luis de Góngora, el poeta barroco, afirmó estas palabras en su escrito Soledades: “Para mí es una cuestión de honor hacerme oscuro para los ignorantes, porque eso es lo que distingue a los doctos, no se les debe hablar con un estilo griego a los ignorantes porque es como tirarles perlas preciosas a los cerdos”.

Muchas veces me preguntan: “¿Qué le dice Dios acerca de mi?”. Yo les respondo: “No lo sé, pero sí sé lo que me está diciendo a mí”. Como sabemos, la Palabra es Jesucristo. Juan el Bautista estaba hacienda su trabajo como profeta y, mientras bautizaba a muchos, Jesús se le acercó y le dijo que era el momento para ser bautizado. Cuando Juan bautizó a Jesús (la Palabra), el Espíritu descendió sobre Él en forma de paloma y cuando esto sucedió, se oyó una voz desde el cielo con toda claridad. Esto nos dio una clara lección acerca de la expresión de Dios bajo el reinado de Cristo. El único camino por medio del cual podrá ser alimentado y guiado, es alimentándose en la Palabra de Dios. Jesús dijo: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. No dice “salió”, sino “sale”, en presente continuo.

Los tres pasos de la verdad

Tener la Palabra con usted no es suficiente. Sólo cuando el Espíritu ilumina la Palabra (Cristo), la voz desciende desde el Cielo. El Espíritu debe conectarse con la Palabra en su interior para poder transformarse en una voz y dependiendo de cuánto de la Palabra tenga dentro de usted, será la profundidad de la expresión. Hablemos de la verdad. La Biblia afirma: “Conoceréis la verdad y ella los hará libres”.

La verdad requiere tres pasos:

  1. Revelación
  2. Iluminación
  3. Inspiración

La revelación es el descubrimiento de la verdad. La iluminación es la comprensión de la verdad descubierta. La inspiración es la comunicación de la verdad descubierta y comprendida. Estos tres pasos deben estar conectados, si no tendrá una voz que pronunciará verdades sin entendimiento o verdades sin inspiración.

Una verdad sin Espíritu, es una “verdad dentro de una tumba”

La Biblia también dice: “Tu Palabra es verdad”. Cuando Dios te entrega una verdad, es imposible comunicarla sin tener iluminación, porque esa es la obra del Espíritu con la Palabra que está dentro de usted. La verdad descubierta es una experiencia muy excitante y para algunos, es realmente destructora del alma porque no se acomoda a su dieta establecida o a su rutina diaria. La revelación viene sobre nosotros con el caos de la vida misma, reproduciendo la experiencia caótica aleatoria. Es impredecible y producirá caos en su vida regular y estancada.

En el mundo del Espíritu, nuestro enemigo nos observa tropezar y sólo puede hacer esto si carecemos de entendimiento en la verdad. El conocimiento es poder, pero no se puede alcanzar por los sentidos. Sólo se puede alcanzar por el Espíritu. Recuerde estas palabras de un anciano maestro: “Es fácil matar a un pájaro en línea recta, pero no a uno que cambia su línea de vuelo”. El descubrimiento de la verdad cambiará su línea de vuelo algunas veces y bloqueará por completo a su adversario que está buscando cómo devorarlo.

Para llegar a ser una voz de Dios, es necesario consumir la Palabra. ¿Qué significa? Muchas personas piensan leer la Biblia es suficiente y que no hace falta nada más. Aunque hay algo de cierto en esto, quiero llevarlo a Juan 4 donde Jesús le habló a la mujer samaritana en el pozo de agua. Durante el curso de su conversación, comenzó a argumentar acerca de un problema territorial. Dijo en el verso 20: “Nuestros padres adoraron en este monte, pero vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar”.

En los versos 21-24, Jesús le dijo: “Mujer, créeme que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que lo adoren. Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren”.

Entiendo esto como dos dimensiones de comunicación con Dios que pueden aplicarse a la cuestión de ser “alimentados” por la Palabra: verdad y espíritu. Una verdad sin espíritu está dentro de una tumba. Pero una verdad con espíritu, está dentro de un “vientre”. Una verdad dentro de una tumba sigue siendo una verdad, pero sepultada, rígida y muerta. Es una verdad histórica. Puede resucitar, pero necesita al Espíritu para hacerlo. Una verdad dentro de un vientre, es una verdad creativa y en el tiempo justo nacerá, respirará y crecerá. Allí comenzará a ser la voz de Dios, debe leer la Palabra, pero Dios también es Espíritu y también nos hablará. A esto se lo llama comúnmente “rhema” o palabra hablada. Seguir a Jesús significa que tendrá “oídos para oír Su voz desde el cielo y no sólo desde las páginas”.

Una voz en la tierra que está de acuerdo con la Voz del cielo

Aquí vemos algo muy interesante. Hebreos 1:1-3 dice: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo y por quien asimismo hizo el universo. Él, que es el resplandor de su gloria, la imagen misma de su sustancia y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”.

Hechos 9:3-19 dice que Saulo de Tarso estaba viajando hacia Damasco y fue sacudido y cegado por una luz, y oyó la voz de Jesús que le habló directamente. Saulo lo llamó “Señor” y luego Jesús le dijo que fuera a la ciudad a una cierta casa que estaba en la Calle Derecha para esperar instrucciones. ¿Por qué Jesús sólo le dijo a Saulo las cosas hasta ese punto? ¿Por qué le ocultó cierta información acerca de su futuro? En lugar de eso, Jesús preparó a un hombre llamado Ananías y le ordenó ir a la Calle Derecha, donde estaba Saulo para entregarle una palabra. Jesús hablará desde el Cielo y desde la tierra, desde el Espíritu y a través de la carne. Lea esto para comprender un poco más:

“Mirad que no desechéis al que habla, pues si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desechamos al que amonesta desde los cielos. Su voz conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido diciendo: Una vez más conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta frase: Una vez más, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. Así que, recibiendo nosotros un Reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia…” (Hebreos 12:25-28)

Cuando Jesús le habló a Saulo en el camino, le habló desde el Cielo, pero cuando Ananías le habló a Saulo, lo hizo desde la tierra. Hebreos sólo dice que estamos “recibiendo” un Reino que no puede ser sacudido. Saulo de Tarso estaba recibiendo el Reino como herencia de todas las cosas que le hablaron y se estableció en la tierra cuando fueron pronunciadas por uno de sus herederos escogidos: Ananías.

Usted tiene el poder para ser voz de Dios. Debe entender que Jesús habló esas palabras desde el Cielo mucho antes que Ananías le hablara a Saulo en la casa de Judas en la Calle Derecha. Alguien en la tierra debe tener una voz para ponerse de acuerdo con la voz en el Cielo. Quiero que sea usted.

Creo firmemente que Dios bendice la obediencia antes que el sacrificio. El profeta Samuel le dijo al rey Saúl: “la obediencia es mayor que el sacrificio”. Esto me dice que la obediencia es la clave para todo lo que hacemos en nuestro caminar con Dios. Con los años, descubrí que cuando obedecemos a Dios y se requiere un sacrificio, recibimos una doble bendición: una por obedecer y otra por el sacrificio.

Dios nos dijo que este sería un año de milagros únicos e inusuales y lo creo con toda firmeza. Haga algo inusual para que Dios pueda hacer algo inusual por usted. Cuando ofrende, permita que Dios le hable (y obedézcalo), aún cuando lo que le dijo sea desafiante. Como lo obedeció y actuó, ¡entonces lo verá a Él!

¡Le anticipo que le sucederá algo hermoso y maravilloso!

Kim Clement

No hay comentarios: