miércoles, 14 de enero de 2009

“2009: Año del favor, la gracia y el cambio”

 

Por Carol Kelley

clip_image002Recientemente el Señor me mostró que el 2009 será un año de favor, gracia y cambios. El favor es la gracia de Dios extendida hacia nosotros; gracia es su favor inmerecido. Fuimos salvos del pecado y recibimos una nueva vida por medio de la gracia de Dios, no por nuestro propio esfuerzo (Efesios 2:8-10); y caminamos en nuestra nueva vida en Cristo por medio de la gracia y la fe (Colosenses 2:6-7).

En este nuevo año de cambios recibiremos favor y gracia para ser flexibles, ajustarnos y prosperar en medio de varios cambios. Los cambios en sí mismos no tienen por qué ser algo temido o rechazado, porque el mismo Señor dijo: “¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados” (Isaías 43:19) y “El que estaba sentado en el trono dijo: ¡Yo hago nuevas todas las cosas! Y añadió: Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza” (Apocalipsis 21:5).

Jesús proclamó el año favorable

Jesús proclamó el año favorable del Señor. En la sinagoga de Nazaret, la ciudad donde creció, leyó el pasaje de Isaías 61:1-2: “El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros, a pregonar el año del favor del Señor y el día de la venganza de nuestro Dios”. Luego añadió para asombro de quienes le oían: “Hoy se cumple esta Escritura en presencia de ustedes” (Lucas 4:21).

Asimismo, en nuestros días, Dios está trayendo el cumplimiento de estas profecías delante de nuestros ojos, creando rampas para la segunda venida de Cristo. Él está hablando. ¿Estamos oyendo? Está haciendo algo nuevo. ¿Nos estamos dando cuenta?

Dios le habló a Isaías y a nosotros acerca de su favor: “Los extranjeros reconstruirán tus muros, y sus reyes te servirán. Aunque en mi furor te castigué, por mi bondad tendré compasión de ti” (Isaías 60:10), y “…En el momento propicio te respondí, y en el día de salvación te ayudé. Ahora te guardaré, y haré de ti un pacto para el pueblo, para que restaures el país y repartas las propiedades asoladas” (Isaías 49:8). Pablo nos exhorta a recibir la gracia de Dios, citando este pasaje y añadiendo: “Nosotros, colaboradores de Dios, les rogamos que no reciban su gracia en vano. Porque él dice: En el momento propicio te escuché, y en el día de salvación te ayudé. Les digo que éste es el momento propicio de Dios; ¡hoy es el día de salvación!” (2 Corintios 6:1-2).

¡El Señor quiere extender su favor y su gracia sobre usted ahora mismo! Para aquellos que sólo vieron a Dios como un juez duro en lugar de un Padre amoroso, tiene una bendición especial de sanidad y libertad que está esperándolos. Es suya, ¡pídala y recíbala!

Los Salmos hablan de tiempos de favor para ver las respuestas a las oraciones. David dijo: “Pero yo, Señor, te imploro en el tiempo de tu buena voluntad (o favorable). Por tu gran amor, oh Dios, respóndeme; por tu fidelidad, sálvame” (Salmo 69:13). También habla en el Salmo 32:6: “Por eso los fieles te invocan en momentos de angustia (un tiempo aceptable o favorable; literalmente, “un tiempo cuando puede ser hallado”).

Él es tanto un revelador de misterios (Daniel 2:29, 47), como un galardonador de aquellos que lo buscan (Hebreos 11:6). Dios se permite a sí mismo que lo encontremos (2 Crónicas 15:4, 15). Quiere visitar a su pueblo (Lucas 1:68) con favor y gracia para habitar en nuestras vidas con su Espíritu Santo (Juan 3:34).

Referencias al favor y la gracia de Dios

Hacia finales del mes de Noviembre del 2008, el Señor me comenzó a hablar para prepararme para el 2009. Me instruyó para que comenzara a estudiar el libro de Lucas. Mientras lo hacía, me mostró que el año que viene sería un tiempo de su favor y gracia, así como un tiempo de cambios.

El primer capítulo de Lucas contiene referencias acerca del favor de Dios:

• Zacarías recibió favor y sus oraciones por un hijo fueron respondidas (Lucas 1:13).

• Elizabeth quedó embarazada y dijo: “El Señor me miró con su favor y quitó mi desgracia” (Lucas 1:24-25). La desgracia es lo opuesto a la gracia y el favor.

• María fue llamada “muy favorecida”. Halló favor con Dios (Lucas 1:28, 30).

Dios también reveló su gracia a través de las visitas inesperadas de ángeles:

• Zacarías recibió una visitación del ángel Gabriel (Lucas 1:11-20). Después del nacimiento de Juan, Zacarías volvió a hablar y dijo: “Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a redimir a su pueblo” (Lucas 1:68).

• María también recibió la visitación del ángel Gabriel (Lucas 1:26-38).

• Los pastores experimentaron la visitación de los ángeles (Lucas 2:8-14).

• José fue visitado por un ángel en sus sueños (Mateo 1:20; 2:13, 19-20).

• El Señor envió advertencias a los hombres sabios y a José por medio de sueños (Mateo 2:12, 22).

Dios quiere habitar entre nosotros y no sólo visitarnos ocasionalmente. Quiere habitar en nuestras vidas con su poder y su gracia. Uno de los nombres proféticos de Jesús era Emanuel y significa “Dios con nosotros” (Mateo 1:23; Isaías 8:10). Las visitaciones angelicales son inusuales, poderosas y milagrosas, pero la presencia de Dios en nosotros a través del Espíritu Santo es aún más maravillosa.

Zacarías, Elizabet, María, José, los pastores y los hombres sabios recibieron las visitaciones del favor de Dios y fueron transformados radicalmente. También recibieron gracia para tratar con los cambios y poder ajustarse a ellos. No debemos temer a los cambios, porque Él prometió que estaría con nosotros y nunca nos abandonaría (Mateo 28:20; Hebreos 13:5).

Vienen los cambios para el 2009

El Señor me habló acerca de los cambios el 15 de Noviembre del 2008:

“Los cambios no siempre son malos. Déjame cambiar tu concepto acerca de los cambios. El cambio viene. Soy el Dios del cambio, porque cambio el corazón de los hombres para hacer algo nuevo (Isaías 43:19). Mi cambio no es como el cambio del mundo. Mi paz no es como la paz del mundo (Juan 14:27), porque traigo una paz duradera cambiando los corazones y las almas.

Tengo al mundo en mi mano. Tengo las naciones en mi mano y vuelco el corazón de los reyes (Proverbios 21:1). Tengo tu nación en mi mano. Estoy trabajando en tu tierra para traer mis cambios.

Levanten sus corazones y regocíjense, porque Yo Soy su Dios. Mírenme a mí, no a un hombre o a un partido político. Sigue clamando y confiando en mí”.

¡Que Dios lo bendiga en este nuevo año con su poderosa presencia y habitación!

Carol Kelley

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