lunes, 13 de abril de 2009

“¡Se suelta el poder de la resurrección! ¡Los vientos del Cielo facilitarán los grandes cambios!”

 

Por Barbie Breathitt

clip_image002¡Profetiza a los huesos secos!

La mano poderosa de Dios trae consuelo y nos permite atravesar el desierto del valle de los huesos secos. Aprender los caminos asombrosos de Dios nos da la fortaleza para trepar por encima de los obstáculos y alcanzar los picos más altos de los montes. En el valle Dios revela el destino y el propósito, porque muchos están desarticulados, secos, estériles y muriendo en su confusión. Establecemos nuestras metas para alcanzar las cimas de los montes.

El poder de la resurrección se suelta para que podamos hablar y alentarnos a nosotros mismos en el Señor. Debemos traer nuevas esperanzas y hablarles vida a aquellos que están muertos y desesperados. En la medida que nuestros oídos se inclinen a oír la voz del Señor, sus palabras crearán abundancia. La Fuente de vida eterna nos conectará con otros que nos llenarán de poder para llegar a ser lo que estamos destinados a ser.

“La mano del Señor vino sobre mí, y su Espíritu me llevó y me colocó en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Me hizo pasearme entre ellos, y pude observar que había muchísimos huesos en el valle, huesos que estaban completamente secos. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos? Y yo le contesté: Señor omnipotente, tú lo sabes. Entonces me dijo: Profetiza sobre estos huesos, y diles: ¡Huesos secos, escuchen la palabra del Señor! Así dice el Señor omnipotente a estos huesos: Yo les daré aliento de vida, y ustedes volverán a vivir. Les pondré tendones, haré que les salga carne, y los cubriré de piel; les daré aliento de vida, y así revivirán. Entonces sabrán que yo soy el Señor. Tal y como el Señor me lo había mandado, profeticé. Y mientras profetizaba, se escuchó un ruido que sacudió la tierra, y los huesos comenzaron a unirse entre sí. Yo me fijé, y vi que en ellos aparecían tendones, y les salía carne y se recubrían de piel, ¡pero no tenían vida! Entonces el Señor me dijo: Profetiza, hijo de hombre; conjura al aliento de vida y dile: Esto ordena el Señor omnipotente: Ven de los cuatro vientos, y dales vida a estos huesos muertos para que revivan. Yo profeticé, tal como el Señor me lo había ordenado, y el aliento de vida entró en ellos; entonces los huesos revivieron y se pusieron de pie. ¡Era un ejército numeroso!” (Ezequiel 37:1-10)

Los vientos del Cielo traen cambios

Los vientos del Cielo facilitan los grandes cambios y unifican a aquellos que están llamados a caminar juntos; por lo tanto, se soltarán las bendiciones que el Señor ordenó.

Si buscamos intensamente el rostro glorioso de Dios, Él responderá las preguntas que haya en nuestro corazón. Pase tiempo descansando en su presencia para oír su voz. Dispóngase a despojarse y a trascender a los deseos de su carne para llegar a la unidad con el Espíritu. Dirigirá sus pasos, permitiéndole hacer los cambios necesarios que lo llevarán hacia un buen lugar.

Juan 12:26 dice: “Quien quiera servirme, debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo. A quien me sirva, mi Padre lo honrará”. Cuando Jesús caminó por la tierra, lo hizo revestido de humildad y derramó su vida por quienes lo amaban, pero también entregó su vida para salvar a aquellos que lo odiaban y eran sus enemigos.

Rechace las distracciones de todo aquello que trate de alejarlo del amor del Señor. Dios lo ama incondicionalmente y le ofrece su gracia para cubrir multitud de pecados. ¿Cómo podemos ofrecerles menos a quienes nos rodean?

La transición y los cambios nunca son sencillos o cómodos; para llevarnos hacia un nuevo nivel, nos estiran hasta el máximo de nuestra capacidad. Manténgase sólo enfocado en Aquel que es verdad y luz, continúe confiando en su guía y cuidado seguros. Rendirnos por completo a los propósitos de Dios en nuestras vidas nos asegura una estabilidad que el mundo no puede comprender. Así como los cuatro vientos soplan y toda la tierra tiembla, lo único que permanece inconmovible y verdadero es el Reino de Dios.

Isaías 54:10 dice: “Aunque cambien de lugar las montañas y se tambaleen las colinas, no cambiará mi fiel amor por ti ni vacilará mi pacto de paz, dice el Señor, que de ti se compadece”. Buscar sinceramente el amor de Dios soltará grandes impresiones, revelaciones y nuevas fuerzas para movernos con coraje hacia el cumplimiento de sus planes y propósitos divinos en la vida.

El Salmo 27:14 dice: “Pon tu esperanza en el Señor; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el Señor!”. En tiempos cuando los corazones desfallecerán por causa del temor, estamos llamados a mostrar el camino permitiendo que nuestra luz brille en la oscuridad, señalando hacia la libertad.

Regresará lo que perdimos

Estamos saliendo del ciclo del desierto. El Espíritu del Señor está trayendo restauración sobre aquellos que fueron heridos, maltratados, sin esperanza y atribulados en su fe.

Estamos entrando en un nuevo tiempo donde regresará todo lo perdido o robado. Aprenda a profetizar mientras el Señor ordena la victoria sobre las situaciones y las tormentas que lo rodean. David se animaba cuando veía la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Nosotros también podemos poseer esta promesa mientras olvidamos aquellas cosas que nos lastimaron y trataron de impedirnos alcanzar nuestro potencial, distrayendo nuestra atención hacia los errores del pasado.

Dios no nos mira en nuestro pecado, nuestras debilidades o en nuestras fallas. Él nos ve a través de la Sangre de Jesús. La fe mira hacia adelante esperando recibir las bendiciones y las cosas buenas de la vida. Todos obtenemos lo que esperamos. Mientras abandonamos la sequedad del desierto que intenta debilitar y drenar nuestra excitación por la vida, recibiremos un aliento fresco del Espíritu. Al prepararnos para nuestro nuevo nivel de unción, poder y favor, el Señor redireccionará nuestras sendas.

Hay una impartición fresca de “todo lo puedo en Cristo Jesús que me fortalece”, viniendo sobre aquellos que creen; se levantarán y la declararán con confianza. ¡Que los redimidos del Señor lo declaren! Atravesar el peregrinar del desierto de la desesperanza y el despojo hacia la tierra prometida del aumento, la abundancia y el gozo, ocurre mientras nos ponemos de acuerdo con los planes del Señor para nuestra vida.

Estamos en el mismo umbral de un mover hacia realidades de gloria a través del pacto de relación con Jesús. Podemos elegir subir en la realidad de la paz, la prosperidad y el entendimiento de la revelación fresca o seguir atrapados en las peleas en las que nos encontramos batallando.

Génesis 17:2 dice: “Así confirmaré mi pacto contigo, y multiplicaré tu descendencia en gran manera”. La multiplicación siempre es mejor que la suma porque el rango de aceleración nos dispara hacia la plenitud y fluye de inmediato. Este no es un tiempo para esperar a mañana o alguna fecha en el futuro; el tiempo es ahora.

¿Desea abrazar los cambios?

Dios nos otorgó el libre albedrío para ejercitar nuestra voluntad para traer cambios y crear un entorno para nuestras vidas que nos permita prosperar. ¿Desea abrazar los cambios necesarios para ir hacia el siguiente nivel? ¿Tomará el riesgo de romper el ciclo de la derrota? Si continúa por el mismo camino, eventualmente completará el círculo y repetirá los mismos errores una y otra vez. Para entrar en el aumento y la plenitud, debe soltar su fe para ver lo que nunca vio y poseer lo imposible.

La palabra cambio asusta un poco, pero también representa un desafío excitante para otros que quieren romper el statu quo de la normalidad y llegar a ser excepcionales.

Ore y pídale al Espíritu Santo que le revele las áreas de cambio que necesitan atención en su vida. Recíbalas y abrácelas con gratitud. Pida entendimiento y luego suéltelo desde su vida. Profetice como se le ordenó. Permita que sus huesos se sacudan, suenen y se vuelvan a unir. Tome su posición en este gran ejército de cosechadores que se está levantando para la cosecha del fin de los tiempos.

Que Dios sople sobre usted,

Barbie Breathitt

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