lunes, 25 de mayo de 2009

“La unción de la Novia para la cosecha de los últimos tiempos”

Por Paul Keith Davis

clip_image001Una de las mayores profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías prometido, es Isaías 11:1-2. Este pasaje predice proféticamente la unción que descansaría sobre el Mesías, Quien nos llevaría a una nueva era de la historia humana. Declara:

“Del tronco de Isaí brotará un retoño; un vástago nacerá de sus raíces. El Espíritu del Señor reposará sobre él: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor...”

La manifestación de los Siete Espíritus de Dios es un misterio maravilloso para explicar la operación del Espíritu del Señor sobre la tierra. No es una contradicción frente a la naturaleza trina de Dios, sino una perfecta y completa expresión de su Espíritu que demuestra la plenitud de su carácter y su poder. El Espíritu del Señor “no tiene” sabiduría y revelación, consejo y poder, conocimiento y temor reverente; “es” todos estos.

El libro de Apocalipsis usa la frase “Siete Espíritus de Dios” en cuatro pasajes y surge de dos palabras griegas:

Hepta: Significa siete o manifestados más apropiadamente.

Pneumata: Significa la rendición plural de los espíritus, soplo o viento que sólo puede ser utilizado para describir un objeto o persona singular.

Los siete aspectos del Espíritu Santo proveen una definición más clara de su naturaleza. El Espíritu del Señor es una expresión de quién es Él a través de la sabiduría y la revelación, el consejo y el poder, el conocimiento y el temor reverente de Dios.

La Biblia judía refleja Apocalipsis 4:5 así:

“Desde el trono vinieron cuatro relámpagos, voces y truenos; y ante el trono había siete antorchas ardientes, la manifestación de los Siete Espíritus de Dios”

El ministerio del Señor

Un examen simple de los cuatro Evangelios ilustra de una manera clara el funcionamiento de esta manifestación del Espíritu de Dios a través de Aquel que es nuestro ejemplo perfecto. ¡Pero no termina allí! Asombrosamente, el Señor Jesús profetizó que así como Él fue enviado por el Padre, también somos enviados por Él. Fue más allá enfatizando que las obras que Él hizo, nosotros también las haríamos y aún mayores porque Él ascendió al Padre. Simplemente no podemos llenar esta responsabilidad con otra unción que no sea la manifestación plena de los Siete Espíritus de Dios.

La Novia de Cristo es “hueso de sus huesos y carne de su carne”. El cuerpo es una extensión de la Cabeza. En estos días estamos llamados a cargar la plenitud del ministerio del Señor para entrar en la cosecha de los tiempos a través de un cuerpo con muchos miembros. El Señor también es retratado como un cordero inmolado con siete cuernos y siete ojos, que son los Siete Espíritus de Dios. Apocalipsis 5:6 declara:

“Entonces vi, en medio de los cuatro seres vivientes y del trono y los ancianos, a un Cordero que estaba de pie y parecía haber sido sacrificado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra”

La manifestación de los Siete Espíritus es una representación completa de su revelación (siete ojos) y su poder (siete cuernos), esenciales para cumplir su plan en la tierra. Para que la Iglesia pueda hacer estas obras que Él hizo, cumpliendo Juan 14:12, esta misma manifestación del Espíritu también debe reposar sobre Ella. El Señor prometió bautizarnos en el Espíritu Santo y fuego. Los Siete Espíritus de Dios se manifiestan en fuego.

Consagración y preparación

No es poca responsabilidad ser ungidos en la plenitud de la manifestación de los Siete Espíritus de Dios. La oración y la preparación que nos refina, deben introducirnos en esta realidad espiritual poderosa. Adherirse cuidadosamente a la guía del Espíritu también debe seguir en la administración de estos mantos de los atributos del Espíritu. Será la responsabilidad de los dones del ministerio quíntuple de Dios para preparar a la Novia para la unción de los últimos tiempos. Los apóstoles, profetas, maestros, evangelistas y pastores fueron dados para:

“... capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo. De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo. Así ya no seremos niños, zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los artificios de quienes emplean artimañas engañosas” (Efesios 4:12-14)

Existen numerosos pioneros que nos precedieron como prototipos para demostrar una vida madura en Dios y la plenitud de su unción. John G. Lake fue reconocido como un apóstol de fe del siglo XX. Aunque después de experimentar un gran éxito en el evangelismo, los milagros y las liberaciones, fue impulsado hacia un nivel más profundo en Dios, luego de nueve meses de oración y ayuno. Fue allí que descubrió la plenitud de Cristo que lo catapultó hacia el nivel mayor de revelación y poder demostrado en las últimas décadas de su vida.

Sus mensajes resaltaron vívidamente los progresos en su vida que lo llevaron hacia el sitio de una rendición total donde fue reconocido como un hombre “lleno de Cristo”, como él mismo lo escribió. Para aquellos que están bien preparados, los Siete Espíritus de Dios serán una realidad en el tiempo presente. La Iglesia sólo ha visto un pequeño grupo que deseó pagar el precio y enfrentar la persecución para llegar a ser un hombre maduro a la estatura de la plenitud de Cristo. Aún así, esta generación producirá una compañía de “campeones temerosos” ungidos en este camino; esta invitación está extendida para todos aquellos que la quieran.

Pares divinos

Los Siete Espíritus de Dios operan juntos de a pares. El espíritu de sabiduría y el de entendimiento, operan en armonía junto con algún otro. Los espíritus de consejo y poder, operan junto con los espíritus de conocimiento y temor reverente de Dios, todos fluyendo desde la manifestación del Espíritu del Señor.

Los dones del Espíritu son propiedad del Espíritu operando por su voluntad cuando sea necesario. No poseemos los dones, ellos se manifiestan de acuerdo a la necesidad. Los nueve dones del Espíritu pueden operar dentro de un creyente lleno del Espíritu Santo. Aunque los Siete Espíritus de Dios son grandes demostraciones medibles del Espíritu, llevando al creyente maduro y purificado hacia la profundidad de los misterios y el poder de Dios.

Los Siete Espíritus de Dios son “mantos” establecidos sobre cada creyente para operar en una medida plena. Es maravilloso recibir una palabra de sabiduría, pero es mucho más grande caminar en el espíritu de sabiduría. El “manto” que descansaba sobre Elías y Eliseo era una representación de esta realidad en el Antiguo Testamento. Un examen de los mensajes y los milagros demostrados en estos ministerios, revela la operación de la manifestación de los Siete Espíritus de Dios. La diferencia es que el Espíritu descendía sobre estos profetas cuando era necesario, mientras que a nosotros se nos prometió su presencia permanente.

La unción del Espíritu reposaba sobre estos profetas del Antiguo Testamento por un tiempo y cuando se cumplía el mandato de Dios se retiraba. En el ministerio del Señor, el Espíritu descansaba como un tabernáculo en el Hijo de Dios. La Biblia declara los Cielos abiertos sobre Él y que el Espíritu Santo descendió con apariencia de paloma y permaneció sobre su vida. ¡Esta también es nuestra promesa!

Sabiduría y revelación

Con el propósito del estudio de estos meses, enfatizaremos el entendimiento de la sabiduría y la revelación. Trataremos en los próximos meses al consejo y el poder, junto al conocimiento y el temor reverente.

Para que se suelte un manto de sabiduría y entendimiento, debemos orar por él y pedirlo, manteniendo la integridad para administrarlo. El apóstol Pablo nos enseñó esto en Efesios 1:17-19. Equipar e instruir resultará una ayuda para comprender los oficios y las administraciones bíblicas. Debemos desarrollar un deseo profundo por estos mantos y orar por madurez, carácter y gracia para poder recibirlos.

Los beneficios son enormes:

1. Son iluminados los ojos de nuestro corazón.

2. Se nos revela cuál es la esperanza a la cual fuimos llamados.

3. Cuáles son las riquezas de la Gloria de su herencia en los santos.

4. Cuál es la supereminente grandeza de su poder a través de los que creen.

El espíritu de sabiduría es la habilidad sobrenatural de Dios que viene sobre nuestro espíritu para ver a Jesús como realmente es y recibir entendimiento y conocimiento de la Palabra que nos permite saber qué hacer, cuando hacerlo y cómo hacerlo ante cada situación. También revela la multiforme e inescrutable sabiduría y los secretos que afectan sus planes y propósitos. Significa una mayor intimidad en las cosas de Dios.

El Señor Jesús está sentado a la diestra del Padre y la Novia está sentada con Él en lugares Celestiales. Por lo tanto, esto ubica a la Novia a la diestra del Padre junto con Él. En ese sitio, el Señor puede comunicar en un momento una revelación que nos llevaría muchas horas y aún meses tratar de comprender de otra manera. Si vamos a aprender el arte de esperar en Dios, descubriremos los misterios del Reino a través de estos mantos.

Espíritu de entendimiento

El espíritu de revelación y entendimiento es una comprensión de las cosas de Dios, proveyendo entendimiento con una revelación de la mente a través de la percepción. La sabiduría y el entendimiento significan la revelación de la verdadera naturaleza interior de las cosas, con la habilidad para discernir la manera de actuar, viendo los resultados posteriores. Es la habilidad para no sólo conocer las cosas de Dios sino su aplicación práctica.

La revelación es la comprensión impartida a nuestro espíritu desde el Espíritu Santo y la transmite a nuestras mentes. Es la voz de Dios hablando a nuestro espíritu e informándole a nuestra mente lo que Dios va a hacer. Nos manifiesta los secretos ocultos por el Espíritu Santo y la revelación de los misterios y secretos sobre el futuro.

Daniel 1:17 y 5:11-12, concuerdan que Daniel estaba ungido por el mismo espíritu y cómo funcionaba en su vida. Como con Daniel, nos permitirá comprender los planes y propósitos de Dios mientras se revela a sí mismo. Gabriel se presentó ante Daniel diciendo: “…he venido en este momento para que entiendas todo con claridad” (Daniel 9:22). Siguiendo esa comisión, Gabriel le reveló tremendas visiones con implicaciones lejanas y luego le explicó su significado. Como vimos en la vida de este gran profeta, la humildad y un espíritu de excelencia son atributos vitales en la operación de los espíritus de sabiduría y revelación.

Nuestro mandato

Los espíritus de sabiduría y revelación nos permitirán comprender los misterios profundos y los propósitos ocultos de Dios. El apóstol Pablo lo estableció en Romanos 16:25:

“Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos”

El ministerio de Pablo reveló con claridad los misterios del Reino con esta unción y el manto del Espíritu Santo. Cuando el espíritu de sabiduría descansa sobre usted, aún cuando medita sobre las Escrituras, de repente surgirán las verdades profundas y nos serán impartidas instantáneamente. Por lo tanto, el espíritu de revelación está presente para darnos entendimiento de la Verdad y su aplicación relevante.

La sabiduría y entendimiento proveen el conocimiento de Dios y nos permiten conocerlo con un mayor afecto, guiándonos hacia una apreciación íntima de sí mismo. La belleza interior del Señor es su gracia y su gloria. Asimismo, debemos adornar al hombre interior con mansedumbre y humildad. La belleza interior de Dios es su gracia, la belleza de su santidad. El espíritu de sabiduría y revelación nos dará la comprensión de estos aspectos de Dios. Como declara 2 Corintios 3:17:

“Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”

Paul Keith y Wanda Davis

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