miércoles, 31 de marzo de 2010

“Confianza vs. Desilusión... ¿Quién gana?

 

Por Tiffany Ann Lewis

clip_image002Mientras permanecía quieta adorando al Señor, el Espíritu Santo me entregó una visión donde había un monte enorme delante de mí. Era un monte de dolor que contenía todas mis desilusiones pasadas, presentes y futuras. El monte impedía mi experiencia de adoración. No me permitía acceder a ese lugar dulce en el Espíritu que amo tanto, donde las preocupaciones del mundo se desvanecen ante su presencia.

Quise ignorar el monte que se elevaba delante de mí y limitarme a adorar. Traté de moverme a derecha e izquierda para rodearlo, pero más allá del camino que tomara, el monte de dolor siempre estaba delante de mí. No quería pensar en mis desilusiones, tampoco quería tratar con el dolor que me causaron. Quería pensar en mi Jesús y perderme en la adoración. La presencia de Dios era pesada y me rodeaba con su amor; pero el dolor también estaba presente, así que comencé a danzar y a cantar, mientras rodeaba el monte.

El dolor no es placentero, entonces traté de hablarle al monte para que se eche al mar, pero no funcionó. Repentinamente, Jesús estaba parado entre el monte y yo. Me tomó con firmeza por los hombros, interrumpiendo mis movimientos y dijo: “Tiffany Ann, quédate quieta y conoce que soy Dios”.

Respondí, “sí Señor, lo sé, por eso sólo quiero adorar”, tratando de volver a danzar. Pero no me lo permitió. Una y otra vez me llevó hacia el monte de mi dolor. Finalmente, me figuré que el Señor tenía algo más que decir y dejé de tratar de escaparme. Mientras estaba quieta, el Señor me preguntó: “Tiffany Ann, ¿confías en mí en este lugar, frente a este monte? ¿Confías en Mí con tu dolor? ¿Confías en Mí con tus desilusiones?”.

Selah... caminando en la confianza y la desilusión

Mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas, el Señor me enseñó que debía caminar en la confianza y la desilusión. El instinto primario ante el dolor es pelear o escapar. Podemos pelear contra el dolor o escapar de él. Por eso trataba de “danzar alrededor” del monte. Trataba de rechazar el dolor de mis desilusiones. El problema con eso es que cuando corremos, nos escapamos de Dios y no corremos hacia Él.

Tristemente, en esta vida hay momentos en los que esperamos no deslizarnos en nuestro camino y nuestro corazón se rompe en miles de pedazos. Para el creyente, admitir este tipo de desilusiones a menudo llega a ser una batalla para el alma y en este lugar vulnerable, el individuo suele preguntarse si debe confiar realmente en Dios o no hacerlo. Este tipo de batalla sólo sirve para agregar dolor y culpa sobre las emociones agitadas. En tiempos como este, podemos ver que se ocultan nuestros sentimientos reales acerca de Dios. Podemos sentirnos avergonzados por permitirle a Él que conozca lo que ocurre dentro de nuestro corazón. Pero si confiamos verdaderamente en Dios no nos sentiremos desilusionados. ¿Verdad?

Error. Experimentar la desilusión no necesariamente revela una falta de confianza. Esto revela una desilusión y no necesitamos escondernos de Él. Esta es sólo otra mentira que el diablo habla para alejarnos del amor de Dios. El Señor también conoce nuestros pensamientos, heridas y desilusiones, invitándonos a discutirlas con Él. Vengan, pongamos las cosas en claro… (Isaías 1:18).

Amado, podemos ser reales con Dios y mientras confiamos en Él lo suficiente para revelarlo, nos sanará. Confiar en Dios y experimentar sentimientos de desilusión puede ir de la mano cuando caminamos con Dios. Permítame explicarle qué quiero decir con esto.

Dios nos hará confiar en Él

Existen dos palabras que se utilizan en el Antiguo Testamento para expresar “confianza”. Una es “batach” y la otra es “chasah”. Batach (Strong AT:982) se usa muy a menudo y significa: “confiar, confiar en, tener confianza, ser atrevido y estar seguro”. Es interesante notar que esta raíz (batach) es una forma verbal causativa. No quiero ser demasiado técnica, pero es muy importante conocer qué quiere decir un verbo causativo para que todo esto tenga sentido.

En lenguaje, un verbo causativo indica la acción necesaria para que otra acción pueda tener lugar. Revela que alguien o algo, es indirectamente responsable por la acción. Esto nos enseña bíblicamente que Dios nos hará confiar en Él.

Salmo 22:4-5 dice: “En ti confiaron nuestros padres; confiaron y tú los libraste; a ti clamaron, y tú los salvaste; se apoyaron en ti y no los defraudaste”. Dios los hará confiar en Él a través de todas las señales y maravillas que hizo en medio de ellos. Pero recordemos que aunque fueron libres de la esclavitud en Egipto, debían dejar atrás todo lo que conocían, todo lo que era familiar para ellos y terminaron caminando ciegamente a través del desierto, una tierra estéril y llena de circunstancias que probaron sus vidas.

Sólo imagine las desilusiones que enfrentaron los hijos de Israel. No tenían comida, agua u hogar. Sin embargo, tenían una promesa de Dios. Vez tras vez proveyó para sus necesidades, revelándose a sí mismo como un Dios fiel, amoroso y confiable. A través de esta provisión, hizo que muchos confiaran en Él más y más cada día.

Este tipo de esperanza en Dios no es una especie de pensamiento positivo, sino una expectativa basada en la confianza que se irradia de un corazón persuadido de una u otra manera. Vemos este concepto en Romanos 5:3-5: “Y no sólo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado”.

Estas tribulaciones nos harán confiar/batach más en Dios. Sí, estamos heridos, pero no necesitamos forzar nuestros sentimientos para ser cristianos fuertes, pretendiendo que todo está bien, diciendo: “Alabado sea el Señor, perdí mi trabajo, pero está todo bien”. Necesitamos correr hacia Dios y recibir las fuerzas que necesitamos, un día a la vez.

Ayuda para el alma cargada

Esto llega a ser posible por medio de nuestra segunda palabra para confianza: chasah. Esta palabra utilizada para definir confianza es similar, pero no igual. Existen algunos significados para la palabra chasah que realmente ayudan a un alma atribulada. Chasah (Strong AT:2620) significa: buscar refugio, huir buscando protección, poner nuestra confianza en Dios, esperar en Dios y hacer refugio para otros. Donde dice batach, significa “descansar en” y donde chasah, significa “refugiarse en”. Encontramos una imagen hermosa de chasah en el Salmo 57:1, donde el rey David se retrata como anidando bajo las alas de Dios buscando refugio como un pichón bajo las alas de sus padres. “Ten compasión de mí, oh Dios; ten compasión de mí, que en ti confío. A la sombra de tus alas me refugiaré (chasah), hasta que haya pasado el peligro”.

Note cómo en este Salmo, David escribió: “Hasta que estas calamidades hayan pasado de mi”. Podemos pensar en esto como, “hasta que mis tribulaciones produzcan perseverancia, carácter y, finalmente, una esperanza en Dios que no me defraudará”. No nos desilusionamos porque en última instancia, el amor de Dios se derramó en el Calvario.

Quizá la situación sea decepcionante, pero no Dios. Es interesante notar que chasah se encuentra en un verso que está en la mitad de la Biblia, el Salmo 118:8. Es mejor confiar (chasah) en el Señor que poner nuestra confianza en los hombres. Esto es tan profundo que aquí se utiliza la palabra chasah y no batach. Puede ver que, si nos escapamos del dolor para tratar de atenuarla de alguna manera en nuestras fuerzas, nunca experimentaremos la plenitud del refugio protector que es chasah/confiar en Dios.

Cuando corremos hacia Dios buscando refugio en nuestro dolor, lo encontraremos. Estará allí en el monte del dolor y la desilusión, repartiendo sus armas, invitándonos a arrojarnos bajo sus alas para hallar nuestro descanso. Cuando nos encontramos “aquí”, podemos experimentar un lugar de consolación que brota desde nuestro interior. Aunque todo el infierno pueda levantarse en contra de nosotros, seremos capaces de declarar: “Está todo bien en mi alma”, porque confiamos en Él.

“El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite! Él es mi protector y mi salvador…” (2 Samuel 22:2-3a)

Amén y Amén.

Tiffany Ann Lewis

“¡Conquiste la culpa! No arrastre el remordimiento hacia su futuro”

Por Kim Clement

clip_image002Miqueas 7:18-19: “¿Qué Dios hay como tú, que perdone la maldad y pase por alto el delito del remanente de su pueblo? No siempre estarás airado, porque tu mayor placer es amar. Vuelve a compadecerte de nosotros. Pon tu pie sobre nuestras maldades y arroja al fondo del mar todos nuestros pecados”.

La mayoría de las personas no comprenden que Dios tiene que actuar de acuerdo a su oficio y según su naturaleza. Mi oficio como padre es ser protector y proveedor para mis hijos. Los amo conforme a mi naturaleza como padre, pero me siento contrariado cuando las cosas salen mal debido a mi llamado, porque es necesario para el bien de ellos. Imagínese si no hubiera consecuencias por desobedecer las reglas de la casa. Debo corregirlos y eso no significa que no los ame. Dios nunca retira su amor y es rápido para dejar a un lado su ira. Dios habla de someter nuestros pecados en Miqueas 7.

Cuando el profeta usa la palabra someter, significa conquistar. Conquistará nuestros pecados por nosotros, eso significa que también removerá la culpa. Nada es más consolador que la remoción de la culpa. Piense un minuto acerca de la culpa. ¿Puede imaginarse viviendo con la culpa hasta el día de su muerte?

La culpa nos lleva a vivir en un estado de violación y es lo opuesto a la inocencia. Psicológicamente, la culpa es un sentimiento negativo asociado con los deseos no cumplidos. La culpa no se debe confundir con el remordimiento. Este es un lamento profundo y doloroso por hacer lo incorrecto. El remordimiento puede ser productivo si nos lleva hacia la compasión y la piedad por los que se encuentran en esa misma posición. Con frecuencia nos guía hacia la acción, un deseo intenso por aliviar el sufrimiento. La culpa nos puede llevar hacia reacciones neuróticas. El propósito de la culpa es hacernos conocer cuando hicimos algo que está mal. Vivir con culpa es vivir con la muerte y si nos mantenemos en un estado constante de culpa, sufriremos mentalmente y aún físicamente.

La culpa opera a nuestro favor en lo que nos ayuda a madurar y crecer, cuando nuestro comportamiento es ofensivo o hiere a otros. Una señal de advertencia con un propósito es buena, especialmente si la señal de advertencia nos ayuda a desarrollar nuestra vida, en lugar de herir a otros, podemos bendecirlos. “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, es el mandato brillante que Cristo nos enseñó, pero si vivimos en un estado de culpa porque nos ofendimos a nosotros mismos, no podremos amar a nuestro prójimo por la ira que hay en nuestro interior.

Es vital que vuelva a recuperar el amor por sí mismo. ¿Cómo hacer esto? ¡Compénsese a sí mismo! ¿Le parece loco esto? Sí, tiene que perdonarse a usted mismo en primer lugar, corríjase a usted mismo y cambie lo antes posible, porque esto lo alejará de la culpa.

Culpa correcta

Necesita reconocer la clase de culpa que tiene y su propósito. Si este propósito lo lleva a hacer progresos, es una culpa apropiada y no es auto-destructiva. Si se siente culpable por comerse cinco barras de chocolate, ese es el camino que usa el cerebro para tratar de enviarle un mensaje sobre un comportamiento o un hábito extremo. Semejante comportamiento puede ser auto-destructivo y finalmente dañará su salud y bienestar.

Culpa incorrecta

Con frecuencia, la culpa es situacional. Eso significa que entramos en una situación, hacemos algo inapropiado o doloroso y luego nos sentimos mal por un tiempo. Descubrí que la mejor manera para tratar con la culpa en este punto es pidiendo perdón, ya sea a la persona que herimos o a Dios. Pida perdón. Ahora, no puede pedirse perdón a usted mismo, entonces el único camino es pedirle a Dios que lo perdone y sabemos que Él estableció un camino para que seamos libres del pecado que nos llevará hacia la culpa. La culpa enfermiza o incorrecta, lo hará sentirse mal por cualquier pequeñez o por razones ilegítimas.

Cuando recién me convertí y era tremendamente ignorante sobre la cultura de la Iglesia, especialmente Pentecostal, estaba lleno de celo y pasión por la gente para ganarlos para Cristo. Era una persona mundana e ingobernable que experimentó tanto el pecado y la mundanalidad que rechazaba toda apariencia de maldad. Cuando clamé al Señor para que me perdonara, removió mi culpa y me sentí más liviano. Una carga pesada salió de mi vida. Había cargado mi pecado demasiado tiempo y sentirme libre de todo ello era asombroso.

Una tarde decidí ir a visitar a una familia que conocía de la Iglesia, luego de mi trabajo. Amaba visitar gente de la congregación para orar con ellos o ayudarlos. Esta familia en particular tenía niños adolescentes y cuando golpeé la puerta, esperaba encontrar a la familia en la casa. Sin embargo, la única que estaba en la casa era la hija mayor de 18 años y, sin pensarlo dos veces, le pregunté si podía entrar. Fue muy amable y me invitó. Tomamos un té y oramos juntos, luego me fui. En el mundo del cual yo venía, no había nada malo en lo que hice y cuando los ancianos de la iglesia en la siguiente reunión de oración me confrontaron con toda clase de acusaciones, me sentí confundido. Inicialmente, me reprendieron por estar solo en la casa con una mujer joven y pude comprender bien lo que me querían decir. Eventualmente, luego de hablar mucho, ¡me di cuenta que me estaban acusando de aprovecharme de la joven y aún de haberme acostado con ella!

Estaba tan abrumado por la culpa por esto que llamé a la joven para preguntarle de dónde habían sacado todo eso. El padre me respondió el llamado e inmediatamente me informó que su hija se los dijo. Por supuesto que era una mentira y me defendí. El siguiente paso era enfrentar a los ancianos de la iglesia para defender mi caso. Me acusaron de ser un engañador y apenas pude sostenerme en pie porque estaba shockeado. Nada de esto era cierto y luego de oír sus argumentos vagos, ¡comencé a sentirme culpable! Llamo a esto “culpa inducida”. Me sentía culpable por algo que nunca había hecho. ¡Qué engañador es nuestro enemigo!

Tenía sólo unos meses como cristiano y estaba tan lleno de gozo, tan excitado, con tanta pasión y alabanza; sólo para ser derribado por una acusación de tal magnitud. Supuse que estaba familiarizado con este enemigo, debido al llamado profético sobre mi vida. Pero no fue algo pequeño que Dios permitiera esto durante mis primeros días como cristiano. Le pregunté al Señor qué debía hacer y lo que me dijo fue aún más radical: “Quiero que te pongas de pie el domingo y les pidas perdón por la ofensa. No admitas algo que no hiciste, pero pídeles perdón por herirlos y ofenderlos”. Luché con esto, pero luego sentí que debía hacerlo porque supe que el enemigo nunca podría decirme que hiciera eso, tenía que ser Dios.

Llegó el domingo por la mañana y no pude dormir en toda la noche. Estaba nervioso y compuesto al mismo tiempo. Dios había hablado y estaba obedeciendo. Debía ser fuerte y decidido. Caminé hacia el altar sin anunciarlo y me pare en el frente, mirando hacia la gente. El organista dejó de tocar, el pastor se levantó de su silla, los ancianos me miraron con sus manos en el mentón y la gente esperaba. Les pedí perdón por haberlos ofendido y les dije que si herí a alguien por mis acciones, lo lamentaba y les pedía perdón por ello.

La joven estaba en la reunión esa mañana y no me podía mirar. El padre avanzó hacia mí como si me fuera a atacar. Lo miré directamente a los ojos mientras se acercaba agresivamente y luego pude oír un grito desde la congregación. Era su hija. Corrió hacia adelante y cayó de rodillas en el altar. Luego de un momento muy emotivo, se puso de pie llorando y confesó que no le hice absolutamente nada porque sólo había ido a la casa a orar con la familia. También confesó que mintió con toda intención para hacer sentir celoso a un ex-novio. Se volteó y me pidió perdón.

¿Hay algo más sobre “poner la otra mejilla” que mirar a los ojos? Creo que sí.

Permítame alentarlo, ahora que ingresamos en una nueva década llena de tantas promesas y celo. No arrastre el remordimiento hacia su futuro por no tratar con la culpa en su presente. Dios promete que someterá nuestros pecados y conquistará nuestra culpa. Permítale hacerlo hoy por medio de una acción muy sencilla y difícil al mismo tiempo: perdónese a usted mismo.

¡Avance!

Kim Clement

lunes, 15 de marzo de 2010

“El fin de una era y el comienzo de otro tiempo”

Prof. Bladimiro y Magui Wojtowicz

Bladimiro y Magui Palabra profética que recibí el día 13 de marzo del 2010

Luego que el Apóstol Raúl Ávila ministró una palabra sobre el pasaje de Daniel 2:26-35, donde hacía referencia al fin de una era y el comienzo de otro tiempo en el Espíritu, el Señor me entregó la siguiente Palabra profética. Este pasaje dice: “El rey le preguntó a Daniel, a quien los babilonios le habían puesto por nombre Beltsasar: ¿Puedes decirme lo que vi en mi sueño y darme su interpretación? A esto Daniel respondió: No hay ningún sabio ni hechicero, ni mago o adivino que pueda explicarle a Su Majestad el misterio que le preocupa. Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios. Ese Dios le ha mostrado a usted lo que tendrá lugar en los días venideros. Éstos son el sueño y las visiones que pasaron por la mente de Su Majestad mientras dormía: Allí, en su cama, Su Majestad dirigió sus pensamientos a las cosas por venir, y el que revela los misterios le mostró lo que está por suceder. Por lo que a mí toca, este misterio me ha sido revelado, no porque yo sea más sabio que el resto de la humanidad, sino para que Su Majestad llegue a conocer su interpretación y entienda lo que pasaba por su mente. En su sueño Su Majestad veía una estatua enorme, de tamaño impresionante y de aspecto horrible. La cabeza de la estatua era de oro puro, el pecho y los brazos eran de plata, el vientre y los muslos eran de bronce y las piernas eran de hierro, lo mismo que la mitad de los pies, en tanto que la otra mitad era de barro cocido. De pronto, y mientras Su Majestad contemplaba la estatua, una roca que nadie desprendió vino y golpeó los pies de hierro y barro de la estatua y los hizo pedazos. Con ellos se hicieron añicos el hierro y el barro, junto con el bronce, la plata y el oro. La estatua se hizo polvo, como el que vuela en el verano cuando se trilla el trigo. El viento barrió con la estatua y no quedó ni rastro de ella. En cambio, la roca que dio contra la estatua se convirtió en una montaña enorme que llenó toda la tierra”.

El capitán de las huestes del Cielo

El Señor me mostró que mientras la Iglesia levantaba su rostro al Cielo en señal de adoración, podía ver al Rey descendiendo sobre Ella. Sus vestiduras eran blancas y estaba montado en un caballo blanco. Su rostro reflejaba seriedad y determinación, mientras blandía una espada que irradiaba una luz intensa. El Señor comandaba un gran Ejército de Ángeles que descendían impetuosamente sobre la tierra para ejecutar la justicia de Dios a favor de su Pueblo.

La salvación está a la mano

En medio de esa visión, el Espíritu Santo me habló diciendo: “La salvación de Mi Iglesia está a la mano, porque se terminó el tiempo donde se burlaban de Mi pequeña y la humillaban sin piedad. Pensaron sin temor que podían burlarse y tocar a Mi pequeña, creyendo que Yo me quedaría callado, de brazos cruzados y sin hacer nada. Ahora verán Quién está por Mi pequeña, ahora verán al Rey de gloria que está delante de Mi pequeña. Ahora verán el respaldo de Mis hijos. Cada palabra sembrada, cada oración que se elevó y cada declaración que se emitió, están vivas delante de Mi Trono de justicia. Este es un tiempo de grandes respuestas contundentes”.

¿Roca o estatua?

El Espíritu Santo continuó diciéndome: “Yo soy la Roca que desmenuza los pies de barro de la fuerza del hombre, inspirado en el espíritu humanista que se levantó arrogante para desafiar a los santos y burlarse de las cosas sagradas. Verás hija Mía el alcance que tuvo mantener la confesión de la fe, aunque no veías la respuesta o aún cuando clamabas, veías que las cosas que se manifestaban eran opuestas a tu declaración. En este tiempo hija Mía, verás Mi respaldo sobre ti. La estatua no tiene respaldo, por eso se cae sin remedio ante el poder de Mi presencia. El poder del hombre no tiene respaldo, por eso no puede permanecer en pie ante las catástrofes de la vida”.

El verdadero respaldo

El Espíritu Santo continuó diciendo: “Pero tú hija Mía, tienes el respaldo eterno del Único, el Santo y el Verdadero, por el Pacto que hice contigo. No te dejaré ni te desampararé en ningún momento y en este tiempo se verá. Todo ojo en esta Tierra verá el respaldo eterno sobre Mis hijos. Todo ojo en esta Tierra verá el respaldo que hay sobre Mis hijos. Los que hasta hoy se burlaron, llorarán y gemirán como niños sin madre, como niños desamparados en las noches. Correrán hacia la luz con desesperación, porque verán que es la única salida para seguir con vida. Esto sucederá por causa del respaldo que hay sobre ti”.

El poder de la perseverancia y la lealtad

El Espíritu Santo continuó diciendo: “Este respaldo se generó a través de los años de tu perseverancia y lealtad hacia la Palabra que recibiste. No fueron años de olvido, porque con cada experiencia que tuviste Conmigo, se generaba un respaldo de Mi poder y Mi autoridad a tu favor. Cuando la estatua se venga abajo, quedará claro que no formas parte del oro, la plata, el bronce, el hierro o el barro, por más imponentes que pudieran parecer. Tú perteneces a la Roca Eterna que no fue labrada ni cortada por la mano de los hombres”.

Saturados por la Justicia de Dios

El Señor me mostraba una visión donde veía una gran cantidad de globos suspendidos del techo del salón donde nos encontrábamos reunidos. Estaban muy distendidos, como si estuvieran cargados de agua y a punto de reventar.

En ese momento, pude oír la voz del Maestro que me decía: “Todos los que tienen hambre y sed de justicia, cuando caigan estos globos sobre sus vidas, serán saciados. Todos los que pasaron por burlas, persecuciones, fueron negados, perdieron sus trabajos o fueron rechazados por sus familiares por ser fieles a mi Palabra; ahora serán saciados. Es tiempo de elevar tus manos hija Mía porque llegó el día de tu redención”.

“Cuando declares Mi presencia, esos globos de justicia caerán sobre tu vida y serás saciada. Aún no logras comprender el concepto de ser saciada. Aunque conoces el significado de recibir mucho o pasar por tiempos de abundancia, aún no viste qué implica ser saciada por Mi justicia. Cuando Mi justicia te baña, cada poro de tu cuerpo dará a conocer Mi justicia y todo el mundo que te rodea conocerá que Yo estoy contigo”.

Saciados de la Justicia de Dios

El Señor me guió a declarar, decretar y establecer en su Nombre que cada corazón sediento de justicia era saciado en ese mismo momento. Luego de esta declaración, pude ver cómo esos globos caían sobre la gente y los bañaba por completo, mientras se desataba un tiempo de alabanza y adoración intenso, donde la presencia del Señor era tangible. Era el momento de cantarle al Rey de Justicia por su presencia santa en nuestras vidas.

En un mundo en desesperación, el Dios de Justicia cantará sobre ti

Repentinamente, pude ver que el cuadro cambió de una manera radical. El Cielo se abrió y pude ver el Trono de Justicia y al Padre sentado en el. Ahora el cuadro se revertía, porque el Padre comenzaba a cantar melodías de justicia sobre sus hijos. Desde el Trono de Justicia del Padre se desprendían melodías en forma de luces que descendían sobre su Pueblo. Este río de luz envolvía a cada persona con una nube de luz muy blanca y densa, mientras una serie de haces de colores rodeaban sus cuerpos. Eran haces de color rojo, verde, amarillo y azul que giraban vertiginosamente alrededor de los cuerpos de las personas que quedaban envueltas como en un capullo de la gloria de Dios. Estaban literalmente selladas y blindadas por la gloria del Eterno.

El poder del Pacto

El Espíritu Santo me habló y me dijo: “Esos colores representan el arco iris que se estableció como señal del Pacto que Dios hizo con Noé cuando salió del arca. En este tiempo, esta impartición de la gloria de Dios preservará con vida a los hijos del Pacto ante los tiempos de agitación que se están viviendo. Nada podrá tocarlos y esta será una señal para que los incrédulos corran hacia la luz del Evangelio en busca de salvación”.

El canto de Justicia

Pude oír la voz del Espíritu Santo que me decía: “El canto de justicia del Dios eterno te está saciando. Todos los años que trabajaste sobre tierra dura, todos los años que sembraste en tierra desértica, todos los años que les predicaste a corazones de piedra; ahora se capitalizan a tu favor por causa de tu perseverancia y tu lealtad hacia el mensaje del Reino. El Dios de justicia está cantando sobre ti ahora. En este día manifestaré mi justicia a tu favor y nadie te podrá detener”.

“El tiempo de la espera llegó a su final. El tiempo de caminar en pena se terminó, porque ahora manifestaré mi justicia a tu favor. Los pequeños serán engrandecidos, los de corazón abatido recibirán fuerzas sobrenaturales, los cansados se levantarán. Los que pensaron que las cosas en las cuales creyeron se habían muerto, verán la resurrección de sus sueños, visiones, proyectos, trabajos, familias, empresas, ministerios, etc. El canto de justicia los resucitará, porque son melodías de restauración y restitución. Los hijos de Dios son parte de la Roca y no de la estatua. En este tiempo la tierra conocerá quienes son parte de la Roca y quienes siempre fueron parte de la estatua que representa al poder humano”.

Los amamos y bendecimos,

Prof. Bladimiro y Magui Wojtowicz

“Veo resucitar al Ejército de la Novia por el aliento de Dios”

Por Tiffany Ann Lewis

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“Por eso, ahora voy a seducirla: me la llevaré al desierto y le hablaré con ternura. Allí le devolveré sus viñedos y convertiré el valle de la Desgracia en el paso de la Esperanza. Allí me corresponderá, como en los días de su juventud, como en el día en que salió de Egipto” (Oseas 2:14-15).

El Señor nos está seduciendo para llevarnos al desierto para ser formados como un arma de adoración, una novia guerrera. Él está formando un ejército que no se preocupa por los problemas, adora porque conoce y confía sólo en Dios. Con los ojos fijos en Él, la novia guerrera desatará la autoridad del Reino mientras danza con su Novio y Rey, Jesucristo.

La adoración no es una guerra típica, pero es una estrategia efectiva y una con la que el diablo está más comprometido en destruir. No estoy hablando de cambiar algunas melodías. Por definición, adoración significa inclinarse, postrarse ante un superior para homenajearlo. La adoración es un arma que tiene el poder para cambiar la atmósfera desde la desesperanza hacia la esperanza.

Nuestra adoración adquiere poder mientras recordamos la obra de Dios y por qué la hizo. Estoy hablando de entrar en la dimensión del Espíritu, aún en medio de las pruebas y las tribulaciones o el dolor y el sufrimiento, porque conocemos la verdadera naturaleza y el carácter de Dios. Es esta verdad que libera nuestro corazón para adorar al Novio.

La adoración de la Novia

La palabra hebrea para novia es Kallah y viene de la raíz Kalah, que significa: finalizar, completar, preparar, perfeccionar (en el sentido completo, es ser sin arrugas) y consumar. Uno de los derivados de kalah se traduce en la palabra usada para riñón (un órgano vital) y habla metafóricamente sobre el corazón, el alma, la mente y el ser interior.

Es interesante notar que Jesús consideró que el primer mandamiento y el más grande sea: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” (Mateo 22:37). El amor de la Novia es un deseo vital del corazón de Dios.

El pacto matrimonial es la más íntima de las relaciones humanas y en toda la Escritura, la ligadura entre Dios e Israel se compara con la relación matrimonial entre esposo y esposa. Mientras Jesús estaba colgado en la cruz declaró: “¡Consumado es!”. Pero en hebreo, las palabras serían: “¡Es kalah!”. El pacto que se quebró ahora se restauró gracias a la sangre derramada de Jesucristo y su obra final en la cruz.

Allí descansa una paradoja: “Está terminado”, como se dijo en la cruz, aunque recién comenzó. La novia necesita forjarse como un arma de adoración, la novia guerrera. Conectadas con la raíz hebrea de la palabra novia, están las palabras: vaso, herramientas, joyas, instrumentos y armas.

El rey Salomón miró a su novia y dijo: “Tú, amada mía, eres bella como Tirsá, encantadora como Jerusalén, majestuosa como las estrellas del cielo” (Cantares 6:4). Una pieza de hierro no se convierte de golpe en un arma, se necesita mucho trabajo antes que ese trozo de hierro se transforme en una espada reluciente.

La llama de Jehová

De esto se trata “danzar con la llama del Señor”. Amado, el arma se forma mientras danzamos con el fuego refinador del Señor. La misma llama que despierta nuestro amor, también nos refina.

Seducirnos implica una atracción poderosa. Tengo una imagen del Señor guiándonos danzando hacia el desierto. Como somos tan cautivados por Él, como una polilla, volamos hacia el centro de su Llama. La escoria se purifica mientras se crucifican los pensamientos, las palabras y las obras imperfectas.

Cualquier cosa que nos impida experimentarlo a Él de una manera más plena, está sobre el altar del sacrificio para ser consumido por la Llama del Fuego del Celo del Señor. Mientras tanto, durante este proceso somos transformados como un arma para destruir las obras del enemigo, mientras simplemente adoramos y esperamos en Él.

El valle de Acor

El valle de Acor es una localidad física, pero nos ofrece una maravillosa lección espiritual. Acor significa problemas y disturbios. ¿Confiamos que todas estas tribulaciones están destinadas a producir una confianza gozosa y una esperanza eterna? ¿Lo seguiremos a Él hacia el desierto, conociendo que nuestra única puerta de esperanza son las pruebas y tribulaciones?

La mayoría no reciben esta parte y preferirían saltarla, pero la relación de la novia se transforma en el arma. Por favor, no me malinterprete; hay poder en el Nombre del Señor. Sin embargo, no podemos pasar por alto cuando Jesús les dijo a los que hicieron muchos milagros en su Nombre: “No los conozco, apártense de mí” (Mateo 7:23).

¡Esta frase tiene referencias a la novia! La palabra “conocí” es un vocablo hebreo que se refiere a las relaciones íntimas entre el hombre y la mujer. Describe una relación donde cada uno conoce al otro personalmente y por completo. El Señor quiere que lo conozcamos, pero también quiere conocernos. Existe una ligadura que se gesta en la vulnerabilidad. Mientras descubrimos el amor abrazador que la muerte no puede apagar ni la tumba puede retener, ganamos una confianza que transforma la preocupación en adoración.

Un ejército extremadamente grande

Esta no es una obra de la carne para que cualquiera la pueda realizar, es una obra del Espíritu. Mientras el Espíritu Santo derrama el amor ardiente de Dios sobre nuestros corazones, comenzaremos a arder y nuestro espíritu a cantar: “… aunque él me matare, en él esperaré; No obstante, defenderé delante de él mis caminos” (Job 13:15).

Encuentro que el estudio del hebreo es muy “chuwl”. Esta es una palabra hebrea que tiene muchos significados (Strong AT:2342). Su significado principal es agitar o girar en una espiral circular, como una danza específica. Sin embargo, también se la utiliza para describir situaciones como: tener dolor, estar angustiado, esperar con ansiedad y dar a luz. Por eso muchos estudiosos la consideran como una palabra que también describe una “intercesión intensa”.

Es mucho más asombroso si consideramos que esta palabra se encuentra en el pasaje de Ezequiel sobre la visión del valle de los huesos secos. Mientras Ezequiel recorría el valle de los huesos secos, el Señor le dijo que hablara. Ezequiel obedeció y le dijo a los huesos que obedecieran la palabra del Señor. Luego de profetizarles, vio que los huesos se unían y entraba aliento en ellos. Este aliento es el mismo Espíritu (Ruwaj) que se movía sobre la faz de las aguas en Génesis 1:2. Luego que este Aliento vino sobre ellos, los huesos cobraron vida y fueron un gran ejército (Ezequiel 37:10). ¡Ejército viene de la misma raíz que la palabra chuwl!

El Salmo 37:7 también usa la palabra en la frase “espera pacientemente en Él”. “Guarda silencio ante el Señor y espera en él con paciencia; no te irrites ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados”. Aquí “chuwl” habla de alguien que se encuentra en una situación difícil, alguien que está sufriendo y angustiado que espera mientras está en dolor. Amado, descanse y aquiétese, no se desespere. Dios es fiel, ¡no baje los brazos! Mantenga sus ojos en Él y adore en su camino por el desierto.

“Chuwl” parece ser una paradoja. Una vez más, ¿Dios no utiliza las cosas locas del mundo para confundir a los sabios? Amado, “chuwl” es verlo realizado en la tierra, así como en el Cielo.

Veo un ejército de la novia que resucitó por el aliento de Dios, luego de recibir el beso de vida en su ser interior. Mientras lo adoramos, la guerra ocurre en el espíritu. Veo los destellos de plata de la espada mientras se agita por la danza, rompiendo toda oposición.

Dios dice, “¿Danzamos esta pieza?”

Mientras oraba cómo entregar este mensaje, el Señor dijo: “Hablen con cariño a Jerusalén, y anúncienle que ya ha cumplido su tiempo de servicio…” (Isaías 40:2a). Jesús dijo: “¡Consumado es!”. Aunque hay una batalla espiritual, le pertenece al Señor.

El Señor dice: “Deja de pelear y comienza a adorar. Adórame y magnifícame. Deja de mirar la situación y mírame a Mí, porque soy el único que la puede resolver”.

Recuerde a Pedro cuando caminaba sobre las aguas, comenzó a hundirse porque puso sus ojos en el problema y los alejó de Jesús. Adórelo a Él en todo el sentido de la palabra, anhelando rendirse al único capaz de ayudarnos, el Dios todopoderoso. Nuestra ayuda no viene de la tecnología, no viene de los doctores y no viene del gobierno. Nuestra ayuda viene del Señor.

Esto cambiará todo. Nuestras armas no son carnales, sino poderosas en las manos de Dios. Ahora nuestra batalla es mantener nuestros ojos en Él y no en nuestras circunstancias. Mientras fijamos nuestros ojos en Él, recordamos lo que hizo y por qué lo hizo, nuestra preocupación se transformará en adoración y nuestro pánico en alabanza.

El Señor está preguntando, “¿Serás un arma en mis manos?”. Él dice: “Mientras danzamos esta pieza, mantén tus ojos fijos en los míos. No mires a derecha o izquierda. No te preocupes por lo que estoy derribando o edificando. Mantente a mi lado, novia mía. Sigue mirándome y juntos nos pondremos de pie en la brecha para ver cómo el Reino se manifiesta en tu vida, en tu familia y en tu ciudad. ¿Bailamos esta pieza?”.

Sí, Señor. Amén.

Tiffany Ann Lewis

lunes, 8 de marzo de 2010

“La revelación de Cristo, obras mayores y las llaves de la fe”

 

Por Barbie Breathitt

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Muchos de nosotros nos vemos en una encrucijada en nuestras vidas: buscar a Dios por algo nuevo. Cuando buscamos la dirección de Dios, recibimos las llaves para atravesar las puertas de las oportunidades para los nuevos comienzos. Me desperté a las 2:57 am y en ese momento, el Señor me guió hacia el Salmo 25:7: “… olvida los pecados y transgresiones que cometí en mi juventud. Acuérdate de mí según tu gran amor, porque tú, Señor, eres bueno”.

La revelación de Cristo

Él nos está llevando a cada uno de nosotros a través de un proceso de limpieza y purificación para perfeccionar nuestro carácter para sostener la unción para las “obras mayores”. Su deseo es liberarnos de los vestidos de la tumba del pasado que tratan de limitarnos, detenernos e impedirnos desarrollar el coraje de avanzar en fe para obtener el incremento que planificó para nosotros (Jeremías 29:11). Jesús resucitó a Lázaro de la muerte, aunque estuvo atrapado dentro de la tumba por cuatro días. El Señor está soltando el poder para liberarnos de las garras de la muerte.

El Señor le dijo a Marta en Juan 11:25-27: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto? Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo”. Recibió la misma revelación que Pedro: Jesús era el Cristo.

El mismo poder de la resurrección que levantó a Cristo de los muertos descansa en nosotros. Está restaurando la esperanza, entregando una nueva visión y provocando que nuestros huesos secos se reúnan para volver a la vida. Está conformando un ejército de cosechadores de almas que se moverán en el poder del Reino. Los apóstoles y profetas del pasado establecieron el fundamento para la Iglesia. Estamos llamados a caminar sobre ese fundamento firme y demostrar la plenitud del mensaje del Evangelio con señales, milagros y maravillas.

Pedro fue el primero en recibir la revelación de Cristo. En Mateo 16:13-20, Jesús hizo varias preguntas. Primero le preguntó a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?. Luego hizo una pregunta que los llevó hacia el terreno personal: “¿Quién dicen ustedes que Soy?”. Simón Pedro respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.

Jesús respondió: “Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, le dijo Jesús, porque eso no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo. Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.

Llaves para abrir puertas

Recibimos estas llaves para abrir puertas en la dimensión del Espíritu, para acceder a la unción de vencedores y liberar a los cautivos. Estas llaves también nos capacitan para cerrar las puertas de la enfermedad, la pobreza, la vergüenza, la duda y la incredulidad, para que no puedan tener acceso hacia nosotros o hacia quienes nos enviaron a liberar.

El proceso de obtener la gracia y el favor de Dios se resalta en Mateo 7:7-8: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre”. Necesitamos pedirle extensamente al Señor y esperar el gran retorno de su provisión. Jesús tiene las llaves de la muerte y el Hades.

Apocalipsis 3:7-8 dice: “Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir: Conozco tus obras. Mira que delante de ti he dejado abierta una puerta que nadie puede cerrar. Ya sé que tus fuerzas son pocas, pero has obedecido mi palabra y no has renegado de mi nombre”.

Como tenemos pocas fuerzas para desear caminar en el carácter y la naturaleza de su Nombre, Dios está soltando ángeles para que nos asistan en este tiempo de transición. Los ángeles saben dónde están las puertas en la dimensión del Espíritu. El Salmo 103:20-21 dice: “Alaben al Señor, ustedes sus ángeles, paladines que ejecutan su palabra y obedecen su mandato. Alaben al Señor, todos sus ejércitos, siervos suyos que cumplen su voluntad”. Mientras aprendemos a trabajar con la dimensión de los ángeles, nos transformamos en ministros del Fuego celestial.

Tiempo para “grandes obras”

El avivamiento de sanidad de los años 1950, demostró el poder asombroso del Reino. Deseamos ver la unción de sanidad soltándose en una dimensión mayor de lo que ocurrió en el avivamiento de sanidad de la década del 50’. El Salmo 90:16-17 dice: “¡Sean manifiestas tus obras a tus siervos, y tu esplendor a sus descendientes! Que el favor del Señor nuestro Dios esté sobre nosotros. Confirma en nosotros la obra de nuestras manos; sí, confirma la obra de nuestras manos”.

Le pregunté al Señor cuándo volverían a aparecer sus obras poderosas. Me respondió: “¡Cuando comiences a hacerlas!”.

La Palabra de Dios establece que habrá una generación que hará obras mayores porque Él subió al Padre. Somos esa generación. Jesús está sentado en lugares celestiales y nosotros estamos llamados a vivir en el mismo lugar (Efesios 2:5-7) para traer su Reino a la tierra (Efesios 1:17-23). Jesús sólo hizo las obras que vio hacer a su Padre en el Cielo.

Dios quiere que aprendamos a conectarnos con la dimensión de la visión para ver cómo suceden las cosas en el Cielo y manifestarlas en la tierra. Jesús nos dijo que no podía hacer nada por sí mismo, sino lo que veía hacer al Padre.

Juan 5:20-22: “Pues el padre ama al hijo y le muestra todo lo que hace. Sí, y aun cosas más grandes que éstas le mostrará, que los dejará a ustedes asombrados. Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a quienes a él le place. Además, el Padre no juzga a nadie, sino que todo juicio lo ha delegado en el Hijo”.

¡La llave es la fe!

La llave para nosotros es creer que lo que dice en la Palabra de Dios es verdad. Comenzarán a ocurrirnos cuando nos movamos en fe.

Juan 14:12-14: “Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre. Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré”.

¿Qué deseo para concretar plantó Dios en su corazón? ¿Cuáles son las obras mayores que le está pidiendo? Recuerde pedir en el nombre y el carácter de Jesús, ¡Él lo hará por usted!

Que Dios sople sobre su vida,

Barbie Breathitt

“Mientras las familias comenzaban a orar juntas, pude oír que el corazón de la Nación volvía a latir una vez más”

 

Por Bill Yount

clip_image002Mientras comencé a oír a las familias orando juntas, pude percibir en el espíritu que el Padre decía: “¡Puedo oír que el corazón de la Nación vuelve a latir una vez más y puedo sentir su pulso!”

Siento que la verdadera guerra sobre nuestra Nación es contra su mismo corazón: la familia. Oí muchas clases de alertas de oración por nuestra Nación en este tiempo, pero siento un llamado urgente desde el trono para que “nuestras familias oren juntas en este tiempo crítico por nuestra Nación”.

El poder de la oración en nuestra familia

Creo que no valoramos y subestimamos el poder de la oración en nuestras familias. Hay algo sobre las familias que toca y mueve el corazón de Dios. Desde Adán y Eva, el deseo del Señor es que su familia sojuzgue la tierra y manifieste el Reino en los asuntos de este mundo. Creo que satanás temió a la simiente de la mujer porque tiene el poder para destruirlo. Los hombres (nuestros hijos) pelearán con sus enemigos en las puertas (Salmo 127:5).

Antes de pensar que para usted es imposible reunir a toda su familia para orar, simplemente júntense. Permítame recordarle qué dice la Palabra del Señor:

“… si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo” (Mateo 18:19)

“... ¿Cómo podría un hombre perseguir a mil si su Roca no los hubiera vendido? ¿Cómo podrían dos hacer huir a diez mil si el Señor no los hubiera entregado?” (Deuteronomio 32:30)

“...según la medida de fe que Dios le haya dado” (Romanos 12:3).

Como Dios le entregó a cada hombre una “medida de fe”, ya forma parte del ADN de su familia. Como creyente, (aunque sea el único en toda su casa), puede ayudar a activar la fe en el ADN de su familia. ¡Párese en fe y pídales que oren con usted para ver qué sucede! Creo que su familia se sentirá honrada por la invitación y por creer que son capaces de orar. Mire lo que el Espíritu Santo hace mientras los que están en la casa aún piensan acerca de la oración.

Pude ver al Espíritu Santo moverse sobre los que no conocen a Dios en mi familia. Mientras les pedía que oren por mí, Dios respondió sus oraciones para probar que es real. ¿Quizá siempre recurrimos fuera de la familia para orar, cuando quizá el Señor quiere obrar desde el interior de nuestras familias para responder más de nuestras oraciones?

Siento que con las próximas elecciones hay diferentes puntos de vista en nuestras familias, pero ¿por lo menos podríamos orar con tantos miembros de nuestras familias como sea posible para que Dios intervenga con sus caminos? Podríamos unirnos para que Dios nos muestre sus caminos mientras comenzamos a orar juntos. Quizá sea claro para algunos de ustedes, pero la atmósfera de oración con la presencia de Dios puede transformar los corazones de muchos para que cumplan su voluntad en nuestra nación.

¡Mi casa servirá al Señor!

“… Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor” (Josué 24:15). Creo que mientras Josué declaraba sobre la nación de Israel que eligieran entre la vida y la muerte, no sólo proclamaba la importancia de su decisión personal, sino su corazón para su familia.

Sentí el corazón de Josué para que cada padre y madre decretaran que sus familias también servirían al Señor. ¿Estaba percibiendo el poder de las familias unidas para impedir la destrucción de la nación? Creía que si Dios podía salvarlo a él, también salvaría a su familia. Pero también pienso que creía que si Dios salvaba su familia, ¡también salvaría al resto de la nación!

Hechos 16:31 dice: “Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos, le contestaron”. Creo que ahora, más que nunca, necesitamos decretar que toda nuestra casa será salva y comenzar a decretar sobre nuestra Nación: “¡Una Nación, nuestra Nación bajo la mano de Dios!”. Nuestro Padre aún tiene este sueño en su corazón que no es sólo para su familia, ¡sino para que toda la Nación se pueda salvar aún en un solo día!

“¿Quién ha oído cosa semejante? ¿Quién ha visto jamás cosa igual? ¿Puede una nación nacer en un solo día? ¿Se da a luz un pueblo en un momento? Sin embargo, Sión dio a luz sus hijos cuando apenas comenzaban sus dolores” (Isaías 66:8).

¿Podría ser que desde el Edén nuestro enemigo sabe que las familias tienen el poder secreto para destruir las tinieblas y liberar a todas las naciones? ¿Será esta la razón por la cual lanzó al infierno en contra de las familias?

“Así que Jonatán le dijo a su escudero: Vamos a cruzar hacia la guarnición de esos paganos. Espero que el Señor nos ayude, pues para él no es difícil salvarnos, ya sea con muchos o con pocos. ¡Adelante! respondió el escudero. Haga usted todo lo que tenga pensado hacer, que cuenta con todo mi apoyo” (1 Samuel 14:6-7) Una vez más, el poder de dos en acuerdo revierte el ataque del adversario, porque el Señor vencerá a sus enemigos y salvará a la Nación en la batalla.

¡Edifique un altar y llame a la familia para que se reúna a orar!

No sé de usted, pero muchos en mi propia familia enfrentan tiempos difíciles y estuve orando por ellos. Pero recientemente sentí que el Señor me está desafiando a orar “con” ellos.

También sé que muchos de ustedes están orando por sus familias. Pero siento un llamado urgente como padres, no sólo a orar por nuestros hijos, sino para edificar un altar y llamar a los miembros de la familia a reunirse para orar con ellos.

Siento que nuestros hijos e hijas tienen las llaves para desatar algunos de nuestros propios avivamientos que como padres necesitamos desesperadamente en nuestros días. Y, como padres, también tenemos algunas claves para la desatar milagros y sanidades sobre nuestros hijos e hijas.

Siento que ahora se está soltando un poder mientras nos reunimos como familias para orar. Una vez más, no podemos forzar a nuestras familias a reunirse para orar, pero aún si uno de los miembros de nuestra familia ora con nosotros, creo que se soltará el poder que está escondido en nuestras vidas, ciudades y aún en la nación.

¡Las familias que oran juntas, se mantienen unidas y tienen el poder para desatar una nación!

Decretemos juntos: “Yo, mi casa y mi Nación, serviremos al Señor”

Bill Yount