Por Kathi Pelton
Desde niña recuerdo que oía el famoso chiste: “¿Qué es negro y blanco, cubierto de rojo?”.
¿Respuesta? “Un periódico”.
De una manera parecida, hace poco el Espíritu Santo me volvió a preguntar estas mismas palabras: “Kathi, ¿qué es negro y blanco, rodeado por una cubierta roja?”.
Respondí: “¿Qué?”.
Luego oí: “Mi Palabra”.
No terminó ahí. Me mostró una imagen en el espíritu de la palabra “engaño” en negro y la palabra “verdad” en blanco. Entre ambas palabras al principio había una zona gris, pero mientras observaba con más atención, descubrí que no era un área gris, sino la palabra “gracia”. La sangre roja de Jesús que cubrió todo, descendiendo entre la negra y la blanca para crear un puente de gracia.
Los sonidos de la gracia
Si algo aprendí en el año 2010, fue acerca de vivir en la gracia. Honestamente, nunca tuve un año donde me sentí más como si hubiera perdido mi camino, vagando en una especie de pantano frío y gris de confusión, con una visión muy limitada de la verdad. Me vi desnuda de toda fortaleza o habilidad personal para superar la adversidad que desarrollé en el pasado. Por días oí la voz del acusador que me quería llevar hacia la culpa y la condenación, pero el Señor venía rápido y me abrazaba con su gracia. Cuando sólo podía llorar quieta en desesperación, el Espíritu Santo vino hacia mí y transformó los sonidos del lamento y el error en una melodía de gracia.
“Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras” (Romanos 8:26).
Si usted está leyendo esto y se siente perdido o piensa que sus oraciones tienen poco que ver con los “gemidos indecibles que no se pueden expresar con palabras”, quizá estos sonidos sean la intercesión más poderosa que alguna vez oró. Cuando estamos débiles y heridos, pero anhelando hacer una ofrenda de alabanza a nuestro Rey, su Espíritu nos levanta y ora la oración que no podemos hacer en nuestra debilidad. Esta se transformó en una de las canciones de gracia que aprendí a reconocer. ¿No suena hermoso para otras personas que pudieran oírla? No, usualmente parece discordante y débil para el oído humano. Pero existen clamores de parto que Jesús interpreta como una intercesión profunda. En nuestra debilidad, manifiesta su poder y se lo hace conocer a los principados y potestades.
Viviendo en el gris… o en la gracia
Si el negro es el engaño absoluto y el blanco es la verdad absoluta, entonces debe haber gracia. Nunca conocí a nadie que viviera en los extremos. Sólo Jesús vivió en absoluta verdad, mientras que satanás es el autor del engaño absoluto. Por eso necesitamos la sangre de Jesús para que nos cubra y provea la gracia que necesitamos. Cada cristiano vive en la realidad de la gracia.
Aunque debamos atravesar tiempos de extrema debilidad humana que nos hagan sentir muy vulnerables, es en estos momentos cuando Él nos esconde bajo el escudo de sus alas y sólo somos vulnerables a su Espíritu, el lugar más seguro donde podemos estar. En mi mente y mis emociones, me sentí vulnerable y en riesgo durante el año pasado debido a mis circunstancias y a la incapacidad humana para cambiarlas. Pero en realidad, quizá ahora me doy cuenta que fue el más fuerte porque permití que me esconda sólo en las fuerzas del Señor.
El Señor me dijo: “Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios 12:9-10).
Por favor, preste atención a estas palabras. Esto es verdad y es gracia. Las cosas que se ven como debilidad humana se transforman en poder divino cuando vivimos en su gracia. ¡Su poder y fortaleza se transforman en una tienda o morada sobre nosotros en medio de nuestros tiempos de mayor vulnerabilidad!
Acérquese al trono de la gracia
“Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos” (Hebreos 4:15-16).
Si está sintiendo que falló y necesita favor inmerecido, recuerde que hay un trono de gracia cercano en Cristo hacia donde podemos correr. Él se identifica de una manera genuina, verdadera y absoluta con nuestras debilidades y enfermedades.
Las palabras en Hebreos 4 son de consuelo y aliento. Él enfrentó todo lo que nosotros enfrentamos, pero sin pecar. Pero para los que pecamos, nos ofrece un favor inmerecido y nos extiende misericordia por nuestras fallas. No se aísle ni se aleje de Él en este tiempo, comience el año nuevo acercándose a Él.
Desde el comienzo del 2011, continúa llamando a su Novia: “Ven, ¡acércate a mí!”. Este año entraremos en su reposo por vivir en su gracia. Necesitamos darnos un descanso. Necesitamos darles un descanso a nuestros hermanos y hermanas en Cristo. ¿Fallamos? ¿Fallaron ellos? Hay gracia al unirnos a Jesús para dar misericordia, aún donde hubo culpa. Cuando entramos en su gracia, hallaremos el descanso que estamos buscando y la misericordia que tanto necesitamos.
“Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana” (Mateo 11:28-30).
Vivamos las palabras de Mateo 11 durante este año 2011.
¡Bendiciones!
Kathi Pelton
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