domingo, 29 de mayo de 2011

“Oración transicional: Un lugar temporal”

Por Catherine Brown

clip_image002La oración es el latido de cada persona que nació de nuevo y nos lleva ante el trono de la gracia para experimentar la realidad del amor, la autoridad, la sabiduría y el poder en la comunión con Dios. Sin esos encuentros divinos en oración, nos perderíamos en el proceso continuo por el cual maduramos en nuestra comprensión de la oración y esto afectará toda nuestra vida. Seríamos como las flores sin agua y, en un contexto espiritual, nos marchitaríamos rápido y nuestra vida se secaría.

Mientras estuve en Uganda, volví a revisar el pasaje del huerto de Getsemaní y la intercesión del Señor en ese lugar. Permítame compartir algunos pensamientos con sobre mi tiempo de intimidad con el Espíritu Santo. El huerto de Getsemaní revela un tipo de oración que describiré como “transicional”, una oración que produce cambios y avivamientos, permitiéndonos pasar de un nivel de nuestro destino en Dios y acceder a otro nivel. La oración transicional sirve como un lugar transitorio en nuestras vidas.

La oración transicional establece un puente entre una estación en nuestra vida y la siguiente. Se puede describir como la oración que fluye del corazón de nuestro Padre celestial, con la mente de Cristo en nosotros. Es un tipo de oración doloroso, poderoso y necesario en la vida de cada cristiano.

Es el caminar de uno

“Siéntense aquí mientras voy más allá a orar” (Mateo 26:36).

Jesús tomó a Simón y a los dos hijos de Zebedeo y los llevó al huerto de Getsemaní, pero aunque acompañaron a Cristo, cuando llegó el momento de orar, el Señor se alejó para estar con el Padre. Hay algunas cosas en nuestro caminar como cristianos que podemos compartir con otros, pero habrá otros momentos cuando debemos caminar solos y postrarnos ante Dios. En el momento de nuestra conversión, en varias marcas significativas de nuestro caminar en fe y en el momento del juicio/recompensa al final de los tiempos, estamos solos ante Dios. La oración transicional es inspirada divinamente, un encuentro espiritual cara a cara.

Los discípulos no pudieron mantenerse despiertos con Cristo y les dijo: “¿Ni siquiera pudieron estar conmigo una hora?”. El llamado a estar junto al Maestro por una hora sigue vigente para la Iglesia. Mientras transitamos de gloria en gloria, los principios de la oración de Getsemaní nos ayudarán a permitirle a la Iglesia a orar y desatar el poder y las estrategias apostólicas de Dios.

Es una oración dolorosa

“Se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a sentirse triste y angustiado. Es tal la angustia que me invade, que me siento morir, les dijo. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo” (Mateo 26:37-38).

Marcos 14:33 dice: “Se llevó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a sentir temor y tristeza”.

La intercesión de Jesús en Getsemaní fue extremadamente dolorosa en niveles que apenas alcanzaríamos a comprender. Sufrió a nivel físico, espiritual, mental y emocional mientras oraba. Aunque nuestras oraciones e intercesión no se pueden comparar con lo que pasó Cristo en Getsemaní, no obstante comprendemos que hay momentos en los que Dios nos imparte gracia para orar y perseverar. Así podremos ir más allá de nuestra incomodidad, para que sus propósitos y planes se puedan soltar desde el Cielo a la tierra por aplicar la fe, tanto a nivel personal como corporativo.

¿Alguna vez oró hasta que fue doloroso? Recuerdo cuando Dios me puso una carga por Corea del Norte y cómo inclinó mi corazón con el suyo por los cristianos que eran perseguidos allí. Lloré varios días mientras Dios me mostraba las atrocidades que estaban padeciendo. Esa intercesión perseverante movió los cielos a favor de la tierra. Finalmente, Dios usó este tiempo para desatar una palabra profética poderosa y movilizar a muchos a favor de los cristianos en ese país. La palabra profética entró en Corea del Norte dentro de globos de aire caliente, mientras otros arriesgaban sus vidas para entregarla a los creyentes a través de la frontera.

En otra ocasión estuve en Uganda y pasé allí sólo una noche, antes de tener que regresar a mi casa. Comencé a orar fervorosamente y clamé a Dios, diciendo que no abordaría el avión para regresar al Reino Unido hasta ver al menos a una persona nacer de nuevo. Con esa oración, Dios inundó mi ser con una carga profunda por las almas y lloré hasta que sólo se redujo a un susurro tenue. Al día siguiente, Dios respondió fielmente y muchas personas entraron a su Reino y los bauticé yo misma en la pequeña cárcel africana.

“… El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil” (Mateo 26:41b). Jesús les aconsejó a sus discípulos que debían vigilar y estar alerta, rechazando la tentación de permitir que su carne gobierne sobre el Espíritu Santo en sus vidas. Como discípulos hoy, debemos recibir esta palabra de coraje divino y orar aún cuando duela, perseverando hasta ver el avivamiento con el fuego y el poder santo de la presencia de Dios.

Es la oración que persevera

“Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo. Pero, como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor, y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra” (Lucas 22:43-44).

Mi convicción firme es que el corazón del Padre se hace claramente evidente en Getsemaní. Dios envió un ángel para que ministrara a su Hijo amado y le entregó el don de perseverar para poder ir desde Getsemaní hasta el Gólgota.

La perseverancia es quizá algo que asociamos con los atletas, mientras trabajan duro, entrenándose para la competencia en los eventos atléticos. También asociamos la perseverancia con atravesar una prueba o alguna tentación. De hecho, ambas aplicaciones tienen comparaciones espirituales en el lugar de oración. Continuamente somos entrenados por el Espíritu Santo en las cosas de Dios y somos guiados a través del valle hacia la victoria en la cima del monte, mientras pasamos por todas las estaciones de cambio. Somos sometidos a presión y mientras esto ocurre, nos parecemos más a nuestro Amado.

Pablo instruyó a su hijo espiritual Timoteo: “Comparte nuestros sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús” (2 Timoteo 2:3). Luego siguió hablando sobre la victoria de un atleta que obtiene la corona en la competición y del trabajo arduo de un agricultor antes de recibir los beneficios de la cosecha. Todas estas comparaciones alegóricas nos señalan los beneficios de la perseverancia, recibimos una corona de gloria porque Cristo llevó la corona de espinas. Compartimos los beneficios de la cosecha, porque Cristo es el Señor de la Cosecha. Servimos al Rey de reyes y Señor de señores, siguiéndolo al campo de batalla donde Él reina victorioso. Dios debe abrir nuestros ojos para ver la belleza de los beneficios del don de la perseverancia y enseñarnos a orar como si nuestra vida dependiera de ello, aunque es así. Lo que una persona es en el lugar de oración, es el reflejo de su ser interior.

Es una oración que cuestiona

“...Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú” (Marcos 14:36).

Al pedirle al Padre que hiciera pasar esa copa de Él, Jesús presentó la posibilidad de no tener que beber la copa del sufrimiento. Jesús era un Hijo obediente y comprendió su destino, aunque Cristo le pidió al Padre que si era posible, pasara de Él esa copa.

En el Gólgota, Cristo clamó otra vez al Padre con una pregunta que quedó sin respuesta en este lado de la eternidad: “Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? (que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?)” (Marcos 15:34b).

Amado, hay momentos en nuestra vida cuando clamamos a Dios porque nuestros corazones están llenos de dolor con preguntas que no tienen respuestas. Recuerdo una situación hace algunos años y el consuelo que recibí cuando me di cuenta que nuestro amado Señor murió en la Cruz con una pregunta que no recibió respuesta. Jesús puede empatizar con nosotros en todas las situaciones. ¡Él es la Luz al final del túnel y la Luz en el medio! Es hermoso en todas las situaciones y trae paz a nuestras almas atribuladas. Debemos descansar en su soberanía y en su habilidad para encontrarnos en el lugar del dolor para ayudarnos en la transición hacia la sanidad y la plenitud. Así podremos ser usados para orar lo que fluye desde el corazón del Señor para la transformación de las vidas.

El don del Padre y la elección del Hijo

“Yendo un poco más allá, se postró en tierra y empezó a orar que, de ser posible, no tuviera él que pasar por aquella hora. Decía: Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú” (Marcos 14:35-36a).

“Padre mío, si no es posible…” (Mateo 26:42a).

En Getsemaní, el lugar del encuentro silencioso, Jesús no se sintió abandonado por su Padre. Esta vez lo llevó a la profundidad de su pacto de amor, permaneciendo en la relación con su Padre. Dios está con nosotros en el lugar de la oración transicional mientras enfrentamos nuestro propio Getsemaní (donde pasamos del gemido a la gloria). Dios, nuestro Padre, está cerca para fortalecernos y alentarnos. Él nos garantiza la gracia para escoger la senda que ordenó y estableció ante nosotros, sin importar el costo de seguir nuestro destino en el Reino.

Una oración de entrega, es un tiempo de apertura

“...Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú” (Mateo 26:39).

“Por segunda vez se retiró y oró: Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este trago amargo, hágase tu voluntad” (Mateo 26:42).

Dios nos capacita para entregarnos a su voluntad en el tiempo señalado. Esto tiene que ver con nuestra habilidad para confiar en Dios y obedecerlo. En amor, nos capacita para que podamos dejar la confianza en nosotros mismos, para confiar plenamente en Dios. Nuevos sitios de entrega en nosotros nos guían hacia nuevos niveles de unción sobre nuestra vida. La osadía santa siempre se precede por un quebrantamiento fresco en los siervos de Dios, donde Cristo se eleva y se exalta a través de nuestra adoración y obediencia a Él.

Es la oración que abraza la cruz

Es cierto decir que sin Getsemaní, no habría Gólgota. Este es el lugar donde se manifestó la gloria del Señor en la intercesión de Getsemaní, donde Cristo clamó para atravesar la Cruz. Asimismo, no habría Pentecostés sin la Cruz, la sangre derramada como una fuente del amor de Dios en el Calvario antes que el Espíritu Santo pudiera derramarse en Pentecostés. Cada sacerdote tiene un altar y cada altar reclama un sacrificio. La Cruz tiene es el altar sobre el cual Cristo, nuestro sumo sacerdote, sacrificó su vida por toda la humanidad, comprando su redención por su sangre preciosa. Él ministra en el poder de una vida indestructible. El altar fue santificado por la sangre y ésta fue aceptable porque estaba respaldada por el sacrificio de la vida de Cristo en la Cruz.

La Cruz debe ocupar el centro de nuestra vida, porque recibimos la revelación y la impartición de los intercambios divinos redimidos por el sacrificio de Cristo y la habilitación del Espíritu Santo para vivir nuestras vidas para Dios. Estos intercambios divinos, incluido Jesús cargando nuestros pecados para que podamos recibir perdón. Él fue castigado para que podamos recibir paz, rechazado para que podamos recibir aceptación y fue hecho maldición para que podamos entrar en la bendición y ser restaurados en la comunión con Dios.

Es una oración de avivamiento

La oración transicional es una epifanía, porque cambia y transforma nuestra vida. La oración transicional es un encuentro, el huerto es el terreno de nuestros corazones y mentes donde Dios planta sus propósitos y se encuentra con nosotros para manifestar su voluntad. La oración transicional es de intercambio, donde nuestra carne se rinde a la voluntad y el dominio de Dios por su Espíritu Santo.

En el Edén, la carne de la humanidad fue sometida por la tentación y el pecado, por eso el primer Adán cayó de la gracia. En Getsemaní, el Señor prevaleció en obediencia por la voluntad del Padre y el segundo Adán (Jesucristo), accedió a la gloria redentiva haciendo un camino para que la sangre del Calvario pueda fluir como un río eterno de limpieza y sanidad.

Es una oración que da a luz

Los pujos y las lágrimas de Getsemaní, precedieron al triunfo en la Cruz sobre el poder y el castigo del pecado, la muerte y la enfermedad.

Cuando una mujer está en trabajo de parto, entra en un tiempo de transición que precede el nacimiento inminente de su hijo. El nacimiento de su hijo es inevitable, aunque durante este proceso doloroso, una mujer debe abstenerse de bajar los brazos y pujar para que nazca el niño, mientras la partera examina el canal de parto para chequear que la vía aérea del niño esté libre para dar a luz de una manera segura. Cuando el examen se completa y el bebé está seguro, la mujer puede dar el pujo final y el niño finalmente sale.

La oración transicional tiene pasos similares. Los creyentes deben descansar en el Espíritu Santo, como su partera espiritual, para dar a luz los propósitos y los planes de Dios en el tiempo señalado y de la manera correcta. Dios da a luz su voluntad en nosotros a través de la oración. Debemos ser un pueblo que abrace su llamado soberano a la intercesión, donde no existe la esterilidad, para la gloria de nuestro Dios.

Catherine Brown

“El día de la venida del Señor: Él es como un fuego refinador”

Por Sandie Freed

clip_image002“Pero ¿quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién podrá mantenerse en pie cuando él aparezca? Porque será como fuego de fundidor o lejía de lavandero” (Malaquías 3:2).

Amados

El Señor me habló los últimos meses sobre el “fuego” y “el día de su regreso”. Como muchos de ustedes, estuve orando para que el Cielo tocara la tierra y así se cumpliera su voluntad perfecta. Creo que cuando el Cielo toca la tierra, se manifiesta el gobierno de Dios. Cuando el gobierno de Dios se establece “en el día de su regreso”, habrá cambios dramáticos, especialmente en nosotros.

Si se siente como yo y se encuentra en el horno enfrentando desafíos y soportando la persecución… quizá debería estar algo excitado. Por favor, escuche con cuidado. Malaquías 3:2 dice que en el “día del regreso del Señor” y “cuando Él aparezca”, el fuego refinador también será tangible. No estoy segura que el fuego refinador se pueda separar de sus visitaciones. Por tanto, creo que debemos renovar nuestras mentes acerca de su fuego.

Una vez más, vuelva a pensar en la parte del fuego. ¡No necesitamos temer! Como Él es “fuego consumidor”, estoy convencida que el fuego vendrá a la tierra mientras Él se acerca a nosotros. Considere esto, si experimentamos el fuego santo, ¡es porque Él está cerca! Quizá deberíamos regocijarnos por ello. Pasé demasiado tiempo murmurando sobre lo difícil que es este tiempo. Confieso que murmuré y me quejé sobre lo caliente que está el horno. ¿Y usted?

En realidad, el Señor me habló con claridad y me instruyó para que no sólo cuidara mis palabras y mi actitud, sino para que guardara mi corazón durante este tiempo. Me hizo dar cuenta que le tenía miedo “a su fuego”. Pude oír que el Señor también dijo que le hablara a su pueblo para que no temiera al fuego. Me quedó muy claro que estaba enfatizando dos palabras: fuego y temor. Conocer nuestro tiempo y cómo el Señor desea que respondamos, siempre nos llenará de poder para seguir caminando con Él. En 1 Crónicas 12:32, leemos que la tribu de Isacar era conocida por su habilidad para “entender los tiempos y las estaciones, por eso todo Israel sabía qué debía hacer”. Este es nuestro tiempo para abrazar la unción de Isacar para entender las estaciones que tenemos por delante y las transiciones que debemos afrontar.

¡Avancemos!

¿Se dio cuenta que si se acerca al fuego, también necesita moverse? El fuego de Dios provoca el movimiento. Sí, debemos movernos, cambiar y transicionar desde lo viejo hacia lo nuevo en este tiempo de visitación del Espíritu Santo. Si recuerda, durante el tiempo que la casa de Saúl iba pasando y David era promovido hacia el trono, los hijos de Isacar sabían que estaban en el lugar correcto junto al nuevo monarca para cumplir el propósito de Dios. Tuvieron que decidir cambiar sus corazones y alinearse apropiadamente con el orden de Dios.

Eso mismo ocurre con nosotros hoy en día, mientras la Iglesia hace su transición hacia un nuevo odre. Nosotros, como los hijos de Isacar, debemos reconocer el tiempo en el que estamos y alinearnos apropiadamente con los planes y propósitos de Dios. ¡Debemos estar correctamente alineados en este tiempo! Algunos de ustedes se verán reconectándose con relaciones donde hubo heridas que necesitan sanar. Otros se conectarán con todo su corazón con sus destinos futuros. Muchos sentirán un sacudón durante este tiempo. Bien amados, permítame hablarle esto proféticamente: “¡Están ocurriendo una gran cantidad de sacudimientos!”. ¿Sabe qué? ¡Está bien porque vienen de Dios! Debemos desarrollar un nuevo odre para este nuevo tiempo.

Jesús habló en los odres nuevos:

“Ni echa nadie vino nuevo en odres viejos. De hacerlo así, el vino hará reventar los odres y se arruinarán tanto el vino como los odres. Más bien, el vino nuevo se echa en odres nuevos” (Marcos 2:22).

Amados, este es nuestro tiempo de cambio, pero requiere abrazar su fuego santo. Dios tiene un propósito para todo. Su fuego es para purificarnos y llenarnos de poder, pero es para mucho más. Siga leyendo, se regocijará por comprender todos los deseos de Dios para hacerlo mientras experimenta su fuego.

¿Alguien se une a mí en el fuego?

Malaquías escribió sobre el fuego refinador. Malaquías significa “mi mensajero”. Tenía un mensaje que compartir sobre el amor de Dios por sus hijos y la promesa de su pacto. Malaquías entró en escena cuando Israel perdió la esperanza por su futuro. Aunque Israel experimentó avivamientos, aún hay muchas profecías que no se cumplieron. Los hijos de Israel perdieron su esperanza, dudaron del pacto de Dios y de su habilidad para cumplir su palabra en ellos. Como resultado de esto, su adoración se degeneró en un estilo de vida que dejó de tomar la ley con seriedad. El mensaje de Malaquías reprendió a Israel por su infidelidad, por dudar del amor de Dios y por el pecado del sacerdocio. Israel se quejó: “¿Dónde está el Dios de justicia?”. La respuesta de Malaquías fue “Él vendrá, pero lo hará como fuego refinador”.

Malaquías les aseguró que viene el día y “arderá como un horno”. En ese día recibirían poder para “pisotear al perverso”. ¡Wow! Amados, esto significa que para tomar dominio, también debemos atravesar su fuego. El dominio y la pureza van de la mano.

Su fuego destruye a nuestros enemigos

“… porque el Señor su Dios es fuego consumidor y Dios celoso” (Deuteronomio 4:24). Considere una vez más que Dios es fuego consumidor, por tanto, su presencia es fuego.

Si lo queremos a Él, también debemos abrazar su fuego. Además, cuando viene, también destruye a nuestros enemigos. Dios es celoso de sus hijos y promete ir delante de nosotros en la batalla para derrotar a nuestros enemigos. ¿Cómo hace esto? Por medio de una visitación divina de su fuego. ¡Sí! Mientras nos visita, ¡su presencia también destruye a nuestros enemigos!

Una consideración cuidadosa de Deuteronomio 9:1-4, explica que cuando Israel cruzara para tomar su tierra, tendría que enfrentar a los gigantes de la tierra. Sin embargo, Dios prometió que su presencia iría delante de ellos “como un fuego consumidor”.

“Escucha, Israel: hoy vas a cruzar el Jordán para entrar y desposeer a naciones más grandes y fuertes que tú, que habitan en grandes ciudades con muros que llegan hasta el cielo. Esa gente es poderosa y de gran estatura; ¡son los anaquitas! Tú ya los conoces y sabes que de ellos se dice: ‘¿Quién puede oponerse a los descendientes de Anac?’. Pero tú, entiende bien hoy que el Señor tu Dios avanzará al frente de ti, y que los destruirá como un fuego consumidor y los someterá a tu poder. Tú los expulsarás y los aniquilarás en seguida, tal como el Señor te lo ha prometido. Cuando el Señor tu Dios los haya arrojado lejos de ti, no vayas a pensar: ‘El Señor me ha traído hasta aquí, por mi propia justicia, para tomar posesión de esta tierra’. ¡No! El Señor expulsará a esas naciones por la maldad que las caracteriza” (Deuteronomio 9:1-4).

Amados, ¡el día de su venida incluye un fuego purificador así como un fuego que devora a sus enemigos! ¡Wow! Pero hay algo más que quiero compartir con usted: ¡en el fuego escuchamos la voz de Dios!

En el fuego oímos la voz de Dios

Moisés comenzó su ministerio con una visitación muy fuerte. Por medio de una zarza ardiente desde donde oyó la voz de Dios. Cuando el Señor se presentó para encontrarse con Moisés, se le apareció como una llama y le habló desde el fuego. Amados, cuando atravesamos pruebas difíciles, Dios sigue hablando. Como Moisés, debemos volvernos para oír. Muchas veces estamos tan enfocados en la dificultad de las pruebas que perdemos nuestro rumbo y nos salimos del camino. Sin embargo, Dios desea hablar. Amados, es tiempo de volver a ver y oír.

Dios le habló a Israel por medio del fuego en el Monte Horeb y aún los sacó de Egipto, guiándolos con una columna de fuego por las noches y una columna de humo durante el día (Éxodo 13:21-22). Aún en tiempos de oscuridad, su presencia consumidora (fuego) sigue hablándonos y guiándonos. Promete que su presencia nunca nos abandonará.

Prefiero tener el fuego

Amados, prefiero experimentar el fuego a perder el poder que viene por oír la voz y la presencia del Señor. Más aún, puedo entrar en el reposo porque sé que cuando su fuego está presente, ¡también está derrotando a los gigantes que tratan de impedir mi avance!

¡Qué Dios asombroso servimos! ¿Se unirá a mí para abrazar el fuego? Dios desea llenarnos de poder para un avivamiento. Aunque haya gigantes en nuestra tierra, Dios promete ir delante de nosotros y derrotar a nuestros enemigos. Pero debemos hacer nuestra parte. Nuestras mentes se deben renovar con la verdad de Dios. Una de las referencias para “tierra” que debemos poseer es la palabra “mente”. El enemigo quiere enredar nuestra mente y distorsionar nuestro sistema de creencias. Por eso cuando atravesamos las pruebas, peleamos en nuestra mente.

Amados, quiero ayudarlo con una cita de mi último libro, “Conquistando el espíritu del anticristo: Discernir y derrotar al Seductor que ata a los cristianos hoy”. Esta sección concierne a los tres hebreos (Sadrac, Mesac y Abednego) que se negaron a inclinarse ante Nabucodonosor y en lugar de ello, enfrentaron un horno ardiente. ¿Puede imaginar la presión que enfrentaron? Tuvieron que tomar control de sus pensamientos y resistir la tentación de no confiar en Dios. Amados, enfrentamos los mismos desafíos cuando atravesamos pruebas difíciles. ¡Pero Dios está con nosotros! Él hará que todas las cosas operan para nuestro bien: “Estos tres judíos se negaron a renunciar su posición espiritual e inclinarse ante la presión de Babilonia. En lugar de enfrentar la derrota, estos tres hombres experimentaron la victoria porque eligieron seguir al Señor”.

Sadrac, Mesac y Abednego eligieron el fuego. Aunque el fuego no venía de Dios, eligieron abrazarlo antes de renunciar a su fe en el Creador. Nabucodonosor aún elevó el calor y no fueron consumidos por la maldad del rey. ¿No es asombroso nuestro Dios? Una vez más, Él opera para que todas las cosas trabajen para nuestro bien.

Estoy segura que el Señor lo está llenando con una gran fe. Estoy muy orgullosa que usted elija permanecer fiel en su camino junto al Líder divino, especialmente mientras lo guía a través de los tiempos de fuego y tinieblas. ¡Usted lo logrará!

En amor,

Sandie Freed

lunes, 16 de mayo de 2011

“¡Destape al Espíritu de Dios! La comunión que suelta los siete espíritus de Dios”

Por Keith Miller

clip_image002“Del trono salían relámpagos, estruendos y truenos. Delante del trono ardían siete antorchas de fuego, que son los siete espíritus de Dios” (Apocalipsis 4:5).

“El Espíritu del Señor reposará sobre él: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor” (Isaías 11:2).

Un hambre santa

Este mensaje es más como una oración al Señor para que suelte el fluir de su Espíritu en cada persona que ponga sus ojos sobre este artículo. Creo que el Señor apurará y agitará un hambre santa por Él en cada lector que provocará un encuentro divino que cambiará sus vidas. Estaré enseñando sobre los siete espíritus de Dios y mi deseo es ver cada uno de estos espíritus activados y fluyendo en la vida de cada creyente a través de una comunión cada vez más profunda con el Espíritu Santo. 2 Pedro 1:3-4 dice: “Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y potencia… lleguen a tener parte en la naturaleza divina”.

El Señor desea que entremos en un nivel profundo de búsqueda de su corazón. Es una agitación del Espíritu Santo profunda que literalmente despierta a nuestro hombre interior para estar seguro que hay algo más que quiere compartir con nosotros. Esto se llama hambre santa. Sólo la comunión con Él llenará esa necesidad interior. Esto es provocado por el Espíritu Santo como se describe en Jeremías 33:3: “Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes”.

Cuando comenzamos a clamar desde nuestro interior para que el Espíritu del Dios viviente impacte nuestro espíritu, experimentamos la comunión con el Espíritu Santo que se establece en una comunión intensa con Él. El Espíritu Santo busca el consejo profundo de Dios para revelárnoslo.

1 Corintios 2:10 dice: “Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios”.

Deuteronomio 29:29 declara: “Lo secreto le pertenece al Señor nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que obedezcamos todas las palabras de esta ley”.

Mientras el Espíritu Santo inicia este anhelo, comenzamos a decirle “sí” al Señor, en acuerdo con esta agitación. Comenzamos a llamarlo. Mientras hacemos esto, Él nos responde mostrándonos cosas grandes y poderosas que no conocemos. La palabra “poderosas” aquí en hebreo significa inaccesibles. Quiere soltar sobre nosotros algo que una vez fue inaccesible y hasta ahora desconocemos. Quiere revelarse como el Revelador del consejo profundo de Dios. Es un privilegio precioso conocer los misterios y los secretos del Reino. Pero cuando el Revelador nos lo revela, ahora son para nosotros y para los hijos de nuestros hijos.

Una gran invitación

En Apocalipsis 3:20 vemos una gran invitación del Señor para la Iglesia: “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo”. En este verso, Jesús dice: “Si me oyes golpear y me abres tu corazón, vendré y cenaré contigo”. Esto se refiere a una visitación o comunión intensa.

Mientras le dice “sí” al Señor, ocurre algo maravilloso y glorioso. Unos versos más adelante en Apocalipsis 4:1, vemos una invitación a atravesar la puerta que abrió el Señor: “Ante estas cosas que veía, había una puerta abierta en el Cielo. La primera voz que oí fue como una trompeta que me hablaba diciendo, ‘ven aquí y te mostraré las cosas que van a ocurrir’”. Es la Puerta para “llegar a la realidad celestial” y encontrarnos con Él. Cada encuentro profético que tuve en este nivel produjo un tiempo de cambio en mi vida. Fue un encuentro con el Señor.

Durante uno de estos tiempos increíbles de agitación en mi propia vida tuve un encuentro profético con el Señor donde Él me reveló una gran profundidad de Apocalipsis 4:5: “Del trono salían relámpagos, estruendos y truenos. Delante del trono ardían siete antorchas de fuego, que son los siete espíritus de Dios”. Este encuentro profético profundo desató una serie de eventos que literalmente me llevaron a profundizar mi comunión con el Señor y resultó en la revelación que comparto sobre los “siete espíritus de Dios”. Mi oración es que al leer este artículo sobre los tres primeros espíritus de Dios, el Espíritu Santo soplará sobre el mensaje y usted también será agitado para acceder a un nivel más profundo de comunión que desatará el fluir de la plenitud de su espíritu “en” y “a través” de nuestra vida.

Señor, que así sea conforme a lo que pusiste a disposición de cada creyente en la Cruz.

El que tiene los siete espíritus de Dios

Apocalipsis 3:1 describe a Jesús como: “… el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas”. ¡Aquí vemos con claridad que Jesús tiene los siete espíritus de Dios! En Juan 3:34 vemos que Jesús tiene la unción sin medida: “El enviado de Dios comunica el mensaje divino, pues Dios mismo le da su Espíritu sin restricción”.

Podemos encontrar los siete espíritus de Dios en Isaías 11:2: “El Espíritu del Señor reposará sobre él: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor”. Cada uno de ellos fluye desde el Espíritu Santo y está disponible para cada creyente. Dios desea que veamos cada función y expresión de los siete espíritus de Dios “en” y “a través” de nuestras vidas.

Pablo declara: “No les hablé ni les prediqué con palabras sabias y elocuentes sino con demostración del poder del Espíritu” (1 Corintios 2:4). Note que dijo Espíritu y poder. El Señor quiere soltar en nuestras vidas ríos de agua viva para que nuestro espíritu demuestre a diario el fluir del Espíritu Santo.

Juan 7:37-39 dice: “En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: ¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva. Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él. Hasta ese momento el Espíritu no había sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía”.

Podemos ver que el Señor comparte que desde nuestro corazón fluirán ríos de agua viva. Ríos (plural) indica un fluir múltiple del Espíritu Santo. Existe un sólo Espíritu Santo, pero siete funciones o expresiones del Espíritu Santo a través de nosotros como lo describe Isaías 11:2 y Apocalipsis 4:5. El primero de los siete espíritus es el Espíritu del Señor o la presencia manifiesta de Dios. El segundo es sabiduría, el tercero es entendimiento, el cuarto es consejo, el quinto es poder, el sexto es conocimiento y el séptimo es el temor del Señor.

El Espíritu reposará sobre nosotros

El primer fluir de la expresión del Espíritu Santo en Isaías 11:2 es “El Espíritu del Señor reposará sobre él…”, esto implica una comunión íntima con Él. Este es el lugar de intimidad con Él que desata estas expresiones en nuestra vida.

El verso previo dice: “Del tronco de Isaí brotará un retoño; un vástago nacerá de sus raíces” (Isaías 11:1). Esto es importante. ¿Dónde nace esta rama? ¿Conoce Juan 15? Dice que fructificaremos habitando en Jesús: “Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada” (Juan 15:5). ¿Quiere habitar en la viña? No puede operar en el fluir de los siete espíritus sin estar en la vid, porque es la rama de Jesús. Este fluir se menciona en primer lugar porque tiene una importancia vital, todo fluye desde la unción, desde el centro hacia las ramas. Todo fluye dede Cristo, el Ungido y su unción. Por eso compartí 2 Pedro 1:3-4 con usted en el principio del primer párrafo, porque puede participar de su naturaleza divina por el Espíritu del Señor, quien es la Rama.

Romanos 11:16-17 dice que nuestra herencia está conectada a la Rama y si nos mantenemos conectados con ella, dice: “Si se consagra la parte de la masa que se ofrece como primicias, también se consagra toda la masa; si la raíz es santa, también lo son las ramas. Ahora bien, es verdad que algunas de las ramas han sido desgajadas, y que tú, siendo de olivo silvestre, has sido injertado entre las otras ramas. Ahora participas de la savia nutritiva de la raíz del olivo”.

Participe de la raíz. ¿Quién es la raíz? El Señor es la raíz y la grosura son las riquezas, el fluir fresco del aceite para vivir en esa capacidad. Todo fluye desde el primero, de la presencia manifiesta del Señor. Las siete funciones deben fluir de su presencia. Sólo logré tocar algo de las siete operaciones del Espíritu Santo y lo que vivo hoy es sólo la vida diaria, la ministración diaria, fuera de esta realidad. Por eso el primer espíritu es la presencia manifiesta del Señor. ¿Quiere vivir en un lugar donde la operación fresca del Señor sea permanente?

Resultado de vivir a diario en su presencia

Vea el resultado de ministrar desde esta capacidad en Isaías 11:3. Dice: “Él se deleitará en el temor del Señor; no juzgará según las apariencias, ni decidirá por lo que oiga decir”. Eso es Juan 5. Jesús vivió en esta dimensión. Nunca hizo nada que no oyera o viera hacer al Padre.

¿Sabía que estamos aquí para manifestar justicia? La Iglesia está entrando en una gran hora y comenzaremos a implementar justicia y corrección sobre la tierra, pero debemos estar en un lugar donde no la implementemos o nos movamos desde nuestra habilidad. Oiga esto: “… no juzgará según las apariencias, ni decidirá por lo que oiga decir, sino que juzgará con justicia a los desvalidos” (Isaías 11:3). Esto no habla sólo de la pobreza, sino de los pobres en espíritu. ¿A quiénes dijo Jesús que vino a predicar buenas nuevas? Isaías 61 dice que vino a predicar buenas nuevas a los pobres.

Isaías 11:4-5 dice: “… sino que juzgará con justicia a los desvalidos, y dará un fallo justo en favor de los pobres de la tierra. Destruirá la tierra con la vara de su boca; matará al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será el cinto de sus lomos y la fidelidad el ceñidor de su cintura”.

Tómese un tiempo para leer Zacarías 4:1-14. Usa la imagen de un candelabro o lámpara de oro, con “siete lámparas de aceite” sobre ella para mostrar una imagen clara y visible de las siete manifestaciones del Espíritu Santo. Parafraseando lo que ocurre, el ángel le dijo a Zacarías: “Mira, verás algo que soltará Zacarías 4:11, la provisión perpetua e incesante del Espíritu Santo, donde tus manos chorrearán aceite y serás conocido como un hijo de la unción fresca”. Comienza con el “candelabro” porque muestra primero el tubo principal con un depósito y los dos árboles de olivo. Creo que los dos olivos son la Palabra y la unción. Quiero vivir en la Palabra viviente y la unción fresca del Señor.

El tubo central es Cristo, el mediador entre nosotros y Dios. Cristo es el centro, la naturaleza divina y los seis flujos restantes salen del tubo central. Hay seis flujos (tubos), más uno en el medio que equivale a siete, el número de la plenitud. No puede tener la plenitud sin estar ligado al tubo central o al candelabro. Desde el centro del candelabro salen tres pares de tubos hacia extremos opuestos. Los tres pares representan los tres pares del fluir en Isaías 11:2: Sabiduría y entendimiento, consejo y poder, conocimiento y temor del Señor.

Sabiduría y entendimiento

Recuerde Juan 7:38 que desde nuestro interior fluirán ríos, múltiples manifestaciones o funciones del Espíritu Santo. Piense sobre el Espíritu de sabiduría, un río de sabiduría que sale de nuestra vida. Ahora, la sabiduría no es una habilidad analítica, sino poder creativo. Es una impartición o un río de habilidad creativa para funcionar en lo que Dios nos llamó a hacer. Mientras escribo esto, siento el celo del Espíritu Santo. Debe comprender que no estamos hablando sólo de un don, moviéndonos en sabiduría de vez en cuando, sino de un río de sabiduría, un río que fluye desde usted y a través de su vida.

Efesios 1:19 describe el Espíritu Santo como un poder supremo que opera en nosotros, por nosotros y a través de nosotros. ¿Quiere ubicarse en el centro del tubo? ¿Sabía que Jesús es el más sabio? Ve el principio desde el final y el final desde el principio. Él es el Alfa y la Omega. Creó todo sólo por su palabra. ¿Quiere tener esa clase de sabiduría a su disposición? Permítame decirle algo: Él ve su huella digital en el Cielo. Tiene los planes para su vida justo ante Él. Tiene todas las cosas que Dios ya ordenó para usted. Oye al Padre decir: “Jesús, tómalo”. Luego le dice al Espíritu Santo que nos lo transmita.

Marcos 6:2 dice: “Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga. ¿De dónde sacó éste tales cosas? decían maravillados muchos de los que le oían. ¿Qué sabiduría es ésta que se le ha dado? ¿Cómo se explican estos milagros que vienen de sus manos?”. No es sólo lo que dijo, preste atención a lo que sigue: “¿De dónde sacó éste tales cosas? decían maravillados muchos de los que le oían. ¿Qué sabiduría es ésta que se le ha dado? ¿Cómo se explican estos milagros que vienen de sus manos?”. Podemos ver a la sabiduría mencionada una y otra vez en Éxodo 28, 31 y 35, además del resto de las Escrituras. Proverbios 4 tendrá un nuevo significado para nuestros días, porque cuando usted comienza a ver este pasaje dice que esa sabiduría lo promoverá. La sabiduría le proveerá un ornamento de gracia sobre su cabeza. ¿Le gustaría tener un ornamento de gracia y una corona de gloria?

La sabiduría también nos provee larga vida. ¿Sabe por qué? El Señor me dijo que hay muchos en su pueblo que mueren prematuramente por stress. ¿Sabe por qué? Porque tratan de lograr todo por sus propias habilidades, en lugar de reposar en el Señor. Cada uno de nosotros tiene una función en el Reino. En cada una de esas capacidades, Dios tiene un propósito y planes para el Reino. Si quiere que le diga de qué se trata, será mucho más grande de lo que puede hacer. Es mayor de lo que puede hacer, porque lo atraerá y lo excitará. Usualmente las cosas que realizamos en un tiempo terminan por desgastarnos y secarnos, entonces nos rendimos y dejamos de intentarlo. En ese momento Dios interviene y comienza a hacerlo a través de nosotros, ¡pero no tenemos que vivir así! Puede vivir en un lugar donde sólo le resta crecer en su sabiduría. ¿Quiere vivir en esta habilidad?

“Soltaré el Espíritu de sabiduría para darte la habilidad de lograrlo”

Veamos el libro de Éxodo. El Señor le dijo a Moisés: “¿Sabes qué? Haz algunas vestiduras para Aarón y los sacerdotes”. ¿Sabía que en este punto que nunca habían confeccionado vestimentas como esas? Nunca se había hecho. Estas no eran como las vestiduras viejas, sino azules y de otros colores como el morado y otros. ¿Qué dijo Dios? “Haz esto para mí”. Pero no dejó el tema allí. Dijo: “Ahora voy a desatar un Espíritu de sabiduría para darles la habilidad para hacerlo”. En Éxodo 35 comenzó diciendo: “Quiero que hagas esto y esto. Quiero que hagas esto en el Templo”. En Éxodo 35:35 dijo: “Los ha llenado de gran sabiduría para realizar toda clase de artesanías, diseños y recamados en lana púrpura, carmesí y escarlata, y lino. Son expertos tejedores y hábiles artesanos en toda clase de labores y diseños”.

Escuche esto que dijo el Señor: “También les daré la habilidad de enseñar lo que les voy a mostrar”. El Espíritu de sabiduría es la habilidad creativa para comenzar a funcionar en lo que nos está mostrando. ¿Quiere que el Espíritu de sabiduría atraviese su vida? ¿Quiere descubrir el río de sabiduría para comenzar a operar en lo que Dios le está mostrando? No diga que no puede ser un maestro. Ahora hay maestros en el Reino que enseñan línea por línea. ¡Me sacan de quicio! ¿Entiende que Dios puso algo en usted para que pueda enseñar sobre la sabiduría del Espíritu? Escuche, algunos de ustedes necesitan la impartición del Espíritu de sabiduría para comenzar a soltar lo que descansa en la profundidad de su ser. ¿Quiere que Dios suelte este río o prefiere quedarse con las gotas? Comprenda que mientras Él fluye, nos conectamos con su naturaleza divina por el poder divino, entonces podemos vivir en la realidad del río de sabiduría. Si necesitamos sabiduría, ella estará allí.

Debe profundizar en las Escrituras y analizar el término “el Espíritu de sabiduría”, no sólo por el don de sabiduría. Amo los dones y seguiré operando en ellos, porque en los dones rindo mi voluntad a la del Señor. Mientras rindo mi voluntad a la de Él, el Reino toma lugar en mí porque le entrego toda la autoridad en mi vida.

Proverbios 25:28 dice: “Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse”. El primer lugar donde Dios quiere establecer el dominio del Reino es nuestro ser interior.

El Espíritu de entendimiento

Amo el Espíritu de entendimiento. Es lo primero que le ocurrió a Daniel cuando comenzó a ayunar los veintiún días y perseveró en las cosas del Señor hasta que el ángel vino hacia él. ¿Qué fue lo primero que le dijo el ángel del Señor? Daniel 10:13 dice: “Durante veintiún días el príncipe de Persia se me opuso, así que acudió en mi ayuda Miguel, uno de los príncipes de primer rango. Y me quedé allí, con los reyes de Persia”. Tan pronto como llegó dijo: “Pero ahora he venido a explicarte lo que va a suceder con tu pueblo en el futuro, pues la visión tiene que ver con el porvenir” (verso 14). El Espíritu de entendimiento es la habilidad de unir las cosas. El Espíritu de entendimiento es la habilidad para comprender la sabiduría dada y comenzar a implementarla.

Muchos tienen visión del Señor y tuvieron encuentros con Él, pero cuando les preguntan sobre su propósito y su visión, tratan de expresarla diciendo: “¿Sabes qué quiero decir? Esto es lo que quiero decir, siento esto. ¿Qué piensas?”. Pero la gente que nos mira diciendo: “No tengo la menor idea de lo que significa”. Es porque aún no tiene un lenguaje para expresarlo. El Espíritu de entendimiento comienza caminando en el entendimiento que “así como en el Cielo, será en la tierra”. Comience a caminar en la realidad donde el Espíritu de entendimiento fluye desde su vida.

El Espíritu de sabiduría y entendimiento siempre van juntos. En la medida que comienza a fluir en sabiduría, comenzará a fluir en entendimiento. Comienza a fluir en entendimiento y luego lo hará en sabiduría. Dios quiere abrir dos pozos para usted hoy para que pueda vivir diariamente bajo el Espíritu de sabiduría y entendimiento. Para algunos de ustedes que están leyendo esto, y lo creo con todo mi corazón, el gobierno comenzará a buscarlos para decirles: “Percibimos que tienes Espíritu de sabiduría y entendimiento, como Daniel”. Él tenía la habilidad para interpretar sueños y el Señor le entregó un sueño, pero era capaz de tomarlo desde el plano sobrenatural y traer la interpretación al plano natural. Se movió en la realidad del entendimiento espiritual. ¿Tiene una visión y quisiera que el Espíritu de entendimiento traiga comprensión sobre ella?

Encontré varias escrituras que mencionan el Espíritu de sabiduría y entendimiento. Cuando tenía doce años, le dijeron a Jesús: “¿Dónde recibiste esa sabiduría?”. Él creció en sabiduría y entendimiento. Algunas de las Escrituras son 2 Timoteo 2:7, todo el libro de Daniel, Mateo 13:54 y Marcos 6:2.

Ahora no pediremos sólo una pequeña revelación o un toque del Espíritu de sabiduría y entendimiento. Le pediremos al Señor que desate el río de sabiduría y entendimiento para que fluya sobre nuestra vida. Le estoy diciendo que los Espíritus de sabiduría y entendimiento son increíbles. La gente puede decir: “Puedo verlo, pero no logro ver cómo funcionar en la visión que Dios me entregó”. ¡Alabado sea Dios! Recibimos una revelación que no podemos comprender, pero luego comenzamos a caminar en la habilidad del Señor, la naturaleza divina en nosotros.

Puede hacer todas las cosas pertenecientes a la vida y la piedad. Comenzará a ver que lo imposible se vuelve posible. Quizá esté diciendo: “Bueno, es que nunca enseñé”. No diga eso porque el Espíritu de sabiduría le entrega la habilidad para enseñar, de tal manera que Jesús a los doce años les voló la mente a los Fariseos y Saduceos que habían estudiado por años. ¿Dónde obtuvo esta sabiduría este niño? ¿Comprende que hay una aceleración progresiva de las cosas del Espíritu Santo ahora mismo? Aún los jóvenes de 14, 15 o 16 años comenzarán a fluir en una dimensión del Espíritu de sabiduría y entendimiento tal que superará las mentes de los más sabios. ¿Quiere esto hoy? ¿Quiere que se descubra en su vida?

Continuará....

Keith Miller

“Un corazón agradecido”

Por Victoria Boyson

clip_image002“Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús” (1 Tesalonisenses 5:16-18).

Una persona con un corazón agradecido tiene un gran poder. Un corazón agradecido es victorioso porque ve la victoria ante la derrota.

En el curso de la batalla, a menudo podemos caer en frustración y vernos peleando con Dios, en lugar de confrontar las montañas en nuestras vidas. A través de nuestra frustración, terminamos rechazando a Dios, en lugar de reprender a los principados y potestades. Podemos vernos atrapados en un ciclo de queja hacia Dios por la demora en responder nuestras necesidades, en lugar de agradecerle por todo lo que ya hizo por nosotros. Nuestra infelicidad puede mantenernos pidiéndole explicaciones a Dios, en lugar de agradecerle por las montañas que ya movió y los mares que abrió para hacernos avanzar.

Con mucha frecuencia perdemos la visión de los milagros que ya hizo para darnos las victorias que ya alcanzamos. Mientras esperamos que Dios haga “algo grande” por nosotros, olvidamos agradecer por las pequeñas victorias a lo largo del camino. Creo que las pequeñas bendiciones que recibimos de Dios son una prueba especial para nuestro corazón. Él quiere saber si seremos agradecidos, aún por los pequeños regalos.

Por otro lado, satanás quiere que sintamos insatisfacción por las victorias que Dios nos entregó, porque un corazón insatisfecho es fácil de manipular. Cuando nos sentimos frustrados, puede hacernos decir y hacer cosas que de otra manera serían imposibles. Estas actitudes pueden herir nuestra fe. Los celos y las ambiciones egoístas están arraigados en un corazón ingrato e insatisfecho. Un corazón insatisfecho es como un hambriento que nunca se llena o un fuego que nunca se extingue. Si se lo permitimos, se tragará todo el gozo que cosechamos en la vida.

La zona segura

Un corazón agradecido nos mantiene en la zona de seguridad, el lugar donde satanás no puede acceder a nuestra mente. Ese el lugar donde agradecemos y alabamos a Dios por todo lo que hizo por nosotros. “… den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús” (1 Tesalonisenses 5:18).

Tengo un amigo pastor que recientemente atravesó una situación en su Iglesia donde muchas personas se retiraron. En lugar de amargarse por los que se fueron, hizo un esfuerzo consciente para agradecerle a Dios por la gente que se mantuvo con él. ¡En un tiempo de pérdida, es fácil perder de vista todo lo que aún tenemos! En todos los tiempos y circunstancias, debemos encontrar algo por lo cual ser agradecidos y mantener esta actitud en el lugar donde Dios nos ubicó.

Cuando Dios nos muestra algo que quiere darnos y no ocurre de inmediato, es fácil sentirse frustrado. Si Dios lo prometió, seguro lo cumplirá. Pero debemos hacer nuestra parte y eso es agradecerle a Él, en lugar de concentrarnos en cómo se ven las cosas desde lo natural. Nuestra frustración y ansiedad sólo nos alejarán de Dios. La alabanza y gratitud prueban que confiamos en Dios para hacer lo imposible por nosotros en su tiempo y a su manera.

“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).

La presencia, paz y poder de Dios son dones que se entregan libremente a los que confían en Él, sin permitir que el temor y la ansiedad permanezcan en sus corazones. La paz de Dios guardará nuestro corazón, peleando en contra de la ansiedad y la insatisfacción. La ansiedad erosionará nuestra fe y confianza en Dios, pero su paz que sobrepasa todo entendimiento producirá un corazón agradecido. Creo ciertamente que un corazón agradecido tocará a Dios y nos permitirá experimentar su presencia en todo tiempo.

Una palabra llena de poder

Hay una palabra simple que suelta el poder celestial sobre todos los que la usan. Es una palabra fundacional que muchos de nosotros aprendimos como niños pequeños. Es una palabra poderosa que abre las ventanas de los cielos. El corazón de Dios es atrapado por una palabra que surge desde nuestro corazón: gracias. Personalmente pude ver cómo esta palabra simple desata la bendición del cielo.

Años atrás mi esposo y yo necesitamos una gran cantidad de dinero y teníamos poco tiempo para reunirla. Casi me lleno de pánico cuando me enfrenté con la situación imposible, pero en lugar de ello, corrí hacia mi Padre celestial que es dueño de los rebaños y de miles de colinas. Mientras derramaba mi corazón (y mis temores) ante Él, llenó mi corazón con su paz. Le pregunté cómo debíamos tratar con nuestra necesidad. Me respondió: “Sólo agradéceme y el dinero vendrá”.

Después de sólo seis meses, Dios suplió todo lo que necesitábamos y más. Fueron seis meses llenos de milagros. Seis meses de adoración, gratitud y gozo en Dios. Pudimos verlo desplegar su poder y sentimos su amor maravilloso por nosotros.

A Dios le fascina cuando confiamos en Él. Una manera para demostrarle nuestra confianza es agradecerle por suplir nuestras necesidades, aún antes de ver su evidencia en lo natural. Mientras comenzamos a agradecerle, nuestro aprecio mantiene nuestros ojos en su fidelidad. Nos muestra cuán grande y asombroso es Él, recordándonos cómo nos ayudó en el pasado y nos asegura que nos ayudará en el presente y el futuro.

El poder de Dios en nosotros

La queja mantiene nuestra visión estrecha y nos enfoca en nuestro problema. La alabanza eleva nuestros ojos hacia nuestro gran Dios que siempre vela por nosotros. No sólo necesitamos enfocarnos en reprender al diablo, sino en magnificar a Dios. Con nuestra alabanza y adoración, comenzaremos a ver que no hay un problema grande para Él.

Nuestro corazón agradecido producirá una visión honesta y justa de Dios. Veremos que sólo Él sostiene el mundo en la palma de su mano porque es el único Creador de todas las cosas. Mientras este Dios asombroso nos bendice a diario, simplemente necesitamos hacer el tiempo para renovar nuestra mente pensando en las victorias y bendiciones que nos entregó. Cuando hacemos esto, ampliamos nuestra capacidad para creer en Él por cosas más grandes y luego confiaremos en Él más, manifestando más el poder y la autoridad que nos entregó.

Si comprendemos que Dios creó los montes, creeremos que Él tiene el poder para mover montañas. Amados amigos, Él nos escogió para darnos ese poder para que el mundo pueda glorificarlo mientras caminamos en el poder de su grandeza y majestad.

Ore conmigo: Padre, perdóname por limitarte con mis quejas y reclamos. Ayúdame a agradecerte en todo tiempo para alabarte con mis labios. Quiero apreciarte y regocijarme en ti con un corazón agradecido. ¡Gracias por todo lo que hacer por mí!

Victoria Boyson

viernes, 6 de mayo de 2011

“Llegó el tiempo de la boda”

Profetas Bladimiro y Magui Wojtowicz

imageEstaba en un servicio del domingo 9/1/2011 en el CCN de Caracas, mientras predicaba el Ap. Guido Raúl Ávila y tuve una visión en la cual veía a una novia en los preparativos para su boda. Se podía ver con claridad que estaba muy turbada por la cantidad de cosas que debía coordinar para el día de la celebración. La veía hablando con la modista por el vestido, con el peluquero que la iba a peinar, con la maquilladora, con las personas que organizaban la fiesta, confirmando a los invitados, poniendo a punto la casa donde iba a vivir, haciendo los arreglos de la luna de miel, etc. Las mujeres que pasaron por la experiencia de una boda conocen mucho mejor que yo los detalles de este proceso y podrán agregar cientos de ítems a la lista.

Tensión y ansiedad

El día de la boda, la novia se subió al automóvil que la llevaría hasta el lugar donde se desarrollaría la ceremonia. Mientras viajaba hacía toda clase de llamadas por su teléfono celular, al tiempo que se retocaba el maquillaje y se acomodaba el peinado. Cuando llegaron al sitio en cuestión, la novia se bajó y de inmediato se le acercaron el peluquero y la modista para darles los últimos retoques al traje y el tocado, antes de la ceremonia. Se podía ver una gran carga de tensión y ansiedad en su rostro.

Cuando ingresó al salón donde se celebraría la boda, ni bien atravesó la puerta, fijó sus ojos en el novio que la esperaba en el altar, al final de una alfombra roja rutilante, sobre la cual descansaba un lienzo blanco inmaculado. La alfombra llamaba mucho mi atención porque no tenía una sola imperfección. Cuando la mirada del novio se cruzó con la suya, su actitud cambió de inmediato. Se la vio completamente relajada y radiante, con una gran sonrisa que cruzaba su rostro y eso la hacía ver aún más joven de lo que era.

Avanza sin temor…

El novio le hizo un gesto leve con su mano y la invitó a avanzar hacia el altar. El rostro de la novia era cada vez más radiante con cada paso que daba sobre la alfombra. Sus ojos estaban fijos sólo en los del novio, el resto de los invitados a la boda desaparecieron por completo de su atención. La visión terminó con la novia avanzando hacia el altar con los ojos fijos en los del novio.

Interpretación:

Como Iglesia atravesamos una década de preparativos, donde aprendimos a caminar bajo el manto de gobierno apostólico y profético. Como ocurre en todo proceso de aprendizaje, se obtienen grandes aciertos, pero también se cometen errores y excesos. Este tiempo se caracteriza por la aparición de toda clase de situaciones que se convierten en focos de stress y preocupación. Así como la novia de la visión, la Iglesia apostólica naciente atravesó estos tiempos con ansiedad e incertidumbre.

Tiempos de inflexión

Cuando entramos en el mes de marzo del 2011 comenzaron a ocurrir toda clase de cambios drásticos, dramáticos y violentos, confirmados con señales claras que provenían desde la naturaleza. No era un tiempo cualquiera, marcaba un tiempo de inflexión que señaló con claridad el fin de una era y el comienzo de otra. David reinó con todas sus atribuciones reales en Hebrón durante un tiempo. Pero cuando se trasladó a Jerusalén, su trono se revistió con la plenitud de la gloria de Dios. Eso es lo mismo que ocurrió con la novia, imagen de la Iglesia, cuando atravesó el umbral del salón y vio al Novio, Jesucristo, que la esperaba vestido de gala.

Maduros y competentes

Las preocupaciones de la primera década de formación de la Iglesia apostólica quedaron atrás. Luego de diez años de trabajo intenso, donde se pueden contar muchos aciertos y también algunos errores, los apóstoles de la Iglesia pueden mostrar un resultado concreto y real de su gestión. Hoy podemos ver cómo maduraron en el ejercicio de la autoridad apostólica que recibieron desde el día que fueron confirmados públicamente como tales. Así como ocurrió con la novia en la visión, atravesar el umbral del salón marcó el comienzo de un nuevo tiempo de gloria donde la historia nunca más sería la misma.

Sólo para sus ojos

Así como la novia de la visión, cuando la Iglesia apostólica posó sus ojos sólo en el Novio, las circunstancias y los personajes del entorno desaparecieron. Las condiciones necesarias para llegar hasta el altar eran mantener los ojos firmes en el Novio y caminar sobre la alfombra perfecta. Esa alfombra era roja, símbolo del Pacto eterno de Dios con nosotros por medio de la Sangre de Cristo. Pero sobre ella había un lienzo blanco radiante que representaba el Pacto de santidad sobre el cual todos nosotros estamos llamados a caminar. La Palabra declara: “Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Esto hacía que con cada paso que daba la novia sobre la alfombra hacia el altar, su semblante resplandecía cada vez más.

Morir a “todo” el pasado

2 Corintios 5:16-17 dice: “Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente humanos. Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya no lo conocemos así. Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!”. Pero también el Señor me mostró que cada paso que daba la novia hacia el Novio, determinaba la muerte hacia las experiencias de su historia pasada para abrazar lo nuevo que la esperaba en el altar. Es imposible avanzar hacia el Novio sosteniendo la mentalidad del pasado. Con cada paso que daba, iba desapareciendo la novia para dar lugar a la manifestación de la esposa. Ambas condiciones son incompatibles y para que exista una, debe desaparecer la otra. Pero cuando accede al estado de esposa, se desata un nivel de gloria que la novia sólo podía imaginar en sueños.

El Señor me repetía una y otra vez: “En este tiempo los ministros apostólicos sólo tienen que posar sus ojos en los míos y caminar avanzando sobre la alfombra. Mientras hagan esto y no se distraigan, avanzarán hacia niveles de gloria cada vez mayores. Conocerán dimensiones de mi gloria que estuvieron reservadas sólo para este tiempo. Muchos en mi Iglesia anhelaron ver este tiempo, pero como la novia, sólo pudieron hacerlo por medio de sueños y visiones. Pero los que hoy forman parte de mi Iglesia, tienen el privilegio de caminar y ver la manifestación plena de la autoridad apostólica y profética”.

“El tiempo de las preocupaciones por los preparativos quedó atrás. Fue un compás de tiempo donde se permitieron muchas cosas, porque era un período de entrenamiento y aprendizaje. Pero ahora trasladé el trono de mi Iglesia desde Hebrón hacia Jerusalén. Todos los hechos gloriosos que se registran del reinado de David surgen desde Jerusalén, nadie recuerda las experiencias de los siete años que pasó en Hebrón. Pero caminar en un tiempo así reclama una responsabilidad muy grande. Así como la gloria fluirá sin límites a través de sus vidas mientras se sujeten a mi voluntad, cuando se desvíen las consecuencias también serán graves y notorias”.

“Las señales que se vieron en los aires y en la tierra, sólo reflejan en lo natural lo que está ocurriendo en el plano espiritual. La activación plena del manto de gobierno apostólico y profético a partir del mes de marzo, refleja el inicio de un tiempo de inflexión que potenciará todo lo que se edifique en mi Reino. Pero las condiciones para caminar en este nivel de gloria son: mantener una consciencia permanente de la realidad del Pacto de la Sangre del Cordero sobre nuestra vida, caminar sobre el Pacto de santidad y nunca desviar nuestros ojos de la mirada del Novio; pase lo que pase en el plano natural”.

Los amamos y bendecimos,

Profetas Bladimiro y Magui Wojtowicz

“Tengo un reloj de Reino y mi pueblo reflejará el tiempo del Reino”

Por Chuck D. Pierce

clip_image002¡Qué buena fue esta semana mientras nos posicionamos para avanzar! Será recordada como una de las reuniones más clave que hayamos tenido. Una de las piezas de nuestra armadura es la coraza de justicia. Al comprender el tiempo y la calidad redentiva de las 12 tribus comprenderá su coraza. Usted es la justicia de Dios en Cristo Jesús. Sin embargo, debe saber cómo ser justo. Nuestro entendimiento del significado de la reunión redentiva y el tiempo fue creciendo desde la primera enseñanza sobre el significado de las tribus y los meses cercanos en los últimos cinco años en la Escuela de Isacar.

“Estoy haciendo tic-tac en medio tuyo”

El domingo por la mañana el Espíritu de Dios era fuerte y comenzó a declarar: “Estoy haciendo tic-tac en medio tuyo. Muchos están confusos como si estuvieran al principio o al final, pero Yo digo que estás en el momento donde puedes terminar y comenzar. Debes estar en el momento. Este es el tiempo donde si escuchas mi tiempo, el ritmo que está ligado al deseo de tu corazón, sabrás cómo comenzar y cómo terminar”.

“Estoy comenzando una nueva administración en tu vida (12 significa nueva administración). Desde esta nueva administración debes saber cómo comenzar y cómo llegar rápidamente al final. Si le permites a tu corazón latir al ritmo de mi tiempo, estableceré tus pasos en un nuevo orden este día. Porque algunos de ustedes están fuera de tiempo y otros determinan su propio tiempo. Entra en mi tiempo y mi momento y te aumentaré, tomaré lo que no sirve de ti y crearé cómo caminarás en el futuro”.

“Déjame ministrarte ahora para que puedas ser aumentado en los próximos días. Me estoy poniendo cara a cara contigo en esta hora y serás mi tiempo en la tierra. Serás como el reloj que marca mi avivamiento. Ponte cara a cara conmigo y serás mi tiempo y determinarás mis avivamientos”.

“Tengo un reloj de Reino y mi pueblo reflejará el tiempo del Reino. Te alinearás para reflejar mi tiempo y en medio de ese tiempo, el mundo comenzará a cambiar. ¿No dije: Yo soy El Olam, el Dios del tiempo y el espacio? Llamo desde mi lugar en el Reino, el tiempo del Reino. Puedo hacerlo ir hacia atrás o hacia adelante, pero tú eres mi reloj, establecido en la tierra hoy para ser expuesto por El Olam, para que la tierra vea quién Soy. Entonces, mientras te pones cara a cara conmigo hoy, debes saber que Yo soy El Olam, quien te establece como un reloj para notificarle a la tierra sobre mi regreso”.

“Así como Josué detuvo los relojes de la tierra según el reloj del Reino y Elías pasó por encima de los patrones del clima en la tierra para pararse en los tiempos y estaciones de los cielos, estoy llamando a este pueblo para que se eleve. Te elevarás por el corazón de mi reloj, no por las obras mecánicas, sino por mi corazón”.

“Estoy revirtiendo las cosas que se lanzaron en contra tuya”

LeAnn Squier cantó una nueva canción: “Seré tu momentum. Tengo tus tiempos y estaciones en mis manos. Yo soy la cosecha, Yo soy el cosechador, Yo soy el sembrador, Yo soy el invierno, Yo soy el verano, Yo soy la primavera, Yo soy la plenitud de los tiempos. Vuelve tu rostro hacia mí y te estableceré en el tiempo correcto. Vuelve tu rostro, vuelve tu rostro hacia Mí y le pondré mi ritmo a tus tiempos y estaciones como debería ser”.

Luego fuimos exhortados a ajustarnos en tiempo con el movimiento de aquellos que nos lideran y ser el reloj, permitiéndole al Señor que formatee nuestro movimiento. El Señor comenzó a decir: “Estoy revirtiendo lo que se estableció en tu contra. ¡Declara que ocurre todo lo opuesto! Eres un reloj corporativo para el mundo. Aquí hay una unción para cambiar. Muchos de ustedes están diciendo: ‘No estoy listo, no estoy en mi tiempo’. Pero yo digo que todo está listo para ti. No tiene que ver contigo, sino Conmigo”.

“¡Cambiarás! Hay un tiempo cuando te moverás en un poder que no conociste antes. Hoy hay una unción para derribar las cosas que te detuvieron. Si dijiste: ‘No soy el elegido, no lo puedo hacer, no sé cómo hacerlo’. Arrepiéntete, porque este es el día para cambiar a tiempo”.

Chuck D. Pierce