viernes, 6 de mayo de 2011

“Llegó el tiempo de la boda”

Profetas Bladimiro y Magui Wojtowicz

imageEstaba en un servicio del domingo 9/1/2011 en el CCN de Caracas, mientras predicaba el Ap. Guido Raúl Ávila y tuve una visión en la cual veía a una novia en los preparativos para su boda. Se podía ver con claridad que estaba muy turbada por la cantidad de cosas que debía coordinar para el día de la celebración. La veía hablando con la modista por el vestido, con el peluquero que la iba a peinar, con la maquilladora, con las personas que organizaban la fiesta, confirmando a los invitados, poniendo a punto la casa donde iba a vivir, haciendo los arreglos de la luna de miel, etc. Las mujeres que pasaron por la experiencia de una boda conocen mucho mejor que yo los detalles de este proceso y podrán agregar cientos de ítems a la lista.

Tensión y ansiedad

El día de la boda, la novia se subió al automóvil que la llevaría hasta el lugar donde se desarrollaría la ceremonia. Mientras viajaba hacía toda clase de llamadas por su teléfono celular, al tiempo que se retocaba el maquillaje y se acomodaba el peinado. Cuando llegaron al sitio en cuestión, la novia se bajó y de inmediato se le acercaron el peluquero y la modista para darles los últimos retoques al traje y el tocado, antes de la ceremonia. Se podía ver una gran carga de tensión y ansiedad en su rostro.

Cuando ingresó al salón donde se celebraría la boda, ni bien atravesó la puerta, fijó sus ojos en el novio que la esperaba en el altar, al final de una alfombra roja rutilante, sobre la cual descansaba un lienzo blanco inmaculado. La alfombra llamaba mucho mi atención porque no tenía una sola imperfección. Cuando la mirada del novio se cruzó con la suya, su actitud cambió de inmediato. Se la vio completamente relajada y radiante, con una gran sonrisa que cruzaba su rostro y eso la hacía ver aún más joven de lo que era.

Avanza sin temor…

El novio le hizo un gesto leve con su mano y la invitó a avanzar hacia el altar. El rostro de la novia era cada vez más radiante con cada paso que daba sobre la alfombra. Sus ojos estaban fijos sólo en los del novio, el resto de los invitados a la boda desaparecieron por completo de su atención. La visión terminó con la novia avanzando hacia el altar con los ojos fijos en los del novio.

Interpretación:

Como Iglesia atravesamos una década de preparativos, donde aprendimos a caminar bajo el manto de gobierno apostólico y profético. Como ocurre en todo proceso de aprendizaje, se obtienen grandes aciertos, pero también se cometen errores y excesos. Este tiempo se caracteriza por la aparición de toda clase de situaciones que se convierten en focos de stress y preocupación. Así como la novia de la visión, la Iglesia apostólica naciente atravesó estos tiempos con ansiedad e incertidumbre.

Tiempos de inflexión

Cuando entramos en el mes de marzo del 2011 comenzaron a ocurrir toda clase de cambios drásticos, dramáticos y violentos, confirmados con señales claras que provenían desde la naturaleza. No era un tiempo cualquiera, marcaba un tiempo de inflexión que señaló con claridad el fin de una era y el comienzo de otra. David reinó con todas sus atribuciones reales en Hebrón durante un tiempo. Pero cuando se trasladó a Jerusalén, su trono se revistió con la plenitud de la gloria de Dios. Eso es lo mismo que ocurrió con la novia, imagen de la Iglesia, cuando atravesó el umbral del salón y vio al Novio, Jesucristo, que la esperaba vestido de gala.

Maduros y competentes

Las preocupaciones de la primera década de formación de la Iglesia apostólica quedaron atrás. Luego de diez años de trabajo intenso, donde se pueden contar muchos aciertos y también algunos errores, los apóstoles de la Iglesia pueden mostrar un resultado concreto y real de su gestión. Hoy podemos ver cómo maduraron en el ejercicio de la autoridad apostólica que recibieron desde el día que fueron confirmados públicamente como tales. Así como ocurrió con la novia en la visión, atravesar el umbral del salón marcó el comienzo de un nuevo tiempo de gloria donde la historia nunca más sería la misma.

Sólo para sus ojos

Así como la novia de la visión, cuando la Iglesia apostólica posó sus ojos sólo en el Novio, las circunstancias y los personajes del entorno desaparecieron. Las condiciones necesarias para llegar hasta el altar eran mantener los ojos firmes en el Novio y caminar sobre la alfombra perfecta. Esa alfombra era roja, símbolo del Pacto eterno de Dios con nosotros por medio de la Sangre de Cristo. Pero sobre ella había un lienzo blanco radiante que representaba el Pacto de santidad sobre el cual todos nosotros estamos llamados a caminar. La Palabra declara: “Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Esto hacía que con cada paso que daba la novia sobre la alfombra hacia el altar, su semblante resplandecía cada vez más.

Morir a “todo” el pasado

2 Corintios 5:16-17 dice: “Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente humanos. Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya no lo conocemos así. Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!”. Pero también el Señor me mostró que cada paso que daba la novia hacia el Novio, determinaba la muerte hacia las experiencias de su historia pasada para abrazar lo nuevo que la esperaba en el altar. Es imposible avanzar hacia el Novio sosteniendo la mentalidad del pasado. Con cada paso que daba, iba desapareciendo la novia para dar lugar a la manifestación de la esposa. Ambas condiciones son incompatibles y para que exista una, debe desaparecer la otra. Pero cuando accede al estado de esposa, se desata un nivel de gloria que la novia sólo podía imaginar en sueños.

El Señor me repetía una y otra vez: “En este tiempo los ministros apostólicos sólo tienen que posar sus ojos en los míos y caminar avanzando sobre la alfombra. Mientras hagan esto y no se distraigan, avanzarán hacia niveles de gloria cada vez mayores. Conocerán dimensiones de mi gloria que estuvieron reservadas sólo para este tiempo. Muchos en mi Iglesia anhelaron ver este tiempo, pero como la novia, sólo pudieron hacerlo por medio de sueños y visiones. Pero los que hoy forman parte de mi Iglesia, tienen el privilegio de caminar y ver la manifestación plena de la autoridad apostólica y profética”.

“El tiempo de las preocupaciones por los preparativos quedó atrás. Fue un compás de tiempo donde se permitieron muchas cosas, porque era un período de entrenamiento y aprendizaje. Pero ahora trasladé el trono de mi Iglesia desde Hebrón hacia Jerusalén. Todos los hechos gloriosos que se registran del reinado de David surgen desde Jerusalén, nadie recuerda las experiencias de los siete años que pasó en Hebrón. Pero caminar en un tiempo así reclama una responsabilidad muy grande. Así como la gloria fluirá sin límites a través de sus vidas mientras se sujeten a mi voluntad, cuando se desvíen las consecuencias también serán graves y notorias”.

“Las señales que se vieron en los aires y en la tierra, sólo reflejan en lo natural lo que está ocurriendo en el plano espiritual. La activación plena del manto de gobierno apostólico y profético a partir del mes de marzo, refleja el inicio de un tiempo de inflexión que potenciará todo lo que se edifique en mi Reino. Pero las condiciones para caminar en este nivel de gloria son: mantener una consciencia permanente de la realidad del Pacto de la Sangre del Cordero sobre nuestra vida, caminar sobre el Pacto de santidad y nunca desviar nuestros ojos de la mirada del Novio; pase lo que pase en el plano natural”.

Los amamos y bendecimos,

Profetas Bladimiro y Magui Wojtowicz

1 comentario:

Richard dijo...

Gracias profeta por sus enseñanzas; han sido de gran bendición para mi vida, se le quiere...

richard montilla