domingo, 3 de julio de 2011

“Receta para la victoria”

Por John Belt:

clip_image002“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4).

Receptores de la herencia del Señor

Antes de poder experimentar cualquier apertura que perdure en nuestras vidas, debemos tener claro quiénes somos en Cristo. En Él encontramos el cumplimiento de las promesas. Existe un compromiso de nuestro espíritu, alma y cuerpo en la vida que Él nos entregó. Por medio de la fe, la oración y la acción, somos los receptores de la herencia que Él nos entregó con libertad.

“Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15:13).

Él es el Dios de esperanza y promesa. Toda esperanza viene de Él y nos guía en los pasos de su plan para nuestras vidas. En la medida que accedemos a ese plan, encontramos un torrente de bendición que continuará fluyendo en y a través de nosotros. Fuimos bendecidos para ser bendición.

El secreto del contentamiento

Mientras aprendemos el secreto de contentarnos en la abundancia o en lo poco, seremos libres de la avaricia, porque este es el sentimiento o el pensamiento de nunca tener lo suficiente. Pero Dios siempre suplirá para todas nuestras necesidades. Él es fiel y no permitirá que nos falte nada.

“No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre” (Filipenses 4:11).

Él es nuestro “Jehová Jireh”, el proveedor de todas las cosas que pertenecen a la vida y la piedad. Un vistazo al Cielo nos dará suficiente visión para dejar a un lado las preocupaciones y los problemas de esta vida diaria. Un encuentro con ese otro lado, pone todas las cosas en perspectiva. Sus realidades pueden parecer demasiado distantes para nosotros cuando no las vemos en nuestro propio mundo. Por eso lo más importante para nosotros es perseverar en su corazón para ver su mundo, estableciendo nuestras mentes en las cosas de arriba.

Es en este lugar que podemos encontrar la perspectiva celestial que ordena nuestro pensamiento. ¿Puede imaginar que Dios quiera cambiar nuestro pensamiento? Es verdad. Es un cambio mayor que Él desea traer para que podamos vivir en las realidades de estar sentados en lugares celestiales junto con Él. La información sólo puede ser tan poderosa como nuestra revelación. Pero nuestra revelación, sólo puede ser tan poderosa como el entendimiento que Él nos entrega sobre ese asunto.

Cavando profundo

La fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios. Necesitamos oír quiénes somos en Él. Nuestro oído necesita llenarse de las verdades de quiénes somos en Él. Nuestras mentes necesitan renovarse constantemente. Ser renovado significa oírlas una y otra vez, esto no ocurre de una sola vez. La gente tiene la tendencia a olvidar, por eso necesitamos recordar continuamente la bondad, la fidelidad y las promesas de Dios hacia nosotros. Quizá oyó algo y se dijo a sí mismo: “Conozco eso”. Pero la realidad es que ninguno de nosotros conoce realmente las profundidades eternas de la promesa más pequeña que nos hizo Dios.

El agua es mucho más profunda de lo que podemos imaginar. El grado de profundidad que podemos alcanzar en la experiencia es el mismo grado de nuestro entendimiento acerca de esa verdad. La información es sólo el nivel superficial, muy delgado, frágil y fácil de quebrar. La gente que vive con frivolidad en la superficie, no irá muy lejos. Los que cavan profundamente son los que encuentran los tesoros que Dios enterró para que los buscáramos diligentemente. Debemos cavar una y otra vez para profundizar en la verdad del Señor.

“Exaltado es el Señor porque mora en las alturas, y llena a Sión de justicia y rectitud. Él será la seguridad de tus tiempos, te dará en abundancia salvación, sabiduría y conocimiento; el temor del Señor será tu tesoro” (Isaías 33:5-6).

No existe final para la búsqueda sino un nivel cada vez mayor de entendimiento. Su amor es más profundo de lo que podemos comprender. La revelación y el entendimiento de su amor por nosotros, nunca terminará. Nunca seremos completamente capaces de comprender la profundidad de ello. Pero Él nos permitirá cavar más y más, para recibir tanta comprensión como podamos. Por su gracia recibiremos más y más del depósito en nuestros corazones y creceremos en el amor eterno que Él tiene por nosotros.

Su familia, sus deseos, su paz

Mientras comprendemos cada vez más sus deseos por lo que Él dice que somos como su familia, comenzamos a vernos como quienes realmente somos. Luego comenzamos a comprender sus caminos y sus propósitos en nuestras vidas, llenándonos de paz porque conoceremos quién es Él. Cuando nos rendimos al deseo del Señor, encontramos descanso y podemos ser libres de las luchas de la mente natural que le agrada tener todo bajo control.

El deseo de Dios para nosotros es y siempre será, experimentar la vida victoriosa en todos nuestros caminos. Sin importar qué se atraviese en nuestro camino, Él nos recuerda siempre lo mismo que ayer, hoy y por siempre. Nuestra confianza está en Él, sin importar qué suceda. Cuando nuestras vidas se ponen a prueba, revela de qué estamos hechos.

¿Estas palabras realmente son nuestro fundamento? ¿Alabamos al Señor sólo cuando las cosas van bien o nos regocijamos siempre? El gozo viene en la mañana cuando descansamos en el corazón del Señor y no en nuestro propio entendimiento. Debemos acceder a la gracia de Dios para ser victoriosos hoy y siempre. No debemos tratar de hacer encajar lo mejor de Dios y sus estándares en nuestras propias perspectivas, sino abrazar su perspectiva en unidad con Él, conociendo que es nuestro destino victorioso como vencedores.

¡Para su Gloria!

John Belt