Por John Belt
Oí decir que mejor que un milagro es la apertura y esto es cierto. Cuando vivimos en apertura nos transformaremos en canales para los milagros, más que en recipientes.
Algo en nosotros dice: ¡No es suficiente!
Génesis 32:24-29: “…quedándose solo. Entonces un hombre luchó con él hasta el amanecer. Cuando ese hombre se dio cuenta de que no podía vencer a Jacob, lo tocó en la coyuntura de la cadera, y ésta se le dislocó mientras luchaban. Entonces el hombre le dijo: ¡Suéltame, que ya está por amanecer! ¡No te soltaré hasta que me bendigas! respondió Jacob. ¿Cómo te llamas? le preguntó el hombre. Me llamo Jacob respondió. Entonces el hombre le dijo: Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Y tú, ¿cómo te llamas? le preguntó Jacob. ¿Por qué preguntas cómo me llamo?, le respondió el hombre. Y en ese mismo lugar lo bendijo”.
El Señor busca algo en nosotros que nos establecerá nada menos que en lo mejor de Él: Su bendición. Jacob tenía esta desesperación en su vida y no dejaría ir al Señor hasta que lo bendijera. Necesitamos aprender a pelear con Dios, perseverando para entrar en la realidad de su presencia. No necesitamos esperar que ocurra algo. En lugar de ello, necesitamos agitar lo que Dios ya depositó dentro de nosotros. Nuestra sed y nuestra hambre por Él nos quebrará hacia una mayor realidad de su gloria. El pasaje de 2 Timoteo 1:6 dice: “Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos”.
El lugar del derramamiento
Cuando aprendemos a vivir en apertura, nos movemos hacia el lugar de la bendición y la abundancia, derramándolas sobre las vidas de otros. Podemos ser una gran bendición para las vidas de los demás cuando vivimos en apertura. El comienzo de vivir en apertura se encuentra en nuestros propios tiempos con Dios. Las claves para nuestra apertura personal pueden verse diferentes para cada individuo, aunque habrá algunos métodos en común. Quizá haya algo que lo ayude particularmente en su apertura. Cada día puede parecer un poco diferente. Es importante mantenerse flexible en cómo alcanzar la apertura, aún cuando tenga todas las armas disponibles.
Veamos algunas de las armas que podemos usar para la apertura:
1. Adoración, Alabanza y Gratitud
Casi siempre comienzo aquí, aunque hay excepciones. Debemos ofrecerle continuamente nuestra alabanza a Dios. Esta es una clave poderosa para la apertura. La nota extra es “con acción de gracias”. La actitud de nuestro corazón juega un rol determinante en la apertura. La gratitud es el buen fundamento para entrar en el “espíritu de la adoración”. Caso contrario, sólo estaremos parloteando palabras vacías y sin sentido.
El “cántico nuevo” es un arma poderosa para la apertura en nuestras vidas. Dios canta canciones de liberación sobre nosotros. Cuando nos paramos en estas canciones, experimentamos liberación por su Espíritu. Asimismo, debemos ser libres en nuestra manera de expresar nuestro amor a Dios en la adoración. No existe una guía fija que encaje con todos. Algunos encontrarán que las danzas, las banderas, los instrumentos y otras cosas, los ayudarán a involucrar todo su ser en la adoración. Si elige danzar, recuerde que David danzó con todas sus fuerzas ante Dios. Sea que dance o se postre de rodillas en quietud, recuerde que nuestra actitud hacia Dios es una señal de cuánto estamos entrando realmente y cuánto disfrutamos nuestra relación con Él, experimentando la libertad de la vergüenza y la culpa por medio de Cristo.
2. Revelación
Pídale al Espíritu Santo que derrame la revelación y la sabiduría que lo ayudará a entrar en la apertura. Cuando recibimos sus palabras, nadie las podrá quitar de nuestro corazón. Sus palabras quiebran el terreno de nuestros corazones, preparándonos para su voluntad. Esta es nuestra conversación con Dios. Hablamos con Él, pero ahora Él nos habla a nosotros. Recuerde que Dios siempre tiene algo para decirnos y mostrarnos, pero la pregunta es: “¿Lo estamos oyendo?”. Los sueños, las visiones y la voz interior, son caminos por donde Dios nos habla.
3. La Palabra de Dios
Cuando recibo una palabra de revelación de Dios, sea en sueños o por una impresión en mi corazón, siempre la estudio a la luz de las Escrituras. Esto solidifica el fundamento de lo que recibí. También podemos estudiar las Escrituras y luego surgirá la revelación. Funciona en ambas direcciones.
4. Oración: Espíritu y entendimiento
Cuando oramos en el espíritu hablando en lenguas, eso acelera nuestra fortaleza interior. Estamos edificando nuestra fe más santa. Nuestro espíritu necesita atención, siendo fortalecido por nuestra comunión activa con Dios.
5. “Empaparse”
Necesitamos desarrollar el hábito de estar quietos ante Dios, acallando todos los ruidos y las voces de nuestra alma. Nuestra sociedad está engranada para ser ruidosa con los negocios, así como la sensación que no estamos alcanzando nada. Necesitamos consagrarnos a “empaparnos” en la presencia de Dios, oyendo música instrumental, meditando en las Escrituras y orando en el espíritu. El énfasis debe estar en lo que Dios hace en nosotros, no en lo que nosotros hacemos.
Nota: Si está tratando de empaparse en la presencia de Dios pero no siente nada, es probable que necesite emplear un arma diferente, perseverar y luego recibir, empapándose en su presencia. A veces empaparse resulta sencillo, otras veces no es así. En el transcurso del día solemos recoger asuntos de otras fuentes que necesitan quebrarse. Tome autoridad sobre estas cosas, quiebre los acuerdos que no vienen de Dios e incorporó a su propia mente. Luego pase algún tiempo en adoración y acción de gracias. Usualmente en los momentos donde no experimenta la presencia de Dios, Él lo ayudará a abrirse de una nueva manera.
La clave es encontrar lo que lo ayude a experimentar su presencia en el momento. Una vez que atraviese todo impedimento, empaparse en la presencia de Dios será sencillo.
Abundantes bendiciones,
John y Brandi Belt
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