Por Joey LeTourneau
El sacudimiento precede al envío
Creo que existe una generación de líderes que se está levantando que fueron sacudidos en sus propias vidas para poder sacudir al mundo. Sus ojos ya no estarán sobre la gente o en la percepción personal, porque murieron al temor de los hombres. Es una generación de líderes, jóvenes y ancianos, mujeres y hombres, formados y con cicatrices, que ahora comenzarán a manifestar la gracia que recibieron para este tiempo.
Hechos 4:31 dice: “Después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno”.
En Hechos 4:29-34 leemos acerca de un aposento que fue sacudido para que los que estaban dentro pudieran ser enviados. El sacudimiento precede al envío. Se están levantando líderes nuevos y renovados que fueron sacudidos para unirse al Señor de una manera hasta ahora desconocida. Jesús conoce un camino para guiarnos a través de sendas estrechas. El proceso de sacudimiento que atravesamos nos llenará de poder para crecer allí con Él. Es el lugar donde el mundo está esperando a quienes le mostrarán a Jesús a través de sus cicatrices llenas de amor, por la manera como Dios trató con ellos en la intimidad durante su camino.
Debemos ser líderes que no se enfoquen en lo que estamos haciendo, necesitamos enfocarnos en las cosas que está haciendo el Padre para que podamos cambiar la percepción del mundo acerca de quién es Él. Fuimos sacudidos con un propósito, entonces seremos el rostro de Jesús para el mundo. Estos líderes fueron sacudidos del gobierno de la percepción humana y la seguridad de los resultados, para poner su visión en la presencia de la realidad celestial. Son líderes reunidos de las opiniones más diversas, no sólo debido a su habilidad o sus negociaciones, sino por su enfoque inquebrantable en su primer amor. No liderarán a la gente hacia sus doctrinas u opiniones, lo harán directamente hacia el Señor, donde todos estarán unidos por el latido de su corazón hacia su pueblo.
El mundo necesita probar la gracia que fue derramada en los lugares donde fuimos sacudidos. La gracia de Dios es la definición de la perfección en este mundo, entonces ser sacudido nos hace un terreno fértil para que Jesús sea revelado. Estos no sólo serán oídos para ser guiados, los seguirán por causa del primer amor que nunca dejaron de seguir. ¡Él es su visión! Le enseñarán al mundo de una manera diferente y nos mostrarán la vida contagiosa de ser guiados por el Primer Amor.
Para aquellos que están siendo sacudidos:
Para no ser movidos por el mundo, necesitamos que nuestras antiguas maneras de pensar mundanas sean sacudidas. Lo nuevo requiere un proceso, donde las promesas que a menudo esperamos están dentro de una mina, como los diamantes. Cuando Josué guió a los israelitas a través del Jordán, lo acompañó sólo su generación. La generación anterior murió en el desierto. No permitieron que les sacudieran su antigua manera de pensar y su visión, para unirse al Señor de una nueva manera.
“Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo” (1 Pedro 1:13).
Mi pregunta es esta: ¿Qué hubiera pasado si las dos generaciones hubieran cruzado el río en lugar de hacerlo una sola? ¿Qué hubiera ocurrido si las dos generaciones hubieran tomado posesión de su Tierra Prometida? ¿Qué hubiera ocurrido si no hubiera cruzado sólo la nueva, sino además una renovada? ¿Qué hubiera ocurrido si las dos generaciones hubieran tomado la tierra, fructificando y multiplicándose? ¡Imagine cuánto más de la vida del Señor hubieran dado a luz!
No tiene que ver sólo con lo nuevo. Es como Jesús, tiene que ver con lo nuevo que viene para cumplir lo antiguo. Jesús no vino para destruir la ley sino para cumplirla. Lo antiguo fue hecho nuevo, esto estableció el escenario para la multiplicación ilimitada. A menudo hablamos de todo lo que perdió Job y lo que tuvo que atravesar. Me cuesta imaginar lo que debe haber sido esa situación. Pero para mí, la clave para Job la encontramos en el siguiente pasaje: “El Señor bendijo más los últimos años de Job que los primeros…” (Job 42:12).
Los que fueron sacudidos consideren a Job, quien experimentó una última parte de su vida más bendecida que la primera, verdaderamente experimentó una “lluvia tardía” (Joel 2). Podemos enfocarnos en las pérdidas que nos causó el sacudimiento o verlas como el precursor para la revelación de un mayor nivel de la gracia.
¡Levántense con expectación!
Pude oír el llamado a levantarse con expectación, no fuera de nuestro desierto sino por causa de él. En las subidas y bajadas del Reino de Dios, ¡el desierto del sacudimiento es en realidad el terreno fértil escogido para el siguiente tiempo de multiplicación! Es parecido a lo que Pedro dijo sobre ceñir nuestros lomos y nuestra antigua manera de pensar, creyendo en la gracia que se derramó sobre cada uno de nosotros.
¿Es usted uno de estos líderes sacudidos que Dios llamó, ahora inmóvil en su interior para poder transformar la cultura a su alrededor? Esto es lo que tiene para ofrecernos nuestro tiempo de desierto, para que podamos demandar un beneficio de nuestras pruebas que podremos usar para invertirlo en el mundo. Debemos permitir que sea un desierto de comunión, presionando el corazón de Dios. Así como ocurre con una mariposa dentro de un capullo, lista para lanzarse hacia lo nuevo. Puede que el mundo nos haya sacudido, ¡pero Dios usará ese sacudimiento para revelarse a sí mismo ante el mundo a través de nosotros!
Quiero honrar a aquellos que fueron sacudidos en este último tiempo. Usted es un escogido. Creo que la última parte de nuestras vidas será mucho más bendecida que la primera. Estuvimos en el desierto para ser uno con Dios y prepararnos para ser lanzados. No sólo veremos la restauración de lo que perdimos, veremos una restauración abundante y una nueva clase de multiplicación que brotará de nuestra vida. Debemos beneficiarnos de los procesos del desierto con un enfoque mayor en nuestro Primer Amor y avanzar para cruzar nuestro río Jordán.
Nuestro sacudimiento nos transformó en una nueva estirpe de líderes que abandonamos las presiones de la percepción y la expectación, para vivir una cultura de liderazgo donde Jesús mismo establece nuestro curso. El mundo que nos rodea no sólo espera un ministerio nuevo y grande, están esperando por Cristo en nosotros, ¡la esperanza de gloria!
Somos parte de una nueva estirpe de líderes que no se moverán por la presión, moveremos a muchos otros por una pasión celestial y un amor que perdura. ¡Regocijémonos! La gracia que recibimos en este desierto será la gracia que el mundo probará a través de nuestras vidas. Quizá el tiempo que vivió se pareció mucho a un desierto. Pero para Dios ahora es un campo lleno de promesas listas para ser cosechadas y se las mostrará al mundo a través de nosotros.
“No sean perezosos; más bien, imiten a quienes por su fe y paciencia heredan las promesas” (Hebreos 6:12).
Sólo puedo imaginar lo que hubiera ocurrido si las dos generaciones hubieran cruzado el Jordán hacia la Tierra Prometida, pero creo que estamos a punto de verlo. Líderes sacudidos, ¡Levántense!
Joey LeTourneau
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