miércoles, 5 de marzo de 2014

Estamos entrando en un tiempo de justicia y restauración

Por Garris Elkins

clip_image001Estamos ingresando en un tiempo donde los que experimentaron la injusticia están a punto de recibir restauración sobrenatural. A lo largo de la historia, la justicia de Dios trajo restauración a su pueblo que sufrió injusticia en manos del enemigo. Este no es un tiempo para desesperarse y sentirse angustiado. Es un tiempo para comenzar a vivir con expectativas. Algo maravilloso está a punto de ocurrir.

El Señor está hablando una palabra de esperanza en medio de la injusticia:

“Estoy a punto de corregir este error. La injusticia que te hicieron no puede permanecer en presencia de mi justicia. El enemigo vino para robar, matar y destruir, pero mira lo que estoy a punto de hacer. Mi Corte celestial envió una orden oficial en contra de estas obras de injusticia en tu vida. Entrégame tu angustia. Entrégame tu desesperación. Estas son órdenes ilegales enviadas por las cortes de las tinieblas. He destinado este tiempo para que se revele mi bondad y mi propósito. Vienen mi misericordia y mi justicia. Esta injusticia que estás experimentando está por transformarse en un lugar de celebración y restauración”.

Un accidente de desesperación

A principios de Diciembre me resbalé en el hielo y me rompí un tendón de mi rodilla. Fue una de las cosas más dolorosas que haya experimentado alguna vez. Esta herida no estaba en mi radar o incluida en mi plan de vida. A los pocos días me sometieron a una cirugía para reparar mi tendón roto. Toda mi vida se tuvo que acomodar en un momento de tiempo.

clip_image003Inmediatamente después del accidente, me encontré aislado en una silla o un sofá con un yeso en mi pierna para mantenerme muy incómodo durante el inicio del proceso de curación. Durante este tiempo de recuperación leí, escribí y comí todo lo que me trajeron mis amigos. Hice todas estas mismas cosas cada día sin romper mi rutina. Mi vida se transformó en una serie de repeticiones.

Una mañana estaba de pie en nuestro baño apoyado en mis muletas. Mientras secaba mis manos, sentí la presencia abrumadora de la desesperación entrando a mi cuarto. Nunca antes sentí la presencia de la desesperación en mi vida. La mejor manera para describir lo que estaba sintiendo era ser arrastrado lentamente por un río poderoso hacia el borde de unas cataratas enormes. Era un poder que parecía imposible de resistir. Lo que me estaba pasando era similar a estar en el hospital mientras me preparaban para la cirugía de rodilla y me estaban anestesiando. Cuando alguien se somete a una anestesia, la realidad comienza a alejarse y somos trasladados hacia otro lugar.

Justo en el momento anterior a que la desesperación viniera con su visión oscura, la realidad de mi lesión me golpeó con toda su fuerza. Me dijeron que estaría así varios meses, seguido por un tiempo de rehabilitación que no me permitiría hacer todas las cosas que amo realizar. clip_image005Mientras me encontraba allí mirándome en el espejo del baño, la angustia de mi situación me llevó a abrazar la desesperanza. Mientras me arrastraba hacia la desesperación, seguía oyendo las palabras de mi cirujano: “Volverás a la normalidad en 6 a 8 meses”. Me sentí abrumado por la angustia. Esto comenzó a anestesiarme para aceptar lo que parecía ser inevitable, llevándome hacia un lugar donde nunca antes había estado. Cuanto más me acercaba hacia la catarata, más profundo caía bajo los efectos entorpecedores de mi angustia.

Con los años, ministré gente que fue arrastrada hacia el límite de la desesperación y a veces lo cruzaron. Algunos nunca regresaron. Algunos lo hicieron luego de muchos años de consejería. Estaba asustado. En voz alta y con la toalla aún colgando de mis manos, grité: “No estoy desesperado. Mi esperanza está en Dios”. En ese momento la imagen desapareció y la desesperación se fue. Esto no fue una fórmula mágica de memoria. Fue el clamor desde lo profundo de mi corazón en un momento desesperado de gran necesidad. Dejé el baño y le dije a mi esposa lo que me acababa de ocurrir. Me sentí emocionalmente sacudido.

Su bondad y su propósito

En los minutos siguientes entramos en comunión y oramos. Mi esposa fue directamente en contra de la desesperación y nos aseguramos que no quedaran residuos de esta visita mentirosa. Una semana antes, el día anterior a mi lesión de rodilla, el Señor me dijo dos palabras que me guiaron durante este tiempo de recuperación. Dijo que este sería un tiempo donde experimentaría su bondad y su propósito. La visión de la desesperación vino para tratar de robarme la bondad y el propósito que Dios había planeado.

Lo que me ocurrió fue una injusticia. Dios no me hizo resbalar en el hielo. El infierno usó esta situación para tratar de robar, matar y destruir por medio de una acción de injusticia. Dios tenía otros planes. Quería bendecirme, afirmarme y edificar mi vida en medio de mi sufrimiento.

Clamando al Dios de Justicia

clip_image007Necesitaba confrontar la desesperación que sentía o la injusticia que experimenté trataría de definir mi vida. Mi libertad futura dependía de confrontar la desesperación y la influencia hipnótica de la angustia perversa. Mi única esperanza era clamar al Dios de justicia. La esperanza es una persona, no una teoría. Tiene autoridad sobre el poder y las ideas de la desesperación. Nosotros recibimos la misma autoridad. La desesperación no puede resistir su presencia, ni puede empujarnos hacia su lugar de muerte eventual, si clamamos a Dios en nuestro tiempo de necesidad. Las mentiras no tienen poder ante su presencia.

Mientras comencé a experimentar una nueva sensación de libertad personal, el Señor dijo que en el tiempo que viene, habría un derramar inusual de justicia sobre su pueblo. Las Escrituras acerca de la justicia comenzaron a fluir por mi mente.

La justicia y el derecho son el fundamento de tu trono, y tus heraldos, el amor y la verdad” (Salmo 89:14).

Porque el Señor ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles. El Señor los protegerá para siempre, pero acabará con la descendencia de los malvados” (Salmo 37:28).

El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos” (Salmo 103:6).

Yo, el Señor, amo la justicia, pero odio el robo y la iniquidad. En mi fidelidad los recompensaré y haré con ellos un pacto eterno” (Isaías 61:8).

Ya se acerca mi justicia, mi salvación está en camino; ¡mi brazo juzgará a las naciones! Las costas lejanas confían en mí, y ponen su esperanza en mi brazo” (Isaías 51:5).

Si estuvo experimentando alguna injusticia, Dios quiere que oiga su Corazón. Si sufrió una injusticia financiera, oiga. Si sufrió una injusticia matrimonial, oiga. Si sufrió una injusticia respecto del destino de uno de sus hijos, oiga. Si sufrió una injusticia a manos de otros cristianos, oiga. Oiga el corazón del Dios de justicia.

Su misericordia y su justicia vienen en camino. Su salvación está en camino.

Garris Elkins, Senior Leader

(www.elijahlist.com)

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